Secretos, envidia, poder, dinero y traiciones, son el ingrediente perfecto para un desenlace trágico.
La traición aveces viene de la propia sangre, y la lealtad se paga con ella también.
El día que descubrió la verdad, el mundo de Érika se tambaleó.
La traición de una persona querida, la muerte de su padre y la revelación de que ella era la heredera de aquel secreto familiar tan bien guardado, la empujaron a una nueva realidad, todo es nuevo y peligroso para ella, podrá lograr seguir su vida?
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Capitulo 1- Fuera de lugar.
Érika siempre había sentido que algo no encajaba en su vida. La riqueza de su familia, los viajes constantes de su padre y las conversaciones en susurros a altas horas de la noche. Pero nada de eso la preparó para lo que estaba a punto de descubrir.
Era una tarde lluviosa cuando todo cambió. Regresaba de la universidad, empapada y cansada, cuando vio las luces de la policía iluminando la mansión. Su corazón se aceleró. Corrió hacia la entrada, solo para ser detenida por varios policías.
—Lo siento, señorita, no puede entrar —dijo con firmeza.
—¿Qué está pasando? Por qué no puedo entrar a mi casa? —preguntó, su voz temblaba al punto de casi tartamudear.
Antes de que el oficial pudiera responder, su hermano, Javier, salió de la casa. Su rostro estaba pálido, pero sus ojos brillaban con una intensidad que Érika nunca había visto.
—Érika, veni conmigo —dijo, tomándola del brazo.
Dentro de la mansión, el caos reinaba. Policías revisando cada rincón, y en el centro del salón, el cuerpo sin vida de su padre. Érika sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies.
—Papá... —susurró, su voz quebrándose.
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•San Carlos de Bariloche, Rio Negro, Argentina, año 1995•
—Mamá, dijiste que hoy me iba a acompañar Javier. Se supone que el iba a ir conmigo al cumpleaños de July — dijo Erika en voz de reclamo, decepcionada y desanimada al enterarse que su hermano mayor no iba a acompañarla al cumpleaños de su mejor amiga.
—Erika, ya sabes cómo son las cosas. Tu hermano no puede ir, va a acompañar a tu papá al cerro. Escuché que encontraron oro, y de esto vivimos hija —respondio Samanta, intentando hacerla entrar en razón.
—Pero mamá! El lo prometió, no puedo ir sola, es además muy peligroso el lugar —volvio a insistir Erika.
—No podes ir—Dijo tajante — es peligroso ese lugar, lo lamento Eri no vas a ir —
Erika solo se fue a su cuarto, muy molesta, pero incapaz de responder nada, por la impotencia, tanto de sentir que le mintieron, como de no poder hacer nada para ir a ver a su mejor amiga.
Por otra parte, Roberto, su padre, iría con su hijo mayor, Javier, hacia el cerro antes de las nevadas, en busca de un verdadero tesoro, o al menos, esa era la coartada.
—Javier, prepara la camioneta, y ustedes carguen todo en las de ustedes , pico, pala y lo demás, apúrense que parece que mañana va a nevar y nos va a cagar todo—le dijo Roberto a sus tres empleados de confianza, con pinta de matones, y a su hijo Javier.
—Che viejo. ¿Estás seguro de ir hoy? Y llevar a estos tipos... Se que son tus amigos, pero a mí no me generan confianza —Dijo Javier sin medir sus palabras.
—Mira pelotudo –Respondió exaltado, Roberto– Acá el jefe soy yo, ¿Entendés? Me importa un carajo si te parece o no, ¿Está claro? Si no te gusta, te quedas, hago una llamada, viene tu primo y listo, se acaba la joda. —
Agachando la mirada y sin murmurar, pero con ganas de sacar su frustración, Javier ya no respondió.
Pero Roberto continúo, como si tuviera aún más que decirle a su hijo, queriendo humillarlo y ponerlo en su lugar — Y otra cosa, frente a mi gente vos calladito, cerras el pico, no quiero escuchar tu opinión si yo no te la pedí ¿Estamos?, No vuelvas a cuestionar mis decisiones.—Termino fríamente.
Entonces partieron al cerro esa misma tarde .
Cuando por fin llegaron, Roberto, Javier y los otros 3 tipos, bajaron y empezaron a cargar las herramientas necesarias, llendo al punto de encuentro que tenían previsto.
Todos sabían que hacer, pero Javier estaba distraído, perdido en sus pensamientos.
—¡Javier, presta atención! — Le grito Roberto, visiblemente irritado—. Si no podés hacer esto bien, ¿Como carajos esperas encargarte del negocio algún día? ¿Sos pelotudo?—
Javier solo apretó los dientes conteniendo su irá, su rostro estaba enrojecido de rabia y vergüenza. Siempre era lo mismo. No importaba cuánto se esforzara, ni cuántas ganas le pusiera a su tarea, para Roberto, todo lo que hacía su hijo estaba mal, definitivamente, no quería que su hijo herede el negocio.
Nota: Capitulo de prueba, acepto toda crítica, y agradezco el apoyo y la ayuda que recibí para escribir. Gracias a todos!