Tras morir de una manera cruel y también injusta, Dayana de una manera misteriosa ha regresado en el tiempo.
En su regreso, ella planea no volver a ser una tonta que se dejó engañar de sus enemigos.
Ella en esta segunda vida será realmente una villana, y no tendrá piedad de quienes la dañaron.
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Regreso
Resignada, ella dio su último suspiro, y allí, en una celda fría como el invierno, dejó salir su último aliento de vida y murió con el corazón lleno de odio.
De pronto, un pentagrama aparece debajo de ella, y una figura de reloj de arena se forma encima de su demacrado cuerpo, y mientras cae la arena, el tiempo comienza a retroceder, sin que nadie lo pueda notar.
Según retrocede el tiempo, las mentes de las personas van borrando los sucesos que estaban retrocediendo.
En el mundo entero, estaba pasando lo mismo.
De pronto, la arena dejó de caer, y todos continuó como si no hubiera pasado nada. Ese es el reloj del padre tiempo, quien se ha apiadado de Dayana y le había dado una segunda oportunidad, dejando intacto sus recuerdos, para que no cometa los mismos errores que la llevaron a morir.
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En una habitación, una niña con apenas 6 años abre los ojos.
Al hacerlo, ve que el escenario a su alrededor había cambiado, cosa que la hace asustarse.
Alarmada, ella se levanta de la cama, y al hacerlo sus pies le fallan y cae; al caer, ella deja salir un grito de dolor.
Una doncella que pasaba por allí, entró a la habitación, solo para ver a la princesa tirada en el suelo.
—¿Princesa qué hace en el suelo?—pregunta alguien a la niña, quien aún no se ha levantado del suelo.
La niña ve en dirección a la persona que le habló, y ve que se trata de unos de los sirvientes del viejo palacio de la emperatriz su madre.
“¿No lo puedo creer, será que estoy con vida nuevamente?”— se pregunta la niña en sus pensamientos.
Aquella niña no era otra más que Dayana.
Sin creer que algo así es posible, Dayana se pellizca en uno de sus muslos, y al hacerlo siente dolor, lo que significa que lo que estaba pasando es real.
Para no quedar como una escandalosa, la pequeña Dayana le habla a la sirvienta, quien luce preocupada.
—Pensé ver un bicho en mi cama, por eso me asusté— dice ella con una voz infantil para su edad.
La sirvienta lo entiende, tal parece que la señorita se asustó. Ella amablemente busca en la cama y no ve nada, lo que significa que solo fue un susto.
—Señorita, no tiene que asustarse, la cama no tiene nada malo, de seguro solo fue un susto, mejor levántese de ahí, se puede resfriar— dice la mujer con amabilidad.
Dayana, al no reconocer a la mujer, no puede evitar preguntar.
—Disculpa ¿eres nueva en el palacio?— pregunta la niña y la mujer con una sonrisa dice.
—Hoy es mi primer día de trabajo, estoy feliz de estar en este palacio — dice la mujer con genuina emoción.
Dayana lo entiende bien, y para comprobar que sus sospechas son real, decide preguntar.
—¿Qué día es hoy?—pregunta Dayana.
La doncella le dice que estaban en una época, cuando ella recién cumplió los 6 años, lo que significa, que aún le queda un año para evitar la muerte de su madre, ya que ese es el detonante para su tragedia.
Ella no sabe bien qué estaba pasando en esos momentos, pero tiene claro algo: si el destino le dio una oportunidad, ella tomará venganza, ella será realmente una villana.
Con una sonrisa maliciosa, la pequeña Dayana le pide a la doncella ayudarla con el baño, y la mujer muy amable la ayuda.
Después de lavarse y cambiarse, Dayana sale de la habitación siendo seguida por la doncella. Quien la dejo luego de un tiempo y se va a trabajar.
