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Burn Notice

Burn Notice

Status: En proceso
Genre:Terror / Romance / Pérdida de memoria / Salvando al mundo / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:403
Nilai: 5
nombre de autor: B.E.M

En un mundo roto por criaturas sin alma, un chico despierta en un bosque, su mente vacía, con solo un cuaderno para anclar su existencia. Rescatado por Ana, una joven arquera, y su hermano León, se une a su peligrosa búsqueda de un refugio seguro en Silverpine.

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Los Rebeldes Preparan el Ataque capitulo 6

En la base rebelde, León ayudaba a recolectar suministros junto a Zoe, mientras planeaban un ataque contra el Capitán. una noche, se despertó en una casa destartalada, con el frío colándose por las grietas. Salió al aire fresco del río, donde encontró a Zoe afilando su katana junto a una fogata.

—Te levantaste temprano —dijo Zoe, sin apartar la vista de su katana.

—No podía dormir. Pienso en mi hermana y en Joel. ¿Creés que el plan funcionará?

—preguntó León, con la voz cargada de inquietud.

—Si todos hacemos nuestra parte, sí —respondió Zoe, entregándole un cuchillo—

Toma, por si las cosas se complican. León lo aceptó con decisión y, tras un instante, preguntó:

—Zoe, ¿quién es el Capitán, realmente? ¿Qué pasó en el pueblo? ¿Fuiste vos la de la explosión?

Zoe suspiró, apoyando la katana en el suelo.

—El Capitán era un líder militar antes del caos. Cuando llegaron los caminantes, perdió la cabeza y se autoproclamó salvador. Usa a la gente como escudos humanos. La explosión fue nuestra, para debilitarlo. Esa noche que nos conocimos, sí, fui yo. Mañana peleamos juntos, León. No hay vuelta atrás. León tragó saliva, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿Y si no ganamos? Zoe lo miró con ojos firmes.

—Moriremos intentándolo. Pero no dejaré que el Capitán gane. Descansá, mañana vas a necesitar estar listo.

La mañana se alza gris y fría sobre el taller del Capitán, un edificio destartalado lleno de herramientas oxidadas y apestando a aceite rancio. Mark y Robb, encadenados, trabajan bajo la mirada aburrida de dos soldados que patrullan con rifles al hombro. Mark, con las manos negras de grasa, susurra a Robb mientras ajusta una pieza de metal:

—Hoy es el día. Cuando esos dos se descuiden, usamos el martillo del banco. Uno por la cabeza, el otro por la espalda. Rápido y silencioso.

Robb asiente, los ojos fijos en un martillo cercano, calculando cada movimiento. Mientras finge revisar unos papeles desordenados en una mesa, escucha la conversación de los soldados. Uno, un tipo flaco con una cicatriz en el cuello, le dice al otro:

—Hoy hay juicio en la iglesia. Van a decidir qué hacer con el que robó la casa rodante.

El segundo soldado ríe, golpeando su arma contra la palma de la mano.

—Seguro lo cuelgan. Nadie desafía al Capitán y vive para contarlo.

Robb se tensa, el corazón latiéndole con fuerza. ¿Joel?, piensa, recordando la captura en la plaza. Mira a Mark, que sigue concentrado en el plan, ajeno a la conversación. El soldado flaco se acerca y gruñe:

—¡Dejá los papeles y seguí trabajando!

Robb obedece, pero su mente no para. Si Joel está en juicio, tal vez aún haya tiempo. Mark, mientras tanto, se desliza hacia el martillo, aprovechando que el primer soldado le da la espalda.

La mañana envuelve el campamento rebelde en un aire fresco, mezclado con el murmullo del río y los preparativos para el ataque. León, con el cuchillo corto en la mano y una mochila ligera al hombro, se alista junto a Zoe y los demás rebeldes. Revisan armas y mapas, la tensión creciendo como un nudo en el aire. León, nervioso pero decidido, piensa en Ana y Joel.

De repente, un rebelde delgado y sudoroso corre hacia el grupo, jadeando.

—¡Escuchen! —grita, captando todas las miradas—. Tengo información: el Capitán está en un juicio en la iglesia. Juzgan al que robó la casa rodante, frente al pueblo entero.

