Renace como un personaje de libro que odia... pero ella quiere cambiar su destino...
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
28) Una esposa para el príncipe maldito.
** Todas novelas independientes **
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Proyecto sonrisa
Eleanor intentó estudiar las lecciones por su cuenta, pero después de dos horas mirando los mismos párrafos sobre el flujo del comercio entre los reinos del norte y los impuestos al hierro, solo consiguió un fuerte dolor de cabeza y un dibujo en el margen que decía “auxilio” con corazones alrededor.
Eleanor: ¿Cómo puede un niño de cuatro años entender esto?
Margaret, que estaba doblando la ropa, fingió no oírla.
Margaret: El joven señor es muy inteligente, su alteza.
Eleanor: Sí, ya veo… creo que el pequeño genio está a dos pasos de gobernar el reino —refunfuñó Eleanor, cerrando el libro.
Pero en el fondo, no era solo frustración. Había algo de curiosidad. ¿Cómo vivía ese niño tan serio todo el día?
Así que decidió “observar” su rutina… discretamente.
Bueno, discretamente para sus estándares.
Descubrió que Roland no tenía tiempo libre.
A las ocho, clase de matemáticas.
A las nueve, lectura de estrategia militar.
A las diez, entrenamiento de espada con el maestro Haldric (que parecía odiar sonreír).
Y luego más clases. Y más libros. Y más silencio.
Eleanor: ¡Esto no es infancia, es un régimen!
Mientras veía al pequeño con su uniforme impecable, marchando con la seriedad de un anciano de sesenta años.
Cuando lo interceptó en el pasillo, Roland se detuvo, hizo una reverencia y dijo con esa voz seria y educada:
Roland: ¿Necesita algo, su alteza?
Eleanor: Sí.. Que sonrías.
El niño la miró sin entender.
Roland: ¿Perdón?
Eleanor: Eso. Que sonrías. O al menos que respires fuera de las clases.
Roland frunció el ceño con una confusión casi matemática.
Roland: No está en el horario, su alteza.
Eleanor puso las manos en la cintura.
Eleanor: Pues lo estará. Declaro oficialmente que hoy tendrás una hora libre.
Roland: No puedo.. Padre no lo permite.
Eleanor: ¿Y quién manda cuando tu padre no está?
Roland dudó.
Roland: Usted…
Eleanor: Exacto. Así que es una orden, joven archiduque en miniatura. Vamos al jardín.
El niño suspiró como si le hubieran pedido levantar una montaña, pero la siguió.
Eleanor lo llevó a los rosales y le mostró algo que él jamás había hecho en su corta vida.. lanzar piedritas al estanque.
Eleanor: Cada piedra que cae y hace plop borra una preocupación..
Roland la observó en silencio, luego tiró una piedra y dijo con voz neutra..
Roland: No funciona.
Eleanor se echó a reír.
Eleanor: No todavía, pero con práctica sí.
Durante toda la hora, Roland no sonrió ni una vez… pero cuando se fue, le dijo antes de irse..
Roland: Fue… aceptable.
Para Eleanor, aquello fue casi una victoria épica digna de portada.
Durante la cena, Eleanor se sentó con la mejor postura que pudo mantener (porque ya se le habían dormido las piernas de tanto ensayo frente al espejo). Había pasado toda la tarde preparando sus argumentos, sus frases, e incluso había practicado una cara de “razonable preocupación maternal” frente a Margaret, que casi se atraganta de risa.
Así que cuando por fin el archiduque se sentó frente a ella, con esa expresión seria y elegante, ella tomó aire y empezó su discurso..
Eleanor: He estado observando la rutina de Roland.. y creo que… bueno, que necesita una hora libre. Solo una. No más. Una hora para que pueda, no sé, ver una flor, respirar aire, o incluso… reír, si eso no es ilegal aquí.
El archiduque cortaba su carne con calma, sin levantar la vista.
Eleanor siguió hablando, enredsndose sola..
Eleanor: No digo que abandone los estudios, claro que no, solo que si un niño pasa todo el día entre libros y espadas se va a volver… cuadrado. Y los niños cuadrados no sonríen, y si no sonríen, crecen tristes, y los tristes no conquistan reinos. Bueno, de eso último no estoy muy segura, pero… me entiende.
