Los días de clase pasaron como si nada hasta que el sábado llegó. En la mañana, los chicos se prepararon para ir a la hacienda del abuelo de Kit. El único problema que tenían los chicos era el transporte, aunque Haiden aseguró que se encargaría de conseguirlo.
El viaje ponía nerviosa a Fanya, ya que no estaba segura de que sus padres la dejaran ir. Hubiera dicho que no iría de no ser porque Zafiro exigió la presencia de todos.
Por fortuna la suerte estuvo de su lado ese día.
—Hija, tu padre y yo iremos a la capital a renovar unos papeles, regresaremos en la noche. —Le informó su madre en la hora del desayuno. —Te quedaras sola en casa mientras tanto.
—Está bien, madre. Prometo que de aquí no me moveré. —Mintió Fanya.
Sintió que se quitó un gran peso de encima, odiaba mentirle a sus padres, pero sin duda tener que convencerla de que le diera el permiso sería imposible.
En cambio, a Damaris no le fue tan bien. Su padrastro andaba de mal humor en el desayuno, y como era de esperarse desahogó su frustración en ella diciendo que no se merecía ni un plato de comida. Y cómo cosa "rara", su madre no dijo nada.
Cuando su padrastro se fue a trabajar Damaris aprovechó el momento libre de tensión para pedirle a su madre el permiso.
—¿Al campo de un amigo? ¿Para qué? —Preguntó la madre de Damaris, Joselyn.
—Es... Para un trabajo del instituto, debemos ir a una industria productiva y a nosotros nos tocó la ganadería. —Inventó la pelirroja.
Por obvias razones no iba a decir: "Porque descubrimos a una bruja que vive debajo de la escuela y quiero ver su magia".
Damaris esperaba su afirmación, su madre no era tan estricta como la de Danya, pero fue lo contrario.
—No puedes ir. —Damaris se impresionó, iba a reclamar el porqué cuando su madre la interrumpió. —Hoy vendrá tu prima Norkys de visita y yo estoy ocupada en la costurería, no puedes dejarla sola.
—¿Cómo que no puedo dejarla sola? ¡Norkys es solo un año menor que yo, puede cuidarse sola!
—Sería muy grosero Damaris. —Dijo Joselyn con seriedad. Damaris rodó los ojos decepcionada. No tenía nada en contra de su prima, le agradaba, pero había ocasiones en las que era algo... abrumadora. —A menos de que la lleves contigo...
—¡Si! ¡Me la llevo! —Exclamó sin pensar.
Después vería que hacer con ella.
Pasaron las horas, Fanya llegó a la casa de Lena donde se reunirían a esperar a los chicos. Damaris le escribió diciendo que se le presentó un inconveniente, y pidió que la pasaran buscando por su edificio.
Cuando todas llegaron Haiden llamó a Lena informándole que salieran de su casa. Al hacerlo pudieron ver a todos los chicos sobre... Un camión de carga.
—¡Hola chicas! —Saludó Haiden bajando de la plataforma trasera del camión. —¿Listas para irnos?
—¿De dónde conseguiste el camión? —Preguntó Lena, sorprendida.
—Contactos, querida prima. —Respondió el de lentes con aires de superioridad.
—¿Puedo ir adelante? —Preguntó Fanya, tratando de ocultar su miedo.
—No, adelante está lleno. Tendrás que ir atrás con nosotros. —Le mintió Haiden.
Adelante no había nadie más que el chófer, es solo que adoraba sacar a Fanya de su zona de confort.
—Es que... ¿Y si llueve? No puedo mojarme el cabello. —Se excusó la de pelo claro.
—Fanya, estamos casi a 40 grados y no hay ninguna nube en el cielo... ¿Acaso nunca has subido a un camión antes? —Comentó Haiden con ironía, pero al ver la expresión atemorizada de Fanya se hartó. —¡DENIS! ¡Sube a tu chica!
El rubio se quejó, pero no tuvo más opción que dirigirse hacia su novia, y luego de una charla corta en que él le insistió que nada malo pasaría se subieron al camión.
—¡Bien, vámonos! —Exclamó Kit.
El camión agarró movimiento con destino al edificio de apartamentos donde vivía Damaris, ahí esperaba ella junto a su prima Norkys, una chica de largo cabello negro, piel blanca y ojos color café. Bastante linda y tierna.
Ambas chicas subieron al camión cuando llegó, la pelirroja saludó a sus amigos y presentó a su prima.
Norkys los saludó a todos con una sonrisa amable, pero su expresión cambió cuando vió a Alec. Sintió un flechazo al instante, pues le pareció el chico más lindo entre todos.
Ya con todos presentes avanzaron rumbo a la hacienda del abuelo de Kit.
