Rojo y Verde 1.4

El campo de juego se llenó de murmullos expectantes mientras el Equipo Verde avanzaba hacia su zona. Cada integrante tomó su posición, concentrados en la estrategia que los llevaría a la victoria. Nezu se colocó cerca del centro, con la espada de madera descansando sobre su hombro, mientras que Nox permanecía ligeramente adelantado, con su expresión fría y la mirada fija en el equipo contrario. Sol, con su usual actitud relajada, ajustó el agarre de su espada, observando con curiosidad la disposición del otro equipo. Zen, al fondo, parecía tan desinteresado como siempre, mientras jugaba con un pequeño palo en sus manos. Somi, a pesar de su nerviosismo, se mantuvo firme junto a Nezu, observando al otro lado del abismo.

En la zona roja, los integrantes del equipo rival también se acomodaban. Sol, al contar, murmuró con una mezcla de confusión y burla:

—Eh, parece que sólo tienen cuatro.

Nezu entrecerró los ojos, identificando rápidamente a los presentes.

—Está el que se parece a Nox —comentó, señalando a Kael, quien parecía una versión más refinada pero igual de intimidante de su propio compañero—. El rubio, el de la bufanda y la chica.

Nox, con una mueca de desdén, cruzó los brazos.

—Falta Ion.

Somi frunció el ceño, sorprendida.

—¿Ion? No sabía que él también participaba.

Zen, sin apartar la mirada del horizonte, intervino con su tono aburrido:

—Ion es un experto en llegar tarde. Aunque... no tanto como yo, supongo.

Las palabras de Zen apenas se habían asentado cuando un destello de movimiento en la zona roja captó la atención de todos. Ion entraba al área caminando con calma, como si el retraso fuera intencional. Cristhian fue el primero en acercarse, con una expresión molesta.

—Llegas tarde.

Ion apenas lo miró de reojo.

—Tenía que hacer algo antes.

Sea, con su habitual nerviosismo, preguntó:

—¿Algo más importante que esto?

Ion sonrió levemente.

—Tal vez.

Ambos equipos tomaron sus armas mientras los gritos de la audiencia retumbaban en el campo. En el Equipo Verde, cada uno empuñó su espada de madera con determinación. En el Equipo Rojo, aunque la mayoría también llevaba espadas, Sea destacaba con un estoque de madera delgado y estilizado, casi como si se burlara de las normas tradicionales. Vira, por otro lado, empuñaba una herramienta peculiar: una cuerda unida a una esfera de piedra perfectamente pulida. Giró el objeto con destreza, dejando un zumbido constante en el aire.

El gran tambor resonó con un estruendo que pareció sacudir el aire mismo. Ese sonido marcó el inicio de la ceremonia, y la tensión se transformó en acción. Kael fue el primero en moverse, avanzando con pasos firmes hacia el centro del campo, con sus compañeros siguiéndolo en formación compacta. Su postura era desafiante, casi altiva, como si ya conociera el resultado del enfrentamiento.

En el otro extremo, el Equipo Verde reaccionó al unísono, todos excepto Somi, quien dudó por un momento antes de decidir qué hacer. Nezu, Nox, Zen y Sol saltaron al campo de bambú, usando los gruesos tallos como apoyo para avanzar con velocidad y agilidad. Somi se quedó atrás, observando con nerviosismo mientras sus compañeros desaparecían entre el laberinto natural.

Cuando Kael alcanzó el centro del campo, justo donde los bambúes se volvían más densos, fue interceptado por Nezu, cuya espada de madera chocó con fuerza contra la suya. El sonido del impacto resonó, captando la atención de ambos equipos. Kael, sin inmutarse, inclinó ligeramente la cabeza y lo miró con aburrimiento.

—Vaya... —dijo con una mueca sarcástica—. ¿Por qué interfieres, ratón? No tengo pienso para los roedores.

Nezu no respondió, pero sus ojos brillaron con determinación. Sin perder tiempo, saltó hacia arriba, utilizando los bambúes como apoyo para lanzar un ataque aéreo. Kael, mostrando una impresionante calma, esquivó con facilidad el golpe y contraatacó con un golpe directo al torso de Nezu, haciéndolo retroceder unos pasos.

—El campo es un infierno —declaró Kael, con una sonrisa cínica—. Bienvenido a la batalla.