Hubo un breve silencio. Eleanor esperaba una larga discusión, quizá una mirada helada, una frase del tipo “no se meta en mis asuntos”, pero en lugar de eso, el archiduque simplemente asintió.
Archiduque: Está bien..
Eleanor parpadeó, descolocada.
Eleanor: ¿Cómo que… está bien?
Archiduque: Puede darle una hora libre si lo considera apropiado..
Ella lo miró en silencio, medio ofendida, medio confundida..
Eleanor: ¿Solo eso?
Archiduque: ¿Esperaba que me opusiera?
Eleanor: Bueno… sí.. Tenía preparados catorce argumentos, tres ejemplos históricos y un discurso sobre la niñez feliz..
El archiduque soltó una risa breve, casi imperceptible, pero genuina.
Archiduque: Entonces, lamento haber arruinado su esfuerzo.
Eleanor: No, no, no.. No lo arruinó, solo… me descolocó. Usted es muy impredecible, archiduque.
Él la miró con cierta diversión.
Archiduque: Y usted… es más insistente de lo que recordaba.
Eleanor se sonrojó un poco, aunque trató de mantener la compostura.
Eleanor: Lo tomaré como un cumplido.
El resto de la cena transcurrió con un silencio que, por primera vez, no fue incómodo.
Eleanor se descubrió sonriendo sin darse cuenta, mientras él parecía más relajado que de costumbre.
Al final, cuando se despidieron, el archiduque le dijo antes de levantarse..
Archiduque: Confío en su criterio con Roland. Tal vez una hora libre sea justo lo que necesita.
Eleanor asintió, triunfal.
Eleanor: Lo verá, archiduque. Haré de ese niño un experto en diversión.
Esa misma noche, Eleanor se sentó en su cama con determinación, rodeada de libros, papeles y una vela que casi se derretía sobre el escritorio.
Margaret, que ya se había puesto el camisón y bostezaba en silencio, la observaba con mezcla de curiosidad y resignación.
Margaret: Su alteza… ¿va a estudiar otra vez?
Eleanor: No, Margaret. Esta noche estoy haciendo algo mucho más importante.. Estoy planeando el futuro emocional de un niño de cuatro años..
Margaret parpadeó, confundida.
Margaret: ¿El joven Roland?
Eleanor: Exactamente. Su hora libre debe ser perfecta. No puede aburrirse, ni sentirse culpable por no estar estudiando, ni… empezar a calcular los impuestos del estanque, como la última vez.
Abrió su cuaderno, tomó una pluma y empezó a escribir con energía.
En la primera línea puso en letras grandes..
“PLAN DE DIVERSIÓN INFANTIL — PROYECTO SONRISA”
Y debajo, con su caligrafía desordenada, comenzó la lista:
- Lanzar piedras al agua (nivel 1: sin salpicarme la falda).
- Competencia de quién encuentra la flor más rara del jardín.
Pintar algo (aunque no sepa qué colores hay en este mundo mágico… investigar eso).
- Comer pastel sin usar cubiertos — actividad rebelde, supervisada.
- Leer un libro divertido… si es que existe alguno, porque hasta los cuentos de hadas aquí tienen impuestos.
- Correr sin rumbo. Literalmente. Solo correr.
- Día de hacer nada. (Difícil, entrenar a Roland para esto.)
Mientras escribía, se fue entusiasmando más y más.
Eleanor: Margaret, creo que puedo hacer que el pequeño Roland recuerde que es un niño.
Margaret: Si alguien puede hacerlo, su alteza… es usted..
Ella cerró el cuaderno con un suspiro satisfecho.
Eleanor: Listo. Mañana empieza el nuevo régimen de felicidad.
Margaret: ¿Régimen… de felicidad?
Eleanor: Exactamente. No puede ser tan difícil.. ¡Ay! Bueno… quizá y si.. pero lo intentare..
Y así, con su “Proyecto Sonrisa” bajo el brazo y una rodilla adolorida, Eleanor se durmió convencida de que al día siguiente haría historia… o al menos, un pequeño desastre feliz.
Robin y Eleanor ya no tendrán que esconder lo que sienten y pronto llegarán las bendiciones 😏🤭
Ese rey cómo le gusta fastidiar a Robin 🤬🤬
A Robin se le reinició el Windows y por fin hablo como debió ser desde un principio y dejar culpas, silencios, orgullos tontos /Right Bah!/