Norkys nunca estuvo tan confundida en su vida, y eso que había visto muchas cosas confusas.
Investigó todo lo existente sobre la "Megapolis" en internet, y lo único que salió es que era un juego para Android de la misma época en que se creó Facebook. O sea, una eternidad.
Bueno, Norkys pensó: ¿Qué podía esperar de los hombres?
Llegó a la conclusión de que el juego se había vuelto popular en el grupo de su prima, pero siendo sincera esperaba algo más interesante que un simple videojuego de celular.
Ese día, mientras la joven pelinegra tenía esa conversación interna consigo misma a las afueras del instituto de Saublette, vió pasando al galán de sus sueños... es decir, Alec.
Para la joven Norkys era el chico perfecto; popular, guapo, gracioso pero a la vez poseía dulzura mezclada con ternura. Tenía dinero, y una motocicleta en la que soñaba dar paseos por la ciudad agarrada de su cintura. Como envidiaba a las chicas que lo tuvieron de pareja y no lo supieron valorar.
Y como odiaba a la rubia que se hacía llamar su novia.
Con un sonrojo que la pintaba de oreja a oreja, Norkys detuvo la caminata de Alec evitando que se subiera a su motocicleta. Mientras que el chico, quien estaba fijo en su celular, se extrañó de ver a la menor.
—¡Hola Alec!
—¿Eh? ¿Es conmigo? —Dudó el joven.
—¡Claro que es contigo, Alec! ¿No te acuerdas de mi? —La chica hizo puchero con tal de parecer más tierna.
Hasta ese momento, Alec no reconoció a la menor de no ser porque la detalló un rato y sus recuerdos volvieron.
—¡Oh ya! Eres la prima de Damaris... ¿Cómo era que te llamabas?
—¡Norkys! —Exclamó, un poco ofendida de que no la recordara. —No importa, ¿A dónde ibas?
—A mi casa. —Contestó Alec, obvio. —¿Por qué?
—Pensaba que, no sé... —Norkys empezó a jugar nerviosa con sus dedos. —Me gustaría conocerte más y eso... ¿Te gustaría salir conmigo?
«¿Otra más?»
Pensó agobiado el castaño. Ahora se daba cuenta de que lo dicho por sus amigos era cierto. Antes Alec se sentía superior al tener todas las chicas detrás de él, pero con el tiempo le resultaban molestas y fastidiosas la mayoría de las chicas.
Pues algunas eran inmaduras o bastante celosas, y al igual que Alec, ellas sabían que era el hombre más pretendido del instituto y sufrían el riesgo de que otra se lo "robara".
Por fortuna, Alec terminó con todas ellas y estar con Lena las había las había controlado un poco, aunque no tanto.
—E-Escucha, Norkys... Se ve que eres agradable y todo, pero no quiero que te ilusiones. —Trató rechazarla de manera sutil. —Te-Tengo novia y...
—¡Anda, no seas terco! —Insistió la pelinegra.
—No soy terco, simplemente no creo que me interese algo de ti...
—¿Nada? ¿Ni siquiera saber de Megapolis?
Alec abrió los ojos completamente de la impresión. Casi le da un colapso mental, se sorprendió al escuchar ese nombre provenir de la joven Norkys.
—¿Q-Qué dijiste...? —Fue lo único que pudo salir de su garganta.
—Hagamos un trato, si sales conmigo te diré todo lo que sé de Megapolis.
La propuesta era tentadora.
El instinto de Alec tenía el temor de darle falsas esperanzas a la chica, pero si no aceptaba perdería información de la Megapolis. Y no quería que sus amigos se enojaran con él al rechazar la oportunidad.
Aunqueeee... Norkys utilizó la palabra "salir", sin especificar que fuera una cita entre ambos. Siendo así, quedaría como una salida entre amigos y no estaría traicionando a nadie. Podía aplicar la psicología inversa.
—Va-Vale, solo que hoy no puedo... ¿Qué tal mañana? —Sugirió él chico.
Norkys hizo un esfuerzo en no gritar y saltar de alegría en ese momento.
—¡Bien! Me parece perfecto. ¡Nos vemos Alec! —La menor se retiró apresurada de la vista de Alec, seguramente a chillar de la emoción.
Alec se alzó de hombros, no haría preguntas. Simplemente se subió en su moto y emprendió su camino a casa, le avisaría esta tarde a los chicos sobre Norkys como primera sospechosa de la Megapolis.
Por otro lado, a dos cuadras del instituto se encontraba la casa de Bea, en la que dos de sus amigas y la capilla religiosa eran testigos del colapso nervioso que aumentaba en la morena.
