Y Llegaste Tú

En el exterior de la finca, ya los jardines, empezaban a dar vida a las creaciones de Karina que se encontraba supervisando unos espacios que estaban siendo decorados según lo ordenado por Emmanuel.

Samantha se le acercó agarrándole el paso mientras ella iba susurrando sola sobre algo que no lograba entender y no se había dado cuenta de que estaba a su lado. Cuando lo hizo se sorprendió. — ¿Cuánto tiempo llevas siguiéndome?

Samantha — No mucho, lo suficiente como para saber que lo que te inquieta tiene que ver con Patricio, verdad.

Karina — Me escuchaste.

Samantha — Solo logre descifrar el nombre en tu boca cuando estabas susurrando. ¿Pasa algo con él?

Karina — Ojala pasara, pero no, no pasa nada.

Samantha — Te gusta, verdad.

Karina — Si. Y mucho. Pero él ni siquiera me mira.

Samantha — ¿Estás segura?

Karina — No lo sé. Emmanuel el otro día me dijo que Patricio me seguía a cada paso. Pero no lo creo, porque ni siquiera me mira.

Samantha — No te acobardes, quien sabe si lo logras. El amor no es fácil. Te lo dice alguien experta en ese tema.

Karina — No creo que te vaya tan mal, eres hermosa, alta, delgada, el sueño de cualquier hombre.

Samantha — Se te olvida que soy negra, o como dicen civilizadamente de piel oscura. Y eso a veces, causa repulsión.

Karina — La discriminación racial, hace tiempo que debió de ser eliminada. Eres hermosa Samantha, nunca lo dudes.

Cualquier hombre desearía tenerte a su lado.

Samantha — Lo sé Karina, créeme que lo sé, me amo y me acepto, y estoy segura de que merezco lo mejor, no me conformaría con menos.

Karina — ¿Sabes? He visto como miras a mi jefe y no sé si estaré equivocada, pero estoy segura de que te gusta. Porque no se lo dices.

Samantha — Tienes toda la razón, ese hombre me encanta. Y ya lo hice, se lo dije ayer cuando le traje la chaqueta que me había prestado hace dos noches, cuando me auxilio con mi auto. Y como también vine a reunirme contigo. Decidí decirle la verdad.

Karina — Y que paso.

Samantha — Me dijo que le estaba rogando a los cielos que yo sintiera lo mismo que él por mí.

Karina — ¡Ayyy que bello! Mi jefe es un romántico empedernido, yo creo que por eso nos llevamos tan bien. Pero Patricio es otra cosa.

Samantha — No te desanimes. A lo mejor lo mío con Emmanuel no llegue a ningún lado, pero no correre el riesgo de perderlo por miedo a equivocarme y no intentarlo. Asi que lo vivire al maximo y si él es para mi, el tiempo lo dirá.

— Asi que no te desanimes, quien sabe y Patricio es el hombre destinado a ser para ti.

Karina — Tienes razón, no voy a desanimarme, lo peor que puede pasarme, es que me diga que no. Pero si me dice que si.

— Pero Samantha, mirame, soy rellenita o gordita, como dicen muchos y lo mas seguro es que ni siquiera le gusto.

Samantha — Eres hermosa, no ves a mi mejor amiga, tiene a uno de los chicos enamorado hasta la medula de ella y mira se van a casar, porque tú, no puedes vivir una historia asi.

Patricio es un hombre increíble y merece una mujer que lo quiera, que entienda, que esta empresa es su mundo, que la comparta con él, juntos, siempre juntos. ¿Porque esa mujer no puede ser tú?

Karina — No lo sé. Pero no voy a quebrarme la cabeza por eso en estos momentos. Pasemos al trabajo sí.

Samantha — Ok, esta bien. Solo recuerda que si necesitas una amiga aqui estoy yo, y también tienes cerca a mi amiga Carla.

Karina — Lo se. Gracias. ¿Nos ponemos manos a la obra?

Samantha — Si. ¿Hoy trabajas sola? No veo a Emmanuel, ni a nadie de su equipo cerca. ¿Dónde están?

