En Las Garras De Mi Enemigo

En Las Garras De Mi Enemigo

El amanecer más pacífico de la tierra.

—¡Acron, hijo, despierta ya, o se te hará tarde!— vociferó su madre, Marlene, desde el primer piso.

Acron Griffindoh despertó temprano con los gritos de su madre como de costumbre. El sonido del reloj digital resonaba en la pequeña habitación, marcando las 6:00 AM. Hacia un calor particular ese día, por lo que optó por dormir semi desnudo.

 Los rayos del sol se filtraban entre las cortinas, iluminando las paredes desordenadas de su cuarto, un post de Michael Jackson, uno de Dj Avicci y otro de Bonjovi, decorando una de sus paredes, un alfa que a sus 14 años no tenía muchas preocupaciones. Un niño ingenioso y bueno en educación física y pelea de cuerpo a cuerpo con dos medallas negras de karate y judo, que en su vida cotidiana solo pensaba en la escuela, los amigos y los pequeños sueños del futuro.

Antes de que el cielo se oscureciera. Antes de que el mundo cambiara para siempre.

—Si, mamá, ya estoy despierto. En un momento bajo.

El muchacho se estiró con pereza, extendiendo sus brazos hacia el techo como si quisiera alcanzar un pedazo de normalidad. Pero no estaba en sus manos. Con un suspiro, Acron se levantó y caminó hacia la ventana de su habitación. El aire frío de la mañana se coló por la ranura mientras observaba la ciudad desde su hogar.

Los edificios se alzaban como gigantes, la gente se desplazaba con prisa a sus trabajos o escuelas, aunque unos otros con alegría en sus rostros salen a trotar o a comprar el desayuno. Todos estaban acostumbrados a la rutina de sus vidas. Pero lo que más le agradaba de despertar más temprano era ver a su vecino y amigo desde su ventana haciendo meditación o bailando mientras se bañaba y se viste para alistarse para la escuela. Se apresuró, tomo un baño se vistió a la carrera y bajo a desayunar. Luego se encaminó a la casa de su amigo.

Su vecino y su único Cruch de la escuela, Cory Freud, con tan solo dos años de diferencia, se despertaba en su casa. El aire que entraba por su ventana era fresco, con una leve brisa que agitaba las hojas de los árboles. Cory tenía 12 años cuando todo cambió. Antes del impacto, era un niño curioso, lleno de sueños sobre lo que haría cuando creciera. En su mente, no existían preocupaciones mayores que las de la escuela o las de sus amigos. En las tardes, se encontraba con Acron en el parque, corriendo y jugando sin saber que esos momentos serían los últimos días de su niñez.

Cory terminaba de abrocharse los zapatos cuando escuchó un golpecito en la ventana. Era Acron, como siempre, haciendo señales con una gran sonrisa en su rostro desde la acera de enfrente. Cory se asomó y, con un movimiento rápido, abrió la ventana.

—¡Baja ya, Cory! ¡O llegaremos tarde otra vez!— gritó Acron, su voz llena de entusiasmo matutino.

—¡Ya voy! Solo me falta la mochila— respondió Cory apresurado, agarrando su maleta mientras corría escaleras abajo.

En el comedor, su madre, Lisbeth, le ofreció una tostada con un vaso de jugo.

—No olvides comer algo, Cory. No puedes pasar toda la mañana con el estómago vacío.

—Gracias, mamá, pero Acron ya está afuera esperándome. ¡Nos vemos más tarde!

Lisbeth sonrió y le revolvió el cabello antes de que Cory saliera corriendo hacia la puerta.

 

En el camino a la escuela, ambos caminaban uno al lado del otro. Acron, siempre protector, se aseguraba de que Cory estuviera en el lado más seguro de la acera.

—¿Dormiste bien?— preguntó Acron mientras llevaba su mochila colgada de un solo hombro.

—Más o menos. Me quedé hasta tarde terminando el proyecto de ciencias— dijo Cory, con un tono ligeramente cansado.

—¿Otra vez? Te lo dije, Cory, no tienes que hacerlo todo solo. Podrías haberme pedido ayuda.

Cory lo miró con una pequeña sonrisa.

—Lo sé, pero quería probar que puedo hacerlo. Además, no quería molestarte.

Acron negó con la cabeza, divertido.

—Eres increíblemente terco. Pero para la próxima, avísame.

 

En la escuela, sus rutinas eran diferentes, pero siempre encontraban la manera de coincidir. Acron estaba en el último año de secundaria, con su grupo de amigos, y Cory en su primer año, adaptándose al nuevo ambiente. Sin embargo, el recreo era su momento sagrado.

Acron ya estaba sentado en su lugar habitual bajo el árbol del patio cuando vio a Cory acercarse con su bandeja de almuerzo. Lo saludó con una palmada en el banco a su lado.

—Ven, aquí está tu lugar reservado— bromeó Acron, acomodándose para hacerle espacio.

Cory se sentó y suspiró, dejando su bandeja en la mesa.

—Hoy fue un desastre en la clase de matemáticas. La profesora nos dio un problema imposible y todos quedamos en blanco.

Acron arqueó una ceja, curioso.

—¿Incluso tú? Eso es raro. Pensé que eras el genio de las matemáticas.

Cory se sonrojó un poco, encogiéndose de hombros.

—Bueno, no era tan difícil, pero estaba nervioso porque tenía a todos mirándome.

Acron soltó una risa suave y le dio un golpecito en el hombro.

—Eres demasiado modesto. Estoy seguro de que lo resolviste mejor que nadie.

—Tal vez...— respondió Cory con una sonrisa tímida.

El tiempo parecía detenerse cuando estaban juntos. Los chistes, las historias y los sueños llenaban esos pequeños momentos de normalidad.

 

Por la tarde, regresaron caminando juntos a casa. El sol comenzaba a descender, pintando el cielo de tonos naranjas y rosados.

—¿Quieres venir a mi casa a jugar videojuegos?— preguntó Acron mientras pateaba una pequeña piedra por el camino.

—Claro, pero solo si prometes no usar trucos esta vez— respondió Cory, riendo.

—¿Trucos? ¡Yo no hago eso! Eres tú quien siempre se queja porque pierdes— dijo Acron en tono dramático, fingiendo estar ofendido.

Ambos rieron, olvidándose por completo de los problemas del mundo.

Al llegar a sus casas, se despidieron con un gesto rápido. Pero esa noche, mientras el cielo comenzaba a oscurecer, algo en el ambiente cambió. Un silencio extraño se apoderó de la ciudad, y las noticias comenzaron a reportar fenómenos extraños en el cielo. Sin que ellos lo supieran, esos días felices estaban a punto de terminar, y sus vidas darían un giro que jamás imaginaron.

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Comments

Yessica Otaku-nii

Yessica Otaku-nii

Buen comienzo/Smile/

2024-12-07

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