PARTE 2. Las Tierras de Kramer. (15)

El sol apenas despertaba en ese lugar, pintando el cielo de colores naranjas y violetas, le brindaba una verdadera obra de arte a cualquiera que lo viera.

Envueltos por un hermoso campo de girasoles, los jóvenes salieron uno a uno de la tierra como plantas, adentrándose oficialemnte en aquel mundo inusual. Varios miraron hipnotizados su alrededor, viendo nada más que un inmenso mar de girasoles que parecía no tener final.

—Es hermoso... —Expresó Fanya, fascinada. —Son miles de girasoles.

—Parece no tener final. —Comentó Damaris, pero a diferencia de Fanya eso le preocupaba.

No se veían más que girasoles y montañas a la lejanía, lo que indicaba que debían caminar bastante.

—Yo me esperaba, no sé, algo más... oscuro. Tipo millones de robots a nuestro alrededor. —Opinó Haiden, extrañamente sin decir algún maullido.

Alec al darse cuenta de ese detalle, observó a su amigo y bruscamente se sorprendió.

—Ha-Haiden, tu...

El chico se fijó en las miradas asombradas que todos posaban sobre él, a lo que él decidió verse. Se fijó que no tenía sus patas peludas y que ya no era diminuto delante de sus amigos.

—¡Soy yo! ¡Soy humano otra vez! —Exclamó Haiden con alegría, besando cada parte posible de su cuerpo. —¡Y veo sin lentes, definitivamente adoro este sitio!

—Este prado... —Habló Star, capturando el interés de los jóvenes. —Fue el último sitio en el que estuve, antes huir al Mundo Real.

—¿Sabes dónde estamos? —Preguntó Lena.

—Sí, estamos en las Tierras de Kramer. —Pronunció Starling, sin hacer crédito a lo que estaba viviendo. —La región protegida por la Deidad del mismo nombre.

—¿El de la semilla? —Cuestionó Bea. Star asintió.

—¿Dónde está el frasco con las lágrimas? —Preguntó Kit, al pendiente.

—Aquí, sanas y salvas. —Aseguró Star. —Sería mejor guardarlas en uno de sus bolsos.

Bea prestó el suyo, y como era de esperarse los teléfonos celulares no se molestaron en encender, aunque esto no los afectó demasiado.

—¿Y ahora qué haremos, a dónde vamos? —Preguntó Damaris, caminando entre los girasoles.

—Bueno... —Bufó Miriam. —Creo que primero debemos salir de este prado amari-¡¡YAAAAAA!!

El grito de Miriam acompañado del ruido de unas ramas quebrarse alarmó a los jóvenes. Buscaron a la castaña con la mirada, pero esta había desaparecido misteriosamente.

—¡Miriam! —Exclamó Bea, preocupada.

—¡Cuidado!

Por fortuna, Kit detuvo a la morena antes de que también cayera al mismo hoyo donde cayó Miriam. Parecía ser una trampa, pues el hoyo tenía varios metros de profundidad. Al menos Miriam solo terminó sucia, y no con una lesión grave.

—¿E-Estás bien? —Preguntó la pelirroja.

—S-Si... creo. —Contestó Miriam sobándose sus glúteos, los cuales habían amortiguado la caída.

—¿Q-Qué es esto? ¿U-Una trampa de ca-cacería? —Preguntó Alec, atemorizado.

—¿Quién pone una trampa de cacería en un campo de girasoles? —Refutó Haiden.

—¿Cómo la sacamos de ahí? —Cuestionó Bea, asomándose.

Kit había tratado de darle la mano a Miriam para ayudarla a subir, pero estaba demasiado lejos.

—¡Enana tenías que ser, Miriam! —Exclamó Denis.

—¡Pues ayúdame, gigante! —Respondió Miriam, mientras daba saltos para ver si se apoyaba en algo.

