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LA MUJER EN EL ESPEJO

LA MUJER EN EL ESPEJO

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Completas / Contratadas
Popularitas:2.4M
Nilai: 4.7
nombre de autor: Mariana Durán T.

Isabell Janssen es una hermosa mujer de 24 años, hija de una importante familia en Nashville y esposa del director de Multinational Bank DN, ha preparado todo para celebrar su aniversario de bodas y darle a su esposo el mejor regalo. Pero su esposo tenía otros planes, dos cuerpos semidesnudos en el sofá, es lo que Isabell encontró cuando se apresuró a buscarlo en su oficina. ‘A veces el amor dura y otras veces en cambio, duele mucho’, ella creyó tenerlo todo, pero esa misma noche lo perdió; se enfrentó a los recuerdos que la aprisionaban en la tristeza y frustración para poder levantarse y darse una nueva oportunidad.

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Capítulo 1. La mujer que mantiene ocupado a su esposo.

Capítulo 1. La mujer que mantiene ocupado a su esposo.

Sacudía violentamente sus piernas, impaciente, mientras el suave ronroneo de la música en su oído perturbaba la poca tranquilidad que le quedaba. No se siente para nada bien, pasan de las diez de la noche y su esposo aún no ha llegado. Justo antes de sentarse en el comedor, se complació de ver lo bien que le había quedado. Sujetó con fuerza el mantel de la mesa enterrando sus uñas en él, se puso de pie, apagó las velas y tomó las llaves de su camioneta.

El cielo lucía despejado por la noche, la temperatura era perfecta para explorar la ciudad a la luz de la luna, disfrutar de la vida nocturna en Downtown, el barrio de la música y el sabor en Nashville, Tennessee. Pero una noche tan perfecta también se prestaba al placer y a la pasión desenfrenada.

El ocupado director de la empresa Multinational Bank DNN, solo estaba aprovechando lo que la perfecta noche le ofrecía a su voluntad y lo que su instinto sexual le exigía. Beatrice se presentó probablemente en el peor momento, en el día y hora menos oportuno, pero eso no impidió que él cediera a los caprichos del cuerpo, sabía dónde debía estar, era consciente de que su esposa lo esperaba en casa, pero poco le importó, necesitaba satisfacer su deseo por la hermosa y joven chica que se ofrecía a voluntad a él.

Un sofá de estilo vintage color negro fue suficiente para que la apasionada pareja se complementara en uno solo, sus cuerpos sudados a causa del rítmico vaivén de movimientos, su respiración agitada produciendo los sonidos más excitantes entre dos personas que se hacen el amor. Él se pierde en el placer que le produce la mujer que está en sus brazos, su juventud y poca experiencia son suficientes motivos que lo incitan a querer aún más, a entregarse por completo al momento sin pensar en nada más, explora con anhelo cada parte de su cuerpo, su tersa y delicada piel que se siente tan bien al tacto.

Era su aniversario de boda número cinco, Isabell sabía que, como el director de la empresa, su esposo tenía muchas responsabilidades. Esperó pacientemente, pero, después de casi dos horas y de varios intentos de llamadas fallidas, salió de su casa y condujo su Mercedes Benz ML550 por las tranquilas calles de la ciudad. Ha visto un par de ambulancias pasar a su lado, sujeta con fuerza el volante intentando alejar todo mal pensamiento que la invade y a la vez la aterra. Llega a las oficinas principales de Multinational Bank DNN, una empresa bancaria y de servicios financieros con sede en Nashville.

- Buenas noches. – Saluda al guardia\, él permanece sentado en su silla con las piernas sobre el escritorio y las manos cruzadas sobre su pecho\, luce adormilado. – Subiré a la oficina de mi esposo. – Dijo avanzando de prisa sin darle oportunidad de responder.

Mira alrededor, no hay absolutamente nadie, entra al elevador pensando que algo importante pudo haberlo ocupado como para olvidar su aniversario. Llega al último piso del edificio, el escritorio de Rachel, la asistente de su esposo está vacío, en todo el pasillo solo hay una tenue luz que le permite ver por dónde camina, se acerca a la puerta de su oficina, antes de poder sujetar la manija, escucha una voz femenina sonreír, Joseph no está solo, cierra los ojos con una expresión de dolor y sujeta con fuerza su pecho cuando los sonidos en el interior se hacen más fuertes, todo le provoca nauseas, es evidente lo que está ocurriendo ahí adentro.