El camino fue algo extenso y aburrido, los chicos solo se miraban las caras, ya que debido al viento debían gritar para ser escuchados, y eso llegaba a cansar a la hora de entablar una conversación.
Eso fue hasta que Bea sacó de su bolso una bocina en la que empezaron a escuchar música, K-pop para ser específicos, el género favorito de Lena y Damaris.
—Ya cállense... ¿No pueden poner otra cosa?—Se quejo Hayden.
Las chicas le hicieron caso omiso, siguieron cantando y bailando en sus asientos, lo que hizo el viaje entretenido hasta que llegaron a la hacienda.
"El Regidor" era el nombre del terreno que contrastaba de gran manera con la ciudad de Saublette. Sonidos de animales, repleto de plantas diversas, árboles y arbustos frutales. La única similitud que tenía el campo con la gran ciudad era el sol totalmente brillante y molesto.
—Oye prima. —Norkys llamó a su prima. —¿Quién es ese chico?
Damaris vió a quien señaló a su prima, se trataba de Alec, quien estaba hablando con Lena.
—Ah, él es Alec. —Respondió Damaris. —¿Lindo, no?
—Sí, es lindo... ¿Está soltero? —Preguntó Norkys esperanzada.
—No, tiene novia. Es la que habla con él ahora. —Contestó Damaris, haciendo que Norkys soltará un bufido de decepción.
—¡Que maravilla! ¡Tenía tiempo que no veía la luz del sol! —Exclamó una voz extra.
Los chicos se exaltaron al escuchar a Zafiro, quien apareció repentinamente con un enorme sombrero de sol, unos lentes oscuros y un vestido fresco. Todo de color azul, claro está.
—¿Qué? ¿Pero cómo llego aquí? —Cuestionó Fanya.
—Siempre estuve aquí, querida Fanya. Pero no me miren como bicho raro, disfrutemos del campo. —Dijo la elfa para luego desaparecer.
—¿Cómo hizo eso? —Dudaron Kit y Haiden al unísono.
—¿Quién es ella? —Preguntó Norkys.
Los chicos la miraron alarmados, sin saber que decirle a la prima de Damaris. La olvidaron por un momento.
—Emm ella es... ¡Mi tía! Mi tía... eh... —Trataba de pensar Haiden.
—La tía Hermenegilda. —Añadió Alec. —Está un poco loca, no le hagas caso.
—Norkys, ¿Por qué no vas al lago mientras nosotros hacemos el proyecto? Te llamamos cuando terminemos. —Le dijo Damaris.
—Mmm... está bien. Nos vemos más tarde. —Norkys se despidió, caminando hacia el lago.
—¿Hermenegilda, en serio? —Refutó Haiden, mirando incrédulo a Alec.
—Fue lo único que se ocurrió.
—Olvídenlo, ¿Dónde se metió Zafiro? —Preguntó Bea.
—¡¡Pitufinaaa!! —Denis empezó a gritar.
—Debe estar por la pradera, vengan vamos a ver. —Convidó Kit, los chicos lo siguieron.
Mientras caminaban hacia la pradera, Miriam empezó a quejarse de los mosquitos que la veían como un postre delicioso.
—¡Ya basta! —La pelicastaña se pegaba su cuerpo con tal de espantar los insectos. —¿Cómo se supone que hay gente que le guste la vida en el campo?
—Te dije que te aplicaras el repelente. —Le dijo Bea mientras se aguantaba las ganas de reír.
—¡Ash! Se me olvidó, no tienes que restregármelo en la cara. —Bufó Miriam molesta.
—Lo lamento, fue solo un decir...
—Ahg... solo dices cosas estúpidas. —Murmuró de mala gana.
La castaña aceleró el paso dejando a Bea atrás, la morena había escuchado el susurro de su amiga y se decayó por ello.
—Solo tú soportas una amistad así. —La voz de Lena a sus espaldas la recompuso.
—¿Disculpa? No sé de que hablas. —Evadió.
—¿No te das cuenta? Miriam solo te usa desde hace años. —Explicó la rubia. —Su relación es toxica.
—Somos mejores amigas desde la primaria, dudo mucho eso. —Negó Bea.
—Por favor, piensa un poco: no le gusta estar a la hora del descanso contigo porque está con sus amigos más "cool" y solo te busca cuando necesita "ayuda" con la tarea, que al final terminas haciendo tú. —Lena describía todas las situaciones que ha visto atravesar a Bea por culpa de Miriam. —O cuando quiere que le digas a su mamá que está en tu casa, pero en realidad está en una fiesta.
—Eso es normal, Lena. —Defendió la morena. —Yo confío en ella y ella confía en mi. Sé que cuando yo necesite algo de Miriam, será la primera en ayudarme.