Antes de que Nezu pudiera recuperar el aliento, Kael lanzó un poderoso ataque, pero esta vez Nezu lo bloqueó justo a tiempo. Kael lo observó con curiosidad.

—Puedo ver que no te importa nada de esto. Entonces, ¿por qué peleas?

Nezu, respirando con dificultad pero manteniendo la calma, respondió con voz firme:

—Necesito recuperar algo. Eso basta como motivo.

Aprovechando un momento de distracción, Nezu esquivó a Kael y avanzó por los bambúes, pero Kael no tardó en moverse para detenerlo. Sin embargo, Sol apareció de improviso, interponiéndose entre ambos.

—¿Estás listo para bailar? —dijo Sol con una sonrisa confiada, blandiendo su espada con destreza.

Kael retrocedió ligeramente, observándolo con desdén. Antes de responder, Sea apareció entre las sombras y, con un movimiento rápido, golpeó a Sol en el flanco, desviándolo del camino.

—Mi danza es silenciosa —murmuró Sea con un tono casi melancólico, mientras asumía una postura defensiva.

En otra parte del campo, Ion avanzaba con impresionante velocidad, dejando destellos a su paso mientras se dirigía hacia el equipo contrario. Sin embargo, antes de que pudiera llegar al centro, fue interceptado por Zen, quien bloqueó su avance sin esfuerzo aparente. Ion sonrió con cierto entusiasmo.

—¿Quieres jugar?

Zen, con su expresión habitual de indiferencia, respondió en tono monótono:

—Sólo si lo hacemos de forma preciosa.

Nezu y Nox avanzaban en direcciones opuestas a través del campo de bambú, ambos centrados en abrir camino para su equipo. Por un lado, Nox se encontró con Cristhian, quien lo interceptó con un rostro lleno de furia.

—Así que tú eres el hermano del idiota presumido —soltó Cristhian mientras lanzaba una serie de ataques rápidos—. Yo soy mejor que él en todo: inteligencia, rapidez y fuerza. ¡No tienes ninguna oportunidad!

Nox, con una expresión fría y desinteresada, esquivaba cada golpe con facilidad, como si los ataques fueran tan predecibles que no valía la pena tomarlos en serio.

Por otro lado, Nezu seguía avanzando, pero un ataque rápido de la esfera de Vira lo sorprendió. Apenas tuvo tiempo de levantar su espada para bloquear el impacto, pero la fuerza del golpe lo desestabilizó, haciéndolo tambalearse al borde de los bambúes. Recuperando el equilibrio, respiró profundamente, pero antes de que pudiera avanzar más, Vira se interpuso en su camino.

Con precisión calculada, el hilo conectado a la esfera de piedra que controlaba Vira se enrolló alrededor del cuello de Nezu, inmovilizándolo.

—Si tienes un mínimo de aprecio por tu vida, no te acerques a esta zona —le advirtió Vira con un tono frío.

Incapaz de liberarse del hilo, Nezu fue golpeado con fuerza por la esfera, perdiendo el control y cayendo por el abismo. Vira, satisfecha con el resultado, giró para apoyar a Cristhian, quien había sido apartado por Nox.

En el frente, Kael continuaba su avance implacable. Sol intentaba detenerlo, pero los constantes ataques de Sea, combinados con la habilidad de Kael, hacían la tarea prácticamente imposible. Ion, mientras tanto, buscaba abrirse camino a través de Zen, pero cada intento era bloqueado con la misma apatía eficiente que caracterizaba a Zen.

Finalmente, tras retroceder lo suficiente, Zen cambió de estrategia y se desvió hacia Kael, ignorando a Ion por completo. Esto dejó una apertura que Ion no desperdició: con un destello brillante, se impulsó directamente hacia el agujero del equipo contrario, casi asegurando el primer punto. Sin embargo, en el último instante, Somi reaccionó por puro instinto. Sin saber exactamente cómo, interceptó a Ion y, con un golpe certero al abdomen, lo envió cayendo al abismo.

Desde la distancia, Sol le gritó emocionado:

—¡Buen trabajo, Somi!

Mientras tanto, Zen logró alejar a Sea con un golpe contundente, despejando el camino junto a Sol para enfrentarse a Kael. Sin embargo, Kael mostró su destreza al máximo: esquivando hábilmente y regateando con movimientos precisos, evitó cada ataque de ambos sin necesidad de contraatacar. En un instante, provocó que Sol y Zen chocaran entre sí, aprovechando el breve descuido para deslizarse entre los dos.

