Una famosa Agente de las fuerzas especiales reencarna en un mundo lleno de magia, incertidumbre y tal vez un poco de romance... ¿Podrá adaptarse a su nuevo mundo? o ¿su nuevo mundo se adaptará a ella?...
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Capítulo 2
Capítulo 2
Todo sucedió tan rápido que no pude reaccionar con claridad. El hombre que había estado cerca de mí cayó al suelo, y el pánico se apoderó de mi cuerpo. No entendía qué estaba pasando, pero sabía que algo no estaba bien. Mi mente trataba de procesar la situación, pero las emociones parecían desbordarme. Sin pensar más me lance encima de ese cerdo, comencé a golpearlo, el solo se trataba de cubrir.
La doncella intentó acercarse, y sus palabras trataban de ser suaves, simulaban estar llenas de preocupación, obvio no podía confiar en nadie en ese momento, menos en esa mujer que estaba orquestando todo con aquel hombre. La aparté de una patada, temerosa. Algo dentro de mí me decía que debía defenderme, aunque aún no entendiera bien lo que estaba ocurriendo.
De repente, la puerta se abrió de golpe, y un hombre entró. Llevaba una armadura brillante, su porte era imponente, y aunque sus ojos parecían tranquilos, no pude evitar sentir que su presencia era demasiado pesada para mí. No sabía si él venía a ayudarme o si era parte de todo esto.
Antes de que pudiera reaccionar, el hombre se acercó con rapidez, intentando sujetarme. Mi cuerpo se tensó, y actué instintivamente. Me agaché y, sin pensarlo demasiado, lo empujé hacia atrás con un movimiento rápido, al empujarlo, aproveche para golpearlo en sus partes íntimas, de esa forma el hombre aunque era más corpulento que yo, perdió el equilibrio y se comenzó a retorcer en el piso, pues a quien no le duele un golpe allí abajo.
No era capaz de controlar todo lo que sentía, pero algo en mi interior me empujaba a no quedarme quieta.
En ese momento, me di cuenta de que él llevaba una espada a su costado, y por un momento, pensé que podría ser mi oportunidad. La tomé sin esperar más tiempo, me giré y me lance nuevamente a ese cerdo que quería aprovecharse de mí, pero antes que pueda clavársela en medio de esa frente fea, una mano firme me sujetó por la cintura, mientras que otra sostiene las manos donde tenía la espada lista para actuar. Mi respiración se aceleró, y aunque mi cuerpo intentaba liberarse, las fuerzas que me retenían eran demasiado fuertes.
Me sacó de encima de ese hombre asqueroso, sin soltarme me hizo girar, quedé frente a él, carajos que hombre más apuesto, dios concéntrate cerebro estúpido, no es momento de admirar a nadie. Lo miré con furia, sintiendo cómo su mirada se encontraba con la mía. Era más alto que yo, y su rostro reflejaba una seriedad que no me inspiraba confianza.
-Tranquila-, dijo en un tono grave, casi suave, como si no comprendiera lo que estaba sucediendo.
¿Tranquila? ¿Después de lo que había escuchado? Las palabras del otro hombre y esa mujer descarada, aún resonaban en mi mente, y la angustia me hizo hablar antes de que pudiera pensar.
-¿Cómo quieres que esté tranquila?-, respondí con voz quebrada, sin poder ocultar la frustración. -¿Qué esperas que haga cuando me encuentro aquí, rodeada de... de ustedes que intentan abusar de mí?-
El hombre parecía sorprendido, como si no entendiera lo que acababa de decir. Su rostro, antes sereno, se llenó de confusión. Yo no sabía si su sorpresa era genuina o si simplemente no quería entender lo que estaba pasando.
La tensión en mi cuerpo era tan grande que algo dentro de mí se quebró. Un mareo repentino me invadió, y antes de que pudiera evitarlo, sentí una oleada de náuseas. Mi estómago se revolvió, y sin poder hacer nada, el malestar salió de mí, justo cuando me sostenía.
Me sentí avergonzada, pero, al mismo tiempo, algo en mí se liberó un poco al ver cómo él se trataba de apartaba rápidamente, pero no llegó a tiempo y su atuendo perfecto fue manchado por aquello que no paraba de salir de mi boca, podía ver que era rojizo y tenía un poco de gusto metálico… Mierda eso es sangre. Aunque no lo quería, una pequeña sensación de pesadez recorrió mi cuerpo.
La oscuridad me envolvió entonces, como si todo se desvaneciera. Mi mente se apagó poco a poco, incapaz de seguir procesando lo que sucedía a mí alrededor. La última cosa que pude escuchar fue la voz del hombre que me había sujetado, esta vez con más firmeza, dando órdenes que no lograba entender.
-Idiota ¿qué carajos haces tirado en el suelo?-
Mientras el hombre con armadura le contestaba.
-Yo, lo siento señor, llegué y quise agárrala pero ella, no sé cómo me golpeó, no puedo levantarme me duele mucho-
-Eres un incompetente, ¡Julio ven aquí!-
Veo otro hombre que entra, mira todo y ríe diciendo
-Vaya la señora es bastante salvaje-
El hombre que me sostenía le grita
-Apúrate, lleva a todos a confinamiento, nadie puede salir hasta que yo lo diga, dile a Rita que llame a un doctor-
Ya no pude escuchar nada más. Mis ojos se cerraron lentamente, y antes de que pudiera resistir, el sueño me venció por completo.