Killian confiaba en Niki. Sentía que, al final, ella lograría abrir los ojos y enfrentarse a la realidad.Pero, en el fondo, no entendía del todo por qué esta situación le afectaba tanto.
Si al final los atrapaban, a él no le pasaría nada grave. Él siempre encontraba la manera de salir ileso y eta no sería la excepción, mientras que ellos eran los que se jugaban la vida. Y aún así, algo en toda esta escena le resultaba insoportable de ver. Se suponía que debía estar del lado de su familia, pero si eso significaba compartir bando con Marcos, prefería rebelarse. Lo odiaba con una intensidad que le hacía hervir la sangre y no entendía del todo la razón.
Justo cuando Niki estaba a punto de decidir, el ataque de Marcos llegó como una sombra rápida. La lanza voló en el aire, perforándole el hombro y el ala derecha a Niki, lanzándolos a ambos hacia el río que rugía desbordado bajo la tormenta. La corriente los arrastró sin piedad, como si intentara consumirlos entre sus aguas salvajes y oscuras.
Todo había salido mal, terriblemente mal. Killian cayó junto a Niki al agua turbia y furiosa. Podría haber usado su poder para flotar, pero el caos era tal que no tuvo tiempo de reaccionar. Su cabeza golpeó una roca y, en un instante, todo se volvió negro mientras se sumergía en la inconsciencia.
A su vez Niki, herida y ahogándose, intentó aferrarse a Killian, el vampiro que decía odiar, mientras las aguas y las rocas la golpeaban y herían sin piedad. No sabía por qué lo hacía, pero en aquel momento de terror, su cuerpo se movía instintivamente para protegerlo y la corriente los arrastraba sin misericordia alguna.
Marcos, desde el cielo, sintió una punzada de amargura y algo parecido al resentimiento. Había logrado herirla, herirlos a ambos. Pero, ¿por qué no había conseguido que ella lo odiara? ¿Por qué Killian parecía defenderla? ¿Por qué ella seguía aferrándose a él, aunque fuera evidente que lo despreciaba?
—Maldita sea… —Murmuró Marcos con los dientes apretados, la frustración y la rabia mezclándose en su voz.
La tormenta caía como un velo sobre el río, haciendo imposible ver o escuchar con claridad. Supuso que ellos habían caído en las laderas del bosque, y sin embargo, solo atinó a levantar vuelo, casi sin rumbo, mientras los buscaba sin saber bien qué esperaba encontrar.
En tierra, las cosas no marchaban mucho mejor. Los rangers luchaban contra el barro del cráter creado con la explosión de poder angelical que desintegró la tierra, algunos de los que salieron estaban tratando de rescatar a los que aún seguían atrapados. La mayoría de los que lograban liberarse se dispersaban a lo largo del río, buscando cualquier señal de Killian, el valioso vampiro de los Nocturna. Pero la lluvia caía tan densa que la corriente parecía un caos uniforme. ¿Cómo podrían encontrarlo en esa tempestad? La esperanza parecía una fantasía.
Mientras tanto, en otro rincón de la tragedia, Rick disfrutaba cruelmente del pánico de Nikolay. Lo mantenía bajo control, con sus ojos destellando un brillo siniestro. Cuando Nikolay intentó confrontarlo, Rick rió, mostrándole sus colmillos en una sonrisa afilada y burlona.
—¿Quién puede ser más estúpido que las creaciones de Dios? —Soltó Rick, con una satisfacción oscura.
El comentario atravesó a Nikolay como una espina. Que Rick mencionara a Dios era casi una ofensa. No sabía nada, no tenía derecho a hablar de algo tan sagrado, y sus palabras resonaron como una blasfemia en la tormenta que lo rodeaba, haciendole imposible mantenerse callado.
—Esta "creación de Dios" te derrotó antes, ¿O acaso ya lo olvidaste? Yo que tú no fanfarronearía tanto, considerando lo humillante que fue para ti.
Nikolay soltó aquellas palabras con una sonrisa provocadora, intentando disimular el agotamiento mientras reunía la energía necesaria para enfrentar a Rick y no morir en el intento. Pero su comentario fue como prender una mecha en el temperamento oscuro de su enemigo.
—¡Qué gracioso me saliste! —Bufó Rick, entrecerrando los ojos con una mezcla de ira y burla— Ríe mientras puedas, pajarraco… Porque a partir de hoy, soy tu dueño y me debes respeto.
