James Jones, J.J es un hombre guapo, orgulloso y sexy, hijo único de la famila más rica y poderosa de la ciudad. Acostumbrado a tenerlo todo al precio que sea.
Casandra Howell una joven sencilla, tímida, y solitaria, enamorada desde niña en secreto del joven Jones quien era diez años mayor que ella. Pero Casandra creció con problemas de autoestima debido a que de niña fue obesa, y su hermana mayor Monique en cambio si era una auténtica belleza.
El destino de Casandra pondrá su voluntad a prueba cuando, un día se despierta en la habitación de un hospital y le informan que fue drogada y abusada sexualmente.
Alguien le había robado su virginidad y su inocencia. Y ella no recordaba nada.
Cómo pudo ese encuentro de una noche cambiarlo todo?.
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Capitulo I
_ Casandra era una niña tímida, y soñadora, con algo de sobrepeso. A sus siete años de edad ya le tenía amor a la lectura, sus cuentos favoritos eran aquellos donde aparecían princesas hermosas, junto a príncipes guapos y gallardos, dispuestos a entregarlo todo por el amor de su vida.
Su hermana mayor Monique en cambio si era una autentica belleza, ella estaba segura que cuando tuviera la edad suficiente encontraría un buen marido, rico y guapo, como se lo hacía saber su madre. Quien estaba segura de que Monique se casaría con un hombre poderoso y adinerado, que le darían nietos preciosos y bien educados. Pero en cambio le preocupa la obesidad de su hija menor Casandra, y su timidez para relacionarse con otras personas.
_ Cuando crezca seguro dejara de ser gorda y perezosa_ le dijo la señora Pear a su madre la señora Howell.
_ Estoy segura de que mejorara su aspecto_ respondió su madre.
_ Desde luego adelgazara cuando entre en la pubertad. Pero si se convierte en una insoportable y engreída, le costara encontrar marido. A los hombres no les interesan las mujeres que se la pasan con las narices metidas en los libros, a ellos les gustan las mujeres que sean hermosas a quienes poder presumir y por supuestos con quiénes tener hijos guapos _ le dijo la señora Pear a su madre en tono desaprobatorio y continuó_ Yo que tú la mantendría vigilada. ¿Por qué trajo un libro a un picnic? Debería estar en la laguna jugando con su hermana mayor y sus amigos.
Casandra al escuchar todas esas críticas, abandonó su esperanza de poder leer tranquila, y abrazó el libro, apretándolo contra su pecho. No entendía el porqué se les hacia tan aberrante que prefiriera estar tranquila a la sombra de un árbol viajando por lugares fantásticos, a estar gritando y choponteando en el agua. La vergüenza le hacía arder las mejillas, y deseó ser invisible para las dos mujeres que hablaban de ella como si no estuviera escuchándolas.
Cuando se percató que su madre y la señora Pear regresaban junto al grupo de adultos se sintió aliviada, aunque seguía cohibida de volver abrir el libro.
Tal vez un día de Picnic no fuera el lugar adecuado para ponerse a leer después de todo. Pensó la niña.
Era una reunión entre vecinos del pueblo, un día de verano a la orilla de la laguna para huir del insoportable calor. Habían cuatro familias, lo que hacía un total de ocho adultos y nueve niños, contándola a ella. Su hermana y sus amigos estaban jugando animadamente en la laguna, risas y gritos llenaban la tarde calurosa de verano, mientras ella contemplaba la escena desde la sombra de un gran árbol de roble cuyas hojas se mecían por una delicada brisa fresca.
A la joven no la habían invitado a participar en sus juegos, de todos modos no es que pudiera unirse, ella no sabía nadar, y no había conseguido que su hermana mayor la enseñara. Así que su única compañía tanto en casa como en la escuela, eran sus libros. Desde que había aprendido a leer, la lectura se convirtió para la pequeña Casandra en su única compañía y su pasión.
Al verse por fin sola, bajo la fresca brisa que le regalaba su amigo gigante verde, Casandra sintió emoción al verse alejada de la atención de los demás y volvió abrir el libro.
Pero antes de que pudiera releer el párrafo en el que se había quedado, un grupo de chicos se acercó a la orilla de la laguna montados en sus bicicletas, a unos pocos metros de donde estaba ella sentada. Tenían voces jóvenes y, masculinas.
Hechizada casi que al instante, se dió cuenta de que eran cuatro chicos, todos ellos, en edad adolescentes. Por lo que su interés hacia ellos se vio incrementada, llevaban short y camisas del mismo color, como si fuera algún tipo de uniforme. Mientras gritaban y reían, se quitaron las camisas y dejaron al descubierto sus torsos atléticos y sudorosos. Saltaba a la vista que pensaban meterse a la laguna.
Quizás fueran del campamento Ozark. Pensó Casandra.
Ya que era el único campamento de verano abierto, donde solo asistían los chicos de familias adineradas de los alrededores, y del cual la familia Jones eran propietarios.