Ella llegó hasta el estudio de su madre, quien se encontraba ese día trabajando como siempre. Aquella mujer al ver llegar a su hija, va hasta ella y la levanta en sus brazos.
—Hola pequeña, ¿quieres desayunar con tu madre en el día de hoy?—pregunta ella y la niña siente deseos de llorar.
“Te salvaré madre” — piensa ella mientras se aferra a su madre, y en su pecho deja escapar un par de lágrimas.
Dalia solo se limita a abrazar a su niña, y cuando ella se calmó, ambas fueron a compartir el desayuno.
Dayana estaba muy callada, y se debatía en su mente si decirle a su madre lo que se viene o no.
Después de pensar por un tiempo, ella llegó a la conclusión, de que sería mejor decirle, para que ella esté alerta.
Por esa razón, cuando ambas terminaron su desayuno, la pequeña Dayana le pidió a su madre hablar en privado, y aquella mujer le pidió ir a su oficina a hablar.
Ya allí, Dayana decide decir todo claro.
—Madre, vengo del futuro, y en ese futuro tú mueres, y aquella ramera que tiene el emperador por concubina, hace todo para quitarme del medio. Sé que lo que te estoy diciendo es difícil de asimilar, pero es la realidad — dice la niña y la mujer abre los ojos como plato.
—¿Dayana hija, estás segura de lo que dices? ¿No lo habrás soñado?— pregunta la mujer con un poco de duda y la niña vuelve a afirmar lo que le acaba de decir a su madre.
—Te juro por mi vida que es así, yo poseo dos tipos de magia, y una de ella es oscura, fruto de una maldición y la otra de luz, en unos años después de tu muerte, mi padre me hará una prueba de magia para saber ese dato, pero aquella mujer, manipula todo y yo soy tratada como un demonio, te juro que todo es real, también fui a pelear a la guerra con tan solo 12 años— dice Dayana mientras lágrimas salen de sus ojos, mientras sigue relatando los demás hechos
La mujer sintió cómo su corazón se encoge dentro de ella, y una pena muy grande la agobia.
—No tienes por qué preocuparte, ahora estamos en el presente, y tienes la oportunidad de hacer las cosas diferentes, yo también lo haré, ¿dices que moriré pronto?—pregunta la mujer.
—Si en un año exactamente — afirma Dayana.
—Eso es tiempo suficiente para salvar mi vida, deja todo en mis manos, no dejaré que nada te pase, vamos a romper la maldición de magia oscura, y así nadie te dice demonio— asegura Dalia y Dayana deja de llorar para decirle a su madre.
—Madre, estoy bien con mi magia de oscuridad, esto más que una maldición, ha sido una bendición para mí, lo que quiero que hagas es, que le pidas el divorcio a su majestad, y te vayas a casa de tu familia, yo me quedaré en el palacio, tomaré venganza por las dos— dice Dayana y una niebla oscura sale de su cuerpo, Dalia sintió un escalofrío, esa niebla le confirma que todo lo que ella dice es real.
Ella entiende a su hija, y por esa razón, decide cooperar con ella.
—Bien, pediré el divorcio, aunque yo no sea la emperatriz, tú sigues siendo la heredera al trono— dice Dalia mientras se pone de pies y abraza a su hija.
Seguido de eso, dejó a Dayana allí, y salió apresurada con destino al palacio principal, y allí pidió ver al emperador.
Los guardias, al ser ella la emperatriz aunque no tenga autoridad, la dejaron pasar a verlo al salón del trono.
—¿Dijeron que quieres verme?—preguntó el emperador. A su lado estaban Marta y su hija.
Dalia al ver eso le dice.
—Quiero hablar con el emperador a solas— expresa ella haciendo una reverencia.
Si algo tiene Dalia, es su educación y belleza. Marta en cambio en comparación a ella, es solo una plebeya con suerte.
Ante la petición de Dalia, el emperador le pide a sus dos acompañantes salir de allí, y ellas no muy de acuerdo le hacen caso.