NovelToon NovelToon
"Rey Maldito"

"Rey Maldito"

Status: En proceso
Genre:Jujutsu Kaisen
Popularitas:820
Nilai: 5
nombre de autor: Vic82728

Morí sin ruido,
sin gloria,
sin despedida.

Y cuando abrí los ojos…
ya no eran míos.

Ahora respiro con un corazón ajeno,
camino con la piel del demonio,
y cargo el nombre que el mundo teme susurrar:
Ryomen Sukuna.

Fui humano.
Ahora soy maldición.
Y mientras el poder ruge dentro de mí como un fuego indomable,
me pregunto:
¿será esta mi condena…
o mi segunda oportunidad?

NovelToon tiene autorización de Vic82728 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 2: Ecos de un mundo olvidado

Un estruendo sacudió el aire.

En un segundo, nubes negras se formaron sobre el cielo rojizo de las Tierras Malditas.

En el otro extremo del continente, en lo que parecía ser una versión deteriorada y decadente de Tokio, un grupo de hechiceros se reunió alrededor de un sello que acababa de romperse. La energía maldita que emanaba era tan densa, tan sofocante… que incluso los más experimentados sudaban frío.

Gojo Satoru fue el primero en aparecer. De pie sobre un edificio a medio derrumbar, con sus manos en los bolsillos y su habitual sonrisa confiada, miraba hacia el horizonte.

—No pensé que tendría que decir esto de nuevo, pero… parece que Sukuna ha vuelto.

—Imposible —gruñó Nanami Kento, ajustando sus gafas y su corbata con desdén—. Lo sellamos. Lo destruimos. Esa cosa no debería existir ya.

—Tal vez no se trata de nuestro Sukuna —intervino Yuki Tsukumo, con los brazos cruzados—. Pero esta energía… no miente.

Desde las sombras, apareció Fushiguro Megumi, acompañado de sus shikigamis.

—Entonces, ¿qué hacemos? ¿Vamos tras él?

—Con calma —dijo Gojo, sin perder la sonrisa—. Quiero ver primero con qué estamos tratando. Hay algo extraño en esto… algo diferente.

—¿Diferente? —preguntó Maki Zenin, con su lanza al hombro y una expresión dura—. Es Sukuna. Eso siempre significa destrucción.

—Tal vez sí —dijo Gojo, mientras sus ojos, ocultos tras su venda, brillaban levemente—. Pero esta vez… siento que no está solo ahí dentro.

---

Mientras tanto, en las Tierras Malditas…

Victor avanzaba por un sendero de huesos que conducía hacia una especie de ciudad abandonada. Su nuevo cuerpo caminaba sin esfuerzo, pero cada paso parecía retumbar como una amenaza. A su lado, Enra lo seguía con devoción silenciosa.

—Dicen que el mundo fue dividido en tres zonas tras tu caída, mi señor —explicó el siervo—. Las Tierras Malditas, donde el caos reina. El Dominio de la Luz, donde los hechiceros se reagruparon. Y el Núcleo Neutral, donde humanos sin energía maldita intentan sobrevivir.

Victor no respondió.

Su mente era un torbellino de voces, emociones y preguntas.

Pero no estaba solo.

Dentro de él, Sukuna observaba, en silencio esta vez.

Como un depredador que medía la jaula.

—¿Planeas atacarlos? ¿A los hechiceros?

—No —dijo Victor finalmente—. Planeo… entender este mundo primero. Luego decidiré.

Pero no tuvo tiempo para más.

Una figura cayó del cielo como un meteoro, rompiendo el suelo frente a él en una explosión brutal.

—¡¡SUKUNA!! —gritó la voz furiosa.

Victor apenas alcanzó a esquivar el golpe de un puño rodeado por energía negra.

Itadori Yuji.

Más adulto. Más endurecido. Pero con la misma ira en los ojos.

—¡¿Por qué estás vivo?! —gritó Yuji, con la respiración agitada—. ¡¡Yo… yo te destruí con mis propias manos!!

Victor alzó las manos.

—No soy él…

Pero ya era tarde.

Yuji cargó de nuevo.

