Luna se entera de la peor manera posible de que el hombre al que ella amaba la estaba engañando, se siente humillada y menospreciada.
¿Qué pasa cuando ese amor es unilateral? ¿Qué se hace cuando descubres que solo te han usado? ¿Se puede volver a confiar en el amor?
Ella solo quería ser amada, él solo deseaba su cuerpo.
La vida les tiene grandes sorpresas preparadas. Los caminos son inciertos, las personas cambiantes. ¿Es posible el amor para ellos? ¿Qué tendrán que hacer para conquistarlo?
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Revelación
Padre ya te he dicho que me voy a casar con Camila, ella es la única mujer que puede ir de mi brazo, la única que está a mi altura. Jamás podría llevar a mi lado a Luna, ella es muy buena y hermosa, pero no está capacitada para ser mi esposa. El único lugar que puede tener una chica de su clase es el que tiene, de amante. Menciona Cristian con un tono jocoso, que denotaba que lo que decía le causaba gracia.
Me dejas más tranquilo hijo, tu boda es en dos días y tenía miedo de que te arrepintieras. Sabes que Camila y sus millones son lo mejor que te pudo pasar Contesta Raúl, con cinismo, para ellos todo lo que importaba era el dinero, las personas valen según su nivel económico, pero esto Luna recién lo está viendo, la enda de sus hojas a comenzado a caerse y la reelación de una dura erdad ha llegado a su vida.
Ambos se ríen y ella en su corazón comprende que de quien se ríen es de ella. Esta muda y sorprendida, pero dispuesta a seguir escuchando.
_ Por supuesto, es una oportunidad que no puedo desaprovechar por nada del mundo. Pero no hay ninguna cosa que me impida seguir disfrutando del cuerpo y del amor incondicional que mi Luna me brinda. Ella va a tener todo mi amor, solo que en las sombras, jamás podrá ser mi esposa.
Hijo, siempre puedes jugar fuera de casa, pero jamás pongas a esas mujeres por sobre tu esposa. Recuerda que eso te puede hacer perder millones
No importaba perder a su esposa, ni a sus futuros hijos, no importaban las personas, solo los millones, a eso se reducía todo para ellos. Luna se sentía asqueada, las nauseas la invadieron, temía descontrolarse y delatar su presencia. Era una suerte que las secretarias no estuvieran en ese momento, aunque no tenía ni idea de adonde se habían ido ni tampoco le importaba, solo tenía ganas de salir corriendo de ahí pero no quería delatarse y que supieran que había escuchado, no aún.
La conversación iba a continuar, pero ella decidió que ya era suficiente, por lo que se dispuso a hacer ruido con los elementos de limpieza y golpear la puerta para poder disimular. No iba a demostrar que había escuchado todo, no iba a hacer ningún escándalo, ella iba a salir de ese lugar con la frente muy en alto. No por ser pobre se iba a dejar pisotear.
En el momento en que escucharon ruidos ambos callaron, y en cuanto golpearon la puerta dieron el pase. Con toda la entereza que tenía la joven entró al lugar y cumplió con su función después de todo ella estaba muy orgullosa de su trabajo. Controlo las lágrimas traviesas que intentaban salir, terminó de limpiar y se retiró de la oficina.
Cristián la había mirado lleno de temor, se preguntaba por qué había ido ella y no la de siempre, que ni su nombre sabía y tampoco le importaba. Se encontraba inquieto ¿y si ella había escuchado?, ¿Si se enteraba de todo y lo dejaba? Luego se calmó, claro que no lo a a dejar, ninguna mujer en su lugar lo haría, aceptaría todo con tal de estar con un hombre como él, después de todo Luna lo amaba, siempre le creía todo y estaba dispuesta para él, por qué ahora iba a ser diferente.
En el momento en el que ella se retiraba de la oficina una hermosa mujer salía del ascensor y se dirigía hacia la misma. Toda ella desprendía glamour y clase, es despampanante, pensó Luna. Morocha de ojos azules como el cielo, una piel que se notaba suave y cuidada, muy blanca, como la nieve. Definitivamente era la prometida de Cristian no tenía ninguna duda.
Cuando esta joven pasó a su lado la miró con evidente asco intentando alejarse lo más posible de ella, como si tan solo con un rose la fuera a contaminar, como si su sola presencia la enfermara. Arrugó la nariz, pareciendo que sentía un olor nauseabundo. Estos gestos y acciones lejos de enojar a Cristian lo divirtió, y como no si esa es la manera en la que él mira a las personas de su clase, si con Luna fue distinto es por que se la quería llevar a la cama, se había encaprichado, y una vez que la tuvo le gustó demasiado y no quiso desecharla... tampoco quiere ahora. Pensándolo bien tiene que convencerla de que deje de trabajar, le da mucha repulsión verla con el uniforme y limpiando todo, además así no se entera, por ahora, de su matrimonio, y si la mantiene la puede controlar mejor.
