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Cuando Pase La Tormenta

Cuando Pase La Tormenta

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Malentendidos / Traiciones y engaños / La Vida Después del Adiós / Divorcio / Amor en la madurez
Popularitas:22.9k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Una mujer de mediana edad que de repente se da cuenta que lo ha perdido todo, momentos de tristeza que se mezclan con alegrias del pasado.
Un futuro incierto, un nuevo comienzo y la vida que hará de las suyas en el camino.

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Preguntas sin respuesta

Charles seguía en el porche con su móvil, y yo... Bueno, yo me quedé escuchando.

—Te dije que te calmes... sí, lo sé. Pero tienes que confiar en mi. Lo voy a tener listo lo antes posible. No podemos apurar las cosas ahora —decía Charles, su voz sonaba entrecortada, casi frustrada— Sí, sí... ya sé cuánto tiempo pasó. Pero esto no es tan simple como piensas.

Había algo en su voz... una mezcla de desconcierto y enojo, como si intentara controlar la conversación sin perder la paciencia. Las palabras "tener todo listo pronto" quedaron flotando en el aire. Sentí un escalofrío. No por celos, no por desconfianza amorosa, sino por esa sensación de que algo estaba fuera de lugar.

Retrocedí lentamente y volví a la sala antes de que él entrara. Me senté en el sillón, simulando estar revisando una revista. Cuando Charles finalmente cruzó la puerta, su expresión cambió al verme.

—¿Todo bien? —le pregunté, levantando la vista.

—Sí, sí. Era un compañero del trabajo. Tenía que consultarme algo urgente —respondió casi de inmediato, como si hubiera ensayado la respuesta.

Lo observé en silencio durante unos segundos. Tenía el ceño ligeramente fruncido, y aunque intentaba mostrarse tranquilo, había algo en su mirada que no encajaba con la naturalidad de sus palabras. Sin embargo, no quise presionarlo.

—Bueno... si ya estás libre, ¿qué te parece si vamos a comprar algunos víveres antes de que cierre el negocio del pueblo? —le propuse con una sonrisa suave.

Charles pareció relajarse.

—Me parece perfecto. Dame diez minutos para ducharme y estoy listo.

Asentí y lo vi dirigirse al baño, mientras yo recogía las llaves del auto y un abrigo liviano. Afuera, el cielo ya comenzaba a vestirse con tonos dorados, y aunque la inquietud seguía latente en mi pecho, decidí guardar mis dudas por ahora. Tal vez solo era mi imaginación...

O tal vez no.

El sol de la tarde doraba las calles tranquilas del pequeño pueblo, y mientras caminabamos tomados de la mano rumbo al almacén, sentía una mezcla de entusiasmo y cierta inquietud que no lograba explicar. Habíamos decidido comprar algunos víveres para cocinar algo rico esa noche y, quizás, desayunar al día siguiente en la cabaña. Charles parecía algo más pensativo que de costumbre, pero intentaba mantener una conversación amena mientras recorríamos los estantes del lugar.

—¿Quieres llevar esas galletas que nos gustaban cuando empezamos a salir? —pregunté, mostrándole una caja.

Él sonrió apenas, como si esa simple imagen del pasado lo hubiese transportado a un recuerdo cálido. Iba a responder, pero en ese momento su móvil comenzó a sonar de nuevo. Charles lo miró, frunció el ceño y murmuró algo entre dientes que alcancé a oír.

—¡Mierda, otra vez!...

—¿Es del trabajo otra vez? —pregunté, mientras lo observaba con atención.

Charles asintió sin mucho entusiasmo.

—Sí, mi amor. Necesito atender esto, es algo urgente. Ya vuelvo —dijo, y se alejó rumbo al estacionamiento con el móvil pegado al oído.

Un suspiro escapó de mi interior, y mis pensamientos se agolpaban tratando de convencerme de que efectivamente se trataba de trabajo, aunque algo en su tono me había descolocado. De todos modos, seguí con la compra, agregando frutas, pan fresco, algunas pastas y un vino que había visto en la entrada. Cuando terminé, pagué todo y salí con las bolsas hacia el estacionamiento, esperando encontrar a Charles allí.

Pero no estaba. El coche seguía estacionado donde lo habíamos dejado, pero no había señales de mi esposo. Escaneé el lugar con la mirada, preguntándome si él habría regresado al interior del almacén para buscarme. Entonces lo vi, estaba adentro, no muy lejos de los refrigeradores, hablando con alguien. Enronces apuré el paso, creyendo que me estaba buscando y que seguramente estaba preocupado porque no podía localizarme ya que no traía mi móvil conmigo. Lo había dejado en el auto por error.

Una vez que lo divisé, regresé y guardé las bolsas en el coche para luego volver al interior del local, caminé hacia la zona donde lo había visto. A medida que me acercaba, oí voces, primero bajas, luego un poco más nítidas. Charles no estaba hablando por teléfono. Estaba discutiendo con una mujer.

—¡No puedes hacer esto, Charles! —decía —Te fuiste sin avisarme nada, como si yo no importara. —claramente era una voz de mujer, contenida pero cargada de reproche.