Entrando en la zona del Equipo Verde, Kael ignoró por completo a Somi, quien, nerviosa, corrió para intentar detenerlo. Con una indiferencia total, pasó por encima de ella y se lanzó al agujero, anotando el primer punto.

La multitud estalló en vítores y gritos, mientras el gran tambor marcaba el punto con un estruendo que resonó por todo el campo. En ese instante, todos los que habían caído al abismo fueron teletransportados automáticamente de regreso a sus respectivas zonas, listos para continuar la batalla.

El sonido de la multitud continuaba resonando mientras Somi corría apresurada hacia Nezu, quien aún se tocaba el cuello tras haber sido enredado por Vira. Su respiración era algo pesada, pero al ver la preocupación en el rostro de Somi, asintió con una pequeña sonrisa, intentando calmarla.

—¿Estás bien? —le preguntó ella, casi con miedo a escuchar una respuesta negativa.

—Sí, estoy bien —respondió Nezu, aunque su tono no era completamente convincente.

Nox llegó rápidamente, con el rostro endurecido y lleno de ira. Miró a Nezu con desprecio antes de hablar.

—¿Sabes lo inútil que eres? Si no fueras un estorbo, ya habríamos anotado un punto.

Nezu no respondió con agresividad, simplemente mantuvo su calma habitual.

—Lo conseguiremos la próxima vez —respondió con serenidad.

Somi, intentando suavizar el ambiente, miró a Nox y dijo con convicción:

—Tu hermano es asombroso. Deberías verlo así también.

Pero Nox no reaccionó como esperaba. Su mirada se tornó furiosa, y levantó la voz.

—¡Cállate, o te mato!

El dedo de Nox apuntó hacia la multitud que todavía celebraba el punto de Kael, y con un tono lleno de odio, añadió:

—De hecho, voy a matarlos a todos, a cada uno de esos idiotas que están vitoreando su nombre.

Mientras tanto, en la zona del Equipo Rojo, Kael se dirigió a Ion con una mueca de desprecio.

—¿De verdad te dejaste vencer por esa chica? La que ni siquiera puede sostener una espada sin que le tiemblen las manos. Eres una completa vergüenza.

Ion apretó los dientes, conteniendo la rabia.

—No volverá a pasar —respondió con frialdad— Pero te advierto algo: si sigues tratándome con tan poca educación, me aseguraré de que este equipo vuelva a tener solo cuatro integrantes.

El aire se cargó de tensión, pero antes de que cualquier palabra o acción pudiera escalar, el gran tambor resonó de nuevo, marcando el inicio de la siguiente ronda.

En el otro extremo del campo, Nox avanzaba con igual determinación, aunque en sentido contrario. Sus movimientos eran precisos, casi calculados, mientras esquivaba los ataques de los adversarios que intentaban detenerlo. Su mirada estaba fija en el horizonte, pero sus pensamientos lo traicionaban.

—Estoy cansado de ser la sombra de mi hermano —murmuró para sí mismo, apretando los dientes con fuerza, como si cada paso fuera una declaración de su propia existencia.

En el camino, Ion apareció frente a él con un destello de energía, bloqueando su avance. Sin embargo, Nox esquivó el ataque con facilidad, apenas lanzándole una mirada.

—No eres para tanto —dijo con desdén antes de seguir adelante, dejando atrás a Ion como si no fuera más que un obstáculo menor.

Mientras tanto, en la otra banda, Kael también continuaba avanzando, su determinación y habilidades siendo puestas a prueba por los ataques del equipo contrario.

Nox siguió avanzando con movimientos precisos, esquivando a los que intentaban cerrarle el paso. Cuando estaba cerca de alcanzar la zona del Equipo Rojo, Vira lanzó su hilo, enredándolo en el acto y deteniendo su avance.

Sol, que había logrado adelantarse, gritó desde el otro lado:

—¡Es mío!

Pero antes de que pudiera acercarse más, Sea apareció desde las sombras, deteniéndolo con rápidos golpes de su estoque. Con movimientos certeros, Sea logró que Sol soltara su espada, dejando a ambos en una lucha cuerpo a cuerpo.

Mientras tanto, Nezu esquivó el caos y se lanzó directamente hacia el agujero del equipo contrario. Sin embargo, Cristhian lo interceptó con una tacleada brusca.

—No pienso comer las sobras —dijo Cristhian con desprecio, manteniendo a Nezu en el suelo.

