Una historia sobre un adolescente Riko que se enamora de una ramera
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**Capítulo 2: El Encuentro en el Bar**
**Capítulo 2: El Encuentro en el Bar**
La semana siguiente, Fernando llegó al bar con una mezcla de emoción y nerviosismo. Era una noche cálida y estrellada, y a medida que se acercaba al lugar, podía escuchar la música pulsante y el murmullo de las conversaciones que se filtraban por las puertas abiertas. Sin embargo, su mente estaba centrada en una sola cosa: Fabiola.
El bar, conocido por su ambiente vibrante y su clientela diversa, estaba lleno de gente. Al entrar, Fernando sintió la energía del lugar envolviéndolo. La música era un latido constante, y las luces de colores danzaban sobre las caras sonrientes. Sin embargo, en medio de toda la multitud, su mirada se centró en la misma mesa que había visto la semana anterior.
Allí estaba Fabiola, riendo y compartiendo historias con sus amigos. Su presencia iluminaba la habitación, y Fernando sintió un impulso incontrolable de acercarse. Sin embargo, el miedo se apoderó de él. ¿Cómo podía un chico rico como él conectar con alguien de un mundo tan diferente? A pesar de sus dudas, decidió que no podía dejar pasar otra oportunidad.
Con determinación, se acercó a la mesa, su corazón latiendo con fuerza. Al llegar, Fabiola levantó la vista y sus ojos se encontraron. Fue un instante mágico, como si el tiempo se detuviera. Ella sonrió, y Fernando sintió que sus nervios se desvanecían. "Hola", dijo él, tratando de sonar casual. "Soy Fernando".
"Hola, Fernando", respondió Fabiola, su voz suave y melodiosa. "Soy Fabiola. ¿Qué te trae por aquí?"
Fernando se sentó al borde de la mesa, sintiendo la calidez de su sonrisa. "Solo quería explorar un poco. He oído hablar mucho de este lugar, pero no sabía que era tan... especial".
Fabiola se inclinó hacia adelante, interesada. "¿Especial? ¿De qué forma?"
Fernando pensó en su respuesta. "Es diferente a lo que estoy acostumbrado. La gente aquí parece más... auténtica, más real". Sus palabras resonaban con sinceridad, y Fabiola asintió, comprendiendo su perspectiva.
Los amigos de Fabiola comenzaron a hacer preguntas, y Fernando se encontró rodeado de risas y charlas. A medida que la noche avanzaba, la conversación fluyó con naturalidad. Fernando se dio cuenta de que cada palabra que intercambiaba con Fabiola lo acercaba más a ella. Ella lo hacía sentir cómodo, como si no tuviera que esforzarse por ser alguien más.
Mientras hablaban, Fernando aprovechó la oportunidad para conocer más sobre Fabiola. Ella le habló de su vida, de sus sueños y de sus anhelos. Era una chica llena de vida, con una visión del mundo que contrastaba con la de Fernando. Hablaba de la libertad, de las pequeñas cosas que le traían felicidad, y de cómo valoraba las conexiones humanas por encima de cualquier cosa material.
Fernando escuchaba con atención, cada palabra de Fabiola resonando en su corazón. Se dio cuenta de que nunca había tenido una conversación tan profunda y significativa con alguien antes. Era refrescante y, al mismo tiempo, desafiante. Ella lo empujaba a cuestionar su propia vida y las decisiones que había tomado.
La noche continuó, y Fernando se sintió más conectado con Fabiola a cada momento. Ella era una brisa de aire fresco en su vida llena de lujos y superficialidades. A medida que la música se intensificaba, él se dio cuenta de que su interés se estaba convirtiendo en algo más profundo. Quería conocer cada detalle de su vida, cada historia detrás de su sonrisa.
Sin embargo, también había un leve temor en su interior. Sabía que su mundo y el de Fabiola eran completamente diferentes. A pesar de eso, sentía que había algo especial entre ellos. Era como si el universo hubiera conspirado para reunirlos en ese lugar, en esa noche.
Mientras las horas pasaban, Fernando se sintió agradecido por haber tenido el valor de acercarse a ella. Era un momento que esperaba con ansias, un punto de inflexión en su vida. Cuando finalmente llegó el momento de despedirse, Fabiola le sonrió, y su corazón se aceleró.
"¿Volverás la próxima semana?", le preguntó Fabiola, sus ojos brillando con curiosidad.
"Definitivamente", respondió Fernando, sintiendo que su vida tenía un nuevo propósito. "No puedo esperar para volver a verte".
A medida que se alejaba del bar, Fernando sintió que había dado un paso hacia lo desconocido, un paso que podría llevarlo a un camino diferente. La conexión que había sentido con Fabiola era innegable, y estaba decidido a explorar lo que eso significaba.
Con el corazón lleno de esperanza y emoción, Fernando se dio cuenta de que había encontrado algo que nunca había tenido: la posibilidad de un amor verdadero. Y, a medida que se adentraba en la noche, no podía dejar de pensar en lo que podría deparar el futuro.