Entregando Mi Corazón 7 - Mi Espíritu Libre

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Hola, soy Hika.

Mis querid@s lector@s

No me tomó tanto tiempo darle forma a esta historia, como la anterior. Dejaré el recordatorio del orden, ya que en toda las historias habrá mucha interacción con los personajes anteriores. Espero que disfruten la lectura ;)

Solo ocuparé un pequeño espacio del 1er capítulo, para comentar que éste es el SÉPTIMO libro de la serie. Les pondré la lista, para que puedan seguir la secuencia, ya que no tienen los mismos personajes principales, pero están entrelazadas. De esa manera no habrá confusión.

Entregando Mi Corazón 1 - Mi Hacker

Entregando Mi Corazón 2 - Mi SEAL

Entregando Mi Corazón 3 - Mi Agente

Entregando Mi Corazón 4 - Mi Quaterback

Entregando Mi Corazón 5 - Mi Doctora

Entregando Mi Corazón 6 - Mi Protectora

Estaba pensando subir 2 capítulos por día, ya uds me dirán si están de acuerdo. Sino lo dejo como siempre: un capítulo diario. :P

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Mi primer recuerdo es llorar cuando una señora botó a mi mamá de la casa, para luego decirme que era ella mi verdadera mamá y la señora que se fue era una niñera. Debería haber tenido 4 años. Pasaron un par de años más y me di cuenta que mi mamá no me quería, ni mi papá. Debió dolerme, sobretodo porque recién cumplía 6 años y pasaba mi cumpleaños rodeada de los empleados nuevos en la casa. Siendo tan pequeña estaba acostumbrada a no contar con ellos, ni con su presencia. Después de que botaran a mi niñera, cambiaban anualmente al personal. No querían que me apegara emocionalmente a personas ajenas. Entonces, sí, estaba sola. A pesar de ser malos padres, elegían muy buenas personas para trabajar en la casa. El tiempo que trabajaban con nosotros, recibía sonrisas cálidas, mi comida favorita y me recibían de la mejor manera al llegar del colegio. Ellos mismos entrenaban al nuevo personal, porque les daba lástima dejarme. Algunas veces, me ensañaban a defenderme, física y verbalmente. Muchos niños y niñas imitan lo que aprenden y escuchan de sus padres, y éstos no tienen buenas palabras para los míos. Obviamente por el tiempo limitado, no pude tener mucho contacto, pero les agradecía con todo mi corazón.

Gracias a Dios mucho cambió cuando tenía 7 años. Recibí un hermoso regalo. Por un lado me sentí mal al sentirme agradecida, ya que mi hermanita tendría la misma carencia de amor parental que yo; por eso me decidí a darle todo mi tiempo. A los empleados de turno, les pedía que me enseñaran a cuidarla. Ella era mi renacuaja. La quería mucho y era yo quien la arrullaba para dormir, porque nuestros padres no estaban en las noches. Era una niña, pero a diferencia de mi, quería que Susan tuviera al menos una bonita relación sanguínea.

Con el pasar de los años, creo que hice un buen trabajo llenando su amor familiar, ya que incluso soñaba con un amor como el de nuestros padres. No supe que expresión poner cuando me lo dijo.

Ella tenía 7 años y me estaba poniendo crema para los moretones en la mejilla. Le dije que fui torpe y me caí.

*- Lulu, tú también sueñas con encontrar un chico y ser feliz con él? Yo quiero todo lo que tienen nuestros papás. Debe ser bonito estar siempre con esa persona especial y que nunca se acabe el amor.

Quise decirle que ese amor es uno muy egoísta. Si tanto amor tienen, deberían compartirlo con los frutos de ese amor; pero no gano nada quitándole la ilusión.

No había forma de decirle que el moretón fue un obsequio de un par niñas más grandes que yo. Me lo dieron porque nuestros padres estaban ocasionando el divorcio de los suyos. No explicaron cómo. Teniendo 14 años, no sabía si era cierto, pero tampoco los defendí. Estaba ocupada repartiendo golpes también. No hay manera que deje que me golpeen sin dar el doble.

Obviamente, esa no fue mi única pelea. Tuve varias por el mismo motivo. Fui enviada a dirección muchas veces y solo los padres de quienes iniciaban la pelea venían y les decían a sus hijas que su divorcio no tenían nada que ver con mis padres. Me parecía extraño que esos adultos nunca me miraban, incluso cuando sus hijos terminaban con más moretones que yo. Los míos nunca venían, siempre decían que estaba lejos por alguna situación médica en algún lado del mundo. Cosa que era mentira porque los escuchaba reír en la casa a altas horas de la noche.

Fue cuando tuve 15, que descubrí el por qué de muchas cosas: las tantas clases extracurriculares, sus ausencias, su desinterés y la situación extraña en el colegio. Solo les preocupa una cosa: ellos.