Mário, Mariano y Marisa son tres hermanos que viven en São Paulo. Mário y Mariano son gemelos, lo que hace que uno esté bastante ligado al otro. Mientras uno de ellos tiene su rutina de fiestas y chicas todas las noches, el otro se queda en casa junto con su hermana, que, por la ausencia de los padres que están viajando por trabajo, se ve obligada a cuidar de la casa y de sus dos hermanos.
Los padres de los chicos trabajan con las mayores industrias, productoras de papel higiénico y otras de chocolates y café. En un día común, Mário sale a una de sus fiestas, Mariano se queda en su cuarto acostado en su cama, y en cuanto el hermano regresa con otra de sus chicas, terminan discutiendo. Al día siguiente, los hermanos van a la escuela, y una vez más Mário está con resaca.
En la escuela hay un chico en particular con el que a los dos hermanos les encanta practicar bullying: Erick, un muchacho tierno y dulce, que sufre tanto en su casa como en la escuela. Pero un día su vida cambia de rumbo cuando es invitado a ir a una fiesta.
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Capítulo 22
Mariano Narrando
Aún estaba viendo películas con Marisa, y ya estaba casi al final, cuando suena el teléfono de la sala. Mi hermana pausa la película y estira la mano contestando el mismo enseguida.
Después de algunos minutos de conversación, ella cuelga el teléfono y me mira fijamente.
- Era mamá, ella dijo que está en Italia y va a resolver algunas cosas, pero hasta el miércoles están de vuelta - habló ella dando una leve pausa
- ¿Todavía hay más? - pregunté arqueando la ceja
- Sí, el tío Josh va a necesitar viajar fuera del país, y como no hay con quién dejar a James, él va a venir a quedarse aquí por un tiempo - dijo Marisa dejándome levemente asustado
- Pe...pero es la escuela, ¿él no estudia? - pregunté levantándome de su regazo
- ¿Por qué la idea de tener a James aquí te asustó? - preguntó ella ladeando levemente la cabeza
- No cambies el tema Marisa - dije desconversando
- Mamá va a hacer una llamada a la directora, y ver si ella consigue encajarlo en nuestra escuela, solo por ahora - dijo Marisa dejándome aún más asustado
- Pe...pero ¿cuándo llega él? - pregunté curioso y tartamudeando
- ¿Por qué estás tartamudeando, estás pareciendo a Mário o Erick cuando nosotros... nosotros... - dijo mi hermana pensando - ¿ya tuviste algún caso con James?
- No, jamás, Mari yo me estoy descubriendo ahora - hablé dando una leve sonrisa
- Ok, él llega mañana después del mediodía, va a dar tiempo a que nosotros vayamos a la escuela y volvamos - habló ella sonriendo
En el mismo momento Mário aparece y se sienta en el sofá al lado de Marisa.
- ¿Qué está pasando?, ¿de qué tanto hablan? - preguntó él curioso
- Nuestro hermanito se puso nervioso con la llegada de James - dijo Marisa riendo a carcajadas
- Mentira - dijo Mário riendo a carcajadas también
- No me puse nervioso, apenas me quedé preocupado, porque pensé que él estuviera viniendo para acá a esa hora de la noche - hablé intentando cambiar el rumbo de la historia
- Está bien, conozco esa preocupación - dijo Mário sonriendo
- ¿Quieren parar de presionarme? - dije pasando la mano sobre los cabellos
- Ok, hermanito - dijo Mário levantando las manos en señal de rendición
Terminamos de ver la película, y luego de comer algo, subí para mi cuarto nuevamente. Apoyé la cabeza en la almohada, y me quedé pensando, sobre lo que iba a acontecer cuando yo encontrara a James nuevamente, hacía también tiempo desde nuestro besito, ¿será que él se olvidó de aquel día?, ¿será que él tiene a alguien?
Con esos pensamientos acabé adormeciéndome. Desperté con Marisa rompiendo la puerta una vez más.
- levanta cenicienta, tenemos que ir a la batalla princesa - dijo Marisa golpeando la puerta
- porra, ¿quieres derrumbar esa peste luego? - grité de dentro del cuarto
- Mariano, me respeta, y levanta de esa cama, o yo voy a torcer tu pescuezo - gritó Marisa - tienes cinco minutos, no me hagas subir aquí de nuevo - gritó ella distanciándose de la puerta
- ya estoy yendo mamá - grité sonriendo
Levanté de la cama, y me cepillé los dientes. Marisa ya estaba acostumbrada con mi mal humor de mañana, entonces ella no cuestionaba hace algún tiempo.
