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En Las Garras De Mi Enemigo

En Las Garras De Mi Enemigo

Status: En proceso
Genre:Futuro / Omegaverse / Hijo/a genio / Reencuentro / Amor eterno / Amor en la guerra
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Mckasse

Acron Griffindoh y Cory Freud eran vecinos y fueron compañeros de escuela hasta que un meteorito oscureció el cielo y destruyó su mundo. Obligados a reclutarse a las fuerzas sobrevivientes, fueron asignados a diferentes bases y, a pesar de ser de géneros opuestos, uno alfa y otro omega, entrenaron hasta convertirse en líderes: Acron, un Alfa despiadado, y Cory, un Omega inteligente y ágil.

Cuando sus caminos se cruzan nuevamente en un mundo devastado, lo que empieza como un enfrentamiento se convierte en una lucha por sobrevivir, donde ambos se salvan y, en el proceso, se enamoran. Entre el deber y el peligro, deberán decidir si su amor puede sobrevivir en un planeta que ya no tiene lugar para los sueños, sino que está lleno de escasez y muertes.

NovelToon tiene autorización de Mckasse para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Vacaciones forzadas

La mañana siguiente llegó con un aire inusual. El reloj de Acron marcaba las 7:30 AM, pero no se escuchaban los gritos de su madre apresurándolo ni los sonidos habituales de autos y bicicletas rumbo a la escuela. Era un silencio pesado, como si el mundo se hubiera detenido.

Bajó las escaleras con el ceño fruncido, encontrando a Marlene sentada en la sala frente al televisor, con la mirada fija en la pantalla.

—¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué no me despertaste?

Ella lo miró, confusa, y señaló la televisión.

—Han suspendido las clases. No han explicado mucho, solo dicen que es por precaución. Algo sobre... anomalías atmosféricas. Por eso te deje dormir un poco más.

Acron arqueó una ceja, incrédulo.

—¿Anomalías? ¿Qué significa eso?

Marlene negó con la cabeza.

—No lo sé, pero todos deben quedarse en casa.

Acron no respondió. Caminó hacia la puerta, abrió un poco y notó que el cielo estaba cubierto por densas nubes grises. No llovía, pero tampoco parecía que el sol fuera a salir.

Sin perder tiempo, corrió hacia la casa de Cory. Golpeó la puerta con fuerza, y Lisbeth fue quien atendió.

—Oh, Acron, corazón, qué bueno verte. Cory está en la piscina. Creo que no le ha importado mucho lo de las clases suspendidas.

Acron sonrió de medio lado.

—¿Puedo pasar?

—Claro, ya sabes dónde está. Llevaré unos refrigerios y esos pastelitos, ya Cory desayunó pero sabes cómo les gusta comer dulces, ¿puedes llevarle esa toalla? —señala con el dedo una toalla en la silla de la encimera.

—Claro.

Cory estaba en la piscina inflable del jardín trasero, chapoteando como si estuviera en pleno verano, a pesar del cielo nublado. Llevaba un bañador azul y gafas de sol, con una bebida en la mano que seguramente era un jugo de frutas.

—¿Qué haces, pequeño pececito?— pregunta Acron, acercándose mientras se quitaba los zapatos, traga en seco al ver el cuerpo Omega de su amigo.

—¿Qué parece? ¡Estoy disfrutando las vacaciones de última hora!— respondió Cory con una amplia sonrisa.

—Esto no son vacaciones. Algo raro está pasando.

Cory rodó los ojos y le arrojó un poco de agua.

—¡Deja de preocuparte, Acron! Si hay algo grave, nos lo dirán. Mientras tanto, podemos relajarnos. Anda, entra al agua.

Acron suspiró, pero no pudo resistir la invitación. Fue a cambiarse rápidamente y volvió con un bañador negro.

—Si terminamos congelados, será tu culpa— dijo mientras se sumergía.

—Exagerado— respondió Cory, riendo.

La piscina inflable era pequeña, pero eso no impedía que Cory y Acron encontraran maneras de divertirse. Mientras el agua chapoteaba a su alrededor, Cory agarró una pelota de goma que flotaba cerca y se la lanzó a Acron con fuerza.

—¡Atrápala, torpe!— exclamó Cory entre risas.

Acron reaccionó rápido, atrapando la pelota justo antes de que saliera de la piscina.

—¿Torpe? Prepárate para perder, "pececito"— dijo Acron con una sonrisa competitiva mientras lanzaba la pelota con intención.

El juego se convirtió rápidamente en una batalla amistosa, con ambos chicos riendo y lanzándose la pelota. Las bromas y los chapuzones no cesaron. Cory intentaba esquivar los tiros de Acron, pero al final siempre terminaba con el agua salpicándole la cara.

—¡No vale, Acron! Tú tienes ventaja por ser más alto— reclamó Cory mientras intentaba recuperar la pelota.

—¡Excusas, pecesito!— respondió Acron, burlándose.

Después de un rato, Lisbeth apareció con una bandeja de postres. Había galletas de avena, brownies y un par de pudines de chocolate.

—Aquí tienen, chicos. Pero no se atraganten— dijo Lisbeth antes de regresar a la casa.

—Gracias mamá. Te amo.

—Gracias, Lisbeth.

Acron tomó uno de los pudines y lo miró con una sonrisa.

—Tu mamá es increíble, Cory. Siempre sabe qué traer.

Cory, sin esperar, agarró un par de brownies y comenzó a comerlos rápidamente.

—¡Ey, deja algo para mí!— reclamó Acron, viendo cómo su amigo devoraba los postres.

