En sus últimos momentos antes de morir en las manos del héroe del mundo, Sirius aquel que eligió ser un villano cae en conciencia de sus acciones y se arrepiente de todo el mal que ha causado en especial a los que un día fueron sus seres queridos. Solo al enfrentar la muerte entiende lo lamentable que fue el camino que eligió y con sus últimas fuerzas pidió a los cielos por que le dieran una nueva oportunidad. Sin saber que era escuchado por alguien en las alturas que le otorgó tal milagro.
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Capítulo 1 : Retornó
Antes de que pudiera alzar su espada para defenderse, Sirius observo su brazo ser rebanado de un solo tajo y ante él la figura de un hombre imponente al que la luz parecía amar se posó de frente, sin piedad dispuesto a destruir la oscuridad que Sirius llamaba con su presencia.
Este era el héroe del mundo acabando con el villano final como en tantos cuentos de hadas se ha narrado.
Sirius supo que a pesar de todo su poder, todos sus planes y seguidores nunca podría ganarle a tal hombre pues el destino siempre lo llevaría a la victoria. Solo pudo sentirse estúpido por sus elecciones, por el camino de fracaso qué había elegido. Sabiendo que lo que había sacrificado para llegar a tal punto, ya no se podía recuperar. Y por primera vez vez en tantos años quizo volver a recordar los rostros de su familia pero estos estaban borrosos en su mente.
Sirius no quería morir, con sus últimas fuerzas trató de escapar, sin importar lo patético qué se veía que uno de los más grandes villanos causante de muerte y destrucción en el planeta, huyera como una oveja aterrada.
Pero para su desgracia sus pies estaban atados al suelo, algún encantamiento lanzado por un portador sin duda. Al buscar al autor de las cadenas de energía qué paralizaban sus piernas se encontró con una cara conocida esta pertenecía a la mujer que hace muchos años fue su prometida, los ojos que una vez lo miraron con curiosidad y luego con miedo ahora solo le lanzaban odio y repudio deseando su muerte.
Pese a todo Sirius se sintió un poco feliz de al menos en sus últimos momentos ver una cara conocida. Había estado tan solo que ya no recordaba ni quien era antes de volverse en el villano que todos querían matar. Sus labios se movieron intentando recordar el nombre de aquella chica, pero apenas pudo pronunciar las palabras, la espada del héroe atravesó su pecho.
-Re, Rebeca-Dijo con su último aliento
Solo pudo sentir pena deseando una nueva oportunidad, pidiendo a los Dioses que le otorgarán su benevolencia.
Y sin saberlo entre todos los dioses había uno que vio algo en Sirius, vio el posible milagro que la humanidad necesitaria para a afrontar los tiempos oscuros que estaban por venir, así que decidió cumplirle su deseó.
La última sensación que Sirius recordaba era la de su espalda golpeando el suelo, sintiéndose derrotado, sabía que no volvería a abrir los ojos, pero cuando trato de hacerlo pudo volver a abrirlos para su asombro. Se quedó anodadado ante un majestuoso cielo azul lleno de perezosas nubes que le parecieron sacadas de un sueño.
Alarmando checo su pecho, la espada que lo había perforado y que debió causar su "Muerte" no estaba, no tenía herida alguna, solo un leve malestar en la mejilla como cuando te dan un puñetazo, al tocar su rostro de nuevo se asombró de ver su brazo izquierdo pegado a su cuerpo. Todo el daño hecho por el héroe y su grupo había desaparecido. Pero eso era poca cosa para lo que le había pasado al cuerpo de Sirius qué ahora era más pequeño y joven.
—Pequeño idiota - Decía una voz molesta
Sirius fue consciente de la presencia de alguien más una persona que hace mucho había olvidado, alguien a quien odio y envidio desde el fondo de su corazón. Ese era su hermano mayor Foreman. Pero era imposible que este estuviera vivo, ya que él Foreman que recordaba había muerto durante la invasión de las bestias del monte en épocas pasadas.
Sirius por fin pudo traer de su mente aquel recuerdo, era el último que tenía de su hermano reprendiéndolo antes de que este se rindiera con él.
-¿Cuándo maduraras Sirius? - Preguntaba Foreman
Sus expresiones, sus palabras, todo era lo mismo, tal y como en el pasado.
-Ahora iras con ella y te disculparás, por amor de Dios, ella es tu prometida te guste o no, y como un Palacios debes honrar a la familia
Sirius sintió el pasto bajo su cuerpo, respiró aquel fresco aire y vio la cara joven de su hermano que aún no sufría la oscuridad del mundo. Así supo que había regresado al pasado.