En contra de su voluntad, Sara, una joven dulce, amable y ciega, al ayudar a su hermana Lize a escapar del matrimonio, se ve obligada a reemplazar a la novia y termina casándose con Adam, un multimillonario considerado por todos como un hombre atractivo, pero también extremadamente frío y cruel.
Lo que comenzó como una unión por conveniencia pronto se revela como un inmersión inesperada en emociones profundas y desconocidas.
En este matrimonio inesperado, los opuestos se enfrentan a desafíos imprevistos y secretos reveladores. Entre el hielo de la obligación y la llama de la esperanza, surge la incertidumbre: ¿podrá el amor nacer entre dos personas tan diferentes?
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Capítulo 5
Alan: ¿Entonces es verdad?
Adam: ¡Te tardaste, idiota!
Alan: Estaba en una fiestita privada. No vas a presentar a tu noviecita ciega, ¿en serio? ¡Por cierto, qué discurso de mierda!
Adam: Alan, ella es Sara. Sara, él es Alan.
Sara: Extiendo la mano y el tal Alan le da un beso asqueroso. Retiro rápidamente la mano.
Alan: Tu gata es arisca, Adam.
Sara: Adam conversa un poco con Alan, y me quedo parada a su lado. Las horas pasan y comenzamos a despedirnos de los invitados, me despido de mi padre y lloro junto con él. Sigo con Adam, imagino que estamos en su propiedad porque vamos caminando. Tropiezo varias veces por la brutalidad con la que me arrastra y no intercambiamos una palabra siquiera.
Adam: Sara continúa en silencio, la arrastro hasta mi cuarto y la lanzo en la cama.
Sara: ¡Adam, este matrimonio es solo una fachada!
Digo asustada sintiendo que Adam me lanza en una cama.
Adam: No tengo ningún interés en ti, vas a dormir en mi cuarto porque nadie sabe que este matrimonio es un contrato y permanecerá así.
Sara: ¿En la misma cama?
Adam: Puedes dormir en la cama o en el suelo si prefieres.
Sara no responde, se sienta y se queda inmóvil por un tiempo. Me siento en el sillón, tomo un vaso con whisky y me quedo solo intentando entender cómo va a funcionar esto.
Sara: Necesito que me digas cómo es el cuarto, así voy a construir la imagen en mi cabeza y saber dónde están las cosas.
Adam: ¡Tendrás que valerte por ti misma, esposita!
Sara: Respiro hondo, me quito los tacones altos y los coloco en el suelo y los arrastro hasta pegarlos en la pared para evitar tropezar. Me levanto y doy algunos pasos pequeños, toco la pared y voy caminando explorando el cuarto buscando el baño.
Adam: Sara camina en dirección a un mueble grande, pero bajo, que ella no va a identificar con las manos a la altura que está. Como imaginé, choca con él.
Sara: Finalmente encuentro una puerta e identifico el baño. Entro y no escucho más nada, no sé dónde está Adam, pero imagino que él no me ayudaría con el vestido. Tengo mucha dificultad en quitármelo, y cuando finalmente lo logro, escucho en seguida el ruido de la puerta y pasos saliendo del cuarto.
Adam: Después de algunos minutos, con dificultad Sara llega al baño, me quedo en silencio y ella parece no importarle si la estoy viendo o no. Se quita el vestido con dificultad, está sin sostén, con una cachita casi infantil de algodón blanca, de espaldas a mí, noto un hematoma grande cerca de la costilla, entonces era eso lo que la estaba incomodando. Me levanto y salgo del cuarto y me quedo algunas horas en el escritorio.
Sara: Con mucha dificultad encuentro una bata y la coloco en la encimera que parece ser del lavabo. Exploro todo el baño y encuentro el registro de la ducha, me baño rápido con agua helada, no sé cómo regular la ducha y termino temblando de frío, me coloco la misma ropa interior sin opción y la bata. Hago el mismo camino de vuelta, exploro un poco más el cuarto y me siento en lo que parece ser un sillón, me acomodo como puedo y me quedo dormida aun con frío.
