Mi Final Feliz

Aunque Paula intento conciliar el sueño, no lo logra, por lo que, llamo a Ana para que la ayude a cambiarse y arreglarse adecuadamente para ir al palacio.

- Mi señora, pensé que seguiría actuando de forma rebelde con el Duque, ayer usted no le contesto, diría incluso que fue muy gentil.

- No quería que Iraide y Dione presenciaran nuestras peleas, fui paciente, por ellas, ya han sufrido suficiente, recuerdas nuestro primer año junto a ellas se despertaban a cada momento, tenían pesadillas, extrañan mucho a sus padres, no quiero que vuelvan a pasar por algo como eso.

- Pensé que se vengaría del Duque y su concubina.

- También lo pensé, lo pensé mucho te lo juro, pero si acabara con el Duque, con su estabilidad económica, las gemelas sufrirían mucho, saldrían afectadas sin tener culpa alguna, por más que las quiera, no soy su hermana biología y no tienen otro familiar, no sé qué me espera en el futuro, pero cumpliré mi promesa si algo me llega a pasar, les dejaré todo mi dinero a ellas, espero que nunca tenga que utilizarlo y solo forme parte de su patrimonio.

- No diga eso mi señora, el Barón ha cambiado mucho y usted me dijo que él está de acuerdo con su divorcio. La recibirá en la Baronía y usted es muy hermosa de seguro habrá un hombre que no le interese que sea divorciada y querrá casarse con usted.

- Mi padre ya no me ignora, no crees que es demasiado tarde…, cuando lo necesitaba nunca estuvo presente, ahora deseo que me ignore para poder moverme con tranquilidad, pero es cuando más atención me ha prestado.

En cuanto al casamiento, en el reino todos creen que soy estéril, nadie se arriesgaría.

- Mi señora ahora piensa que el estéril es el Duque.

- No importa, primero salgamos de este problema.

- Nos marcharemos sin hacerle nada al Duque y su concubina, está segura...

- Las niñas necesitan del Duque, no de su concubina, de hecho, esa mujer es un estorbo, no he olvidado todo lo que me ha hecho desde que llegó y no puedo creer que haya caído en sus trampas, a penas llora y Álvaro cree en todo lo que dice.

- Si en el futuro, el Duque vuelve a tomar otra esposa que fastidie a las señoritas ¿Qué hará?

- Si el Duque llega a fallarle a sus hermanas de nuevo, me encargare de quitarlo del camino, para eso las gemelas deben poder manejar el Ducado, no quiero que tengan que asumir esa responsabilidad tan pronto.

- No sería mejor quedarse alado del Duque, así usted puede cuidarlas.

- No, no pienso quedarme con un hombre como él, aunque no lo diga nunca pudo olvidar las palabras de Diego. Lo mejor es marcharnos, claro si deseas seguir a mi lado, de lo contrario puedes seguir trabajando en la Baronía si es lo que quieres.

-  Iré con usted, la apoyaré en lo que guste. Ya terminé de peinarla, iré a preparar al carruaje.

-  Ana crees que Álvaro llegue hoy en la noche…

- No, las veces que fue a la academia siempre se quedó en un hostal, llegará mañana al medio día.

- Entonces no me quedaré a dormir aquí, dormiré en el palacio.

- Prepare una muda de ropa para que pueda cambiarse.

- Gracias Ana, eres muy servicial.

Cuando Paula estaba por salir se encuentra a Vanesa, aunque intenta ignorarla esta no la deja pasar.

- Puedo saber, ¿Qué desea? – cuestiona Paula Molesta.

- Sí, quiero saber a dónde va y con la autorización de quién… Si piensa marcharse sin mí a la fiesta de té de las princesas se equivoca, si yo no la acompaño tampoco iras.

- Creo que no le quedó claro, ni al Duque le pido permiso para salir por qué lo haría con usted..., que no es nadie en esta casa. Hay lo olvide como Álvaro no se encuentra mostrara su verdadera personalidad, vamos intente atacarme de nuevo.

- La que no entiende su lugar en esta casa eres tú, Álvaro me ama a mí…

- No importa que la ame, sigue siendo una concubina, en cambio yo soy su esposa, la Duquesa, si sale de aquí, se dará cuenta que a mí me tratan con respeto, en cambio la gente ni siquiera nota su presencia – Vanesa molesta intenta darle una cacheta, Paula lo evita toman con fuerza su mano -, cree que es la única que puede insultar, con sus actos lo único que demuestra es la poca educación que tiene y lo vulgar que puede llegar a ser.

- Suélteme.

- No, recuerde que el primer día que llegó le deje muy en claro las reglas de esta casa, yo soy la Duquesa y usted cuando me vea agacha la cabeza y si no pido su opinión no abre la boca, lo entiende… - Paula le quema la muñeca de la mano, provocando que Vanesa grite -, todavía no escucho sus disculpas.

- Álvaro la castigara por esto.

- Cuando Álvaro llegue quizás usted no tenga mano, le recomiendo disculparse, antes que la herida sea más grave.

- Lo siento.

- No, repita conmigo, Duquesa lamento haberla molestado, no lo volver hacer, por favor perdóneme.

- Duquesa lamento haberla molestado, por favor perdóneme – Paula la suelta, Vanesa ve como su muñeca esta roja y le duele mucho.

- No lo hizo correctamente, no podía pedir más de usted.

- Álvaro sabrá que me lastimo.

- Si no se aparta de mi camino, quemare su rostro – Vanesa sin decir nada, se aleja corriendo.

Ana que esperaba afuera junto al carruaje al ver a su señora la ayuda a subir y sube tras ella, así ambas parten al palacio. Al llegar a la entrada del lugar le informan a Diana quien enseguida permite que ingresen, cuando bajan del carruaje Diego logra verlas y va a su encuentro.

- Paula – dice Diego.

- Segundo príncipe, que Dios le conceda una larga vida – Paula y Ana hacen una reverencia -, por favor llámeme de forma correcta, no quiero causar mal entendidos.

- Paula nunca me perdonaras, han pasado dos años, en los que no te he podido olvidar.

- Duquesa Paula de Vera, es la manera correcta en la que debe llamarme por favor, consideró que usted me olvido hace mucho, sé que su esposa esta en los últimos meses de embarazo lo felicito.

- Sabes que los hombres tenemos necesidades, nunca la he podido amar.

- Por favor que nadie lo escuche si llegan a enterarse que hace ese tipo de comentarios le aseguro que su esposa se entera y se sentirá mal.

- Todavía te espero, como no puedes tener hijos no puedo convertirte en mi esposa, pero puedes ser mi concubina.

- No sé si me está insultando o intenta alargarme con tal propuesta, no importa debo rechazarla, debe entender que no cambiaría mi posición de Duquesa por la de concubina. Si es todo lo que tenía que decir, le pido que me deje marchar la princesa consorte me está esperando.

- Paula cómo puedes olvidar cuanto nos amamos…

- Creo que en verdad nunca nos amamos, permiso – hace una reverencia y se alejan rápido del sitio para llegar junto a Diana.