Lyra Blackwood es ultrajada por el hombre que creía amar que además es su mate, Pero este que no quiere nada con aquella niñita, la rechaza, Pero no contento con eso también la humilla y maltrata, por lo que lyra vuelve a casa y piensa en vengarse de todos.
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Rechazo
Lyra caminaba por el territorio de la manada Trueno Eterno, donde llevaba tres años viviendo bajo un nombre y un estatus falsos. No era una omega cualquiera, como todos creían, sino la la hija de uno de los mas poderoso alfas del reino y, desde los quince años, respetada por muchos por haber recibido a su loba antes de la edad habitual, lo cual la había vuelto algo caprichosa y arrogante. La llegada temprana de su loba, kaela, había sido vista como un poderoso augurio, y su manada había ganado respeto incluso entre sus enemigos. Pero a pesar de ese prestigio, Lyra sintió que su destino estaba atado a otro lugar… o más bien, a otro lobo.
Desde que tenía seis años, su vida había cambiado cuando Lucian, el joven alfa de la manada Trueno Eterno, la rescató de un ataque de cazadores. Aquella noche, aunque apenas era una niña, sintió una conexión inexplicable con su salvador. Sin embargo, después de salvarla, Lucian simplemente se esfumó, regresando a su manada sin más. Desde entonces, Lyra no había podido olvidar esa conexión, y al investigar supo que él era el alfa de la famosa manada Trueno Eterno, una de las más temidas por sus orígenes y prácticas sombrías. Sabía que debía estar a su lado, era su compañero; Sin embargo, no había vuelto a verla ni parecía saber de su existencia.
Convencida de que el destino los uniría, discutió con su padre hasta lograr un acuerdo: Lyra podría buscar a Lucian y demostrarle quién era, pero lo haría bajo otra identidad. Si él la aceptaba y respetaba sin saber de su linaje, su padre aprobaría la unión. Pero si Lucian la rechazaba, debía volver a Sombra Lunar y olvidarse de él para siempre.
Hace tres años
―Te presentarías en esa manada como alguien sin rango ni apellido –le ordenó a su padre, su tono implacable mientras trataba de ocultar su preocupación–. Si Lucian te ama y respeta por quien eres realmente, tendrás mi bendición. Pero si no es así, regresarás a casa, a mi lado.
Lyra ascendió, segura de que Lucian sentiría el mismo vínculo que ella.
―Acepto.
Presente
Ahora, en la manada Trueno Eterno, Lyra vivía bajo el nombre de Sofía de Lavon y, para ocultar su linaje, usaba hierbas que escondían su naturaleza de alfa. Para todos, ella era una simple omega, lo que significaba trabajar como servidora y soportar tratos crueles. Con el tiempo, Lyra comenzó a descubrir la brutalidad que se vivía en esa manada. A diferencia de Sombra Lunar, aquí los omegas eran tratados como poco más que esclavos. Había sufrido castigos injustos, desprecio y ultrajes, todo en nombre de una prueba de amor que cada día parecía menos real.
A pesar de todo, había encontrado una amiga, Nessa Storm, otra omega que miraba a Lyra con curiosidad. Nessa era la única que notaba detalles en Lyra que no cuadraban con su supuesto origen humilde: su educación, su manera refinada de hablar y sus gestos delicados. Sin embargo, Nessa respetaba su silencio.
Un día, mientras ambas limpiaban la mansión del alfa, Nessa le comentó emocionada:
―Sabes, Lyra… el alfa Lucian llegará en unos días. Dicen que el rey de los licántropos ya les permite volver a su hogar.
―¿Así que vuelve? –Lyra murmuró, intentando que su voz no revelara sus emociones, aunque su corazón latía con fuerza.
Nessa le lanzó una mirada cautelosa.
―Ten cuidado. El alfa Lucian no es como los demás. Aquí nadie es suave, pero él menos que nadie.
Lyra sonriendo, restándole importancia.
―Creo que exageran, como hacen con el rey alfa Caelan.
Nessa se alteró, lanzando una mirada nerviosa a su alrededor.
―¡Calla! ¿Acaso buscas tu muerte? Ningún omega debería mencionar el nombre del rey alfa con tanta familiaridad. Si alguien te escucha, te meterás en un gran problema.
Lyra suspiro, recordando que nunca había tenido que restringirse de esa forma. Al ser la hija de un alfa, tenía privilegios y libertades que aquí, entre los omegas, parecían impensables. Sin embargo, a veces esas costumbres se le olvidaban, y la impulsividad de su linaje la llevaba a cometer errores. Nessa, intentando quitarle tensión al ambiente, cambió de tema.
―Vamos, tenemos que limpiar la habitación de Selene antes de que regrese de la caza.