Adam: Vuelvo al cuarto, el vestido de novia de Sara está en el mueble con el que chocó, ella está con mi bata encogida en el sillón. Parece tener frío, la ignoro. Me baño, me visto, me acuesto, enciendo el aire acondicionado, me cubro y rápidamente me quedo dormido.
Sara: Me despierto sintiendo mucho frío. El cuarto está helado, me quedo aún más encogida, las horas pasan y duermo temblando de frío vencida por el cansancio.
Adam: Me despierto temprano y con buena disposición después de una excelente noche de sueño. Sara continúa durmiendo, está en posición fetal toda encogida. Hago mi higiene, me baño, me visto y pateo con fuerza el sillón en el que Sara está durmiendo, ella se despierta asustada.
Levántate, te voy a presentar a los empleados.
Sara: Buenos días, Adam. No tengo ropa conmigo.
Adam: Tu padre mandó a entregar temprano tu ropa, está en las maletas en medio del clóset. Vístete y baja.
Sara: Antes de que pueda decir cualquier cosa, Adam sale. No sé cómo voy a bajar si no conozco nada aquí. Respiro hondo y con mucha dificultad chocando con algunos muebles encuentro las maletas en el clóset. Conozco toda mi ropa, memorizo hasta incluso los colores de ella. Tomo un vestido nude, con mangas y me visto. Todas mis cosas están aquí, me peino el cabello, hago mi higiene con el dedo incluso y me paso un gloss.
Adam: Pasa una hora y nada de que Sara baje. Subo tras ella con odio y la encuentro sentada en la cama.
¿Qué haces aún aquí?
Sara: Adam, ¿no parece obvio? ¡Soy ciega! ¿Cómo crees que voy a saber a dónde encontrarte cuando todo lo que dijiste fue, vístete y baja?
Adam: Tomo con rabia la muñeca de Sara y la arrastro hasta el piso de abajo.
Katy, reúne a todos los empleados ahora.
(Katy, empleada de Adam)
Katy: Sí señor.
Sara: Permanezco en silencio parada sin saber siquiera dónde estoy.
Adam: Como ya deben saber, me casé y ella es mi esposa, Sara. Sara es ciega e independiente, a mi querida esposa no le gusta la ayuda, entonces, si ven a cualquier persona aquí acercarse a ella ¡será despedido! Pueden volver al trabajo.
Sara: ¿Era solo eso?
Adam: Todos aquí tienen familia que mantener, Sara, ¡si cualquiera te ayuda, estará en la calle!
Sara: Adam...
Adam: El desayuno es servido a las siete horas, el almuerzo al mediodía y la cena a las diecinueve horas, si pierde las principales comidas tendrá que valerse por sí misma para comer.
Sara: Adam, no sé siquiera dónde estoy ahora, esto mucho más que cruel, es inhumano.
Adam: Querida esposa, ni siquiera pena siento de ti.
Sara: ¡Dame un día, un día con cualquier funcionario para conocer las habitaciones de la casa, después yo me las arreglo!
Adam: ¡Tendrás que valerte por ti misma y recuerda lo que dije, cualquiera que te ayude, será despedido!
Sara: Adam sale dejándome sola, me quedo sin saber para dónde ir. Siento olor a café y sigo en la dirección en la que escucho el sonido de los cubiertos. Choco con varias cosas en el camino, y llego hasta una silla. Me siento y siento un plato frente a mí, continúo explorando la mesa y tomo lo que parece ser un pastel, lo pruebo y me gusta el sabor. Adam está en la mesa, su perfume es muy marcado, él no dice una palabra, también me quedo en silencio. Él sale después de un tiempo, me quedo sola en la mesa sin saber cómo voy a llegar al cuarto y así se pasan horas.