Sin dar tregua, Rick lo lanzó con brutalidad al suelo. La piedad se desvaneció cuando se sentó sobre su abdomen, presionándolo con fuerza. Con una mano, sujetó sus alas desde el centro, y con la otra empezó a estrangularlo lentamente, mientras una sonrisa retorcida se extendía por su rostro.
El terror invadió a Nikolay al comprender sus intenciones: Rick quería arrancarle las alas, privarlo de su conexión con el cielo, y lo peor, condenarlo a un mes de dolorosa espera hasta que estas volvieran a crecer.
Desesperado, Nikolay actuó por instinto. Cambió de forma en un destello cegador, su cuerpo se iluminó con una brillantez efímera y, cuando la luz se desvaneció, su figura había cambiado. Ahora se veía idéntico a Killian, con el cabello rubio y los ojos ámbar que caracterizaban al vampiro.
Rick, lejos de sorprenderse, lo miró con una mueca de diversión, su semblante imperturbable le causaba escalofríos hasta el más duro de los guerreros.
—¿De verdad crees que esto te salvará de mí? ¿Qué me importa si te pareces a mi primo? —Dijo con una risa seca, mientras sus uñas se hundían lentamente en el cuello de Nikolay, amenazando con desgarrarle la piel—. ¿Acaso crees que él significaría algo para mí si estorbara?
Mientras tanto, Óscar, el prometido de Marcos, seguía buscando el arma que este último le había robado sin que se diera cuenta. Absorbido en su misión, ignoraba la situación crítica que se desarrollaba alrededor. La lluvia obstaculizaba la visión, y al recibir la noticia de los Rangers entre gritos que avisaban que habían perdido a Killian de vista, su frustración estalló. Se acercó al río, buscando desesperado algún rastro del vampiro.
—¡Agh! ¿Cómo es posible que los hayamos perdido otra vez? —Gritó, la impaciencia en su voz mientras sus ojos escaneaban la orilla con desesperación.
Al no encontrar nada, Óscar decidió regresar a su ubicación inicial, cuando, de repente, sus pasos lo llevaron a presenciar una escena que lo dejó helado. Frente a él, Rick estaba maltratando brutalmente a… ¿Killian?
—¿Qué demonios le estás haciendo a nuestro primo? —Exclamó, atónito y furioso, con sus ojos clavándose en Rick como dagas.
Nikolay, en la forma de Killian, creyó ingenuamente que asumir la apariencia de su primo bastaría para frenar la crueldad de Rick. Creía que, al menos por un vínculo de sangre, Rick se mostraría incapaz de lastimar a su propio familiar. Pero ver la fría indiferencia en los ojos de Rick y darse cuenta de que no le importaba en lo más mínimo… le heló la sangre, ¿Cómo una criatura podía ser tan cruel con su propia sangre?, en definitiva es un monstruo.
Aunque había evitado la amenaza de perder sus alas por el momento, el horror de su plan fallido lo envolvía como una sombra. Estaba atrapado sin salida, enfrentando un enemigo para el cual el lazo de la sangre no era más que un obstáculo insignificante. Un enemigo sin debilidades sentimentales, un ser que no se ligaba a nadie, una criatura peor que las bestias. Un villano.
Nikolay, consciente de que su intento inicial de engaño había fallado, no perdió más tiempo. Apretó la mandíbula, soportando el dolor en su cuello mientras se lanzaba al hombro de Rick, hundiendo sus colmillos en la carne repetidamente, desesperado por causar algún daño.
— Mhm… —Se quejó, el sabor metálico de la sangre de Rick en su boca estaba haciéndole difícil continuar.
Rick apenas lo miró, sus ojos helados como si el dolor fuera una insignificancia eran un muro difícil de superar. Su voz, cargada de sarcasmo, sonaba distante mientras apretaba el agarre en el cuello de Nikolay, indiferente a las mordidas.
—¿Dónde diablos están Killian y su mascota? —Gruñó, con impaciencia evidente mientras echaba un vistazo al diluvio que los rodeaba, frustrado por la inutilidad de la búsqueda de su equipo— Deberían estar haciendo algo útil, maldita sea. Esta lluvia no nos deja escuchar ni una mierda.
Al sentir una vez más los colmillos de Nikolay, Rick lo empujó bruscamente, su mirada transformándose en puro desprecio.
—¿Quieres que te parta aquí mismo, miserable, o vas a dejar de molestar de una vez?, profanarte sería muy sencillo si no dejas de joder—Exclamó con dureza.