Damaris vió varios girasoles caídos, así que pensó en hacer una especie de cuerda para que Miriam pudiera subir. Informó de su plan a los chicos y ellos decidieron ayudarla, no les quedaba otra alternativa para sacar a su compañera. Caer en el agujero no era una de ellas.

Alec quiso ayudar, se dispuso a recoger los girasoles más grandes. No obstante, cuando tomó uno de ellos sintió como una especie de filo proveniente del matorral lo amenazó.

—No te muevas. —Le advirtió una voz infantil. —O te mataré...

Pero Alec fue dominado por su cobardía, y sin pensarlo soltó un grito agudo que alertó a sus compañeros.

—¿Pero qué...? —Dudó Lena.

—¡Me quiere matar, me quiere matar! —Exclamó Alec, corriendo detrás de sus amigos.

—¿Pero quién, idiota? —Preguntó Kit.

—¡Alto ahí, bastardos!

El grito de un hombre desconocido terminó por asustarlos a todos. De repente, varias personas cubiertas de cuero y empuñando lanzas empezaron a salir del matorral de girasoles, los chicos se dieron cuenta de que eran rodeados.

—Las manos arriba. —Les exigió el hombre que les habló en primer lugar. —Y si tienen armas, será mejor que las dejen en el suelo.

Al no tener más opción alzaron las manos, mostrándose inofensivos.

—N-No nos hagan daño... Venimos en son de paz. —Pronunció Star.

—¿Quiénes son y de dónde vienen? —Preguntó el cazador sin bajar la guardia.

—E-Ellos son las reencarnaciones de los Ángeles Guerreros, y yo soy una... antigua habitante.

Un silencio se sembró por varios minutos, lo cual asustó mucho más a los jóvenes. En ese momento, una de las tantas personas alrededor del cazador decidió acercarse a los muchachos, sin bajar su arco.

—¿Starling? —Pronunció aquella persona, con voz femenina.

Star pareció reconocerla, pues abrió los ojos impresionada.

—¿Se-Señora Azucena? —Murmuró la nativa.

La cazadora procedió a bajar su arco y se quitó el casco que ocultaba su rostro, permitiéndole a los chicos divisar su rostro joven, pero con semblante maduro.

Star no pudo evitar correr y abrazarla, ambas parecían ser unas grandes amigas que se extrañaron un montón. Al ver ese gesto de cariño, los cazadores bajaron sus armas, lo que calmó a los jóvenes de ver su posible muerte.

—Estás viva, pequeña... ¿Y dónde está tu tío? —Preguntó la cazadora. No obstante, Star bajó la mirada decaída, respondiendo por si sola. —¡Oh! Lo siento, no lo sabía...

—No te preocupes, ahora está entre las estrellas. —Dijo Star forzando una sonrisa.

—Casi no te reconozco. —Rió Azucena detallando a la chica. —¿Qué rayos le hiciste a tu cabello?

—Eh... Star. —Lena la llamó, tratando de decir un "seguimos aquí".

Todos los cazadores ocultos en los girasoles se acercaron a la cazadora de nombre Azucena, pero nunca bajaron su atención de los adolescentes.

—¿Ellos son los guerreros? —Preguntó un cazador, esperando que fuera una broma.

—¿Por qué son tantos? —Cuestionó una cazadora.

—¿Ese tiene ventanas en sus ojos? —Dijo un joven cazador señalando a Haiden.

—Son muy delgados, debiluchos. —Chasqueó otra mujer con desdén.

—Si quieren ofrecerme comida lo aceptaré, pero no prometo que engorde. —Bromeó Denis.

Fanya le dio un codazo para que tuviese seriedad.

—¡¿Me sacarían de aquí?! ¡Quiero ver que pasa! —Grito Miriam, todavía atrapada en el agujero.

—Para ser los chicos que nos salvaran, dejan mucho que desear. —Añadió uno de los cazadores, disgustado.

—Vienen del mundo real, Jacinto. Se puede decir que es un lugar diferente. —Argumentó Azucena, mientras tomaba las manos de Star. —Mejor vamos al pueblo, allí estaremos cómodos.