Miriam chateaba en el celular, sin prestarle atención a una Lena que le enseñaba a Bea a dibujar. La rubia se vio obligada a enseñarle las técnicas de dibujo, evitando rayones, borrones y manchas. Eso si quería su libro de regreso, y que Bea no muriera en el proceso. Junto a ellas comenzaba a formarse una montaña con bolas de papel que reflejaban los dibujos fallidos.
—¡Ahg! —Se quejó Miriam, aburrida. —¿Se puede saber cuándo piensan terminar? Me estoy aburriendo.
—No falta mucho. —Contestó Lena. De repente escuchó un sacapuntas cerca de la zona. —¡Bea, te dije que no le saques la punta al lápiz encima de la hoja!
—Lo siento, lo sien... —Bea deslizó rápidamente la viruta del lápiz sobre el dibujo, pero eso solo lo empeoró al formar una horrible mancha. —¡¡Nooo!!
—Falta mucho. —Corrigió Lena, desechando con tristeza el dibujo. —Allá va otro.
—¡Me rindoo! —Lloriqueó la morena al recostarse en la mesa. —¿Por qué no dibujo como tu, Lena? ¡Envidio como tus manos fueron bendecidas, mientras que las mías solo hacen torpezas.. !
—Burra tenías que ser. —Denigró Miriam entre dientes. —Bea recuerda que tenemos que hacer el trabajo de historia, no puedes estar en eso todo el día.
—¿Tenemos? Querrás decir "tendré" que hacer. —Refutó Bea sumergida en su tragedia.
—Mejor sigamos... —Habló Lena, seleccionando otra hoja.
—No me refutes así. —Miriam encaró a la morena ofendida, pasando de Lena. —Sabes que tu letra es mejor que la mía, por eso haces la mitad del trabajo...
—¿La mitad? ¿¡La mitad!? —Exclamó Bea alterada. —¡La mitad y TODO el trabajo! ¡Tu nunca puedes ayudarme en los trabajos! ¡Pero claro! ¡Tú te vas de fiesta y a Bea que le parta un rayo!
—Chicaaas... —Se interpuso la tercera.
—¡No es mi culpa de que no tengas vida social! —Dijo Miriam.
—Lo dices como si dependiera de mi. —Bea no apartó su mirada triste de la castaña. —¡Sabes como es mi padre, y él al menos me enseñó que el estudio va primero que la fiesta...!
—¡CHICAS! ¡Basta! —El grito de Lena silenció a las dos. —¡Dejen de discutir, por Dios!
—No te metas, Elena. —Contestó Miriam con desdén.
—Me meto porque ambas son mis amigas, quiero lo mejor para ustedes. —Dio a saber la rubia. —Y te recuerdo que Beatriz no es tu esclava Miriam, Dios te dio dos hermosas manos con las que puedes hacer el trabajo de historia.
—Tú no puedes opinar sobre cómo hacemos nuestros deberes, es algo entre Bea y yo. —Recalcó la castaña, enojada. La morena agachó la cabeza. —Tenemos muchos años de amistad funcionando así, ¿Qué vas a opinar tú que apenas entraste en secundaria?
—Bien, no opinaré yo. —Expresó Lena alzándose de hombros. —Que opine Bea.
—¿Qué?
Bea se volvió el centro de atención de ambas amigas, lo que la dejó inmóvil y sin saber que responder.
—Yo amm... ¿Q-Qué tengo que opinar? —Dudó nerviosa.
—¡En si quieres seguir siendo mi amiga! —Pronunció Miriam en un tono amenazante.
—¡Cla-Claro que sí! Pero... —Tragó en seco. —Si estaría mejor que me trataras como una verdadera amiga, y no como una sirvienta.
—¿Ahora estás del lado de Lena? —Cuestionó la castaña, haciéndose la ofendida.
—No estoy del lado de nadie, solo opino que desde hace mucho tiempo lo nuestros no es una amistad que me haga bien... —Confesó la morena, mirándola intimidada.
—¿Estás diciendo que eliges a Lena antes que a mí? —Dijo Miriam.
—Y vuelve la mula al trigo...
—Yo no debo elegir, la que debe elegir eres tú. —Exclamó Bea con algo de valor. —Tú eres la que debe elegir si eres mi amiga y dejar tus celos hacia Lena, o buscarte otra sirvienta y olvidarte de mí.
Miriam se quedó sin habla al escuchar la última frase, al igual que Lena.
Miriam solía ser una chica insaciable, habían muy pocas cosas que la complacieran completamente; por eso siempre andaba de grupo en grupo y de relación en relación.
