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Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Renacer Entre Cenizas... La Venganza De Issabelle.

Status: Terminada
Genre:Mujer poderosa / Amor a primera vista / Maltrato Emocional / Amor-odio / Venganza de la protagonista / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:637.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Roxana Fernández

Issabelle Mancini, heredera de una poderosa familia italiana, muere sola y traicionada por el hombre que amó. Pero el destino le da una segunda oportunidad: despierta en el pasado, justo después de su boda. Esta vez, no será la esposa sumisa y olvidada. Convertida en una estratega implacable, Issabelle se propone cambiar su historia, construir su propio imperio y vengar cada lágrima derramada. Sin embargo, mientras conquista el mundo que antes la aplastó, descubrirá que su mayor batalla no será contra su esposo… sino contra la mujer que una vez fue.

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CAPÍTULO 2. El despertar de una reina.

Capítulo 2

El despertar de una reina.

El silencio de la suite fue lo primero que recibió a Issabelle al abrir los ojos. Un silencio casi voluptuoso, como si las paredes aterciopeladas y las cortinas de damasco blanco contuvieran el murmullo del mundo para dejarla a ella sola con su nuevo aliento.

La mañana entraba a través de un ventanal de arco gótico, bañando la habitación con un resplandor dorado.

Issabelle sintió la suavidad de las sábanas de seda sobre su piel.

Respiró hondo y, por un instante, creyó escuchar el eco lejano de aquel quirófano helado. Sintió su pulso en las sienes, un nudo de emoción conrenida en su garganta.

Entonces recordó:

—Estoy viva.

Su mano viajó instintiva al vientre: allí dentro ya no sentía ese latido diminuto que vibraba con ella.

Se levantó directo al ventanal. Abrió un poco las cortinas. Bajo el balcón se extendía la terraza del hotel: geranios rojos, enredaderas de jazmín, y más allá la silueta de la costa italiana bañada en azul. El mar destellaba como un manto de zafiros.

Un aroma a sal y a cítricos flotaba con la brisa. Issabelle cerró los ojos y aspiró, sintiéndose dueña de aquel instante.

Pero el instante se quebró con el sonido de la puerta al abrirse.

Enzo apareció en el umbral, impecable en su traje oscuro. El sol de la mañana delineaba su perfil: la mandíbula firme, la frente despejada, el cabello castaño peinado hacia atrás.

Era la primera vez que se dirigía a ella desde aquel recuerdo fragmentado de la boda.

Su voz llegó suave, pero firme:

—Issabelle… debemos volver a Sicilia. La cena benéfica empieza a las ocho. ¿Puedes arreglarte en media hora?

Ella giró el rostro con calma. Observó la corbata perfectamente anudada, la camisa inmaculada, el reloj de oro que asomaba bajo el puño.

Sintió el viejo pellizco de decepción: de nuevo, él la trataba como una invitada de segunda, siempre con prisas, sin tiempo para ella.

—Claro —respondió Issabelle, en tono neutro—. Media hora.

Enzo ladeó los labios en una mueca que pretendía ser una sonrisa paternal, y dio media vuelta para marcharse. Antes de cerrar la puerta, se detuvo un instante:

—Issabelle —dijo—, confío en que no me darás problemas.

Ella apretó los puños, conteniendo el latigazo de rabia y orgullo. En su vida pasada, ese día había sido un puñal: Eva Longo, la pupila patrocinada por Enzo, la joven fresca y segura que insinuaba un futuro a su esposo. Pero esta vez Issabelle no temía.

—No habrá problemas —murmuró, sin mirarlo.

La puerta se cerró con un clic que retumbó en el silencio. Issabelle permaneció un momento en calma absoluta, escuchando el latido de su propio corazón. Luego, fue hacia el vestidor.

El armario se abrió como un santuario de telas: vestidos colgados en perchas de satén, zapatos de tacón alineados como soldados de cristal, cofres de joyas con perlas y diamantes.

Issabelle deslizó los dedos por un vestido blanco de seda que llegaba hasta los tobillos, con un escote sutil y una cintura marcada por un cinturón de pedrería. Lo tomó y lo sostuvo contra su cuerpo.

Aquel era el vestido de la nueva Issabelle: elegante, imponente, dueña de su destino.

En el tocador, el espejo le devolvió una imagen conocida y sin embargo, transformada.

Su rostro, enmarcado por ondas oscuras que caían como cascada, mostraba unos pómulos firmes y ojos grandes, ahora llenos de determinación.

Aplicó una base ligera, apenas un toque de rubor para resaltar la curva de sus mejillas. Un delineador sutil realzó sus pestañas, y un tono malva tiñó sus labios con un matiz de certeza.

Mientras se vestía, cerró los ojos y recordó la última vez que se arregló para su esposo en una fiesta de inauguración, con la esperanza de seducirlo.

Aquel día Eva se acercó, sonrió con suficiencia y le susurró al oído de él, desplazando su mundo.

Pero ahora Issabelle no esperaba su aprobación. Se colocó el vestido, ajustó el cinturón, calzó sus tacones stilettos. Dio un paso adelante y evaluó su reflejo: su figura esbelta, la espalda erguida, su presencia imponente.

Asintió con satisfacción.

Bajó por el elevador de cristal y cruzó el vestíbulo sin prisa.

Un empleado del hotel abrió la puerta del vehículo: un sedán negro esperaba por ella.

Enzo se encontraba apoyado en el capó, junto a Alonso, su asistente.

Alonso, un hombre de mediana edad con gafas delgadas y gesto servil, se inclinó al verla:

—Señora Milani… Debo decir que hoy se ve usted… mucho más hermosa que la señorita Eva.

