Venganza Implacable

La Luna brillaba con fuerza en el cielo, iluminando las aguas cristalinas que rodeaban el yate. Los destellos en la superficie danzaban suavemente con el vaivén de las olas. A bordo, la embarcación avanzaba con elegancia, mientras una brisa marina acariciaba los rostros de Elysia y Davian.

Elysia, sonriendo con alegría, contemplaba el paisaje con admiración. La belleza de la noche, con su luz plateada y el murmullo del agua, creaba un ambiente de paz. Su mirada se posó en Davian, quien se acercaba con una expresión seria. En su mano, sostenía una carpeta que parecía contener algo importante.

—Elysia, mi amor —dijo Davian con voz suave, sus ojos fijos en ella con una mezcla de ternura y seriedad—. Necesito que firmes estos documentos.

La atmósfera estaba cargada de anticipación, mientras las olas susurraban en el fondo y la Luna seguía su danza sobre el mar. Elysia, entregada a sus sentimientos, tomó la pluma que él le ofreció. Sin pensar en las implicaciones, comenzó a firmar los documentos ante ella.

—¿Qué son estos papeles? —preguntó Elysia, mostrando curiosidad.

—No te preocupes, cariño. Son para poner la propiedad que compré a tu nombre. Solo necesito tu firma —respondió Davian con una sonrisa. Mientras ella firmaba la última hoja, su emoción era palpable. Davian, siempre atento, recogió los documentos justo cuando ella terminó.

Una sonrisa de satisfacción iluminó su rostro al revisar cada página; era como si una chispa de triunfo lo envolviera.

—Listo, ya está todo hecho, cariño —anunció Davian, con una sonrisa triunfante. Elysia lo miró con confusión. En ese momento, su vista se posó en Rhyse, quien emergía de su escondite con una actitud segura.

—¿Qué haces aquí, Rhyse? —preguntó Elysia, desconcertada por la repentina aparición de su mejor amiga. Rhyse, con una sonrisa entre burlona y despectiva, respondió.

—Elysia, no sé si eres ingenua o simplemente tonta —dijo, acercándose a Davian, quien la rodeó con su brazo de manera posesiva.

Davian, mirando a Elysia, no pudo evitar una sonrisa irónica.

—¿De verdad pensaste que llegaría a amarte? —preguntó con desdén—. A la única que amo es a Rhyse. Al escuchar esto, Rhyse sonrió y Davian continuó.—Mi único objetivo era adueñarme de tus propiedades y tu empresa. La única forma de lograrlo era casándome contigo.

—¿Esto es una broma? —preguntó Elysia, con una sonrisa esperanzada, buscando que todo fuera una mentira.

—¿Te lo parece? ¿Eres tonta? —comentó Rhyse.

Elysia los miró, incrédula, sin poder asimilar lo que acababa de escuchar. Rhyse, alejándose de Davian, se acercó a Elysia con determinación.

—Despierta de una vez. Ya te lo había advertido... todo lo que tienes, incluyendo a Davian, me pertenecen —afirmó, con un tono desafiante.

—¿Qué piensan hacer? —inquirió Elysia, entre desafío y duda. Intentó alejarse, pero Rhyse la sujetó del brazo y la empujó al suelo con fuerza. Davian, al ver la escena, se acercó rápidamente y se arrodilló junto a Elysia, mostrándole los documentos que aún tenía en la mano.

—¿Sabes lo que esto significa? —preguntó Davian, con voz tensa—. En estos papeles afirmas que decidiste poner fin a tu vida tras la muerte de tu padre y la pérdida de nuestro hijo. Mencionas que ya no podías soportar el dolor y que, en ese estado, te suicidaste, dejando todos tus bienes a mi nombre. Confías tanto en mí que firmas todo lo que te doy sin leer.

“Yo, Elysia Cassiel, tras la muerte de mi padre y la pérdida de mi hijo, me sumí en una profunda desesperación que me llevó a tomar una decisión drástica. Hoy, he decidido poner fin a mi vida. De manera voluntaria, quiero ceder todas mis acciones y propiedades a mi esposo, Davian. Esto significa que dejo todo lo que me pertenece a su cuidado. Así que me despido para siempre. Te amo, querido”.

—¿Porqué....?

Elysia lo miró con lágrimas en los ojos, su expresión reflejaba confusión y angustia, mientras le preguntaba, casi suplicante, por qué hacía esto.

—Si no fuera por tu dinero ¿Crees que de verdad estaría contigo?—confesó Davian, con un tono frío y cortante. En ese momento Rhyse se acercó a ella, y confesó algo que la congeló por completo.

—Otra cosa querida amiga, la perdida de tu bebé no fue solo un accidente...Debo confesarte que de alguna manera tuve que ver en eso —confesó— Pero sabes, a pesar de todo te agradezco por cuidar de mi hijo, estos años.

— ¿Qué?—exclamó Elysia, con incredulidad. Rhyse soltó una risa suave y confesó.

—Ese niño que Davian llevó a casa diciendo que era adoptado... en realidad, es mi hijo. Bueno, perdón, es de los dos. Es el fruto de nuestro amor. ¿Sabes lo frustrante que era escuchar a mi propio hijo llamarte mamá?

Elysia intentó ponerse de nuevo en pie, aún luchando contra el dolor emocional que la abrumaba; pero Davian se lo impidió empujándola nuevamente al suelo. La traición de su mejor amiga y la de su esposo, se sentían como puñales directos al corazón. Las dos personas que amaba, y creía parte de su vida se habían unido para arruinarla y peor aún matar a su hijo. La imagen burlona de ambos frente a ella disfrutando del dolor que le estaban causando, le resultaba horrorosa especialmente la figura del hombre... Que había jurado amarla eternamente

｟Todo lo que creí real, se desvaneció por completo.... No fui más que una simple pieza en su juego, un recurso que utilizaron para un fin. Nunca existió el amor... nunca hubo amistad, solo falsas palabras envueltas en una dulzura que parecía sincera... Una fachada oculta tras una máscara. ｠penso.