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El Amante Del Príncipe Es Adicto A Los Libros

El Amante Del Príncipe Es Adicto A Los Libros

Status: Terminada
Genre:Yaoi / Completas / Juego de roles / Amor eterno / Amantes del rey / Fantasía épica / Fantasía LGBT
Popularitas:7.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Roberto Carlos López Escalona

En la época medieval todo es complejo y los matrimonios forzados siempre son la cereza del pastel ¿será nuestro príncipe capaz de afrontar su amor o dejarlo ir y sufrir en un matrimonio forzado?

NovelToon tiene autorización de Roberto Carlos López Escalona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El Gran Torneo II

—¡Aric! —exclamó Elara mientras corría hacia él, sus ojos brillantes de emoción y preocupación—. ¡Lo hiciste! ¡Eres el campeón!

—Gracias, hermana —respondió Aric con una sonrisa forzada—. Pero no puedo disfrutar de esto sin saber si Kael está bien.

Elara frunció el ceño, comprendiendo la angustia de su hermano. —No te preocupes, el esta a salvo.

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Aric. —¿Dónde está? Necesito verlo.

—Escucha —dijo Elara, tomando su mano y mirándolo a los ojos—. He planeado un encuentro. Esta noche, no te puedo decir nada más, solo confía en mi. —dijo la princesa riendo.

Aric sintió una mezcla de alegría y ansiedad. La idea de reunirse con Kael lo llenaba de esperanza, pero también sabía que el peligro aún acechaba. —¿Y si lo descubren? No puedo arriesgar su seguridad.

—Lo sé —respondió Elara con firmeza—. Pero también sé que no puedes vivir sin él. Esta es tu oportunidad. Celebra tu victoria, pero también lucha por lo que amas.

Con esas palabras resonando en su mente, Aric asintió lentamente. La noche caería pronto, y con ella llegaría la oportunidad de ver a Kael nuevamente. Mientras se preparaba para la celebración en el palacio, su mente divagaba entre recuerdos y sueños sobre Kael.

La velada transcurrió entre risas y brindis, pero Aric apenas prestaba atención a las palabras de sus cortesanos. Su mente estaba ocupada con la imagen de Kael, su sonrisa y la forma en que iluminaba incluso los días más oscuros. Cuando finalmente se retiró de la fiesta, el cielo ya estaba cubierto por un manto estrellado que prometía una noche mágica.

Elara lo esperaba en la entrada del palacio, vestida con una capa oscura que la hacía parecer casi espectral bajo la luz de la luna. —¿Estás listo? —preguntó, su voz apenas un susurro.

—Listo —respondió Aric, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a fluir en sus venas.

Mientras caminaban hacia la sorpresa, cada paso parecía aumentar su ansiedad. Las sombras danzaban entre las paredes y el aire estaba impregnado del aroma fresco de la comida. Finalmente llegaron a la sala oculta del castillo un bello lugar que solía ser el refugio de Elara.

—Espera aquí —dijo Elara antes de desaparecer—. Iré a buscarlo.

1 Hora antes del Encuentro.

El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos que parecían reflejar la emoción en el corazón de Kael. La habitación era un refugio de calma, decorada con tapices que narraban las hazañas de antiguos héroes y una ventana que ofrecía una vista del jardín real, donde las flores danzaban al ritmo de una suave brisa. Sin embargo, en ese momento, el aire estaba cargado de una mezcla de nerviosismo y anticipación.

La princesa Elara entró con un brillo en los ojos, su presencia iluminando el espacio. Llevaba un vestido de seda azul que resaltaba su belleza etérea, y su cabello plateado caía en ondas suaves sobre sus hombros. Se acercó a Kael, quien estaba sentado en la cama, con las manos entrelazadas y la mirada perdida en el suelo.

—Kael —dijo ella con dulzura—, es hora de prepararte para esta noche.

Kael levantó la vista, sus ojos verdes reflejaban una mezcla de incertidumbre y esperanza. Elara se arrodilló frente a él, tomando sus manos con delicadeza.

—¿Estás listo para ver a Aric? —preguntó, su voz suave como un susurro.

Un suspiro escapó de los labios de Kael. La mención del nombre de Aric provocó en él una serie de emociones intensas. Había algo en su hermano que lo atraía, una luz que iluminaba incluso los rincones más oscuros de su alma. Pero también había miedo; miedo a que esos sentimientos no fueran correspondidos.

—No lo sé —respondió Kael, su voz temblorosa—.

Elara sonrió con comprensión, sabiendo que su hermano Aric también luchaba con sus propios sentimientos. Era un amor complicado, lleno de matices y silencios que resonaban más fuerte que cualquier palabra.

—Déjame ayudarte —dijo ella mientras se levantaba y comenzaba a buscar entre los vestidos y túnicas de Kael—. Quiero que te veas tan especial como eres.

Con cuidado, Elara eligió un traje morado, adornada con bordados blancos que reflejaban la luz de manera casi mágica. Mientras se la colocaba a Kael, sus dedos rozaron suavemente su piel, enviando una corriente eléctrica por todo su cuerpo.

—Eres hermoso —murmuró Elara, ajustando la tela alrededor de sus hombros—. No solo por fuera, sino también por dentro. Tienes un corazón puro y valiente.

Kael sintió cómo sus mejillas se sonrojaban ante las palabras de su hermana. En ese momento, se dio cuenta de cuán afortunado era de tenerla a su lado; siempre había sido su confidente y apoyo incondicional.

