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El Omega Quiere Venganza

El Omega Quiere Venganza

Status: En proceso
Genre:Romance / CEO / Posesivo / Omegaverse / ABO / Fantasía LGBT
Popularitas:37.9k
Nilai: 4.8
nombre de autor: Wang Chao

Keiran muere agotado por una vida de traición y dolor, solo para despertar en el mundo del libro que su único amigo le regaló, un universo omegaverse donde comparte nombre y destino con el personaje secundario: un omega marginado, traicionado por su esposo con su hermana, igual que él fue engañado por su esposa con su hermano.

Pero esta vez, Keiran no será una víctima. Decidido a romper con el sufrimiento, tomará el control de su vida, enfrentará a quienes lo despreciaron y buscará venganza en nombre del dueño original del cuerpo. Esta vez, vivirá como siempre quiso: libre y sin miedo.

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📌 Historia BL (chico × chico) si no te gusta, no entres a leer.
📌 Omegaverse
📌 Transmigración
📌 Embarazo masculino.

NovelToon tiene autorización de Wang Chao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 05. La pieza clave.

—Ve a descansar, cariño —dijo Gabriel con suavidad mientras Keiran entraba al hogar. La mansión era enorme, más de lo que las descripciones en el libro podían abarcar, y decorada al gusto de Margaret: lujosos muebles y antigüedades que exudaban un esplendor que, en realidad, ya no podían costear como antes.

—Veronica, ven acá —gritó Gabriel, su voz firme resonando en el amplio espacio.

Desde la cocina apareció una joven que, según el libro, era la empleada favorita de los infieles. Además, era cómplice activa del maltrato que Keiran había sufrido.

—Lleva a mi esposo a la habitación —ordenó Gabriel con una frialdad que parecía revestida de amabilidad—. Ayúdalo a recostarse y luego prepárale algo de comer.

—Sí, señor —respondió Veronica sin titubear. Se acercó a Keiran, tomándolo del brazo con un aire servicial—. Vamos, señor Keiran, lo llevaré a descansar.

Keiran echó un vistazo a su padre, esbozando una leve sonrisa y moviendo la mano en un gesto de despedida. Luego se dejó guiar dócilmente por la empleada hacia su habitación.

Mientras tanto, Rowan y Gabriel se dirigieron a la sala. Rowan se dejó caer en uno de los mullidos sillones, cansado, mientras Gabriel se sentaba frente a él, imitando su postura.

—Me alegra que cuides bien de mi hijo, Gabriel —dijo Rowan, su voz reflejando un leve alivio—. A pesar de su mudez y timidez, es reconfortante saber que ha encontrado a alguien como tú.

Gabriel sonrió con sutileza, aunque por dentro la arrogancia lo invadía.

—Bueno, señor, la inocencia de Keiran es… atrayente —respondió con un tono que podría interpretarse como ternura. Al principio, Keiran realmente le había gustado, no por su dinero, sino por esa pureza desbordante que irradiaba. Pero la ambición pronto superó cualquier sentimiento. Su deseo de escapar de la pobreza era mucho mayor, y Shelby, después de todo, tenía sus propias ventajas: ella podía tener hijos.

—Sí, mi hijo es así. Parece un ángel y siempre es cariñoso con quienes ama —respondió Rowan, bajando la mirada mientras un suspiro pesado escapaba de sus labios—. He tenido algunos problemas con los negocios últimamente, Gabriel, y me gustaría que, si algo llegara a sucederme, tú pudieras encargarte de las empresas. ¿Qué dices? Eres el esposo de mi hijo, y él… —Rowan hizo una pausa, dudando por un momento—. Bueno, él es un omega. Sabes lo complicada que puede ser la vida para ellos.

Rowan masajeó el puente de su nariz, frustrado. Detestaba perpetuar los estigmas sociales, pero si eso significaba proteger a Keiran, estaba dispuesto a hacerlo.

—Lo sé, señor —respondió Gabriel con voz grave—. Es estúpida la jerarquía. Los omegas también pueden ser inteligentes y capaces, no solo alguien destinado a quedarse en casa criando niños. —Su comentario sonaba indignado, como si realmente creyera en lo que decía.

—Lo sé, lo sé… Pero si Keiran… —Rowan vaciló, dejando sus palabras en el aire.

—¿Si Keiran qué? —preguntó Gabriel, con un dejo de sospecha en la mirada.

Rowan suspiró profundamente antes de continuar:

—Si Keiran no hubiera perdido la voz en aquel entonces, las cosas podrían haber sido diferentes.

El rostro de Gabriel se llenó de una preocupación casi genuina, una actuación tan convincente que nadie podría sospechar que no era real.

—Es terrible, lo sé —dijo con un tono solemne—. Pero no se preocupe, señor. Cuidaré de Keiran como usted lo ha hecho, y, si me permite decirlo, incluso mejor que eso.

Rowan soltó una breve risa ante el comentario.

—Eso espero, chico, eso espero.

...****************...

Keiran entró en la habitación en silencio, permitiendo que Verónica lo guiara. Sin embargo, apenas la puerta se cerró tras ellos, la fachada amable de la mujer se desmoronó como una máscara rota. Sus ojos adquirieron un brillo despectivo y su expresión se endureció, fría y calculadora.

—Ya debes estar contento, ¿no? —espetó con un tono cargado de odio—. Lograste que Gabriel te llevara al hospital en sus brazos como el niño mimado que eres.

Keiran permaneció inmóvil, recostado en la cama, sin apartar la vista del techo.

