La Reina Y El Actor

Capítulo 11

Beatriz llegó de nuevo a su hogar, de inmediato todos los del servicio al verla pasar, se inclinaban para brindarle una reverencia a su princesa. Llego hasta la sala, donde estaba su madre.

—Madre.—dijo Beatriz mientras hacía una reverencia

—Me alegra que estés aquí, el médico está con tu padre. Lo podrás ver cuando salga, deberías ir a darte una ducha y que te vistan apropiadamente. Espero que la prensa no te haya fotografiado, con ese vestido tan vulgar.—decía la Reina Teresa

—Salimos de prisa y no tuve el tiempo de vestirme apropiadamente. ¿Es verdad que mi padre sufrió dos infartos?.—preguntó Beatriz

—Si, pero ya te enterarás de los detalles. Ahora ve a tu habitación la señora wintour te ayudará como siempre, a que te veas como la princesa que eres.—respondió su madre, Beatriz se retiró para ir a su habitación, su madre seguía imposible

—Tommy veo diferente a la princesa, ¿alguna novedad?.—preguntó la Reina

—Si su majestad antes de poder traer a la princesa, ella escribió una carta para un muchacho. Estaba muy alterada de dejar St Andrew sin avisarle, supongo que ese joven es su enamorado.—respondió Tommy

—Me imagino que hiciste lo correcto Tommy.—dijo la Reina

—Si su majestad, destruí la carta.—respondió

—Es momento de actuar, no voy a permitir que pase lo mismo que con mi hijo el príncipe.—decía Teresa

—¿Qué es lo que quiere que haga su majestad?.—preguntó Tommy

—Lo de siempre, haz lo que yo te diga, nada de celulares dentro del palacio, quiero a la princesa vigilada día y noche, y de ahora en adelante no saldrán llamadas fuera del país desde los teléfonos del palacio. Solo del despacho del Rey. La princesa es joven y debe aprender cuáles batallas luchar y cuáles olvidar.—respondió Teresa

—De acuerdo su majestad.—respondió Tommy

Más tarde la señora Wintour vestía a la princesa, literalmente los miembros de la familia real son vestidos por sus sirvientes, ellos solo se prestan a ponerse las prendas, la señora Wintour era la encargada de los atuendos que usaban las princesas durante el día

—Su alteza real, debo decir si me lo permite que esta muy delgada.—dijo Wintour

—Si, también tengo anemia.—respondió Beatriz

—Pediré al médico que la revise, no es bueno que se vaya a enfermar su alteza real. Por lo pronto ya está lista para ver al Rey.—dijo Wintour

Beatriz se observó en el espejo, una vez más estaba en su hogar. Pero se sentía tan fuera de lugar, y solo podía pensar en Trevor.

En la carta le había dejado a Trevor los números de teléfono del palacio. Tal vez estaba enojado y por eso no había aún intentado hablar con ella. Llego hasta la habitación de su padre, los que vigilaban le hicieron una reverencia y le abrieron la puerta, al entrar pudo ver a su padre que estaba con oxígeno fue muy triste para ella verlo de esa manera.

—Papá, papá estoy aquí.—dijo Beatriz para despertarlo

—Mi querida hija, me alegra que hayas venido a verme. Tan linda como siempre.—decía Felipe

—¿Qué fue lo que pasó?.—preguntó Beatriz

—Es por el peso de mi deber, pero soy fuerte. Ahora hija, deja que descanse en cuanto me sienta mejor hablamos.—respondió Felipe

—Esta bien papá, te quiero.—dijo Beatriz y besó la frente de su padre

Después de salir de la habitación, Beatriz camino hacia la habitación de su abuela, la reina madre. Estaba realmente preocupada por su padre, ella era la indicada para decirle la verdad.

—Abuela.—dijo Beatriz y le dio un beso en la mejilla, pero no se percató que su madre estaba ahí.

—Me alegra verte Beatriz, te ves muy linda.—expresó su abuela

—¿Ya hablaste con tu padre?.—preguntó Teresa

—Mamá no te había visto, si pero estaba muy cansado. Lo dejé dormir, ¿y Catalina?.—preguntó Beatriz

—Anda con sus amistades.—respondió su madre

—¿Qué le pasó a papá?.—preguntó Beatriz

—Pasa que tu hermano abdicó al trono, se involucró con alguien inferior y se fue del país para vivir con ella. Hundiendo a nuestra familia en la deshonra.—respondió Teresa, ella se quedó helada con la confesión. Si su hermano había renunciado, la sucesora sería ella.