Lyra puso los ojos en blanco al recordar a Selene, una mujer que parecía autoproclamarse la “luna” de la manada, como si fuera la elegida para estar al lado de Lucian. Los rumores sobre su relación con el alfa habían llegado hasta los oídos de Lyra, llenándola de una creciente incertidumbre. ¿Acaso Lucian había encontrado a otra “luna” en su ausencia? ¿Había alguien más en su vida, alguien que ocuparía el lugar que, por derecho de alma, debía ser suyo?
Sabía que pronto lo descubriría. La llegada de Lucian lo cambiaría todo, para bien o para mal.
Todos los sirvientes de la mansión estaban reunidos en el gran salón, esperando ansiosos la llegada del alfa. Lucian venía en su auto, cruzando las imponentes puertas de la manada Trueno Eterno. Conversaba con su beta, Theron, que estaba sentado a su lado en silencio, hasta que Lucian rompió el silencio con un tema que lo había estado rondando últimamente.
—He escuchado que la hija de Magnus Blackwood aún no encuentra a su compañero —mencionó Lucian, esbozando una sonrisa.
Theron asintió, observando el paisaje a través de la ventanilla del auto.
—También dicen que hace tiempo nadie la ha visto. Ni siquiera ha asistido a reuniones junto a su padre —añadió Theron con tono reflexivo.
Lucian sin apartar la mirada del camino.
—Aún así, no podemos ignorar el hecho de que es la única loba de linaje alfa que despertó a su loba antes de lo esperado. Eso es algo que llama la atención.
Theron dejó escapar una leve sonrisa, compartiendo los pensamientos de su alfa.
—Sin mencionar el poder de su padre. Quien se case con esa joven ganará mucho: una luna con fuerza inusual, un padre que es el segundo alfa más poderoso del reino y, además, la manada Sombra Lunar, la más fuerte de todas —concluyó Theron.
Lucian claramente con arrogancia y una chispa de frialdad iluminando sus ojos.
—Quién sabe, tal vez esa pequeña termine en mi cama algún día.
Theron sonrió a su vez, recordándole la situación actual.
—Selene te espera, no lo olvides.
—Selene es solo mi segunda opción, por si no llego a encontrar a esa chiquilla antes de que descubra a su compañero —replicó Lucian con despreocupación.
De repente, el olor de su mate lo envolvió, invadiendo su mente y sentidos al acercarse a la mansión. Theron, notando la tensión de su alfa, lo supervisa con interés.
—¿Qué ocurre? —preguntó.
Los ojos de Lucian destellaron con el azul característico de los alfas de su nivel.
—Mi compañera está cerca —dijo, y una oscura emoción se encendió en su mirada.
Theron sonrió, animado.
—Magnífico. Ahora ve y conoce a tu compañera; esto fortalecerá a la manada.
Sin esperar más, Lucian bajó del auto, impaciente por encontrarse con su “luna”. Dentro de la mansión, Raik, su lobo, sintió la cercanía de su compañero y tomó el control. Todos en la sala inclinaron la cabeza, aterrados ante los ojos intensamente azules de su alfa. Lucian recorrió el lugar hasta que encontró los ojos marrones de una omega. La expresión de su lobo Raik se volvió desconcertada.
"¿Una simple omega? ¿Esto es lo que nos ha dado la Diosa Luna?" Gruñó Raik en la mente de Lucian.
Lucian arrugó el ceño. Frente a él, Lyra —o mejor dicho, Sofía, como se hacía llamar— le sonreía con esa misma conexión intensa que había sentido desde niña, segura de que él también la reconocería. Sin embargo, Lucian se acercó a ella con una furia helada.
—¿Quién demonios eres y qué haces en mi manada? —espetó con voz áspera.
Lyra, asumiendo que él solo necesitaba una confirmación de su identidad, respondió con calma:
—Soy Sofía, señor… y supongo que también soy su compañera.
Sin decir nada más, Lucian la tomó bruscamente del brazo, y frente a todos los presentes, la arrastró hacia la salida de la mansión. Lyra apenas podía entender lo que estaba pasando hasta que sintió el golpe de su rechazo.
—Yo, Lucian Blackthorn, te rechazo a ti, Sofía, como mi compañera.
El dolor era insoportable. Lyra sintió que su cuerpo se estremecía mientras su loba, Kaela, aullaba de sufrimiento en su mente.
"Duele, Lyra, duele mucho." El dolor y la humillación eran casi insoportables, pero con la poca fuerza que le quedaba, miró a Lucian con ojos llenos de odio y, con voz temblorosa, le devolvió las palabras que él tanto merecía.
—Yo, Sofía, te rechazo a ti, Lucian, como mi compañero.
La cara de Lucian se tornó de incredulidad y furia. ¿Cómo se atrevía una simple omega a rechazarlo a él, un alfa? Aunque él también sintió el dolor del rechazo, lo reprimió. Con una mirada fría, se inclinó hacia ella, susurrándole con un tono amenazante:
—Vas a pagar por tu impertinencia.