—¿De verdad lo crees? —Lena alzó una ceja incrédula, a lo que Bea se quedó callada. —Bueno, no hay peor ciego que el que no quiere ver...
—¡La veo! —El grito de Alec las interrumpió. —Está sobre esa enorme piedra.
—¡Zafiro! ¡¿Qué haces ahí?! —Interrogó Haiden.
La elfa los saludó desde la cima de una gran roca que parecía imposible de escalar. Los chicos se preguntaban cómo fue que llegó hasta ahí sin nada.
—Me dijeron que querían ver magia. —Zafiro se sentó en la roca en pose de meditación. —Si alguno de ustedes logra llegar aquí, se las mostraré.
—¿Qué? ¡Eso es imposible! —Exclamó Damaris.
—¿Y si es una trampa? —Añadió Fanya. —Una trampa muy peligrosa...
—Está muy empinado, no será fácil subir. —Informó Haiden al analizar la roca. —¿Cómo carajo fue que ella subió?
—¿Será un tipo de prueba mental? —Dudó Denis, viendo la roca pensativo.
—Kit, ¿Tu abuelo no tendrá alguna cuerda o algo para escalar? —Preguntó Haiden.
—No lo sé, acompañenme a ver. —Propuso el moreno.
—Chicas quédense aquí y vigilen a la pitufina. —Informó Denis a punto de retirarse con los muchachos. —Y cuiden que a Fanya no le dé un infarto.
—Jaja... claro, no se preocupen. —Asintió Lena.
Las chicas se sentaron en el pasto a pensar en cómo subir. Los pájaros, las vacas que pastoreaban y, obviamente, los mosquitos, les hacían compañía.
Por otro lado, los chicos caminaron hacia la casa donde vivía el abuelo de Kit, que de casualidad se encontraba ahí. Nieto y abuelo se saludaron con alegría, y el dueño no dudó en brindarles una pequeña taza de café.
—Abuelo, ¿Podría sacar algunas herramientas de siembra del almacén?
—Claro muchacho, ese almacén está abierto. —Accedió el viejo. —Tomen lo que necesiten y después pasen por aquí, que tengo un regalo para ti. Esperaba que vinieras para dártelo.
Kit reaccionó intrigado por ello, pero decidió obedecer y junto a sus amigos entraron al almacén que guardaba cosas de agricultura y ganadería.
—Busquen algo como una cuerda, una escalera... —Habló el moreno.
—¿Sirve un pico? —Preguntó Alec, mirando al susodicho.
—No sé si funcione... de todos modos dejémoslo como plan B. —Agregó Kit.
—Oye Ki, ¿Aquí viniste cuando te suspendieron un mes del instituto, no? —Cuestionó Denis. Kit asintió con la cabeza.
—¿Te suspendieron un mes? ¿Por qué? —Dudó Haiden.
—Jeje... Es que, como ustedes saben, a mí me gusta mucho molestar a las personas y gastarles bromas. —Relataba Kit soltando risillas nerviosas, producto de la vergüenza. —Pero llegué al punto de hacer sentir mal a los demás, y... mis bromas se volvieron bullying.
—Espera, ¿Eso no fue cuando humillaste a Mercedes? —Expresó Denis. Kit volvió a asentir con pena.
—¿Mercedes? ¿La del salón del lado? —Interrogó el de lentes. —La que habla sola sobre salvar a los ponys y al reino de Equestria con la magia de la amistad, ¿La rara Mercedes?
—Seh... al parecer no le gustó que le dijera eso. —Comentó Kit. —El punto es que me suspendieron por decir cosas que Mercedes no podía... asimilar, y como castigo mis padres me mandaron aquí. Aunque no fue tanto un castigo, me terminé encariñando con mi abuelo y aprendí cosas nuevas.
—¿Cómo cuáles? —Preguntó Haiden intrigado.
—Cosas... —Murmuró Kit sin dar detalles. —¡Bueno, no perdamos más tiempo hablando!
—Aquí conseguí una cuerda. —Levantó Denis. —Y creo que nos llevaremos el pico, podemos escalar.
—Muy bien, regresemos. —Dijo Alec mientras salían del almacén.
Antes de irse con las chicas, Kit recordó que su abuelo le tenía un regalo, así que pasó junto a sus amigos a buscarlo. El viejo se mostraba ilusionado con el regalo envuelto en sus manos.
—Toma Kit, lo hice yo mismo especialmente para ti.
Kit desenvolvió el regalo, a su lado sus amigos miraron como el moreno vió su nueva adquisición...
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Comments
Julia Monta88lvan
Ay Kit. eso no me lo esperaba.
Y crro q la ta Norkys va a ser un problema y peor la Pitufina.
Me encanta cada vez mas esta trama.
PSDT.te deseo q te resuperes autora. 🤗
2024-07-03
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