Aún así, no se veía en un mundo sin Bea. Se conocían desde pequeñas, eran prácticamente hermanas, y lo que menos quería era perderla. Pero su orgullo era más grande.
—Bien, entonces me largo.
Sin decir nada, Miriam se puso su bolso tras la espalda bajo la mirada de Lena y Bea, la última trataba de mantenerse fuerte al ver a su mejor amiga irse de su casa.
Cuando la puerta de la iglesia se cerró, Bea entró en un colapso nervioso al sentirse culpable de lo que dijo.
—¿¡Qué hice?!
—Lo correcto. —La calmó Lena.
—¡Pero si la perdí!
—Volverá. —Aseguró la rubia. —Te apuesto un ojo de la cara a que lo hará.
...🌟...
Más tarde ese mismo día, la reunión pendiente entre Damaris, Haiden, Denis, Kit y Alec se llevó a cabo. El primero en llegar fue el de lentes, quien estaba desesperado por aprender la clase de física cuántica y le urgía aprobar ese examen.
Rato después llegó Kit, siendo el afortunado de explicarle la clase a Haiden mientras esperaban a los demás.
Se sentaron en la terraza afuera del restaurante; donde había varias mesas y sillones al aire libre conocida como el área de estudio. Debido a la hora, el restaurante estaba solitario, ellos eran los únicos afuera mientras la mayoría de las personas se encontraban dentro del local.
Minutos después llegó Damaris, seguida por Denis, y por último Alec. La pelirroja pidió un vaso de jugo de piña mientras revisaba sus redes sociales y Denis aprovechó que se encontraban en el exterior para poder fumar.
—¡Denis! —Se quejó Damaris, asqueada. —Lleva tus cochinadas al infierno.
—Lo siento, a tu casa no quiero ir. —Se burló el rubio a la vez que el humo salía de su boca.
—Idiota. —Gruñó la chica regresando su vista al celular.
—Ya entiendo porque Fanya no te presenta con sus padres, eres una mala influencia para ella. —Comentó Haiden en broma.
Por obvias razones, Denis se lo tomó mal.
—Cállate, no entiendes nada... ni siquiera una tonta clase de física. —Añadió, inhalando el cigarrillo.
—Bien, si tanto sabes explícale tú. —Intervino Kit, pues estaba un poco harto de ser maestro.
Denis exhaló el humo y luego se recostó sobre un puff cómodamente.
—Con gusto lo haría, pero digamos que no soy muy paciente. —Se excusó soltando una risa. —Es más probable que termine dándole una patada a Haiden hasta mandarlo a China.
—Si, claro. —Contestó Kit sarcástico, y continuó explicándole la clase a Haiden.
Cada quien estaba metido en lo suyo; Kit siendo el profesor de Haiden, él sin entender, Denis y Damaris viendo sus redes sociales explicándoles a sus seguidores su ausencia al igual que Alec.
Sin embargo, el último no estaba tan centrado en esto debido a que pensaba en cómo decirles a sus amigos lo de Norkys como sospechosa emigrante de la Megapolis.
«¡Bah! ¿Por qué me complico tanto? Directo al grano.» Se animó internamente Alec. Dejó su celular de lado y llamó la atención de sus compañeros.
—Chicos, tengo algo que decirles, y es sobre Norkys. —Soltó Alec.
Aunque todos quedaron sorprendidos, la primera en reaccionar fue Damaris, extrañada de escuchar el nombre de su prima.
—¿Norkys? ¿Qué pasa con ella? —Cuestionó la pelirroja.
—Tengo sospechas de que ella sea de la Megapolis. —Explicó Alec.
Los chicos miraron todavía más confundidos al castaño.
—¿Por qué lo dices? —Preguntó Kit.
—Me dijo que si salía con ella me diría todo lo que sabe de la Megapolis.
—Qué raro... ¿Por qué te lo dijo a ti, y no a mí? —Cuestionó Damaris, aunque la duda fue más para ella misma.
—Emm... No lo sé, yo creo que nos pudo haber escuchado en el campo, y solo lo dice para salir con Alec. —Opinó Denis apagando su cigarrillo en el suelo.
Damaris se ofendió por el comentario del rubio.
—Estuvo apartada de nosotros en todo el viaje, no pudo habernos escuchado. Además, mi prima no haría algo así. —Defendió la pelirroja. —Si, puede ser algo abrumadora a veces, pero no es una interesada.
—Meh, si tu lo dices. —Añadió indiferente.
—¿Y qué dicen? ¿Es sospechosa o no? —Preguntó Alec regresando al tema principal.