Pero primero el grupo de cazadores ayudó a sacar a Miriam del agujero, Kit preguntó el porqué de esa trampa de cacería en un campo de girasoles, y uno de ellos les explicó que en realidad era una trampa para monstruos.

Partieron hacia el pueblo más cercano bajo la constante vigilancia de los cazadores, aunque notaron que los nueve adolescentes no eran una amenaza cuando se quedaron anonadados viendo el pueblito.

Era uno de esos pequeños pueblos medievales de montaña. No había más de treinta casas, contando las tiendas y el templo religioso. Por el asentamiento pasaba un río cristalino en el que habitaban animales y se cultivaban las reservas.

—¿Qué lugar es este? —Preguntó Miriam, fascinada por el lugar.

—Este es un pueblo de muchos en la zona protegida por Kramer, la Deidad de la Tierra. —Informó Azucena, encabezando el grupo.

—Azucena. —Star le habló con timidez. —¿Puedo saber... por qué todo luce normal? Esperaba encontrar el lugar como la última vez que lo vi...

—¿Oscuro y sombrío? Nosotros nos hacemos la misma pregunta. —Azucena enfocó su atención en los jóvenes. —Cuando Mistral estuvo en su máximo apogeo, el pueblo fue invadido por horribles cosas metálicas, el cielo era cubierto por nubes oscuras y todo era una masacre. Fue así, hasta que un día repentino el cielo se despejó y no hemos visto a otro bicho de metal.

—Pensamos que todo había vuelto a la normalidad, pero cuando fuimos al Bosque de Athena, zona protegida por la Deidad Fallon, este seguía cubierto por una enorme barrera oscura. —Continuó el cazador de antes, Jacinto. —Dos de nosotros han cruzado, y no hemos vuelto a saber de ellos.

—Si la región de Fallon sigue bajo la magia oscura, ¿Qué salvó esta región? —Cuestionó Star, confundida.

—¿No significa que Kramer tiene su semilla? —Preguntó Damaris.

—Por supuesto. —Azucena asintió, contenta de ver el interés de uno de los guerreros. —Y te lo repito, nadie sabe qué pasó.

—Vaya, hicieron el trabajo por nosotros. —Comentó Denis.

—¿Eso es bueno o malo? —Dudó Bea, insegura.

—¿Cómo está la Arboleda? —Preguntó Star nuevamente.

—Está bien, ha crecido milagrosamente. —Contestó Azucena, tranquila.

—Vengan chicos, tal vez si investigamos la Arboleda sepamos lo que ocurrió. —Convidó la teñida de rosa.

—¿Qué es la Arboleda? Si puedo preguntar... —Agregó Kit.

—Es el lugar donde descansa el espíritu de Kramer, y el hogar de la semilla que lo fortalece.

Star corrió seguida de los chicos, Azucena y Jacinto. Salieron del pueblo hasta una extensa llanura de la cual solo destacaban varios árboles que rodeaban uno más grande.

Apenas los chicos entraron en ese pequeño bosque fueron recibidos por una oscuridad ligera oscuridad.

Frente a ellos, el gran árbol destellaba cálidas luces qué lo iluminaban todo. En la cima del tronco de ese gran árbol, se podía ver una gema brillante incrustada.

—Esa es la semilla. —Apuntó Star a la gema. —Es la responsable de iluminar la Arboleda, quien le da vida a Kramer.

Los chicos vieron impresionados el encantador ambiente, pero algunos de ellos, incluida Star, extrañamente se quedaron viendo hipnotizados la semilla de Kramer. Azucena y Jacinto los miraron confundidos.

—¿Qué sucede? ¿Se fueron en un viaje astral? —Cuestionó Jacinto.

—¿Fanya? ¿Me escuchas? —Denis zarandeaba a su pareja.

—No puede ser... lo veo. —Murmuró Kit, siendo el uno de los hipnotizados.

—¿Qué ves? —Le preguntó Damaris.