Nikolay sintió un escalofrío al ver la oscura seriedad en sus ojos. Estaba agotado, sus fuerzas disminuidas por el desgaste de sus poderes y el dolor que se extendía desde su cuello le harían imposible resistirse a cualquier ataque de esa índole. Tal vez debía quedarse quieto un instante, recobrarse… pensar en una salida.
—¡¿Pero qué rayos dices?! ¡Killian está aquí, justo frente a ti, idiota! —Protestó Óscar, perplejo y molesto, mirando fijamente a Rick—. ¿Por qué le estás haciendo daño?
La confusión era palpable en el rostro de Óscar. Observaba la escena sin comprender por qué Rick preguntaba por Killian cuando claramente lo tenía frente a él. La lluvia incesante parecía haber nublado el juicio de todos, pero a Rick debió volverlo loco.
—No entiendo nada.—Reclamó Óscar con frustración— Primero alguien me roba mi arma, luego escucho que Marcos atacó a la zorra que Killian tiene por mascota y ambos cayeron al río. ¡Y ahora lo veo aquí contigo!—Expresó con gestos violentos de la más pura exasperación.
—¿Cayeron en el río? Digo… ¿caí en el río? —Preguntó Nikolay con sorpresa, intentando mantener la fachada de Killian.
—¿Caíste en el río? —Repitió Óscar, confuso y desconcertado.
Nikolay intentó mantener el papel, pero la situación se había enredado demasiado para convencer a Óscar. Rick, ya harto de la situación, avanzó hacia Óscar y le dio una cachetada con dureza, el sonido acabó resonando en el aire mojado.
—¡Despierta, imbécil! ¡Busquen a Killian en el río! ¡Este es un impostor! —Exclamó con ira, sacudiéndose el cabello empapado por la lluvia.
Las mordidas de Nikolay eran un fastidio más que un peligro para Rick, cuyo cuerpo estaba endurecido por la ira. Apenas sentía el dolor, consumido por su deseo de aniquilar al ángel.
—Y si no lo encuentran, la perra que tienes por prometido lo va a pagar. ¿Me oíste bien, mocoso?—Amenazó Rick en cólera.
Óscar se mantuvo firme ante la amenaza, aunque su orgullo le quemaba la sangre. Quiso responder, enfrentarse a Rick de inmediato, pero sabía que no era el momento para una pelea entre primos. Respiró hondo, conteniendo su enojo.
—(Ya me encargaré de él luego…) —Pensó con un rencor creciente.
—¿Y qué crees que estoy haciendo? ¡Lo estoy buscando igual que todos! —Replicó con frustración—. ¡Pero no hay ni una señal de él en esta tormenta!¡Pareciera que el puto cielo se va a caer!
—¿Ah, sí? Pues lo único que veo es que estás parado como un inútil mientras tu "adorado" se escapa. ¡Haz algo de provecho para variar, idiota inseguro! —Respondió Rick, irritado, lanzando una mirada lateral de desdén hacia Óscar.
Aprovechando la distracción de los dos, Nikolay, usando la fuerza de su nueva forma, lanzó una doble patada que empujó a Rick y a Óscar unos metros atrás, lo que le dio un breve respiro. Aunque estaba débil y con el cuello sangrante, aprovechó para retroceder.
Rick, con una mirada asesina, se incorporó lentamente, con su furia ardiendo aún más que el mismo infierno. Sin dudar, se quitó uno de sus zapatos y se lo lanzó a la cara de Nikolay con una precisión mortal.
—¡Ni creas que te vas a escapar, maldito pajarraco! ¡Voy a hacerte pagar caro!—Exclamó corriendo en su dirección sin importarle el bienestar de su primo.
Óscar, embarrado y molesto, se levantó lentamente, observando a Rick con una mezcla de desprecio y cansancio.
—Que te quede claro, hijo de perra, estoy aquí para acercarme al río y encontrar a Killian. ¡Así que no vuelvas a decir que no estoy haciendo nada! —Gritó con furia, sacudiendo el barro de su ropa, sus ojos llenos de desafío, más Rick lo ignoró olímpicamente.
Óscar detestaba la arrogancia de Rick, ese tono condescendiente que usaba a menudo como si fuera el amo del mundo, solo porque tenía más experiencia, pero eso no le daba derecho a humillar a los demás, y menos a él, no tenía derecho a ignorarlo.
—¡Ojalá ese impostor te parta la cara! —Exclamó antes de darse la vuelta, decidido a buscar a Killian por su cuenta, dispuesto a poner fin a la tiranía de su primo.
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Comments
Gigi
Amén (concuerdo).
2024-11-14
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