Cruel Verdad

Capítulo 4: Entre la Duda y la Esperanza

Los días pasaron en una extraña monotonía para Mathew. Aunque había decidido darse un tiempo para procesar lo que Alec le había confesado, sus pensamientos se negaban a darle un respiro. Cada vez que veía su teléfono, una parte de él esperaba encontrar un mensaje de Alec, alguna señal de que todo mejoraría, de que podría confiar nuevamente. Pero al mismo tiempo, la inseguridad persistía, como un veneno lento y constante que se filtraba en sus emociones.

Una tarde, mientras intentaba concentrarse en su trabajo, su teléfono vibró. Esta vez no era Alec, sino Lisa. Ella le enviaba un mensaje corto, pero suficiente para despertar su curiosidad.

“Mathew, sé que estás pasando por un momento difícil. Si necesitas salir a despejar la mente, estaré en el bar donde siempre nos vemos a las 8. Ven si te apetece.”

Mathew dudó por un momento. Sabía que sus conversaciones con Lisa solían ayudarlo, pero también temía lo que podría descubrir si indagaba demasiado. Sin embargo, su necesidad de desahogarse fue más fuerte. Esa noche, llegó al bar y encontró a Lisa ya instalada en una mesa, con dos copas de vino esperándolo.

“Gracias por venir, Mathew,” dijo Lisa con una sonrisa cálida, mientras él se sentaba frente a ella.

“Gracias por invitarme,” respondió él, tomando un sorbo de su bebida. “La verdad, necesitaba hablar con alguien.”

Lisa asintió, comprensiva. “Sé que todo esto ha sido difícil para ti. He visto cómo Alec ha tratado de alejarse de su pasado, pero también entiendo que es un peso que no puede ignorarse fácilmente.”

Mathew suspiró, sintiendo cómo su pecho se relajaba un poco al compartir su carga. “Lo sé, Lisa. Creo en el cambio, en que las personas pueden mejorar… pero no puedo evitar dudar. Cada vez que pienso que puedo confiar en él, aparece algo nuevo que me recuerda su pasado.”

Lisa tomó su mano sobre la mesa, un gesto de apoyo que lo sorprendió. “Escucha, Mathew. No estoy aquí para decirte qué hacer, pero quiero que te hagas una pregunta importante: ¿Vale la pena luchar por esta relación? Si la respuesta es sí, entonces tendrás que aceptar que Alec está luchando por cambiar, y quizás necesite tu ayuda en el camino.”

Mathew permaneció en silencio, reflexionando sobre sus palabras. Sabía que en el fondo, sí quería intentarlo, que había algo especial en Alec que lo hacía desear estar a su lado, a pesar de todo.

La conversación con Lisa le dio cierta claridad, pero la verdadera prueba vendría al día siguiente, cuando recibió un mensaje inesperado de Alec. Esta vez, Alec le pedía que lo acompañara a un evento de caridad en el que participaría como voluntario. Mathew aceptó, queriendo ver si realmente Alec estaba comprometido con este cambio que decía perseguir.

El evento se llevó a cabo en un centro comunitario, donde Alec ayudaba a organizar y distribuir alimentos para personas sin hogar. Verlo interactuar con los voluntarios y beneficiarios, ver su lado compasivo y generoso, fue un golpe directo a la armadura de dudas que Mathew había construido.

Durante el evento, Alec le dedicaba miradas cómplices, sonrisas sinceras que iluminaban su rostro. Mathew empezó a ver en él algo que nunca había notado: una verdadera intención de redención, un deseo de ser alguien mejor no solo por él mismo, sino también por quienes lo rodeaban.

Cuando el evento terminó, Alec lo llevó a un parque cercano. Ambos se sentaron en una banca bajo la tenue luz de la luna. El silencio entre ellos era cómodo, cargado de palabras no dichas, pero suficiente para transmitir lo que ambos sentían.

“Gracias por venir, Mathew,” dijo Alec finalmente, rompiendo el silencio. “Sé que no te he dado muchas razones para confiar en mí, pero estoy intentando… de verdad lo estoy.”

Mathew lo miró, sintiendo cómo su corazón se suavizaba. “Lo sé, Alec. Y estoy aquí porque quiero darte una oportunidad, pero necesito que seas honesto conmigo. No puedo construir algo real si seguimos ocultando partes de nosotros mismos.”

Alec asintió, sus ojos azules reflejando una sinceridad que Mathew no había visto antes. “Lo prometo. No quiero perderte, Mathew. Estoy dispuesto a ser transparente, a enfrentar mi pasado si eso significa tener un futuro contigo.”

Mathew sintió que las palabras de Alec calaban hondo en su interior, rompiendo la coraza de escepticismo que había levantado. Tal vez, solo tal vez, había una oportunidad para ambos de construir algo verdadero.

Esa noche, al despedirse, Alec lo abrazó con fuerza, como si temiera que Mathew pudiera desvanecerse en cualquier momento. Y en ese abrazo, Mathew encontró algo que había estado buscando durante todo ese tiempo: una razón para creer.

A partir de ese día, las cosas comenzaron a cambiar entre ellos. Aunque el pasado de Alec no desapareció por completo, y las sombras aún amenazaban con reaparecer en momentos de debilidad, Mathew decidió que estaba dispuesto a enfrentarlas a su lado. Porque, al final, el amor no se trataba solo de confiar en el otro, sino también de confiar en que juntos podrían superar cualquier obstáculo.

Sin embargo, en el fondo, Mathew sabía que esta era solo la primera batalla. Porque en el amor, como en la vida, las pruebas nunca cesan realmente; simplemente se vuelven parte del camino que uno decide recorrer.

Y esa noche, mientras se despedían, ambos se prometieron luchar juntos contra las sombras que intentaban separarlos.