Esta vez, Victor no esquivó. Alzó una mano… y sin pensarlo, Desmantelar cortó el aire.

Un tajo perfecto cruzó el suelo.

Yuji retrocedió a tiempo, pero su brazo sangraba.

—¡Esa maldita técnica…!

Una explosión resonó al costado. Nobara Kugisaki apareció con su martillo y clavos, usando Resonancia.

—¡Lo tengo! ¡Clavo vibrante!

Victor sintió el punzón del dolor. Su pecho ardió.

Pero en lugar de caer… sonrió.

No por placer.

Sino porque entendió que esto era real. Esta era la historia que había leído, el anime que amaba.

Y ahora… formaba parte de ella.

—No quiero luchar —dijo con voz firme.

—¡Mentiroso! —gritó Nobara—. ¡Ese cuerpo es de Sukuna! ¡No hay redención posible!

Otra presencia apareció.

Fushiguro Megumi invocó a Nue, el ave gigante, desde lo alto.

—Si de verdad no eres él… ríndete. O muere como lo hizo antes.

Victor cerró los ojos.

Y por primera vez… tomó una decisión.

—No me rendiré. No porque quiera pelear. Sino porque no tengo adónde volver. Este cuerpo… esta maldición… me eligieron a mí.

Gojo apareció en ese instante, flotando con calma.

—Vaya… qué monólogo más dramático. Casi me hace llorar.

Victor giró, con la mirada afilada.

—Gojo Satoru…

—Ese soy yo —dijo el hechicero más fuerte, con una sonrisa peligrosa—. Y tú… eres un misterio que quiero resolver.

Victor dio un paso atrás, su energía maldita se alzó como una tormenta.

—¿Qué harás? ¿Sellarme?

Gojo soltó una carcajada.

—No. Eso ya lo intentamos una vez. Esta vez, quiero ver qué decides tú.

Todos los hechiceros lo miraron confundidos.

—¿Vas a dejarlo ir? —preguntó Maki, furiosa.

—No lo estoy dejando ir —dijo Gojo—. Estoy dejando que se defina a sí mismo.

Y luego, miró directamente a los ojos de Victor.

—Pero recuerda esto, chico. Si eliges ser Sukuna… no tendré piedad.

---

En otro rincón del mundo…

Un círculo oscuro se abría.

Desde él emergían tres figuras:

Mahito, riendo como siempre.

Jogo, furioso por naturaleza.

Y una figura nueva… oculta por una túnica.

—Así que… Sukuna ha vuelto.

—No exactamente —murmuró Mahito—. Pero igual quiero jugar con él.

El tercer ser habló, con una voz tan antigua como el odio.

—Entonces, que el juego comience. El mundo no está listo… para otro Dios.

Capítulo 2 (continuación): El rey en la sombra

El silencio que siguió a las palabras de Gojo fue tan denso como la energía maldita que envolvía el aire. Todos estaban tensos, preparados para atacar en cualquier momento. Yuji, con el brazo sangrando, contenía su furia con los dientes apretados; Megumi mantenía a Nue girando en círculos sobre sus cabezas; Nobara tenía otro clavo en mano, lista para lanzarlo.

Victor, con el cuerpo de Sukuna brillando con marcas negras y ojos dobles encendidos, bajó lentamente la mano.

—No necesito su compasión —dijo, clavando los ojos en Gojo—. Pero sí necesito respuestas. Si tengo que vivir con esta forma, quiero entender por qué estoy aquí.

—Buena respuesta —sonrió Gojo—. Pero no me creas tan ingenuo. Desde hoy estarás vigilado, constantemente. Y si te sales del camino… no tendrás una segunda advertencia.

Con un movimiento rápido, Gojo desapareció.

Los demás no estaban tan convencidos.

—Esto es una locura —escupió Nobara—. No podemos permitir que esa… cosa, camine entre nosotros.

—Es lo que haría el verdadero Gojo —intervino Yuta Okkotsu, apareciendo desde las sombras, su katana cubierta de energía maldita—. Ver el potencial… antes que la amenaza.

Victor se volvió lentamente hacia él. Había leído sobre Yuta. Lo conocía. Y lo temía.