—Ojalá hubieras muerto desangrado —continuó ella, su voz temblando con frustración—. Pero ni siquiera eso sabes hacer bien.

Verónica se giró hacia el espejo, donde su reflejo capturó toda su atención. Siempre había tenido una obsesión casi enfermiza con su apariencia. Se alisó el cabello con manos temblorosas mientras murmuraba, casi para sí misma:

—Pobre mudo infértil… Eres una carga para esta familia, ¿no lo entiendes? Deberías morir.

—¿Por qué no mueres tú? —susurró Keiran, con una calma que resultaba inquietante. Se aseguró de que su voz fuera lo suficientemente audible para que ella la escuchara.

Verónica se detuvo en seco, sus manos congeladas a mitad de un movimiento. Giró lentamente hacia él, como si hubiera escuchado a un fantasma. Sin embargo, cuando sus ojos buscaron alguna señal de desafío en Keiran, lo único que encontró fue a un joven recostado tranquilamente, con la mirada fija en el techo.

—Debo haberlo imaginado… —murmuró para sí, repitiendo las palabras como un mantra en un intento desesperado por convencerse—. Qué miedo.

A pesar de los nervios que se reflejaban en sus gestos, su descaro y arrogancia regresaron rápidamente. Caminó hacia la puerta con la barbilla en alto, dejando atrás cualquier atisbo de duda.

—Adiós, mudito —se despidió con una sonrisa desdeñosa antes de cerrar la puerta con una tranquilidad fingida.

Keiran sonrió con malicia mientras escuchaba el chasquido de la cerradura.

—Adiós, estúpida —murmuró con voz serena, pero cargada de intención—. Ay, Verónica, también pagarás por tus crímenes.

Keiran se levantó de la cama y caminó con pasos lentos hacia el clóset que conectaba con el baño. Al abrirlo, se encontró con su ropa: poca, desgastada, casi un reflejo de lo que había sido su vida bajo el dominio de Gabriel. Los recuerdos acudieron a su mente como una tormenta. En ellos, el dueño original de esas prendas recibía ropa nueva solo como regalos de su padre, mientras que Gabriel, su supuesto esposo, nunca había mostrado la más mínima intención de comprarle algo por iniciativa propia. «El alfa estúpido», pensó con amargura, apretando los labios.

Abrió uno de los cajones inferiores, revelando un pequeño baúl que contenía las pocas cosas que aún atesoraba de su madre y el álbum familiar que su padre le había dado años atrás. Su mano subió instintivamente a su cuello, donde la cadena de plata con la pequeña llave colgaba como un recordatorio constante de su pasado. Se quitó el collar con cuidado, casi con reverencia, y usó la llave para abrir el baúl.

Con el álbum en las manos, Keiran regresó a la cama. Su mirada, tranquila pero intensa, se posó en la portada desgastada mientras sus dedos la acariciaban suavemente.

—¿Con quién empezamos? —murmuró para sí mismo, tocándose la mejilla con un dedo en un gesto casi infantil. Sus ojos recorrieron las páginas del álbum, observando cada rostro con detenimiento—. Mejor dicho… ¿cómo empezamos?

Una chispa de determinación cruzó su mirada. Tenía un plan, uno bien pensado, uno que iba a poner en marcha para llevar a todos esos rostros a su trampa. Cada paso debía ser calculado, cada movimiento debía guiar a sus enemigos hacia su caída inevitable. Sin embargo, era consciente de que no podría hacerlo solo.

Cerró los ojos por un momento, buscando en su memoria un nombre, una figura capaz de ayudarle en su propósito. Entonces, lo recordó. Un hombre. Alguien que podría convertirse en la pieza clave de su venganza.

Keiran abrió los ojos, y su mirada ya no era la misma. Había algo frío, casi letal, en ella.

—Tú serás perfecto para esto… —murmuró, esbozando una sonrisa apenas perceptible.

1
Aura Chia
Excelente
Roberta Medrano
estoy gritando de emoción, guauu que ni pintado...
Roberta Medrano
me encanta como se van desarrollando las cosas eso es mi Omega favorito...
Roberta Medrano
Bueno
Roberta Medrano
me encanta que está cambiando las cosas, ojalá logré salvar a su papá
Cobado Balaguer
Excelente
Juliana Fernandez
me encanta esta historia ❤️😍por favor actuliza escritora 🥹🥹voy a estar esperando me engancho tu historia te felicito 😘
Topy71 🇦🇷
Ni entiendo porque no lo vomito, total en la habitación estaban solo el y su padre
Kelly Castro
muy bueno
Daaaq
Me encanta como está avanzando la Historia 🫶🏻
Gladys Zapata
Me gusta mucho la trama
Patricia Margarita Charris Martinez
Excelente
Diosa David Torres
Bueno creo que nuestro bello Alfa y Omega serán un 100%☺️☺️
Diosa David Torres
Según ellos 🤣🤣🤣🤣y ya están bien enamorados 🥰❤️🤣🤣🤣🤣
Diosa David Torres
🤣🤣🤣🤣🤣me encanta cuando están juntos 🤣🤣❤️🥰
Diosa David Torres
Vaya muy detallista nuestro Alfa nada que hacer muere por su Omega 😁😁😁😁
Andrea Osorio
Excelente
Gladys Zapata
jajajajajaja pobre idiota
Erika Garcia
ese alfa está como me lo recetó el doctor/Chuckle/
Topy71 🇦🇷
Ayyyy noooo, almenos termino de leer el libro? 😱
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