—No podemos asegurar nada. —Impuso Damaris.
—Haiden, ¿Qué dices? —Kit miró al de lentes. —Estás muy callado para mi gusto.
Haiden permaneció pensativo, por eso no había dicho nada hasta ese momento.
—¿Alguien más lo sabe? —Preguntó.
—No, son los primeros en saberlo. —Contestó Alec. —Me lo dijo cuando todos se fueron del instituto...
Haiden suspiró.
—En mi opinión, como es algo importante, te diría que fueras. —Pronunció el de lentes. —Pero no le digas a Lena, puede que se lo tome mal.
—Lo dices como si quisiera engañarla. —Contrarrestó Alec. —No debes preocuparte Haiden, solo es por la información.
—Además, ¿Lena tomándose algo mal? —Comentó Denis, incrédulo. —¡Por favor, Haiden! Sabemos que eres su "primo" y todo, pero...
—Soy su primo, me preocupo por ella. —Interrumpió el de lentes. —No quiero que mal piense las cosas y algo salga mal...
—Técnicamente, no es tu prima y lo sabes. —Recalcó el rubio.
—Me importa un bledo lo que pienses.
Haiden, aunque no lo hacía notar la mayor parte del tiempo, se preocupaba por Lena debido a que era la única compañía que tenía en esa loca familia.
Cuando supo que su tío Ronan iba a adoptar a una niña le cayó de sorpresa, tanto a él como a la familia entera. Y para ese momento, su hermana mayor Rebeca empezó a ignorarlo, lo que lo hizo sentir solo e incomprendido.
La primera vez que la vió se sorprendió al descubrir que era de su misma edad, ya que esperaba una niña más pequeña. También sabía que tuvo un pasado difícil, pero a pesar de todo era muy agradable, animada y comprensiva.
Todas las mañanas iban al instituto, hablando de todo y nada a la vez, fue que Haiden logró salir del vacío en que se encontraba, incluso ella la animó a abrir su canal de gameplays cuando tenía inseguridades. El desplante que le habían hecho sus hermanas fue sanado por Lena.
Aún así, Haiden sabía que no todo podía ser color de rosa, y que Lena escondía muchas cosas.
Si de por si haber tenido una infancia sin padres no era fácil, que los nuevos no le prestaran atención y se pasaran todo el día trabajando debía afectarle. Había ocasiones en las que Lena dormía de forma excesiva o llegaba de la calle a altas horas de la noche.
Pero lo que más le inquietaba era que, a veces, Haiden la ha escuchado hablando sola.
Mientras Haiden pensaba estas cosas y sus amigos hablaban incoherencias, una persona extraña a paso silencioso entró al restaurante, y de este modo sigiloso llegó a la terraza.
Kit sintió una mala espina en su nuca, como si algo malo fuera a pasar. Por esa extraña corazonada observó su alrededor, logrando ver a la persona misteriosa vestida completamente de negro a la cual no se le veía el rostro.
La persona se quedó quieta frente a los chicos, el único consciente de su presencia parecía ser Kit, pues los demás seguían hablando entre ellos.
No obstante, grande fue la sorpresa del moreno al ver como la persona desconocida sacó un objeto de su cinturón y luego extendió su brazo apuntando a Damaris.
Era un arma.
—¡Damaris, cuidado!
Kit se abalanzó sobre Damaris para después escuchar el disparo. Todo quedó en un siniestro silencio. Damaris estaba con el corazón en la boca, siendo abrazada fuertemente por el moreno.
—¿K-Kit? —Tembló asustada de que su amigo estuviese herido. —¿E-Estás bien?
—S-Si, eso creo... —Dijo el moreno, sin soltarla. —¿Y tú?
La pelirroja asintió. De inmediato Kit alzó la vista a sus amigos, los cuales tenían la mirada fija en el responsable del disparo.
Bueno, en él y en otros tres similares que salieron de repente. Los cuatro desconocidos se quitaron la capucha que los escondía, reflejando a cuatro hombres con máscaras negras cubriendo sus rostros.
—¿Q-Qué...? —Haiden estaba perplejo del miedo.
—Guerreros. —Pronunció una voz robótica. — Ríndanse ante Skotady Némesis.
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Comments
Julia Monta88lvan
Me hubiese gustado que estuviera allí Lena y Bea (el grupo junto) pero si no, quien los salvaria.
Y si me miero de la curiosidad!!!!!!!
Quienes y Por qué, motivo razon y sircunstancia.!!!!!!
noooooo, pq no se ha estrenado mas capitulos, mi tiempo de examenes fue suuuuuuper largo./Sob/
2024-08-03
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