—¿Tú también piensas dejarme vivir?

—No. Yo te voy a observar —respondió Yuta, sin emoción—. Y si fallas… yo seré quien te detenga.

---

Días después.

Victor fue llevado al Instituto Técnico de Magia Metropolitana de Tokio.

Había vuelto.

Pero no como espectador, ni como estudiante…

Sino como encarnación de su personaje favorito, en un mundo donde todos lo odiaban.

—Bienvenido a tu habitación —dijo Shoko Ieiri, la doctora, señalando una celda reforzada con talismanes, sellos y energía maldita. Incluso el aire parecía estar controlado dentro.

—No esperaba un trato de hotel —respondió Victor.

—No te emociones —dijo Shoko, encendiendo un cigarro—. Esta celda fue usada para contener maldiciones de grado especial. No hay privacidad. Y si activas energía maldita de más… el sistema sellará automáticamente todo el piso.

Victor se sentó. Cerró los ojos. Meditó.

Y allí, en la oscuridad de su mente, volvió a escucharla.

La risa de Sukuna.

—Así que intentas comportarte… como un humano.

—No me interesa lo que pienses —murmuró Victor mentalmente.

—¿No lo ves? —respondió Sukuna desde el fondo de su alma—. Este mundo no te quiere. Solo fingen tolerarte. Y cuando te desvíes solo un poco… te aplastarán.

Victor no respondió.

Pero las palabras resonaban con fuerza.

---

Mientras tanto, en las sombras del mundo…

—La reaparición de Sukuna ha cambiado el equilibrio —gruñó Kenjaku, oculto en un cuerpo nuevo—. Tendremos que acelerar los planes.

A su lado, Mahito giraba alegremente, jugando con una esfera de almas en sus manos.

—Quiero verlo sufrir. ¡Quiero verlo gritar como Yuji!

—Tendrás tu oportunidad —dijo Jogo, soltando una llamarada por la nariz—. Pero primero, necesitaremos despertar al resto.

Kenjaku extendió una mano sobre un mapa del mundo maldito.

—Abramos los sellos. Que todos los Espíritus de Grado Especial vuelvan. Quiero ver si este “nuevo Sukuna” puede sobrevivir… a lo que viene.

---

Instituto Jujutsu – Entrenamiento forzado

—¡Levántate, bastardo! —gritó Maki, lanzando a Victor contra el suelo.

El entrenamiento no era opcional.

Gojo lo había dejado claro: si Victor quería vivir, tendría que ganarse cada segundo.

—¡Otra vez! —dijo Panda, lanzándole una roca gigante.

Victor se cubrió con Cocina Encendida, quemando el proyectil antes de que lo aplastara.

—¡No uses técnicas mortales! —gritó Nobara—. ¡No estamos jugando!

Victor gruñó. Su cuerpo estaba cubierto de sudor y sangre, pero no cedía.

Cada noche, tenía pesadillas.

Cada día, tenía que contener el impulso maldito que brotaba dentro.

Y sin embargo, algo extraño pasaba.

Victor comenzaba a entender a Sukuna.

Su poder.

Su hambre.

Su desesperación.

No como un fan.

Sino como el único ser vivo que compartía su alma.

---

Una noche, en lo alto del Instituto…

Gojo se acercó, mirando las estrellas.

—¿No duermes?

—No puedo —respondió Victor, sentado en silencio.

—¿Temes soñar con él?

—No. Temo que un día… me guste lo que me dice.

Gojo lo miró con seriedad.

—Te contaré algo, Victor. Cuando Yuji compartía su cuerpo con Sukuna, el chico luchaba todos los días. Nunca dejó de resistirse. Nunca dejó de ser él.

—¿Y qué le pasó?

—Sukuna lo destruyó desde dentro.

Un silencio denso cayó entre los dos.

—¿Por qué me ayudas? —preguntó Victor, de pronto.

—Porque tú aún no has decidido qué eres —respondió Gojo, con una mirada seria por primera vez—. Pero si un día te decides por ser él… yo también tomaré mi decisión.

Y con eso, desapareció.

1
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play