—No, eso no puede ser posible, ¿como permitieron que eso sucediera?.—preguntaba Beatriz

—¿Disculpa? De cuando acá me tratas como tu igual, soy tu madre, no tu amiga.—respondió Teresa

—Lo siento mamá, pero si él abdicó eso quiere decir.—decía Beatriz mientras salían sus lágrimas

—Si, que tú eres la nueva sucesora de tu padre. Es crucial que te quedes para que seas preparada para cuando se llegue la hora, de ascender al trono.—dijo Teresa

—No, no y no. No acepto esa carga, no puedo mamá. Yo no voy a sacrificarme.—decía Beatriz alterada y llena de lágrimas

—Te recuerdo que es tu deber, para eso te mando traer tu padre. Necesita de su hija, para reparar lo que hizo tu hermano y así no se derrumbe lo que con esfuerzo, con su vida a edificado y mantenido en pie tu padre. Creo que es momento de que hagas algo por él, y por la familia siempre fuiste la consentida. Hasta te permitió ir a estudiar, cuando los conocimientos que necesitas los tienes.—le recriminaba Teresa

—No, no puedo quedarme y tampoco ser la Reina.—decía una vez más Beatriz

—¿Por qué no?.—preguntó Teresa ya molesta

—Porque estoy enamorada.—respondió Beatriz, su madre y su abuela se sorprendieron

—Enamorada, ¿de quien?.—preguntó Teresa aún más enojada

—De un hombre maravilloso y que me está esperando, vine a abdicar para poder estar con él.—respondió Beatriz

—Como te atreviste.—le recriminaba Teresa mientras quería reprenderla a golpes

—Basta Teresa, estás dejando de lado tu posición, eres la reina consorte no lo olvides.—dijo la Reina madre

—No me importa, me voy a ir con el cueste lo que me cueste, lo amo y además ya fui su mujer.—decía Beatriz sin importarle nada

—Como te atreves a decir algo así, te desconozco como mi hija, has manchado a esta familia.—decía Teresa indignada

—cuando hablé con mi padre lo va a entender.—decía Beatriz

—Entender que, que la princesa Beatriz es una vulgar meretriz. Anda ve a decírselo y acaba de una vez con la vida de tu padre. Que su muerte sea a manos de sus hijos ingratos.—decía Teresa

—Beatriz no puedes edificar tu felicidad, sobre la muerte de tu padre. ¿Dime que no es verdad? que no tuviste intimidad con ese plebeyo.—preguntó la reina madre

—Es verdad, me entregué a él y soy su mujer. Lo amo, así que no puedo casarme con nadie más y tampoco aceptar ser la sucesora.—respondió Beatriz

—Nadie se va a enterar de esta vergüenza y menos tu padre, te lo prohíbo. Así que ahora vas a aceptar casarte con Nicolás el príncipe de Dinamarca. Así que no volverás a ver a ese, ordinario.—le advertía Teresa

—No, hablaré con mi padre y le diré toda la verdad sé que él me va a entender.—decía Beatriz desesperada

—Te lo prohíbo, no voy a permitir que acabes con tu padre y tampoco con la monarquía por semejante vergüenza. Te lo advierto Beatriz, si te vuelves a acercar a ese hombre. Te juro que acabo con el.—le advirtió Teresa

Beatriz salió llena de lágrimas, directo a su habitación. Tommy pudo observar que iba llorando, no tardaría la reina en darle una tarea que llevar acabo.

La reina madre fue hasta la habitación de Beatriz, no solo a hablar con ella, también suplicarle que pensara en la salud de su padre.

—Beatriz tenemos que hablar.—dijo la reina madre

—Abuela no es el momento, quiero estar sola.—respondió Beatriz

—La monarquía es la misión sagrada de Dios para darle dignidad a la tierra. Es para dar un ideal a las personas por la cual esforzarse para alcanzar la nobleza. La monarquía es el llamado de Dios, por eso todos los reyes son ungidos en una abadía. Ser ungido significa que ha sido señalado o consagrado usando óleo sagrado para ser Rey, sacerdote, profeta, u otra dignidad especial. Eres parte de la familia real, tus ancestros siempre han pertenecido a la corona. Tu hermano no es el primero que ha abdicado por amor, si tú abdicas terminarás con todo por lo que tu padre ha luchado, en contra de sus sentimientos, ya que siempre se ha consagrado a su deber. Si tú abdicas sentirá que fallo en su misión y no dudo que no pueda con la situación.—decía su abuela

—Es por eso que debo sacrificarme, y yo que, acaso mis sentimientos y mis deseos no cuentan, solo de pensar que debo casarme con un hombre que no amo, y que deba tocarme para dar herederos me atormenta. Pero lo más difícil es renunciar al hombre que es mi vida entera, que no te das cuenta.—decía Beatriz alterada y llena de lágrimas

—Hazlo no solo por tu padre, también hazlo por el hombre que amas. Tu madre no se va a detener hasta lograr que te conviertas en la reina. Te suplico que pienses en tu padre, mi hijo, que todo su sacrificio a favor de la corona, no sea en vano.—dijo la reina madre y la dejo a solas para que reflexionara

Beatriz realmente se sentía entre la espada y la pared, sufría solo de pensar que no lo volvería a ver. Lloraba con mucha desesperación, quería morirse para dejar de sentir dolor.

Mientras tanto su madre se reunía con Tommy, la reina no se detendría hasta lograr su cometido, hacer que Beatriz aceptara la corona.

—Tommy, necesitamos acabar con las esperanzas de la princesa. Sería bueno que recibiera una carta de su compañera de casa. Donde le platiqué que su, ese hombre ya se olvidó de ella. Necesita ser lo más creíble, debe funcionar. Se lo más rápido y discreto, hay que llamar a los reyes de Dinamarca para fijar el compromiso y la boda.—daba Teresa instrucciones

—De inmediato su majestad.—respondió Tommy

Beatriz estaba a la merced de su familia, la cual era despiadada y manipuladora. Pero sabía que en el estado de salud de su padre no podía hacer nada, debía esperar y si no había más tendría que huir.