Casandra apretó el libro contra su pecho y observó a un muchacho alto, pelirrojo saltar al agua, seguido por un joven de cabello oscuro y ojos verdes como esmeraldas, quien fue seguido a su vez por los otros dos chicos, provocando nuevos gritos, nuevas risas, y nuevos juegos.
Casandra sonrió ante la escena.
La niña miró entonces al muchacho de los ojos color esmeralda. Era el más alto de su grupo, y el de piel más clara, tenía el cabello negro como la noche, lo que hacía más llamativo el color de sus ojos, tenía el cuerpo atlético y la miraba con curiosidad, lo que provocó que Casandra se sonrojara y escondiera la cara en el libro con la esperanza de que este la absorbiera y la alejara de la atención del chico.
_ Oye nerd. Dame eso! _ Le dijo Rory el hijo pequeño de la señora Pear. Arrancándole el libro que tenia Casandra en las manos.
La niña comenzó a perseguirlo para tratar de quitárselo, pero al ser más veloz se alejó de su alcance rápidamente, mientras Casandra seguía corriendo detrás de él.
_ Rory devuelve mi libro inmediatamente_ gritaba la joven desesperada.
El niño se alejó con una mueca malvada en su rostro corriendo en zigzag con el libro en una mano. Y un palo en la otra mano.
_ Si lo quieres. Rata gorda de biblioteca, ve y búscalo_ le dijo Rory y lo lanzó a la laguna.
Casandra dejó escapar un grito atemorizada a ver que su precioso libro flotaba en el agua, así que con la ira recorriéndole las venas no se paró a pensar y embistió con todas sus fuerzas a Rory provocando que el niño cayera de bruces contra la superficie arenosa, causándole raspones en las palmas de las manos y las muñecas, el niño indolente se levantó iracundo y le pegó con el palo que llevaba a Casandra en la frente, provocándole un corte, no bastándole con haberla herido Rory pretendía volver a golpearla, pero de pronto una fuerte mano le sujetó el palo a su espalda, cuando Casandra levantó la mirada se percató que el chico de los ojos esmeralda había presenciado la escena, y había ido a su rescate.
_ Déjala en paz bravucón _ le dijo su héroe a Rory_ Como te atreves a lastimarla de esa forma, te daré tu merecido.
Pero antes de que el chico le pudiera hacer algo, Rory comenzó a llorar y se alejo de prisa gritando a su madre despavorido.
_ ¿Te encuentras bien?_ preguntó su héroe mirándola fijamente, mientras tomaba su camisa y se la colaba en la herida para limpiar la sangre.
Casandra estaba fascina ante aquel gesto tan hermoso, abrió la boca para decir algo pero no le salieron las palabras, sus miradas se sostuvieron y ella se limitó a observarlo fijamente y, mientras lo observaba se enamoro indudable e irrevocablemente de aquel joven tan gallardo. Provocando que su corazón se inflamara, se desbocara y aleteara ante la idea.
_ ¿Casie cielo, estas bien? – preguntó su madre preocupada, al tiempo que le estudiaba la frente en busca de la herida.
_ ¿Eres un príncipe?_ susurró ella.
El sonrió.
_ No, nena, no soy un príncipe_ respondió él.
Pero para ella sí lo era, pensó Casandra, incapaz de apartar la mirada de su hermoso rostro. Era su héroe, que había llegado a su rescate.
_ ¿Casandra hija, estas bien? _ le preguntó su padre pálido.
Casandra sonrió, no a su padre ni a su madre, sino a su príncipe que aún la miraba por encima de los adultos que se acercaban a ver qué había sucedido.
_ Estoy bien _ dijo la chica.
La sonrisa de su príncipe se desvaneció y sus rasgos se endurecieron.
_ Como podemos agradecerle su ayuda, joven Jones _ dijo su madre a su héroe.
_ No es necesario señora_ repuso él.
Y Casandra entonces comprendió que realmente era un príncipe, en el pueblo la familia Jones eran como de la nobleza, ricos, y poderosos. Y James Jones era el único hijo de los señores Jones, lo que lo convertía en el único heredero de la fortuna de sus padres.
La chica se abrazó las rodillas contra el pecho sin dejar de mirarlo pasmada. Los otros tres chicos que andaban con él se reunieron a su alrededor curiosos, y él le dijo algo al oído al joven de cabello rojo, y este se dio la vuelta, al instante le entregó el libro que había sacado de la laguna.
_ Puede que necesites otro nena_ le dijo James entregándole el libro empapado a la niña.
Casandra sonrió.
Luego James fue detrás de Rory, y lo arrastró hasta donde estaba Casandra y lo obligó a ponerse de rodillas para que se disculpara con ella, dejando a todos pasmado por la autoridad con que le hablaba, al Rory verse acorralado y sin apoyo de nadie, tuvo que hacer lo que le ordenaba, y desde ese día no volvió a molestar a Casandra.