Karina - Emmanuel esta en la mansión, a esta hora, mientras desayunan, realizan la reunión matutina de todos los días, para revisar que todos los eventos vayan con una sincronización que les permita tener control de cada uno. Y esta noche hay una celebración en la finca. Y el resto del equipo, vendrán mañana. Y habrá bastante quebraderos de cabeza, cuando empecemos a preparar el diseño y las flores para los actos del fin de semana. Y yo, hoy estoy sola, acompañada de unas cuatro mil rosas y un bendito silencio.

Samantha ¿Cuatro mil? ¿Lo dices en serio? Se te van a caer los dedos.

Karina se río de la expresión de susto de Samantha.- Mis dedos son muy fuertes. Y si lo necesito, Emmanuel envía a alguien del equipo a ayudarme a limpiar los tallos.

Samantha se sorprendió de las palabras de Karina.— «Emmanuel no solo se preocupa porque su trabajo quede bien hecho, sino que también lo hace por el equipo que trabaja para el» — Penso.— Ese hombre es perfecto. ¿Como no iba a enamorae de él?

Luego observo como Karina, la mano derecha de Emmanuel en la agencia, disfrutaba cada segundo de su trabajo, aunque eso le cause heridas en las manos.

Al igual que ella disfrutaba de la atención que le brindaba a sus pacientes, Karina disfrutaba de la naturaleza. Lastima que Patricio no se diera cuenta de la gran mujer que tiene trabajando en la agencia.

— Nos ponemos manos a la obra.

Karina — Claro, comencemos.

Estuvieron toda la mañana trabajando en como se vestirían las mesas, el color, el centro de mesa, los lazos que llevarian cada una con el arreglo floral que le agregarían.

Asi las encontro Emmanuel cuando se fue directo al taller de Karina a sumarse al trabajo, mientras llegaba Samantha para finiquitar el diseño y arreglo del espacio para la celebración del aniversario de la firma de abogados de sus padres.

Pero cuando llego al taller se sorprendió de verla allí trabajando codo a codo con Karina. Y por lo que estaba observando disfrutaba lo que hacía.

— «Definitivamente esa mujer es increíble» — Penso.— Se acerco a ellas y las saludo. — Buenos dias jovenes.

Las dos lo miraron y Samantha no pudo contenerse y se lo comio con los ojos — ¡Diosss! Que bello estaba con ese deportivo. — Porque, ¿Por que tenía que ser tan bello? Con ese cabello rubio oscuro, con corte militar esas facciones que exaudaban sensualidad y ese cuerpazo que me tiene las tangas mojadas solo por él.

— Ya Samantha que se puede dar cuenta. Y viniste a trabajar, no a comertelo con los ojos.

Mientras Karina se ponía al dia, recibiendo las instrucciones de Emmanuel para ese día, Samantha espero y observo cada movimiento de él.

Se pregunto si algun día, sería capaz de cumplir su sueño.

Recordo los mensjaes de la noche anterior y decidio que viviria cada momento y que sea lo que Dios quiera.

Haría lo que hizo su amiga Carla con su prometido, disfrutaría cada momento y quizas, obtuviera de premio a él como el amor de toda su vida. — Ojala que si.— Susurro para ella misma.

Se dio cuenta que estaba divagando en sus pensamientos, porque escucho que Karina y Emmanuel la llamaban pero no entendio lo que le decían.

Samantha — Perdón, me perdi en mis pensamientos.

Emmanuel — Si. Ya nos dimos cuenta. ¿Como estas?

Samantha — Bien.

Emmanuel — Ya lo veo, estas hermosa.

Samantha — Gracias.

Karina solo se río de los dos, — ¿Como no se daban cuenta que estaban enamorados hasta los huesos uno del otro?.— Se pregunto a si misma.— Ojala no se den cuenta, cuando ya sea demasiado tarde.

— Bueno Sami, ya mi trabajo contigo termino, si quieren pueden continuar que yo me quedo aqui con mis flores.

