En un mundo devastado por el apocalipsis zombi, la supervivencia es una guerra constante. Ayanokouji Kiyotaka, un joven calculador y frío, escapa de la opresiva Sala Blanca solo para encontrar un mundo aún más brutal. Ahora, atrapado en el instituto Fujimi, debe usar su inteligencia y habilidades estratégicas para liderar a un grupo de estudiantes en medio del caos.
A medida que las hordas de muertos vivientes se acercan, Ayanokouji se enfrenta a una amenaza aún mayor: la traición y la desconfianza dentro de su propio grupo.
Mientras los aliados se vuelven enemigos y la violencia alcanza su punto álgido, Ayanokouji debe tomar decisiones drásticas para proteger a a los suyos. Entre la lucha por los suministros y la constante amenaza de los zombis, cada día se convierte en una prueba de ingenio y fuerza.
¿Podrá Ayanokouji mantener la unidad y liderar a su grupo hacia un futuro incierto, o caerá ante las fuerzas que buscan destruirlo?
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Prólogo
El mundo cambió en un abrir y cerrar de ojos. Un día, las calles estaban llenas de gente ocupada con sus rutinas diarias; al siguiente, estaban infestadas de muertos vivientes, criaturas sin alma que devoraban todo a su paso. Ayanokouji Kiyotaka, un joven conocido por su astucia y frialdad, se encontraba en medio de este caos.
Ayanokouji había pasado su infancia en la Sala Blanca, un lugar donde se moldeaban mentes para ser perfectas en cada aspecto de la vida. Ahí había aprendido a pensar con una lógica fría y a calcular cada movimiento con precisión milimétrica. Sin embargo, incluso en un entorno tan controlado, siempre había un anhelo de libertad, un deseo de escapar y vivir una vida más allá de las paredes opresivas.
El día que Ayanokouji finalmente escapó de la Sala Blanca, el mundo exterior se había convertido en un infierno. Lo que debía ser un nuevo comienzo se transformó rápidamente en una lucha por la supervivencia. Los informes de noticias hablaban de una pandemia desconocida que convertía a la gente en monstruos voraces. Las ciudades se convirtieron en zonas de guerra, y la civilización comenzó a desmoronarse.
Ayanokouji se encontró atrapado en el instituto Fujimi, un lugar que alguna vez fue un refugio de aprendizaje y crecimiento. Ahora, era una fortaleza improvisada contra las hordas de muertos vivientes. Los estudiantes y el personal del instituto se habían reunido, buscando seguridad en números y en las paredes del edificio.
El grupo era una mezcla heterogénea: Takashi Komuro, un joven valiente pero impulsivo; Rei Miyamoto, una luchadora feroz con un sentido del deber inquebrantable; Saya Takagi, una chica inteligente y de carácter fuerte que no dudaba en decir lo que pensaba; Kohta Hirano, un experto en armas con una sorprendente habilidad para la supervivencia; y Saeko Busujima, una espadachina letal con un pasado misterioso.
Ayanokouji observaba a este grupo desde las sombras, evaluando sus fortalezas y debilidades. Sabía que para sobrevivir en este nuevo mundo, necesitaría aliados. Pero también sabía que confiar en otros era un riesgo. La traición podía llegar en cualquier momento, y la lealtad era un lujo que no podía permitirse.
El caos reinaba en las primeras semanas. Los muertos vivientes, o "zombis" como los llamaban, eran implacables. Ayanokouji vio a muchos caer, víctimas de su propio miedo y desesperación. Sin embargo, él se mantenía tranquilo, su mente trabajando sin cesar para encontrar una estrategia que les permitiera sobrevivir.
Fue durante una noche particularmente oscura que Ayanokouji decidió tomar un papel más activo. Un grupo de zombis había logrado romper una de las barricadas y se habían infiltrado en el edificio. Los gritos llenaron el aire, y el pánico se extendió rápidamente. Ayanokouji sabía que era ahora o nunca.
"¡Todos a la azotea!" gritó, tomando el control de la situación. Su voz cortó el caos como un cuchillo, y los estudiantes comenzaron a seguir sus órdenes, moviéndose con rapidez y precisión. Takashi y Rei lideraban el grupo, mientras Kohta y Saya cubrían la retaguardia.
En la azotea, Ayanokouji y los demás improvisaron una defensa. Utilizaron cualquier cosa que pudieran encontrar: mesas, sillas, incluso partes del techo. Los zombis seguían llegando, pero el grupo resistió, luchando con una determinación feroz.
Cuando el último zombi fue eliminado, Ayanokouji se dirigió a los demás. "Necesitamos un plan a largo plazo", dijo, su voz firme. "No podemos seguir reaccionando a los ataques. Debemos adelantarnos a ellos."
Takashi, aunque exhausto, asintió. "¿Qué sugieres?"
"Fortalezcamos nuestras defensas y organizamos patrullas regulares. Necesitamos racionar nuestros suministros y buscar recursos en los alrededores. Y lo más importante, debemos mantenernos unidos. Si nos dividimos, estamos perdidos."
A medida que las semanas se convirtieron en meses, el liderazgo de Ayanokouji se consolidó. Su mente estratégica y su capacidad para mantener la calma en medio del caos resultaron ser invaluables. Bajo su guía, el grupo no solo sobrevivió, sino que comenzó a prosperar en su pequeño enclave en medio del apocalipsis.
Pero Ayanokouji sabía que la verdadera prueba aún estaba por venir. Los zombis no eran su único enemigo. Dentro de las paredes del instituto, las tensiones comenzaban a crecer. La lucha por el poder, los celos y las traiciones eran amenazas constantes. Y fuera, en el mundo exterior, otros grupos de supervivientes podían ser tan peligrosos como los muertos vivientes.
Mientras miraba el horizonte desde la azotea, Ayanokouji se preparaba para lo que sabía que sería una batalla larga y ardua. La supervivencia no era solo una cuestión de fuerza física, sino también de inteligencia y estrategia. Y en eso, Ayanokouji era un maestro.
Este era su nuevo campo de batalla. Un mundo donde cada día era una lucha por la vida. Y Ayanokouji Kiyotaka estaba listo para enfrentar cualquier desafío que viniera.