Bajé las escaleras, y todos estaban tomando café, froté los ojos y me senté en la silla.
- ¿Ya estás calmo? - preguntó Marisa entregándome una taza vacía
- ¿Tú quieres despertarme derrumbando la puerta, dónde está tu educación chica? - pregunté mirándola fijamente
- Quedó acostada en la cama, ahora come, o vamos a atrasarnos - habló ella mirándome fijamente
- Eita como está mandona - dije sonriendo
Terminamos el café, y entramos en el carro de Mário, que por la primera vez no estaba oliendo a vagina.
- el abdomen está haciendo efecto, ya tiene tiempos que ese carro no tiene un aire gustoso - dijo Marisa sacando las palabras de mi boca
- Yo estoy intentando cambiar, y también no da para quedarse con el carro veinte y cuatro horas oliendo a vagina - dijo Mário sonriendo
- Continúa así hermanito, tú vas lejos - dijo Marisa dando algunos golpecitos en el hombro de Mário
Luego llegamos en la escuela, Mário colocó el carro en el garaje y luego seguimos para el patio, una chica acaba acercándose de Mário, y yo ya sabía quién era la fulana. Esperé él terminar de conversar, nos despedimos de Marisa y seguimos para la sala.
Luego los ojos de él se cruzaron con los de Erick, y una vez más yo estaba allí sujetando vela. Nos sentamos atrás de él, y comenzamos a prestar atención en la clase. En el intervalo, Erick se quedó con la amiga, y yo y Mário fuimos a quedarnos con la gente del equipo de la escuela, ya que después del intervalo tenía educación física.
El restante de las clases corrieron extremadamente de buena, luego la señal para la salida toca.
- Hasta mañana - dijo Mário jalando a Erick y dando un beso en su mejilla
- Hasta - dijo el chico tímidamente
La sala ya estaba casi vacía, entonces no tenía mucha gente para quedarse comentando. Entramos en el carro y luego salimos de la escuela.
En pocos minutos llegamos en casa, Mário colocó el carro en el garaje, y entramos en la mansión. Tiré mi mochila en el sofá, y me senté.
- ¿A qué hora que el primo James llega? - preguntó Mário curioso
- Mamá dijo que él podría estar llegando después de mediodía - dijo Marisa mirando en su reloj de pulso - él ya debe estar llegando por ahí
No sabía derecho lo que estaba sintiendo, parecía que yo estaba nervioso, pero al mismo tiempo estaba con miedo. Marisa preparó algo para que comiéramos, y luego sentamos en el sofá, escuchamos la campana tocar, y mi corazón entró en modo escuela de samba.
- Debe ser él - dijo Marisa siguiendo en dirección a la puerta
La chica abrió la puerta, y allí estaba él sujetando una mochila y una maleta de rodinha. James era blanquito, sus cabellos estaban con luces, y sus ojos eran bien claritos, de una tonalidad casi ceniza.
- Hola prima, cuánto tiempo - dijo él abrazando mi hermana
- Hace tiempo mismo - habló Marisa sonriendo y separando del abrazo - entra, siéntete en casa - dijo ella dando espacio pro el muchacho pasar
Yo estaba inmóvil, James estaba bien más bonito que en la infancia. La camisa que él estaba usando, destacaba los músculos que él tenía. Él colocó sus ojos en mí, y se acercó.
- Como tú creciste primo, qué bueno verte - dijo él abrazándome
El perfume de él entró en mis narinas, dejándome maravillado. Separé el abrazo y me quedé mirando fijamente al muchacho.
- ¿Qué es eso, dio pane en el sistema? - dijo Mário picándome
- Que pane porra ninguna - dijo sonriendo - sea bienvenido primo, y realmente el tiempo pasa, las cosas a nuestra vuelta cambia - hablé sonriendo
- Y como cambian - dijo él haciendo un toque de mano con Mário
- Bueno, yo voy a llevarte hasta el cuarto de huéspedes, ahí tú puedes arreglar tus cosas, y descansar del viaje si quieres - dijo Marisa sonriendo
- Va a ser óptimo prima, estoy precisando reposar un poco - dijo James sonriendo
Ellos subieron las escaleras, y Mário acabó yendo junto. Me senté en el sofá y me quedé pensando en lo que yo iba a hacer de allí en adelante, pues tenía que intentar al máximo controlar mis deseos, o todo iría por agua abajo.