Aunque teme que lo que está a punto de ver le destrozará el corazón, no puede contener su curiosidad por saber quién es la mujer que mantiene ocupado a su esposo. Sujeta de nuevo la manija haciéndola girar con sumo cuidado para no hacer ruido alguno, aprieta los puños con ira cuando reconoce la voz de esa mujer, se detiene en el pasillo con los ojos llenos de lágrimas mientras observa la escena. Joseph está sentado en el sofá, con la camisa abierta dejando al descubierto su pecho, la mujer sentada sobre él, está completamente desnuda, puede escuchar el sonido de su respiración agitada mientras sube y baja sobre él.

Las palabras no pueden salir de su garganta, no puede gesticular ni un solo sonido, las lágrimas salen sin parar, se da la vuelta y camina hasta la salida azotando la puerta tras ella. Joseph sale de prisa y la ve alejarse, ella está a punto de subir al ascensor cuando lo escucha llamarla.

- Bell\, ¿qué… qué estás haciendo aquí? – Dice terminando de subir el cierre de su pantalón. – Cariño – dijo acercándose a ella\, pero Isabell se aleja mirando con asco la mano que intenta tocarle el rostro. – Esto… tú… - Las palabras se quedan estancadas en su garganta\, sabe\, por la expresión de dolor en el rostro de su esposa\, que ha visto todo.

- Isabell llora descontroladamente. – No hay nada que puedas decir para excusarte\, ¿cierto? – Pregunta con apenas un hilo de voz\, se bufa de ella misma\, ¿qué podría decir para aclarar lo que ella misma acaba de ver? Se niega a aceptar lo que acaba de ver.

- No deberías estar aquí. – Dice con expresión fría\, Isabell simplemente sonríe con los labios apretados por el cinismo de sus palabras\, baja la cabeza ocultando su tristeza al escucharlo y se derrumba a sus pies.

Él ha cambiado, desconoce al hombre que está de pie frente a ella, del amoroso y considerado hombre que antes fue, no queda ni la sombra, seis meses atrás empezó a notarlo diferente, distante y frío, se consoló a sí misma pensando que el exceso de trabajo estaba afectando su buen humor. Quizás fue descuidada o simplemente su mente se negaba a ver lo que realmente estaba pasando, tuvo que darse cuenta de la forma más cruel, que su esposo le era infiel.

- Es cierto\, debería de estar festejando mi aniversario de bodas con mi esposo\, en cambio he tenido que venir hasta aquí para enterarme de la manera más cruel qué es lo que te ha impedido llegar a casa conmigo. – Cuando levanta la mirada\, ve a Beatrice acercándose a ellos mientras acomoda su vestido.

Joseph la observa por encima del hombro, frunce el ceño molesto por verla parada frente a quien es su esposa, no le complace verla sufrir, odia el descaro que muestra Beatrice, su tierno rostro se ha contorsionado en una sonrisa burlona.

- Regresa a tu departamento. – Le dijo Joseph con brusquedad.

- Beatrice sujeta su bolso y se niega a irse. – Cariño\, ¿has visto la hora? – Se queja. – Es demasiado tarde para tomar un taxi\, por favor\, lleva a tú esposa a casa y luego puedes pasar a dejarme. Recuerda que en mi estado…

Joseph la interrumpe de golpe, se gira y sujeta bruscamente su brazo haciéndola guardar silencio y llevándola de regreso a su oficina, mientras ellos se pierden tras la puerta, Isabell aprovecha a ponerse de pie, se siente humillada, se desprecia a sí misma por haberles permitido ver su estado más vulnerable. Toma su bolso del piso y se aleja rápidamente de ahí, no espera el ascensor, prefiere tomar las escaleras bajando de prisa, haciendo sonar escandalosamente sus tacones por cada escalón, lo único que quiere es alejarse de ahí y borrar de su memoria la imagen que se ha clavado en su mente.

El guardia la ve salir, sus ojos lucen desencajados, pero evita concentrarse demasiado en la esposa del director para evitarse problemas. A los pocos minutos, lo ve salir a él corriendo para darle alcance a su esposa, tras él, Beatrice camina lo más rápido posible para seguirle los pasos, no piensa alejarse de Joseph.

Isabell siente un fuerte dolor en su vientre, no se detiene hasta que llega a su camioneta, tan pronto sujeta la manija para abrir la puerta, se contrae a causa del dolor, lo atribuye al esfuerzo que hizo por bajar las escaleras en tacones, inhala y exhala tratando de recuperar el aliento, intentando calmar el dolor, ese tiempo lo aprovecha Joseph para alcanzarla.

