Un antihéroe conocido como Komori y una heroína conocida como Zero deberan unir fuerzas para impedir que el Ragnarok ocurra.
Los problemas que comenzaron el día que se volvieron pareja deberán resolverse en el presente después de quedar varados en Asgard.
Y para ello, junto a sus amigos deberán derrotar a los Aesir que amenazan el planeta Tierra mientras sobrellevan sus problemas.
¿Podrán salvar a la Tierra? ¿Podrán vencer a los dioses nórdicos?
⚠️La novela cambiara al narrador en algunos episodios⚠️
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Capitulo #14: Miedo al dolor
⚠️ EPISODIO NARRADO POR STAN ⚠️
Todo se había tornado oscuro tras escuchar el sonido de un relámpago, lo último que alcancé a ver fue a mi esposa, quien me envolvió en sus brazos para protegerme. Mientras dormía tuve un sueño extraño, estaba huyendo de un gigantesco lobo oscuro con ojos carmesí que brillaban con intensidad mientras me perseguía por lo que recordaba de mi vieja calle de la infancia.
Corrí por cuadras enteras, pero él no dejaba de perseguirme, cada vez que dejaba de confrontarlo con la mirada se volvía más y más grande.
En cuanto ese monstruo me alcanzó me desperté en el suelo con unas intensas náuseas que me hicieron salir de la habitación en la que me encontraba. No alcance a encontrar un baño, pues terminé vomitando un líquido oscuro en el suelo.
Mi cuerpo comenzó a dolerme y a arder, era casi como si me estuvieran asando vivo. Así que corrí hacia la puerta principal para salir al exterior y tomar aire. En cuanto salí, caí de rodillas con todo mi cuerpo adolorido, no sabía porque sentía esto, pero tenía un mal presentimiento.
—Ko… Komori, que…
Antes de que pudiera preguntarle a Komori lo que estaba pasando, sentí un rayo de calidez que provenía de la luna llena que aun con las nubes cubriendo el cielo, se podía ver perfectamente. Verla hizo que el dolor se detuviera e hizo que un viejo recuerdo comenzara a retumbar en mi mente, ese era el recuerdo del rostro de mi padre.
Sin darme cuenta mi cuerpo comenzó a ser envuelto por un líquido plateado similar al color de cabello de mi esposa. Mis huesos crujían, mis dientes se hicieron colmillos y mis dedos se volvieron afilados como garras. Aquel líquido plateado se transformó en pelaje, no sentía dolor, por alguna razón ver fijamente la luna evitaba que tuviera dolor mientras poco a poco me estaba transformando en algo más salvaje.
Cuando terminé de transformarme, algunos de mis sentidos y reflejos se volvieron más agudos. Aunque no solo eso se agudizó, sino que también lo hizo mi hambre. Tenía demasiada hambre, más de la que había sentido nunca antes.
Así que me adentré en el bosque que tenía frente a mí para cazar mi propia comida, mi visión, a diferencia de antes, era mucho mejor en la oscuridad. No solo mi visión sino que también mi olfato era mejor que antes, y no solo en la oscuridad, sino que en todo momento.
Ser un lobo era una sensación muy peculiar, por una parte me sentía tan libre corriendo por el bosque, con la nieve golpeando mis esponjosas patas y por otra, sentía miedo de ser lastimado por alguien más grande y fuerte.
Era una mezcla de sentimientos que me hacían correr y buscar comida por el bosque, sin embargo en el camino no solo me encontré con animales, sino que también con personas que parecían provenir de Midgard.
En una de las presas que no pude comerme, los humanos de Midgard me tiraron al suelo con una red, me estrellé contra el suelo envuelto en una red. Era una sensación horrible, estaba confundido y asustado, mi corazón latía muy rápido.
—Pero miren que tenemos aquí, un Jöttun lobo
—Huhm, esto es nuevo, creí que Odín los había matado por la profecía del Ragnarok
—Al parecer no lo hizo, él debe ser el único
—Hmph, tal vez este muchacho se llama Fenrir, como el tonto de tu cuñado
—Jaja, si, tiene cara de Fenrir
Intrigados se me acercaron, solo que para su sorpresa aún con el miedo que sentía no había dejado de pelear hasta liberarme. Ellos alcanzaron a reaccionar antes de ser aplastados por mis colmillos. Estaba por atacarlos, cuando escuché un estruendo que me paralizó del miedo, era una pistola láser con símbolos en el mango.
—Tsh, ¡No dejen que escape!
Antes de que pudieran capturarme de nuevo, corrí lo más rápido que pude, ellos intentaron de todo para capturarme, desde lanzarme redes hasta dispararme con sus pistolas láser.
Estaba tan asustado que aún cuando los perdí por completo no dejé de correr, mis piernas no dejaban de moverse, mi respiración se volvió más y más agitada. Al menos hasta que me estrellé contra un venado que había sido herido por una flecha.
—¡¡Nova!! —gritó una mujer—.
En cuanto me levanté, vi frente a mi a otra persona, no sabía quién era, ni qué era, solo tenía que protegerme, no debía dejar que me hicieran daño de nuevo. No podía sufrir otra vez, así que no dudé en tratar de morderla, ella pudo esquivar mi mordisco aunque se tropezó y cayó al suelo con un par de raspones.
—¡¡Nova, aléjate de él!!
Ella parecía asustada, o al menos lo estuvo hasta que vio algo en mí, que no creía que aún conservara. Ignorando las advertencias de su compañera, se me acercó con curiosidad.
—Mi amor, ¿Eres tú? —preguntó curiosa mientras extendía la mano hacia mí—
Al principio le gruñí, pero poco a poco comencé a ver qué en su mirada no había ni siquiera un rastro de maldad, era distinta a esos cazadores que antes habían intentado herirme. Dejé de gruñir para acercarme a ella con curiosidad también.
—Ay Stan, tranquilo, no tengas miedo, estoy aquí contigo —me acerqué a ella para olfatearla, en un intento de averiguar quién era ella—. Oye, jaja, espera, cariño me haces cosquillas con tu nariz —se rió mientras la olfateaba—.
Gracias a su olor pude reconocerla, lo que me emocionó mucho, tanto que me lancé hacia ella para lamerla mientras movía mi gigantesca y esponjosa cola de lobo. Flor no dejaba de reírse debido a que le hacía cosquillas, mientras que la mujer que la acompañaba se quedó de pie confundida, y con la ceja levantada.
—¿Qué? Espera, Nova, ¿Quién es este Jöttun? ¿Lo conoces?
En cuanto esa mujer puso un paso cerca de mi esposa, me puse frente a Flor, saqué mis colmillos, y le gruñí mientras enfurecido fruncía el ceño. No quería que le hicieran daño, debía cuidar de mi familia y esa mujer me causaba un mal presentimiento, olía igual que los cazadores y no conocía sus intenciones con mi esposa.
—Wow, wow, Stan tranquilo —dijo levantándose para tratar de calmarme—. Ella es amiga, no es un enemigo —me agarró de la cara para que la viera a los ojos—. Confía en mí, no nos hará daño
Con un bufido dejé de gruñir y me senté detrás de Flor, esa mujer no me caía bien, aunque sí mi esposa la consideraba alguien de fiar, debía mantenerme en calma, al menos por ahora, ya que seguía atento a sus movimientos.