Mil Años De Metamorfosis

Elara se encontraba apoyada contra una pared derruida, sus fuerzas apenas le permitían mantenerse en pie. Observaba con una mezcla de asombro y terror cómo la batalla que había creído perdida tomaba un giro inesperado con la llegada de la imponente figura de Zen. Los orcos y goblins, que momentos antes habían demostrado una feroz determinación en su ataque, ahora retrocedían con signos claros de miedo y desconcierto.

La figura de Zen, envuelta en un disfraz que se había desmoronado parcialmente, se erguía como un coloso oscuro en el centro del campo de batalla. Su presencia intimidante y su capacidad para cambiar el curso de la batalla eran innegables. Los orcos, en especial, temblaban con una mezcla de miedo e incertidumbre. Muchos de ellos ya habían presenciado de primera mano el poder destructivo de Zen y no deseaban enfrentarlo nuevamente.

Elara, aún en estado de shock, no podía evitar preguntarse qué era esta criatura y qué significaba su aparición. *¿Es un aliado o una amenaza aún mayor?* pensó, mientras observaba la escena con una mezcla de alivio y temor.

**El Enfrentamiento con el Ogro**

El ogro morado, con una furia ciega, se lanzó hacia Zen. La criatura, que medía más de tres metros de altura y blandía una maza que podía aplastar a cualquier oponente, parecía empeñada en demostrar su superioridad. Sin embargo, a pesar de su tamaño y fuerza bruta, Zen lo recibió con una calma que rozaba la indiferencia. Cada golpe del ogro, que habría derribado a cualquier guerrero humano, era desviado o soportado por Zen sin mucho esfuerzo.

Elara pudo ver cómo Zen analizaba los movimientos del ogro, evaluando su fuerza y habilidad. *Es más fuerte que el líder orco, pero aún está lejos de ser una verdadera amenaza*, pensó Zen mientras se preparaba para contraatacar. Con un movimiento fluido y brutal, Zen lanzó al ogro varios metros hacia atrás, dejándolo aturdido y sangrando en el suelo, para después rematarlo con su cola la cual como un gigante palo de hierro partió al ogro a la mitad sin dificultad el sonido fue brutal provocando una gran sensación de miedo y asco a sus demás oponentes .

**El Hechicero Goblin**

Mientras tanto, el hechicero goblin, consciente del peligro que representaba Zen, comenzó a lanzar una serie de hechizos oscuros en su dirección. Los proyectiles mágicos y las maldiciones que conjuraba eran lo suficientemente poderosos como para causar molestias y distracciones a Zen. Sin embargo, no tenían la fuerza necesaria para infligir un daño significativo.

Zen, irritado por los ataques persistentes del hechicero, decidió eliminar la amenaza de inmediato. Con una velocidad sorprendente para su tamaño, se lanzó hacia el goblin, esquivando los hechizos con una agilidad que dejaba claro su dominio en el combate. En cuestión de segundos, alcanzó al hechicero y lo redujo a un amasijo inerte de carne y hueso con un solo golpe de sus poderosas garras.

**La Masacre Unilateral**

Con el hechicero eliminado, Zen volvió su atención hacia los orcos y goblins restantes. La batalla se convirtió en una masacre unilateral. Cada movimiento de Zen era letal, cada golpe derribaba a múltiples enemigos a la vez. Los orcos, aunque más resistentes, no podían hacer nada contra la fuerza abrumadora de Zen. Los goblins, por su parte, intentaron huir, pero fueron rápidamente aniquilados.

Elara, observando desde su posición, se dio cuenta de que la batalla estaba perdida para sus enemigos. *Nunca había visto una fuerza tan devastadora*, pensó, impresionada por la eficiencia y brutalidad de Zen. Aunque su mente seguía llena de preguntas y preocupaciones sobre esta criatura, la oportunidad de escapar se presentaba ante ella.

**La Huida de Elara**

Aprovechando el caos y la distracción causados por la presencia de Zen, Elara reunió a los pocos guerreros que aún quedaban con vida y organizó una retirada hacia la aldea. Sabía que quedarse significaría una muerte segura para sus hombres, y aunque la curiosidad sobre Zen la embargaba, la prioridad era proteger a sus compañeros y regresar con los materiales que habían logrado recolectar.

Con movimientos rápidos y calculados, Elara y su grupo se retiraron sigilosamente de la torre. La mayoría de sus guerreros estaban gravemente heridos, y cada paso que daban era una lucha contra el agotamiento y el dolor. Sin embargo, la determinación de sobrevivir y cumplir con su misión les daba fuerzas para seguir adelante. Mientras se alejaban, Elara no pudo evitar lanzar una última mirada a Zen, preguntándose qué significaba su presencia y cuál sería su próximo movimiento.

**La Exploración de la Torre por Zen**

Con la huida de los humanos, Zen se encontró solo en el campo de batalla, rodeado de los cuerpos de sus enemigos caídos. La tranquilidad que siguió a la masacre le dio un momento para reflexionar sobre lo que acababa de ocurrir y sobre las oportunidades que se presentaban ante él.

La torre, que había sido el escenario de la brutal batalla, se alzaba ante él, oscura y misteriosa. Zen sabía que esta estructura contenía secretos que podían estar relacionados con su pasado y con los materiales que había reconocido anteriormente. Con la maga y sus hombres fuera del camino, tenía la oportunidad perfecta para explorar la torre a fondo.

Zen se adentró en la estructura en ruinas con cautela, cada paso que daba resonaba en los pasillos vacíos y oscuros. A medida que avanzaba, la atmósfera se volvía más opresiva, y la sensación de antigüedad y poder latente se hacía más palpable. Sabía que debía estar preparado para cualquier cosa que pudiera encontrar en el interior, y que los secretos que esta torre albergaba podrían ser más importantes de lo que había imaginado.