- Isabell – grita su nombre en el estacionamiento\, pero ella no le presta atención\, continúa inclinada sujetando su vientre con fuerza\, la expresión en su rostro le indica a Joseph que algo anda mal con ella\, pero cuando se acerca y la toma del brazo\, ella lo empuja para zafarse de su agarre. - ¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? – Pregunta preocupado.

Isabell lo ignora, aprieta con fuerza la mandíbula para aguantar el dolor, saca las llaves de su camioneta y desactiva la alarma, abre la puerta y se sube lentamente, Joseph abre los ojos preocupado al ver la mancha que se ha concentrado en la parte trasera de su pantalón. Pero antes de que pueda acercarse a ella, Isabell pisa con fuerza el acelerador y sale de prisa del estacionamiento. Las llantas traseras de la camioneta derrapan violentamente al salir del estacionamiento, frena de golpe y se toma un tiempo para respirar y tranquilizar sus nervios, su problema de ansiedad le está jugando una mala pasada, golpea con los puños el volante. Le tomará más tiempo poder recuperarse, pero se obliga a ahogar el dolor que siente y conduce por las calles desencajada, no sabe qué hacer ni a dónde ir, lo más lógico es que vaya de urgencia al hospital, pero su mente está en blanco.

Conduce sin precaución por las calles, los ojos están cubiertos de lágrimas impidiéndole tener una mejor visión de su camino, en un cruzamiento, cuando intenta frenar de golpe a causa del semáforo, pierde el control de su camioneta y se estampa contra un autobús de transporte público.

Joseph la iba siguiendo de cerca, ha visto todo lo que ha pasado, está inmóvil, con las manos sujetando firmemente el volante, Beatrice lo hace reaccionar, ahora todo en ella le resulta molesto, lo que unos minutos antes se complacía en disfrutar, su dulce voz gritando su nombre y sus manos acariciándolo, ahora no lo soporta. Baja del auto y lo rodea, ella lo observa con miedo, sus ojos se han tornado rojos, la ira lo está consumiendo, abre la puerta del copiloto, sujeta su brazo bruscamente y la baja del auto a jalones, no le importan sus gritos y mucho menos que lo estén observando muchos de los curiosos que se han detenido a presenciar la escena.

- Toma un taxi y lárgate de aquí. Aléjate lo más rápido que te sea posible\, no te vuelvas aparecer frente a mí.

Joseph no se detuvo a observarla, rápidamente corrió hasta donde estaba su esposa, ya hay algunas personas tratando de auxiliarla a ella y al chofer del autobús, afortunadamente, por el horario no había ni un pasajero, el chofer iba a guardar la unidad al estacionamiento de la empresa transportista.

- Isabell… cariño. – Joseph se acerca a ella\, toma su mano asegurándose de sentir su pulso\, escucha a uno de los transeúntes que están cerca hablar a la ambulancia y eso lo tranquiliza.

Pasaron diez minutos hasta que se escucharon las sirenas de la ambulancia y algunas patrullas que aseguraron la zona, alejaron a muchas personas que invadían el perímetro, tomaron algunas declaraciones de quienes habían presenciado el accidente mientras los paramédicos atendían a los involucrados. El chofer del autobús sufrió hematomas brazos y piernas, algunas laceraciones en el rostro y se quejaba de dolor en la caja torácica.

- ¿Cómo está mi esposa? – Preguntó al paramédico que la atendía.

- El hombre lo observó brevemente. – Está inconsciente\, necesitamos llevarla de urgencia al hospital para que un especialista la examine. – Respondió.

- La atenderán en la Clínica Familiar de Nashville\, ya me he contactado con el doctor familiar\, me encargaré de los gastos. – Dijo Joseph y el paramédico asintió.

En la Clínica Familiar de Nashville, el doctor Guillermo Prado estaba al tanto de la situación, era muy amigo de la familia Janssen, por lo que él mismo se aseguró de avisarle a los padres de Isabell. Mientras la chica era atendida en el área de urgencias, los padres y hermanos de Isabell llegaron a la clínica.

- ¿Qué pasó? – Preguntó el señor Bruce a Joseph.

Antes de que pudiera responder, Joseph vio llegar a sus padres acompañados de su hermana menor Louise y de Beatrice, frunció el ceño tan pronto vio a esta última. Unos minutos después, vieron al doctor Guillermo acercarse a ellos en la sala de espera.

- ¿Cómo está mi hija? – Preguntó la señora Elizabeth.