—Tendrás que ser más rápido, Acron— respondió Cory con la boca llena, riendo mientras tomaba una galleta de avena.

Ambos se sentaron en el borde de la piscina mientras disfrutaban los bocadillos, sus pies chapoteando en el agua. El cielo seguía nublado, pero la tranquilidad del momento los hacía olvidar cualquier preocupación.

Minutos después, Cory sugirió un nuevo juego.

—Vamos a ver quién puede aguantar más tiempo bajo el agua. ¿Te atreves, Acron?

—¿Eso es un desafío? Sabes que te voy a ganar— respondió Acron, confiado.

Ambos se colocaron en el centro de la piscina, contando hasta tres antes de sumergirse. El agua fría los envolvió mientras se concentraban en aguantar la respiración. Acron abrió los ojos bajo el agua y vio cómo Cory intentaba mantenerse quieto, pero sus mejillas infladas lo hacían parecer más gracioso que competitivo.

Finalmente, Cory salió a la superficie jadeando.

—¡Gané!— exclamó Acron mientras salía del agua con una sonrisa triunfante.

—Solo porque hice trampa para salir primero— dijo Cory, riendo mientras salpicaba a su amigo.

El juego y las risas continuaron hasta que, en medio de una pausa, Acron se acercó más de lo normal a Cory. El agua se agitaba suavemente a su alrededor, y el aire estaba lleno de una calma extraña. Sin pensarlo demasiado, Acron le plantó un beso rápido en los labios.

Cory se quedó paralizado, sus ojos abiertos de par en par.

—¿Qué fue eso?— preguntó, incrédulo.

Acron, nervioso pero tratando de parecer despreocupado, soltó una carcajada.

—¡Era parte del juego! Relájate, pecesito— dijo, dándole un pequeño empujón juguetón.

Cory lo miró, todavía sorprendido, pero luego dejó escapar una risa nerviosa.

—Eres un idiota, Acron. ¿No sé supone que nuesto primer beso se lo daríamos a la chica que no guste?

—Lo pense mejor...es mejor que mi mejor amigo tenga ese honor¿y si luego la novia que tenga se aburre y me deja? Se llevará mi primer beso, en cambio nosotros estaremos juntos por siempre.

—No le veo fallas a tu lógica pero debiste decirme, me sorprendiste, casi te golpeó la cara. Sigues siendo un tonto.

—¿Y por eso sigues jugando conmigo?— respondió Acron, lanzándole agua de nuevo para romper la tensión.

Cory no respondió, pero una leve sonrisa apareció en su rostro mientras el juego continuaba. Aunque ambos intentaban actuar como si nada hubiera pasado, el momento quedó grabado en sus mentes, marcando un antes y un después en su amistad.

La tarde transcurrió con risas y bromas. Acron y Cory se turnaban para lanzar pequeños retos: quién podía sostener la respiración por más tiempo o quién lograba atrapar el balón sin salirse de la piscina.

—¡Te gané otra vez!— exclamó Cory, triunfante, después de haber lanzado un balón que Acron no pudo detener.

—¿Qué? ¡Fue pura suerte!— respondió Acron, salpicándole agua en la cara.

—¡Eh, no vale!

Sus risas resonaban en el jardín, llenando el aire con una sensación de normalidad que ambos necesitaban.

—¿No te parece raro que hayan suspendido las clases así de repente?— preguntó Acron después de un rato, recostado en el borde de la piscina.

Cory, flotando de espaldas, respondió con calma:

—Sí, un poco. Pero tampoco quiero pensar en eso. Si algo está mal, seguro lo resolverán los adultos. Nosotros no podemos hacer mucho, ¿no?

—Supongo que tienes razón— dijo Acron, aunque su expresión seguía siendo seria.

Aún con el sol oculto, detrás de las nubes, Lisbeth salió al jardín con el almuerzo.

—Chicos, he preparado algo para que coman. Pero después tendrán que entrar. No quiero que se queden fuera mucho tiempo con este clima tan extraño.

—¡Gracias, mamá!— dijo Cory, mientras se secaba con una toalla.

Ambos se sentaron en las sillas del jardín, comiendo en silencio por un momento.

—¿Sabes?— dijo Acron finalmente, rompiendo el silencio—. Si algo pasa, siempre estaré contigo.

Cory lo miró, confundido al principio, pero luego asintió con una pequeña sonrisa.

—Lo sé, Acron. Yo también estaré contigo.

La noche llegó con un silencio aún más inquietante. Desde su ventana, Acron miraba hacia el cielo, buscando alguna respuesta entre las nubes que lo cubrían todo. Había algo en el aire, algo que no podía entender, pero que lo llenaba de una extraña inquietud. Su instinto alfa lo mantiene intranquilo.

En la casa de enfrente, Cory hacía lo mismo. Sus pensamientos giraban en torno a las palabras de Acron y a la incógnita que se cernía sobre sus vidas. Y en aquel beso que Acron le dejo plasmado en sus labios.

Ambos ignoraban que esa sería la última vez en mucho tiempo que podrían pasar un día juntos como niños normales.

1
LG
Gracias por seguir actualizando
Lourdes Moscoso Bernel
interesante trama
LG
Amiga no nos dejes a medias de leer
lydia gil añon
Excelente
Anjel josue Mendosa jimenes
es muy bueno y deja pensando mucho
Yessica Otaku-nii
Jajaja No encuentro falla en su lógica/Chuckle/
Mckasse Escritora: jajaja si verdad. Gracias por comentar
total 1 replies
Yessica Otaku-nii
Buen comienzo/Smile/
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