—Kramer. —Contestó Fanya, sin dejar de mirar la semilla.

—¿Haiden? —Lena miró a su primo, el cual también entró en el trance.

—Si, es Kramer...

Y es que para cualquier persona ese lugar estaba vacío, pero Kit, Fanya, Haiden y Star fueron recibidos por un ser majestuoso, similar a un zorro con varias cosas que liberaban una luz dulce y acogedora. Kramer era una criatura sublime, majestuosa y...

«Horrible.»

Lena se sobresaltó al escuchar la voz en su cabeza.

«Es tan irritante, háganlo a dormir.»

 —¿T-Tú lo ves? —Murmuró la rubia.

«Por desgracia... Tal vez si no fueras una estúpida, también lo estarías viendo.»

Lena trató de no prestarle atención, pensaba que solo era una forma de molestarla.

—Ellos tienen sus poderes, debe ser la razón de que pueden verlo. —Supuso Damaris.

—¿Pero y Star? —Preguntó Miriam.

Los nativos de la Megapolis tampoco podían verlo, porque ahí estaban Jacinto y Azucena tan confundidos como ellos.

—¡Silencio, va a hablarnos! —Les pidió Kit.

Los que no veían nada se vieron incómodos, sin más decidieron esperar a que sus amigos salieran de ese trance voluntariamente. Ellos no veían que Kramer comenzó a espirar una voz angelical acompañada de un mensaje.

—Ángeles Guerreros, peleen por la paz de esta sagrada ciudad. —Se escuchó decir al eco lejano. —Sangre de Dioses logró reestablecer mi semilla, pero mi salvador fue capturado y mis hermanos siguen en agonía.

Star bajó la mirada al escucharlo, Azucena notó su tristeza y eso la alarmó.

—Dice que lo salvaron... —Dijo Haiden.

—¿Eso dice? —Dudó Miriam.

«Lo hace.» Pronunció la voz, aburrida. Lena se sentía frustrada de no poder escuchar.

—¿Qué más dice? —Cuestionó Bea.

—Su salvador fue capturado, y debemos liberar a sus hermanos. —Explicó Kit.

«¡Qué oportuno! ¡Jiji!»

De repente, los hipnotizados escucharon aquella risa maquiavélica interrumpir la delicada voz de la Deidad. Los chicos sintieron un mal agüero, y Kramer se hizo cada vez más pequeño junto a su luz. Fanya juraba haber escuchado una risa burlona, y le decía que eso había ahuyentado al espíritu.

—¡Acaben con todos los seres oscuros, se los pido! —Rogó el espíritu desesperado mientras se desintegraba y después desaparecer.

—Que extraño. —Comentó Kit. —Fue como si se asustó.

—¿También escucharon esa risa? —Preguntó Fanya, los chicos asintieron.

—¿Risa? —Dudó Bea.

—Era de una mujer, bastante aguda diría yo. —Añadió Haiden.

En lo que los chicos hablaban de eso, Lena tragó en seco y dio un paso hacia atrás. Curiosamente, la manera en que describían la risa era idéntica a la de la mujer en su cabeza, la cual se calló de forma inesperada.

—Será mejor irnos. —Habló Azucena, tomando a Star de los hombros. —Tienen mucho que explicarle a los no especiales, pero eso será mientras comemos.

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Comments

Julia Monta88lvan

Julia Monta88lvan

Que lindo es volver, o bueno... dartelo de en medio del estres, para leer los capotulos que faltaban de esta trama (que por cierto, me super que impresiono y encanto), y no solo de esta, enserio q tu talento es imprecindible y grande, me encanta.
TENGO UNA QUEJA ENORME y no es por ti Querida escritora, sino pq tambien no los habia leido aquellos capitulos, pq noveltoon no me los notifico, de hecho triste vine a ver si no se habian estrenado y cuando los vi, deje mis deberes a un lado para ponerme a leer. Me pueden dar solucion?.

2024-09-22

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