Por suerte Luna ya se había retirado de la oficina. Él se acercó a su prometida y le dio un dulce beso y la abrazó, con una sonriza en los labios, gesto que la chica respondió de la misma manera.
Realmente no le molestaba casarse con ella, era sumamente hermosa, con mucha clase, criada para ser la esposa y madre perfecta, pero a pesar de todo no era su Luna, no tenía su fuerza ni su dulzura. Recuerda la primera vez que la vio, al principio se sintió molesto, a esa hora ya el personal de limpieza no debía estar en la oficina, pero todo su enojo se esfumó en cuanto la vio, era hermosa, cálida, un cuerpo que se notaba sumamente tentador, a pesar del uniforme. Estaba literalmente babeando y en ese momento supo que tenía que ser de él, más cuando vio la manera en que lo miraba y el rubor de sus mejillas.
¡Cariño... cariño! ¿En dónde estas? ¿Te estoy hablando? una voz sumamente chillona sonó, sacándolo de la nube, de recuerdos, en la que se había metido escapando por un momento de su realidad.
_Oh\, perdón\, me distraje pensando en algunos pendientes que tengo. Pero tranquila mi amor que acá estoy para voz\, mi papá seguro se va a encargar de mis pendientes_ Contestó meloso Cristian sosteniendo a Camila por la cintura. Si hay algo que a él se le da bien es fingir interés cuando en realidad no lo tiene.
_ Por supuesto hijo, tranquilo disfruta de tu tiempo con tu futura esposa así terminan de coordinar todo para la boda.
_Perfecto querido porque te vengo a buscar para que vallamos a comer a nuestro restaurant favorito\, hoy llega mi adorado primo y quiero que lo conozcas_. Ella brillaba de felicidad por casarse con Cristian\, no es que lo amara tampoco\, pero amaba el estatus que le da ser su esposa\, una mujer como ella no puede casarse con un hombre inferior\, y ya que el hombre al que ella ama es un imposible\, no le queda otra que seguir este plan. De todos modos él es sumamente apuesto y un excelente amante\, el mejor de todos pensó suspirando\, sin embargo no puede ser mejor que él\, nadie es mejor que él\, pensó con melancolía.
Claro Cami, vamos a conocerlo, he oído hablar mucho de él, es muy famoso a niel mundial. Sería muy bueno lograr que invirtiera en su empresa, podría ampliar aún más su flota y abarcar todo el mundo, con nuevas rutas tanto aéreas como terrestres, incluso se aventuró a soñar con entrar al mundo del transporte de cargas, lo que traería grandes ganancias, si aún no lo hacía es porque le faltaba capital, pero si lograba captar a este pez gordo nadie lo va a detener.
Con eso en mente salieron ambos tomados de la mano hacia el restaurant, era el mejor de la ciudad, una reservación era sumamente complicada, incluso tenían lista de espera, pero ella que era muy previsora e inteligente, por lo que había sobornado al personal del lugar para conseguir que les den una mesa, necesitaba impresionar a su amado primo. Se había estido y maquillado para la ocasión, tratando de erse aún más hermosa de lo que ya era. Siempre debía verse dulce, gentil, delicada y por supuesto bella, insuperable. Si tan solo pudiera ser de él, si ese amor fuera posible...
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Luna por su parte dejó las cosas de limpieza en su lugar, y fue directo a recursos humanos para renunciar a ese trabajo. No pensaba pasar un día más en ese lugar, no iba a permitir que se siguieran burlndo de ella ni mucho menos que la humillara más. La suerte era que como era una empleada de tan baja categoría, la más baja para ser precisos, no necesitaba de demasiado protocolo para renunciar, podía presentar una nota manuscrtita notificandolo y problema resuelto.
Nadie preguntó el por qué de su decisión, nadie la miró siquiera, dejó su renuncia junto con su uniforme y se dispuso a salir del edificio. Cesar ya no estaba en su puesto, lo que era una pena porque no se iba a poder despedir de él, el único con el que hablaba realmente además de sus compañeras de limpieza, que no se encontraban en sus lugares, aunque en realidad no eran amigas.
Con todo el peso del mundo sobre sus hombros se dirigió a su departamento, que en realidad no lo era, acaba de darse cuenta de que tiene que dejar ese lugar, no puede quedarse un minuto más ahí. Caminó un poco hasta una
plaza cercana y se sento a respirar, pensar y tranquiliarse. Su mundo se había desmoronado, lo que ella no sabía es que aún no había terminado de caer, lo peor para ella está por venir, y de las deciciones que tome dependerá su felicidad o su infortunio.