—¿Y si no soy suficiente para él? —preguntó Kael, la inseguridad asomándose en su voz.

Elara se detuvo un momento y lo miró fijamente a los ojos. Había una profundidad en su mirada que parecía atravesar las barreras del miedo.

—Kael, el amor no se mide en “suficiencia”. Se trata de ser uno mismo y permitir que el otro vea tu esencia. Aric necesita conocer al verdadero Kael, sin máscaras ni dudas.

Las palabras de Elara resonaron en el corazón de Kael como una melodía suave. A medida que ella continuaba arreglándolo, él comenzó a abrirse más sobre sus sentimientos.

—A veces creo que Aric es como un faro para mí. Su risa ilumina mis días más oscuros y su valentía me inspira a ser mejor —confesó, sintiendo cómo cada palabra liberaba un peso en su pecho—. Pero tengo miedo de arruinar la noche.

Elara se detuvo un instante, mirando a su cuñado con ternura. Sabía lo importante que era esa conexión entre ellos y cómo podía transformarse en algo aún más profundo.

—El amor verdadero no arruina las cosas; las fortalece —dijo con firmeza—. Si Aric siente lo mismo por ti, entonces lo que construyan será un vínculo inquebrantable.

Kael sintió un destello de esperanza al escuchar esas palabras. La idea de poder compartir algo tan especial con Aric lo llenaba de emoción. Sin embargo, la duda seguía acechando en su mente.

—¿Y si no le gusto? —preguntó con un hilo de voz.

Elara se acercó más a él, tomando su rostro entre sus manos.

—Kael, el amor es un riesgo que vale la pena correr. No puedes vivir atado al miedo. A veces, el mayor acto de valentía es abrir tu corazón y dejar que el otro decida si quiere entrar o no.

Las palabras de Elara calaron hondo en Kael. En ese momento, comprendió que el amor no era solo una cuestión de reciprocidad; era también un acto de fe y entrega. Con cada palabra dicha entre ellos, sentía que la confianza crecía, tanto en sí mismo como en la posibilidad de un futuro junto a Aric.

Finalmente, Elara dio un paso atrás y observó con satisfacción cómo Kael se miraba en el espejo. La ropa brillaba con una luz propia y él parecía más seguro, más dispuesto a enfrentar lo que venía.

—Ahora ve y conquista ese corazón —dijo ella con una sonrisa alentadora—. Recuerda que siempre estaré aquí para apoyarte. Venga cambia esa cara.

Con una última mirada al espejo y un profundo suspiro, Kael salió del cuarto con el corazón palpitante. La noche prometía ser mágica y llena de posibilidades. Mientras avanzaba hacia el encuentro con Aric, sintió que cada paso lo acercaba no solo a su amado, sino también a sí mismo.

Mientras caminaban Kael sentía curiosidad.

— Aric, ¿ha estado con alguien antes de mí? —Preguntó Kael.

La princesa Elara volteó y respondió: —No, personas no faltaron, pero, él siempre espera que la persona con quien dirigiría el trono sería alguien que no esté con él por su título sino por su amor.

Kael se sintió feliz, saber que nadie había tocado antes el fuerte y hermoso cuerpo de Aric le hacía sentir mariposas, llevaba días deseando más que un simple beso, deseaba algo más, el tacto de tus cuerpos, era una idea atrevida pero tentadora.

—¿Qué pasará con el trono?, no quiero que tenga que dejarlo por mí.

—Tampoco tienes que preocuparte por eso, él siempre te va a élegir a ti, el será un gran rey, y tú también lo serás.

Kael se sonrojó —¿Yo?

— Si, tú también serás un gran rey, eres justo lo que él necesita para ser feliz, y si algún día solo quieren ser unas personas normas yo asumiré el trono, así que no tienes de que preocuparte.

Kael contemplaba a aquella figura de gran belleza con aquel cabello plateado tan extenso, Elara hablaba con una claridad, sus palabras eran serenas y llenas de sabiduría, sería una reina estupenda, la forma en la que se expresa y anima a las personas es realmente única.

—Está bien —Kael sonrió— por ahora no me voy a preocupar tanto, y solo disfrutaré el tiempo que tengo a su lado.

— Ahora solo espérame aquí, iré a traerlo y cuando esté aquí te avisaré y me iré rápidamente.

Y así justamente fue Elara fue en busca de Aric, y luego fue avisarle a Kael.....

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Alejandra Bertel
/Angry//Angry/
Almeida Eeuu
pobre Kael Sí yo lo amo
Almeida Eeuu
voto para que ponga foto
Almeida Eeuu
pues ... es que todo me encanta
Almeida Eeuu
.....
Almeida Eeuu
los 20 capítulos con más suspenso de mi vida
Kim
estoy segurísimo que el primo fue quien hizo eso
Almeida Eeuu: siiii
total 1 replies
Kim
Yo vivo en ese pueblo
Kim
cada trabajo nuevo no deja de sorprenderme
Sheila Kamila Escalona
perfume pecado original
Sheila Kamila Escalona
me gusta mucho Kael principalmente su forma de ver el mundo
Gladis Ester
tan lindo Kael
Gladis Ester
jjjj
Gladis Ester
genial
Kim: pasión que me consume
total 1 replies
Gladis Ester
Que lindo
Sheila Kamila Escalona: siiii
total 1 replies
Gladis Ester
Me ha encantado
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