—Tienes que entender que no es el momento. No puedes aparecer así como si nada. Estoy con mi esposa. ¿Quieres arruinarlo todo?

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, un zumbido empezó a sonar en mis oídos. Me detuve detrás de una estantería de productos enlatados, tratando de comprender lo que estaba escuchando. La mujer volvió a hablar, esta vez en un tono más bajo.

—¿Acaso no merezco una explicación, Charles? ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Esperarte? ¿Seguir fingiendo?

—No es el momento para esta charla. Te dije que iba a ocuparme de todo, pero no puedes presionarme así. No ahora.

Oír esas palabras me hicieron sentir una punzada helada en el pecho. ¿Qué significaba eso? ¿Qué estaba ocultando Charles? Me quedé quieta, paralizada por el miedo, la confusión y una creciente angustia que no podía controlar. De pronto, escuché pasos acercándose y me alejé apresuradamente, fingiendo revisar un estante de productos típicos locales. Charles pasó junto a mí sin verme, y caminó rumbo a las cajas de pago.

Sacando fuerzas de donde tenía regresé sobre mis pasos, tomé aire, y salí inventando una calma que no sentía, llegué al coche. No dije nada cuando Charles regresó, aparentando normalidad. Él me sonrió de manera forzada y dijo:

—¿Tienes todo, reina? ¿Vamos?

Asentí, sonriendo con mucho esfuerzo.

—Sí, vamos. —dije, y luego subí al coche en silencio.

Durante el trayecto de regreso a la cabaña, él habló sobre una receta que podríamos probar con lo que habíamos comprado. No hice más que asentir, respondíendo con monosílabos, pero en mi mente todo era un torbellino. Una mezcla de preguntas que intentaba responder temiendo esas respuestas. ¿Quién era esa mujer? ¿Qué relación tenía con Charles? Y, sobre todo, ¿Qué me estaba ocultando?

No estaba segura de querer conocer las respuestas, y tampoco sabía qué estas no iban a tardar mucho en llegar.

1
Jazmina Garcia
Me Encantó
Claudia Patricia Cruz Saa
Felicidades autora me encanta que este embarazada de ése maravilloso hombre /Smile//Smile/
mariela
Que hermosos capitulos fue un maratón maravilloso donde hubo mudanza, desorden, tristeza, adaptación, comprensión pero sobretodo mucho amor fue difícil para Samantha que Charles por fin le diera el divorcio pero se logró y ahora de paso un milagro llega para terminar de formar esa familia un par de gemelos que harán de su padre un ser completo y feliz y sus hermanos mas serán los consentidores Definitivamente Autora de escribir maravillosa me encanta esa manera de narrar te felicito por tan bella novela donde la resiliencia, la comprensión, la confianza, el respeto y el amor todo lo puede.
Andrea Pupo
fuaaaaaa enorme maratón gracias autora!!!!💗💗💗
mariela
Charles después de todo lo que haz hecho y destruido dices que todavía son familia jajajaja que ridículo e imbécil eres para no querer firmar el divorcio.
Muy buena decisión Samantha vivir juntos cuál es el problema es la felicidad de ustedes
Rose Mary ⚘️
ya le dieron duro tatequieto
mariela
Charles por fin te pusieron un alto ahora perdiste también la confianza de tus hijos con esa mentira sobre Alessandro que es un hombre serio e inteligente y está muy enamorado de Samantha así ve y busca a tu tóxica
martina araque
Que estúpido no se da por vencido después de lo que hizo...
martina araque
Sí deben ir despacio porque ella está saliendo de una relación que la dejó muy dolida y él todavía no se sabe que le pasó
martina araque
Me encanta tú novela...
martina araque
Así es los hijos crecen y ya después una queda sola ..
martina araque
No es sólo confianza es que él quiere andar con las dos es muy tonto de verdad, sólo piensa en si mismo
martina araque
Lloré 😭 es muy triste pasar por está situación....los recuerdos vuelven 😭
martina araque
Hay no puede ser que hombre tan hipócrita... bueno hay un dicho que dice nunca confíes en hombres...
mariela
Charles sembró la duda en sus hijos sobre Alessandro y ahora ellos lo rechazan que se vayan los dos con su padre pero cuando se de cuenta de lo que le están haciendo que no se arrepientan por pendejos y no hablar claro con su madre y Alessandro de frente.
mariela
Hasta cuándo ese imbécil de Charles quiere seguir jodiendo ahora va a querer sembrar dudas en Samantha y Alessandro con esa foto y ojalá ella no preste atención a eso
Emperatriz Reales
Da rabia, porq el tubo su hogar y lo perdio por sus sinverguenzadas, todavia se va de la casa y andaba con la mujer esa, y ahora jode q jode el perdedor ese
Jazmina Garcia
Capaz y se cuidaba para que samanta no saliera embarazada
Rose Mary ⚘️
que tipo tan desgraciado
Alexandra Ortiz Posada
ya empezó ese estúpido con las intrigas, ojalá Samantha sea lo suficientemente madura para confiar en Alessandro
Emperatriz Reales: Bueno samantha ella sabe q alessandro no es un promiscuo como charles, esperemos q no se deje envolver por ese estupido perdedor
total 1 replies
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