Por encima de todo el alboroto, Zen avanzó con una tranquilidad casi absurda, saltando ágilmente sobre todos. Su voz monótona resonó mientras miraba la situación desde arriba.

—Todo esto... parece un regalo del cielo. Como un caramelo dulce y fácil de tomar.

Con gracia, Zen cayó al borde del agujero del equipo contrario, fingiendo que iba a entrar. Vira, al verlo, intentó enredarlo con su hilo, pero Zen esquivó con un movimiento elegantemente. Saltó al otro lado del agujero y, con un gesto despreocupado, se dejó caer de espaldas directamente dentro, anotando el segundo punto.

El silencio llenó las gradas por un instante, como si nadie pudiera procesar lo que acababa de ocurrir. Pero tan rápido como llegó, el público estalló en vítores ensordecedores.

El gran tambor resonó de nuevo, y los jugadores caídos fueron teletransportados de vuelta a sus respectivas zonas, preparándose para lo que estaba por venir.

Al regresar a su zona tras el último punto, Sol y Somi felicitaron a Zen, sus palabras llenas de entusiasmo.

—¡Esa fue una jugada increíble! —exclamó Somi, todavía con la adrenalina en el cuerpo.

—Sí, lo hiciste ver tan fácil —añadió Sol con una sonrisa amplia.

Zen, con su expresión indiferente de siempre, respondió encogiéndose de hombros.

—No es nada. En una situación como esa, cualquiera lo habría hecho.

Sin embargo, el ambiente no era completamente alegre. Nox estaba visiblemente molesto, su ceño fruncido revelaba su frustración. Nezu, notándolo, intentó calmar la tensión con palabras tranquilas.

—No tiene sentido ponerte así, Nox. No vas a meter ningún punto con esa actitud.

Nox lo miró con incredulidad.

—¿De qué demonios hablas?

—Yo voy a meter el resto de los puntos. Así que relájate. —Nezu esbozó una sonrisa confiada, lo cual sólo enfureció más a Nox.

—Eso nunca pasará. Yo seré el que meta el resto —respondió Nox con una mezcla de desafío y orgullo.

Nezu lo observó con calma.

—Sé que podemos ganar.

—Yo lo haré —interrumpió Nox, su voz llena de resolución— Y demostraré que soy el mejor. Usarte como escalón será un placer.

En la zona contraria, Kael observaba a su equipo con evidente desprecio.

—Si tan solo hubieran resistido un poco más, habría anotado otro punto.

Sea no tardó en confrontarlo, cruzándose de brazos mientras lo encaraba.

—Si tienes tantas quejas, ¿por qué no defiendes tú mismo la próxima vez?

Antes de que Kael respondiera, el estruendoso sonido del tambor anunció el inicio de una nueva ronda.

Marcador: 1-1.

Nox avanzó esta vez por el centro del campo, su mirada fija en el frente, hasta que se encontró cara a cara con Kael. Ambos se detuvieron, tensando los músculos mientras las distancias se acortaban.

—Eres un hermano de mierda —le soltó Nox, apretando los dientes con rabia— Al fin te tengo de frente.

Las espadas de madera chocaron con fuerza, el eco de los golpes resonando por todo el campo. Nox atacaba con fiereza, sus movimientos rápidos y precisos, mientras Kael se mantenía a la defensiva, bloqueando con igual destreza cada embate.

—Eres demasiado predecible —dijo Kael con frialdad, desviando otro ataque y retrocediendo justo lo suficiente para evaluar a su hermano.

Nox no dejó de presionar, su rabia transformándose en energía pura. Sin embargo, justo cuando Kael estaba a punto de contraatacar, Nezu apareció por el flanco, lanzando un golpe directo a Kael.

Antes de que el impacto pudiera conectar, Nox giró y le dio una patada a Nezu, alejándolo varios pasos.

—¡No te entrometas! —gritó, su voz resonando por el campo—. Esto es un duelo de hermanos. Derrotarlo es mi meta.

Kael aprovechó el momento de distracción, girando su espada hacia las piernas de Nox, golpeándolo con precisión y haciendo que este perdiera el equilibrio.

—Eres un dolor de cabeza, Nox. Estás obsesionado.

Mientras Nox tambaleaba al borde del abismo, Kael continuó avanzando sin mirar atrás.

—Si sigues colgado a mis pies, nunca llegarás a ningún lado —dijo, con desprecio en su tono.

