El Momento De La Venganza

Margarita está en el patio, reposando una y otra vez en su cabeza, lo que averiguó de esos hombres en ese futuro que ya no existe.

- "En una semana partiremos a la capital, estos días puedes quedarte en casa y en el hospital acompañando a tu familia. Pero podemos almorzar juntos y conocer algunos lugares", dijo James acercándose a Margarita.

- "Como guste señor, ¿tiene algún lugar en especial que quiera ir?", preguntó Margarita con una sonrisa dibujada.

- "¿No vas a protestar?. Es extraño que no salgas con alguna objeción", manifestó James.

- "Los servicios que contrató incluyen una persona complaciente con sus deseos y que no proteste; trataré de cumplir fielmente las cláusulas del contrato", dijo Margarita con una sonrisa dibujada.

James respiró profundo, en efecto eso es lo que había comprado, pero se sentía tan vacío, pero un reto, así que vería cuánto soportaría la muchacha antes de empezar a retarlo.

- "Sígueme, iremos de compras, no me gusta para nada esa ropa que estás usando, necesitas verte más elegante", expresó James.

- "Lo que el señor desee que use, lo usaré", comentó Margarita con una sonrisa dibujada, podía notar la molestia en su interlocutor, pero Regina le dijo que una forma de saber que tanto puede estar dispuesto a hacer por ella, era medir cuánto soportaba una actitud que claramente le moleste.

James frunció el ceño y la jaló del brazo, ella no dijo nada solo siguió caminando, subiendo al vehículo sin protestar, y miraba a través de la ventana de su costado.

Cuando el automóvil se detuvo, se sorprendió de que estuvieran cerca del malecón, James le abrió la puerta para que bajaran y caminaran despacio por el camino que les ofrecía una maravillosa vista del mar.

- "¿No íbamos de compras?", consultó Margarita.

- "Quería hacer algo antes y cambié los planes, acostumbrate", respondió James tomando la mano de Margarita.

La joven de ojos verdes lo quedó mirando, dejó que apretara su mano y se dispusieron a caminar por el malecón.

- "¿Te gusta mucho el mar?", preguntó James.

- "El mar es poderoso, si quiere te lleva, y si quiere te regresa. Nunca puedes dar nada por sentado ahí dentro, puede arrasar todo a su paso, y sin lugar a dudas sigue siendo hermoso", respondió Margarita con cierta melancolía.

- "Entiendo, te gustaría ser como el mar; sin embargo, para lograrlo, debes dejar el miedo atrás, el mar no tiene miedo, linda", expresó James mirándola fijamente. Ella da un suspiro, relaja su cuerpo y sigue caminando; no quiere pensar.

Caminan de la mano en silencio, él solo la observa, se ve más relajada cuando la brisa del mar parece acariciar su rostro; una ligera sonrisa real se le forma; mientras ve gaviotas surcar el cielo.

James se detiene en una baranda y Margarita se queda a su lado.

- "Debes conocer este lugar como la palma de tu mano. ¿Alguna vez viniste con un novio?", preguntó James.

- "No creo que necesite saber eso", respondió Margarita.

- "Esa fuiste tú, una respuesta sincera. Y supongo que la respuesta en sí, ¿dónde está el dichoso novio mientras tú estás pasando por tantas cosas?", preguntó James.

- "Ganó una beca. Él obtuvo una beca para estudiar en el extranjero, siempre ha sido inteligente y responsable; no hubiese sido justo que abandonara todo por mí. La vida no es de sueños señor Thompson sino de realidades", comentó Margarita.

- "Los jóvenes suelen jurar esperarse. No pasó eso contigo; tal vez no era el adecuado", dijo James.

- "Tan grandote y creyendo esas fábulas. ¿Sabe cuánto tiempo le tomaría estudiar?, como cuatro años, yo también tenía metas, lamentablemente tuve que postergarla. Obvio no sabe lo que me ha ocurrido, y ojalá nunca lo sepa", manifestó Margarita, aquel novio de la escuela era un recuerdo bonito que no quería perder.

- "¿Qué era lo que querías de la vida?", preguntó James, quería conocer más de ella.

- "Quería estudiar y trabajar, hacer algunas nuevas amistades, quizás encontrar a alguien interesante, y compartir momentos juntos y si era la persona correcta tal vez unir nuestras vidas, pero allá por los treinta, después de algunos viajes, y otros objetivos que me trazara en el camino. Y, usted ¿logró todo lo que quería en la vida?, aunque supongo que sí, tiene el mundo a sus pies", comentó Margarita.

- "Margarita no eres la única a quienes los planes se le cambiaron, se puede llegar a ser muy poderoso como el mar, que aunque esté calmado no te puedes confiar; pero también es solitario, así que aún no he logrado todo lo que quería en la vida", manifestó James.

- "Jorge Luis Borges dijo que 'El mar es solitario como un ciego', tal vez no está solo, tal vez solo añora algo que perdió", expresó Margarita y se volteó para mirar el mar.

James la jaló hacia él, para mirarla directamente, ella se sorprendió, pero lo hizo más cuando la tomó de las dos mejillas y posó sus labios sobre los de ella.

Fue extraño que lo hiciera de sorpresa, y aunque estaba en el contrato ella no pudo evitar querer retroceder, pero conforme él se iba adentrando en un baile de labios que inició tierno, y por primera vez en mucho tiempo, entre sus brazos se sintió segura, así que solo respondió el beso con la misma intensidad, volviéndose poco a poco en más íntimo, en algo más personal; le avivó un viejo recuerdo, de una vida que ya no pudo ser.