Issabelle sintió la mirada de Enzo clavada en Alonso. Un destello de celos cruzó los ojos de su esposo, y Alonso carraspeó, nervioso.

Issabelle esbozó una sonrisa fría, casi glacial, que curvó sus labios con elegancia contenida.

—Gracias —respondió.

Sin más, se deslizó dentro del vehículo. Se sentó con la espalda recta, las manos apoyadas en el regazo, el mentón ligeramente alzado.

Enzo abrió la puerta del copiloto y subió.

El coche arrancó en silencio, deslizándose por la avenida.

Mientras el vehículo avanzaba, Issabelle apoyó la mano en la ventanilla, sintiendo el aire fresco que entraba a ráfagas.

Cada edificio parecía saludarla con complicidad. El mar apareció a su izquierda, brillante, inmenso.

Enzo rompió el silencio:

—Esta cena es muy importante. Nuevos empresarios, los socios de la constructora… todos estarán allí. Quieren conocer a la nueva señora Milani.

Issabelle lo miró de reojo, sin detenerse en su belleza masculina ni en el matiz de preocupación que asomaba en sus ojos.

—Lo sé. Estaré a la altura.

Enzo ladeó la cabeza, sorprendido por aquel tono sereno y seguro. Quería preguntar más, escudriñar en su mirada, pero se contuvo.

El vehículo giró hacia la autopista que llevaba al aeropuerto privado. El sol ya estaba alto, prendiendo destellos en el metal del vehículo y en las ventanas de los edificios.

Issabelle cerró los ojos un momento y repitió en su mente la promesa: “No más humillaciones. No más sumisión. Esta vez, yo marco las reglas.”

Sintió el latido de sucorazón. Bajó la ventanilla un poco y aspiró el aire salobre. A lo lejos, las colinas de Sicilia emergían como una promesa antigua.

Allí, en la isla bañada por el sol, volvería a enfrentarse a la historia que la había condenado. Pero ya no sería la misma mujer que temblaba ante las burlas de Eva o el desprecio de Enzo.

Enzo la observó de reojo y sintió un escalofrío. Aquella Issabelle era una reina que despertaba de un largo cautiverio.

Su belleza era la misma, pero ahora irradiaba un fuego que él no conocía. Y, por primera vez, comprendió que quizá había subestimado a la mujer que jamás le interesó conocer.

Sin intercambiar más palabras, el coche avanzó hacia el horizonte. El mar, las colinas y el cielo formaban un escenario digno de un renacer.

Issabelle, con la barbilla alzada y la mirada fija en la línea donde el azul se fundía con la luz, supo que aquel viaje no sería una simple cena benéfica. Sería la antesala de su propia revolución.

1
Paola Ossa
una obra de arte me encanto muchas gracias por tan bello libro
Paola Ossa
escritora gracias por esta obra tan maravillosa me hiciste reir llorar pero sobre todo me la disfrute como nunca muchas gracias fue una obra maravillosa
Hilda Marigliano
felicitaciones me gustó mucho una verdad irrefutable el amor y la verdad siempre triunfan
Paola Ossa
que desgraciado tiene mas poder el apellido de ella que el de el ya veo x donde van las cosas pues Giordanno empieza a mover tus influencias y yo creo que seria bueno que la varones de luca sepa todo sobre la salud de issa para que la ayude con lo del divorcio ligero
Paola Ossa
este capítulo me hizo llorar pero me encanta que Lucrecia la trate también y le demuestre ese cariño que ni su propia familia no le dio
Paola Ossa
😭😭😭😭😭 recien se encontraron merecen ser felices me gustaria que todos se enteren de la situación de ella para que vean lo fuerte que es x que apesar de su enfermedad mantuvo la frente en alto y eso es de almirar
Delia Garces
genial ,me gustó mucho leerla ,emocionante
Delia Garces
genial ,me gustó mucho leerla ,emocionante
Paola Ossa
que belleza de mujer a ella no le importa que issa este casada solo la quiere divorciada para su hijo x que sabe que el la ama y ese para ella es suficiente amo esta madre
Paola Ossa
Enzo es un desgraciado dejala ser feliz con alguien que si la ama de verdad
Paola Ossa
melo como a picos hay mismo
pere me preocupa que ella no haya visto al medico y que Giordanno no sepa de la enfermedad
Paola Ossa
que no vuelva a esa cueva de víboras
Paola Ossa
hay casi meda algo pensando que le señora era de esas narcisistas
Paola Ossa
ya me enamore de este hombre
Paola Ossa
hay no que Guardiano se la lleve de hay lejos de ese imbecil que nunca la valoro ella merece ser feliz y el bombón esta dispuesto a todo x ella
Paola Ossa
yo solo digo ahora si se da cuenta que le interesa cuando se apaciado x todas partes con ella sin importar lo que sintiera la esposa prefiere entrar con ella a todos los eventos con con Isabella
Paola Ossa
para mi que ya sabe el valor del lote que compro y lo quiere para el
Paola Ossa
para mi que enzo le quito todo lo de ella espero que Guardiano se de cuenta de la enfermedad de ella y pueda ayudar la x que el inutil de Enzo no haría nada x ella el no la quiere solo esta asi x el control que perdio sobré ella nada mas
Paola Ossa
pues isabella no te preocupes que como van las cosas no vas a necesitar pagarle nada por que ese hombre esta mas que dispuesto a poner todo a su disposición cuando tu quieras no es sino que te decidas en mandar al carajo al pacotilla de Enzo
Paola Ossa
en cerio este idiota esperaba que ella se quedara en una esquina llorando x que el llego del brazo de la amante espero que ella le de su merecido x traidor y que se de una oportunidad con el que le presto interes
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