Emmanuel y Samantha se rieron del comentario de Karina, luego se despidieron de ella antes de salir.

Del taller de Karina se fueron a la casa de Emmanuel y se pusieron a discutir el diseño de espacio para la celebración de sus padres.

El espacio que usarían para el evento sería el salon principal que daba con la terraza exterior de la casa, por lo que Emmanuel le propuso a Samantha colocar farolas que iluminaran las esquinas y brindaran un ambiente acogedor a los invitados, cuando se hiciera de noche.

Como el salon principal era un espacio abierto y el menu de la celebración era barra libre, el salon se podria acondicionar con una cocina demontable que le diera comodidad al equipo de catering para servir a los comensales.

Samantha escuchaba todas las propuestas que le planteaba Emmanuel y se sorprendia de lo certero que podía ser para que el escenario diseñado para el aniversario de buffet de sus padres fuera increible.

Y le gustaba, le gustaba mucho.

Emmanuel sabia darle a sus clientes lo que querían con sus diseños.

Ese hombre era sorprendente.

Al finalizar la reunión con él, la acompaño hasta la puerta y al salir a despedirla, Emmanuel le pregunto por su auto.

Emmanuel ¿Y tu carro?

Samantha — Tengo cita para llevárselo a mi hermana la próxima semana.

Emmanuel — Que bien, a ese pobre auto le hace falta atención.

Samantha — Lo se.

Emmanuel. — Vamos. Te acompaño hasta tu auto.

Samantha — Gracias.

Emmanuel — Te veré el sábado.

Samantha — Si. No puedo faltar, mis padres no me dejarían.

Al llegar al auto de ella, Emmanuel la miro a los ojos y durante un breve e intenso momento, se le paso por la cabeza inclinarse y besar sus labios.

Samantha — ¿Pasa algo? ¿Tengo algo en la cara?

Emmanuel se le acerco y le acarició la mejilla — Sami quiero besarte, pero no quiero que pienses que solo busco una noche contigo.

Samantha — ¿Que es lo que realmente quieres conmigo?

Emmanuel — Amarte, sin miedo a nada.

Samantha — Tengo miedo.

Emmanuel — Lo se. Pero el amor da miedo.

Samantha — Quiero intentarlo, porque de verdad no quiero arrepentirme despues de no haberlo hecho. Ademas, la vida es eso. Vivir, no es asi.

Emmanuel sonrió sorprendiendose de lo hermosa que era esa mujer. Aún con miedo a lo desconocido se arriesga. «Te voy a demostrar Samantha Mariño que yo soy el hombre perfecto para ti»

Samantha — Me tengo que ir. ¿Vas a besarme?

Emmanuel — Si. Voy a besarte. — Y cuando sus labios rozaron los de ella, sintio la misma conexión que sintio con ese beso que se dieron la otra noche bajo el capo del carro y después de haberle confesado que era ella la mujer que le texteaba los sábados por la noche. Y se dio cuenta que se entregaba sin miedo a nada y quiso tener esa mujer solo para él.

Cuando se separaron para buscar aire. Emmanuel solo atino a decir — Quiero enamorarme de ti. Para poder demostrarte cada dia que estamos destinados a estar juntos.

Samantha — Lo estoy deseando. Adiós.

Cuando intento abrir la puerta del carro para subir e irse a su apartamento, Emmanuel no la dejo. Le sostuvo la mano y solo la miro diciendo con su silencio que solo quería hacerla feliz si lo dejaba.

Samantha entendió lo que la mirada de ese hombre le decía y se dijo a si misma — Ya no puedo negarme mas a esto que siento por él.

Ese hombre es mío y yo soy de él. Que la sociedad se vaya al infierno. Voy a vivir mi vida y el amor que siento por él con él.

Emmanuel se dio cuenta cuando Samantha le había dado luz verde para entrar en su vida y en ese momento fue el hombre mas feliz de su vida.

Samantha le dio un beso chiquito, pero cargado de mucho amor y se fue. Dejando a Emmanuel allí parado deseando más.