Zoe frunce el ceño, apretando la empuñadura de su katana.

—Eso cambia las cosas —murmura—. Si está ocupado con el juicio, sus fuerzas estarán dispersas. Podemos atacar ahora y aprovechar la distracción.

Mira a León, evaluándolo.

—¿Estás listo para esto? El juicio podría ser nuestra chance de liberar a los prisioneros.

León traga saliva, pensando en Joel y Ana. Asiente con firmeza.

—Estoy listo. Vamos por ellos.

Los rebeldes ajustan sus planes, el sonido de las armas al cargarse llenando el aire. La marcha hacia el pueblo comienza, con el juicio como el nuevo foco de su ataque.

Ana corre por las calles polvorientas, el corazón desbocado, el vidrio roto temblando en su mano envuelta en jirones de su remera. El pueblo está envuelto en un silencio inquietante, roto solo por murmullos lejanos. A medida que avanza, las voces se vuelven más claras. Escucha a un grupo de aldeanos en una esquina, sus palabras cargadas de emoción:

—Hoy hay un juicio en la iglesia —dice uno—. Van a decidir qué hacer con el que robó la casa rodante.

Otro añade, sombrío:

—El Capitán está furioso. Seguro lo ejecutan.

Ana se detiene, el pulso acelerándose. ¿Joel? ¿León? La posibilidad de que estén en peligro la empuja a actuar. Gira hacia la iglesia, acelerando el paso mientras el murmullo de la multitud crece. Las calles se llenan de gente caminando en la misma dirección, algunos con miedo, otros con curiosidad. Ana se mezcla entre ellos, el vidrio oculto bajo la manga, decidida a descubrir qué pasa. A lo lejos, el campanario torcido de la iglesia se alza contra el cielo gris, y el rumor colectivo se intensifica. Ana aprieta el paso, rezando por encontrar a su hermano o a Joel antes de que sea tarde.

Joel apenas puede mantener la cabeza erguida, consumido por el cansancio y el dolor. Encadenado al pilar central de la iglesia, sus rodillas tiemblan bajo el peso de las cuerdas, y su visión se nubla por el hambre y el frío. La multitud murmura a su alrededor, un zumbido confuso de voces divididas. Algunos piden clemencia; otros, castigo. Nadie se pone de acuerdo.

El Capitán, en el altar con el hacha en mano, alza la voz:

—¡Ya es hora de una decisión!

Su tono corta el aire como una hoja. Los aldeanos se callan, mirándolo con temor y expectación. El Capitán señala a Joel con desprecio.

—Este chico no es solo un ladrón. Está con los rebeldes, esos traidores que nos dejaron indefensos. Su explosión destruyó nuestras armas, y ahora quiere vernos caer ante los caminantes.

Un murmullo recorre la multitud. Una mujer mayor susurra:

—Parece tan débil... ¿y si miente?

Un hombre corpulento replica:

—¡Es un espía! ¡Que pague!

Joel, con la cabeza gacha, siente un destello de ese recuerdo borroso: una mujer gritando, su voz distorsionada. Pero se desvanece. El Capitán golpea el altar con el hacha.

—¡Decidan ahora, o lo haré yo!

La presión crece. Joel, al borde del colapso, murmura:

—No... no soy un rebelde...

Su voz se pierde, y el veredicto depende de un hilo mientras la multitud sigue dividida.

Nota 6

Nombre: Desconocido (los guardias la llaman "la rebelde con la katana")

Edad: 20-30 (según rumores)

Ojos: Desconocidos

Pelo: Desconocido

Historia: Los guardias susurran sobre una rebelde con una katana que lidera el ataque contra el Capitán. Dicen que ella causó la explosión que sacudió el pueblo. Si León está con ella, está en buenas manos. Espero que vengan por nosotros.

1
Kino No Tabi
¡No te detengas, por favor!
Glenda
Me has dejado en suspenso, necesito saber lo que va a pasar, ¡actualiza pronto por favor!
B.E.M: gracias mañana temprano salen 2 capítulo más
total 1 replies
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