Cuando Kael estaba a punto de escapar hacia la zona del equipo verde, Sol apareció lanzándose hacia él con un ataque frontal. Kael lo esquivó con facilidad, pero no vio venir a Zen, quien había usado a Sol como distracción.

Con un movimiento rápido y preciso, Zen lanzó una patada directa al costado de Kael, enviándolo al abismo sin posibilidad de reacción.

—¿Qué tal? —dijo Zen, girando para continuar corriendo por los bambúes junto con Sol.

—¡Ahora avanzaremos sin puntos débiles! —exclamó Sol, emocionado.

Aprovechando el caos, Nezu y Zen avanzaron rápidamente por el campo, moviéndose con agilidad entre los bambúes y esquivando los ataques combinados de Sea e Ion, que intentaban desesperadamente detener su avance.

El choque resonó con fuerza en el campo cuando Ion se posicionó frente a Nezu, bloqueándole el paso con una sonrisa desafiante.

—¿Qué dices? ¿Un segundo round? —preguntó Ion, su tono burlesco mientras giraba la espada de madera en sus manos.

Nezu mantuvo la calma, ajustando su agarre sobre su propia arma.

—Tal vez deberías concentrarte en alguien más.

Antes de que Ion pudiera responder, una figura rápida y ágil pasó cerca del borde del abismo: Sol. Avanzaba a toda velocidad por el lateral, casi rozando el límite, sus movimientos tan precisos que parecía desafiar las leyes del equilibrio. Su intención era clara, y el equipo rojo lo notó de inmediato.

—¡Va por la banda! —gritó Sea, retrocediendo mientras intentaba predecir los próximos movimientos de Sol.

Ion, sin perder tiempo, usó su destello para cortar el avance de Sol. El destello iluminó momentáneamente el campo, pero mientras toda la atención del equipo rojo estaba en detener a Sol, Nezu aprovechó la distracción para infiltrarse por el otro lado y acercarse a la zona roja.

Vira, al notar su presencia, reaccionó rápidamente.

—Te advertí que no volvieras aquí —dijo con firmeza, lanzando su esfera de piedra. El hilo se desenrolló con precisión y se enredó alrededor del cuello de Nezu, jalándolo con fuerza para detener su avance.

Nezu luchó por liberarse, su rostro crispado mientras intentaba zafarse del hilo. Sin embargo, antes de que Vira pudiera reforzar su ataque, Zen intervino. Con una mezcla de habilidad y estrategia, tiró a Sea hacia la trayectoria del hilo, desviando el control de Vira y liberando a Nezu.

Ahora Zen y Nezu corrían juntos hacia el agujero, ambos esquivando y bloqueando cualquier intento del equipo rojo por detenerlos. Estaban a centímetros de marcar el punto cuando una sombra veloz descendió desde las alturas.

Kael, saltando entre los bambúes, aterrizó detrás de ellos. Con un movimiento calculado, utilizó su espada de madera para desequilibrarlos. Golpeó a Zen en la parte trasera de las rodillas, haciendo que cayera al suelo, y luego giró su espada para impactar en las piernas de Nezu, derribándolo también. Ambos cayeron con fuerza, rodando sobre la superficie mientras Kael se mantenía firme.

—No llegarán a ninguna parte —declaró Kael, su mirada fría mientras bloqueaba el paso con su imponente presencia.

Pero mientras Nezu, aún en el suelo, luchaba por levantarse, decidió cambiar su estrategia. Agarró las piernas de Kael con fuerza, impidiéndole moverse.

—No esta vez —murmuro Nezu, aferrándose con determinación.

Fue entonces cuando, como una flecha, Nox apareció detrás de ellos. Aprovechó el caos para avanzar rápidamente, esquivando cualquier obstáculo en su camino y chocando deliberadamente contra Christian, quien intentó detenerlo pero fue empujado fuera de su camino. Con un salto certero, Nox cruzó el agujero y anotó el segundo punto para el equipo verde.

El sonido del tambor llenó el aire, marcando el punto con un estruendo inconfundible. Los espectadores estallaron en vítores y aplausos, emocionados por la jugada y el giro inesperado del marcador.

Marcador: 2-1 a favor del equipo verde.

Una vez más, todos fueron teletransportados a sus respectivas zonas, mientras los gritos de ánimo desde las gradas continuaban resonando como una ola imparable de energía y emoción.

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