Conoce a Morgan, deja que te envuelva en su historia y siente cada una de sus emociones como si fuera tuya.
NovelToon tiene autorización de Mar-4538 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo: 2
CALEB.
El primer día de clases en una nueva escuela ya es un desafío. Sumarle el hecho de que soy Caleb Black, el tipo que todas las chicas miran, lo hace todavía más complicado. No soy el típico "chico malo" que desprecia el estudio. Al contrario, soy tan disciplinado y responsable como arrogante y mujeriego. O, como diría yo, soy tan inteligente como irresistible.
Estaba absorto en mis pensamientos, repasando el plan de estudios de la clase de español, cuando una voz suave me sacó de mi trance. No me había dado cuenta de que alguien se había sentado a mi lado. Cuando levanté la vista, vi a la chica más intrigante del salón. Unos ojos que brillaban con inteligencia y una sonrisa que parecía genuina.
—Hola, me llamo Morgan —dijo, con una luz en su mirada que no esperaba.
La típica respuesta coqueta se formó en mi boca, pero me contuve. Esta chica no era como las demás.
—Hola, preciosa. Soy Caleb —respondí, con mi sonrisa más ladina.
Ella me miró de arriba abajo, sin un ápice de timidez.
—Por lo que veo, eres el "típico" playboy engreído y mujeriego, ¿verdad? —dijo, haciendo un puchero que no parecía fingido.
Me sorprendió su franqueza.
—Adivinaste, nena. Solo que no soy el "típico". Yo sí soy responsable. A diferencia de otros que solo piensan con lo que tienen entre las piernas.
Su expresión de sorpresa me indicó que la había dejado sin palabras. Antes de que pudiera responder, el profesor entró, pidiendo silencio. No pude evitar sonreír para mí mismo. Tenía la extraña sensación de que esta chica me pondría la vida de cabeza, y la emoción de la persecución me llenó de una curiosidad electrizante.
MORGAN.
Después de tres horas de clase que me parecieron eternas, me dirigí a la cafetería. Estaba revisando mi celular cuando dos manos me cubrieron los ojos. Sabía perfectamente quién era.
—¡Meg! —grité, riendo. —¡Voy a caer por tu culpa!
—Estoy bastante seguro de que no soy mujer, ni me llamo Meg —dijo una voz profunda y seductora.
Quitó sus manos de mi rostro, y mi corazón dio un vuelco. No era mi mejor amiga, era Caleb. Por un momento, me quedé sin aliento. Tenía que admitir que era jodidamente atractivo.
—Lo siento, pensé que eras mi mejor amiga —dije, tratando de sonar coqueta.
—No te preocupes. Somos nuevos, creo que es un poco pronto para bromas entre nosotros —respondió con un aire de falsa humildad. Hizo una breve pausa y continuó: —¿Te preguntaba si podía sentarme contigo? Soy nuevo y, bueno… no tengo amigos todavía.
¿Estaba nervioso? ¿O solo lo estaba fingiendo? Su repentina vulnerabilidad me pareció sospechosa.
—Claro, Caleb, por qué no —dije con una sonrisa, escaneándolo con la mirada. —Vamos.
El resto del camino a la cafetería fue en silencio. Nos sentamos en una mesa vacía. Estábamos comiendo tranquilamente cuando Brandon y Jessica, mis ex pareja y su nueva novia, se acercaron.
—Hola, Morgan —dijo Brandon con un tono burlón. —¿Quién es tu nuevo juguete?
—Por favor, Brandon, es demasiado para ella —soltó Jessica, con una sonrisa de superioridad.
Mi sangre hirvió. Caleb, sin embargo, se mantuvo imperturbable.
—No creo que sea mucho para mí —respondió Caleb, con una voz calmada que escondía una amenaza. —Y, ¿tu reemplazo? Jaja. No me hagas reír, idiota. No me compares contigo, soy mucho más.
Brandon se puso rojo de la ira.
—Das lástima. Tu noviecita ofendiendo a una chica después de que ella me rogara en la cama...
La risa de Caleb interrumpió la burla.
—¿Y yo soy la poca cosa? ¿En serio, Brandon? —dije con una sonrisa helada.
Brandon y Jessica se alejaron, humeando de rabia.
Después de las clases, salí del instituto, sintiendo una mezcla de alivio y curiosidad por Caleb. Estaba a punto de cruzar el portón cuando él me alcanzó.
CALEB.
—¿Me dejas acompañarte a casa? —dije, sintiéndome como un adolescente.
Y la verdad es que la idea de pasar más tiempo con ella me tenía intrigado. Aceptaba que Morgan me hacía sentir algo que ninguna otra chica había hecho.
—Oh, lo siento, tengo auto —dijo, levantando la mano y mostrando las llaves de un Lexus. Supe que estaba alardeando. Y me encantaba.
—Bueno, entonces podrías acompañarme a mí a mi casa —respondí, dándole una de mis sonrisas más encantadoras. —Te daré el placer de llevar a este “muñeco” a casa.
Ella se rió, y yo me derretí por dentro.
—Claro, como gustes, “muñeco” —respondió, haciendo comillas con los dedos.
—Oye, ¿por qué el “muñeco” de esa manera? —pregunté, imitando su gesto.
Ella simplemente me ignoró, se subió a su auto y encendió el motor. Me subí al asiento del copiloto, sintiendo un escalofrío de anticipación.
MORGAN.
Íbamos en mi auto, de camino a su casa. Cinco minutos de viaje, y Caleb no había dejado de soltar cumplidos.
—¿Qué es lo que quieres, Caleb? —le pregunté, interrumpiendo su monólogo.
—¿Por qué crees que quiero algo? —respondió, y noté un atisbo de sorpresa en sus ojos.
—Quizá sea porque, desde que encendí el coche, no has dejado de adularme, diciendo mentiras como que mis ojos son lindos.
Hice una pausa, mirándolo con seriedad.
—Sé lo que piensas. Lo que te parece lindo de mí son mis atributos. No eres el primer hombre con el que hablo, y créeme, para tu mala suerte, no vas a poder jugar conmigo como lo has hecho con otras chicas.
Caleb se quedó en silencio. Me miró fijamente, con una intensidad que me hizo tragar saliva.
—Morgan, no quiero jugar contigo.
Quiero ser tu amigo —dijo, y sonaba tan sincero que me desconcertó.
—Quieres ser mi amigo que se mete entre mis piernas —aclaré, y él lo notó, porque tragó saliva. Su mirada era una mezcla de sorpresa y admiración.
—Eres muy directa, ¿verdad? Y muy fría con estos temas.
—Soy realista. Sé que solo me quieres para una aventura, y te la puedo dar. Solo que no esperes que me enamore de ti, porque no va a pasar.
Lo miré con desafío. Una sonrisa se formó lentamente en su rostro.
—De acuerdo, Morgan. El que se enamore primero, pierde.
—Quieres jugar con fuego. Juguemos.