El amor no necesita ser perfecto, solo debe ser verdadero.
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Eres un buen acompañante.
Con el arma lo golpeó en la nuca e Ivar por el golpe perdió el conocimiento, Bastian observó a su gente y les gritó — ¡guardenlo, que hay otras joyitas que le harán compañía! — sus hombres asintieron e hicieron el pedido de su patrón.
Lo subieron a una de las camionetas y se lo llevaron a una de tantas bodegas qué estaban alejadas de la ciudad; Bastian siguió su camino, subió a la camioneta y se fueron del lugar.
Sacó su teléfono y tenía un mensaje de su madre, de inmediato abrió el mensaje y venía una foto adjunta, era su esposa dormida y abrazada a una de sus camisas.
Su garganta raspó al ver la fotografía, sabía que lo estaba pasando mal, cerró ese mensaje e hizo una llamada.
No quería aplazar más la agonía de su esposa, así que se propuso que en tres días dejaría limpio el lugar, la línea estaba abierta hasta que escucho una voz.
📲 Espero que sea un buen trabajo para que me interrumpas Bastian.
📲 Recuerdas que me debes un favor.
📲 Si, lo sé, no hacía falta que me lo recordarás, pero dime, ¿qué necesitas?.
📲 necesito que vengas, empezaré una casería.
📲 Esas palabras me agradan, dime donde estas y en este momento salgo para allá.
📲 Estoy en Nueva York, mis hombres te estarán esperando.
📲 No hace falta, sabes que lo mío es moverme entre las sombras.
Ambos cortaron la llamada, Bastian volteo a ver a Nil y los dos sonrieron— ahora si se pondrá buena la fiesta.
— con la ayuda de Rapha, terminaremos en solo días.
Nil solo asintió a lo que su amigo le decía — Bastian, pero dime, ¿Mabel cómo está?.
— mal, mi mamá dice que al llegar tuvieron un inconveniente, por fortuna todo está bien, pero al llegar a casa solo pidió ir a descansar y lleva horas dormida.
— es normal Bastian, después de que estaban unidos casi como un muégano y solo en horas la hiciste qué empacara y se fuera a miles de kilómetros, era obvio que estaría así, pero creo que el chaparro le hará buena compañía.
— ojalá Nil, ojalá.
Al estacionar la camioneta de inmediato bajaron y entraron a la casa donde no había rastro de Gaspar, caminaron al despacho, al entrar se sentaron, tomaron varios vasos de licor mientras armaban un plan donde caería Sandro y Sasha, pero también incluirían a Gaspar, lo pondrían en el hilo y saber de una buena vez si él es confiable.
Y mientras ellos seguían planeando sus siguientes pasos, en una inmensa habitación despertaba Mabel, un poco aturdida y descolocada.
Su vista recorría esa inmensa habitación como tratando de reconocer el lugar, su vista bajo hacia sus manos y al ver la camisa de su esposo entendió que su dolor no era un simple sueño, se levantó, vio su maleta al pie de la cama y desempaco, tomo un cambio y decidió darse un baño.
Ella sentía que lo necesitaba, esta actitud que tomaba no era buena para ella ni para su bebé, tenía que afrontar nuevos retos y ser fuerte para sobrevivir sin Bastian.
Al salir del baño, se cambió, peinó su larga y oscura cabellera, se perfumó y decidió salir, caminó por el amplio pasillo, al estar a la orilla de las escaleras observó la hermosa y acogedora casa, suspiró y por un instante una lágrima amenazaba con salir, de inmediato la limpio y decidió bajar.
Estaba por llegar al penúltimo escalón cuando la voz de un niño pequeño se escuchó— ¡despertaste!, me acompañas a desayunar.
Levantó su vista y asintió, bajo los últimos escalones, caminó hacia ese pequeño, que tenía mucha semejanza a Bastian, tomo su mano y este la guio hasta el enorme comedor donde estaba Ginebra.
Al verla sonrió y se levantó para abrazarla— me alegra tenerte aquí, siéntate están por servir.
— gracias señora Ginebra— ella asintió, ladeo sus labios hasta mostrar una pequeña sonrisa.
Los tres se sentaron, sirvieron el desayuno y entre pequeñas pláticas comieron, Mabel se sentía a gusto, pero a la misma vez se sentía extraña, como si una parte de su alma no estuviera a su lado.
Al terminar, la primera en levantarse de su asiento fue Ginebra quien tenía asuntos pendientes, se despidió de ambos y salió de casa.
Al estar solos, Dylan de inmediato se levantó y tomó de la mano a Mabel alandola para qué se levantará — ¿te gustaría conocer la casa?.
— claro Dylan, vayamos— él sonrió y la guio hacia los inmensos jardines.
Caminaron por el sendero observando maravillada por el lugar hasta que llegaron a un pequeño lago artificial donde había patos y cisnes.
Dylan se sentó a la orilla bajo un frondoso árbol e invitó a Mabel qué también lo hiciera, ambos contemplaron las aguas quietas y el nadar de los Bellas aves.
Hasta que sin ser invitadas una lágrima salió recorriendo lentamente su mejilla izquierda, Mabel la limpio con rapidez, pero eso no sería suficiente, ya que sus lágrimas se asomaba hasta deslizarse por su piel, un suspiro soltó junto a un pequeño sollozo.
Aquel pequeño de tan solo ocho años se dio cuenta de que su cuñada estaba sufriendo, él aún no entendía el amplio tema del amor, pero lo que sí entendía es que Mabel estaba triste y era por no estar con su hermano.
Él se acercó a Mabel y la abrazó, quizás su abrazo no sería igual que el de su hermano mayor, pero rogaba qué en algo la calmara.
Mabel sonrió por el tierno acto de ese pequeño, inclino su cabeza hasta posarla junto a la de Dylan, con sus manos tocó sus delgados brazos y volvió a suspirar.
— gracias, eres un buen acompañante— él sonrió alegremente, se alejó de ella y con sus pequeñas manos limpiaba sus escasas lágrimas.
— me alegra serlo, pero ya no llores, escuche a mi mamá dicir que a los bebés les hace daño que una mamá lloré— Mabel sonrió por sus palabras mientras que sentía su garganta estrecharse.
Ella quería y rogaba ya no llorar, pero todo lo que pasaba a su alrededor más las hormonas la hacían estar más sensible de lo habitual.
Volteo a ver a Dylan, le sonrió y llevó su mano hacia su cabeza y la movió hasta despeinar su cabello— te prometo que por el bien de nuestro bebé ya no lloraré.
— esta bien — sonrió alegremente, se tomaron de las manos y ambos dirigieron su vista al lago donde nuevamente contemplaron el lugar.
supiste seleccionar bien tus fotos.
y con Nath,