- Le hemos hecho una radiografía completa\, el impacto con la bolsa de aire causó fuertes golpes en su rostro\, se ha dislocado el hombro derecho\, tiene hematomas en brazos y piernas y… - el doctor Guillermo guardó silencio brevemente\, observó fijamente a los padres de Isabell y a Joseph. – Isabell estaba embarazada.  – Todos abrieron los ojos con asombro\, Joseph aún más.

-  ¿Por qué dice que estaba…? – Murmuró Joseph.

- Lo siento. – Fue lo único que pudo responderles. – La llevaremos a la sala de intervenciones\, los veo más tarde.

Joseph bajó la cabeza maldiciéndose en su mente, la señora Elizabeth se refugió en los brazos de su esposo, mientras que el resto se mantenía en silencio.

- Me vas a decir qué carajos pasó. – Dijo el señor Bruce tomando del cuello de la camisa a Joseph\, él no se defendió\, fue su padre\, el señor Robert Danner quien intervino.

- Bruce\, tranquilo\, por favor. Entiendo cómo te sientes\, pero arreglaremos esto después\, ahora lo importante es Isabell. – Sujetó su brazo intentando calmarlo.

Cuarenta y cinco minutos después, el doctor Guillermo sale de la sala de intervenciones con la mirada pensativa, todos se acercan a él para obtener noticias de ella.

- ¿Cómo está Bell? – Pregunta el señor Bruce en tono preocupado.

- Hablemos en mi consultorio. – Joseph y los padres de Isabell lo siguen.

Unos minutos después, los tres salen del consultorio del doctor Guillermo consternados, la señora Elizabeth ignora a todos, el color en su rostro está pálido, camina ensimismada en sus pensamientos hacia la habitación donde se encuentra Isabell descansando. Brian, Khloe y Elaine se acercan a ella preocupados, pero ella extiende la mano pidiéndoles que la dejen sola con Isabell.

- Nos quedaremos esta noche con Isabell\, los demás pueden irse. – Dice el señor Bruce.

Joseph lo observa fijamente, se niega a dejar la clínica, no sólo porque teme lo que pueda pasar cuando Isabell despierte y les diga la verdad, está preocupado por ella, sabe que es el mayor responsable de que su esposa esté en tal situación.

- Solo iré a tomar una ducha y regreso enseguida. – Dijo Joseph retirándose sin esperar la respuesta de los padres de Isabell.

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Martina Baza
Excelente fue conmovedora historia y llena de Alegría Amor. Mil Felicidades
Martina Baza
Excelente
Sabrina Uriarte
escribes súper bien, y lo más importante, cuidas la ortografía FELICITACIONES
Sabrina Uriarte
Excelente
Selene Betanzos
Excelente historia, habla de todo un poquito. Aunque un poquito larga, pero valió la pena.
Geraldina Zaldivar
Excelente
Gladys Godoy
maravillosa tu novela,es la cuarta vez q la leo
Ines Pereira
isabel debería de ser la embarazada abría sido emocionante
Ines Pereira
que lo perdone la estúpida y se vuelva cornada, ya estoy chata de imaginar una mujer tan boba,llora más por un hombre que la pérdida de su hijo,ya está bueno que empiece a valorarse como lo que es
Ines Pereira
ya está bueno de tanto lloriqueo por alguien quecno vale la pena!!
donde está su dignidad para tener las fuerzas y salir de todo eso?
creo que se enfoco y alargo mucho nuestra escritora en la recuperación de la protagonista y ya me esta molestando que sea o la haga tan debilucha!!!
Maria Angeles Navarro
💯🤗
Cecy Castorena Castorena
Normal
rosa angelica azpericueta
me encantó esta novela ☺️ gracias autora muy bien planeada 👌🫶
Carmen Muskus Vergara
La novela estuvo excelente la felicito Dios la bendiga y bendiga su mente para que siga deleitandonos con sus hermosas novelas
Carmen Muskus Vergara
Ese capitulo es tuvo excelente nada que sensurar
Eliana Gantus
me gustó , estuvo muy buena pero tengo q hacerte una o dos críticas* la primera saca cuentas antes de hacer pasar los años rápidamente,tuviste un pae de confusiones ahí
*la segunda soloe pusieron a sus hijos los nombres de los antepasados de el y ella ? no tuvo una abuela / o bueno q mereciera q llevará su nombre ? no podían elegir un nombre neutral ? no sé , eso noe gustó .
Eliana Gantus
mmm..será el momento de Eileen ???? ayudarA a los amigos de Isabel!????
Rosa María Sáenz Nolasco
Excelente
Eliana Gantus
buena
Eliana Gantus
y ahora...como se sigue ???
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