Aún si estaba alerta no pudo prepararse para lo que venía, porque ni bien alcanzó a levantarse, Niki saltó sobre Killian, corrió y abrió la puerta para llamar efusivamente a los suyos con ese canto característico de su tribu.
— ¡Auch! Hija de...—Exclamó Killian, irritado.
¿Cómo se atrevía aquella esclava a intentar huir?. Era inaceptable, inadmisible ser humillado de esta forma luego de haber tratado de ser piadoso con ella solo porque le tenía lástima.
El ruido que Niki emitía era similar al de un ave pequeña en las mañanas antes de que los rayos de luz se asomaran por el mundo.
Molesto, Killian se levantó rápidamente, corriendo hacia la mujer cuervo que no logró pasar de la puerta de la habitación. Una vez la alcanzó, le tapó la boca y sacó los colmillos, clavándolos en su cuello de manera brusca.
Killian estaba enfadado, pero no solo eso. Había estado toda la semana aguantándose para no abusar de su poder y usar a Niki como bolsa de sangre, ya que ella había demostrado ser lista al portarse bien. Pero ahora, se dejó llevar. Ya no merecía su piedad.
— Mhm...—Murmuró Killian contra el cuello de Niki, saboreandola.
Desesperada, Niki trataba de resistirse mientras sentía cómo su sangre era consumida por el rubio. Se sentía tan impotente, ni siquiera tenía garras para atacarlo, no tenía ningún medio para defenderse, había sido completamente despojada de su dignidad como aprendiz de guerrero. Mientras la impotencia la inundaba su cabello blanco se teñía de su propia sangre, aquella que tenía un aroma exótico, como a hierbas dulces. Sin embargo, su sabor no llegaba a ser empalagoso, lo que era indudablemente adictivo.
Niki luchaba con todas sus fuerzas por soltarse, apretando la mandíbula debido al dolor punzante que sentía en su cuello, pero era inútil, estaba a su merced lo quisiera o no y las lágrimas de impotencia no se hicieron esperar, mojando su delicada piel blanca.
— Agh... Lo siento...—Respondió Killian incómodo al notar que la había hecho llorar.
El vampiro se alejó de la chica, dejándola un poco débil por aquella extracción de sangre que había realizado. Podría decirse que la soltó por pena. Era una lástima matarla solo por una buena probada de ella. Tenía que admitir que Rick le había regalado una comida de excelente calidad. Pero realmente estaba hambriento. Tanto que, mientras bebía la sangre de la mujer cuervo, emitió sus feromonas con un olor como a sandía de la pura ansiedad de acabarsela.
Se sentía extrañamente ansioso, Killian mordió su propio labio, chupándose a sí mismo la sangre. ¿Por qué de repente tenía tanta hambre?, porque es verdad que hacía mucho que no bebía sangre, pero tampoco había estado tanto tiempo sin hacerlo como para sentirse así. Necesitaba más, quería más de aquella rebelde.
Pero inseguro de poder resistir más, la soltó cerca de la cama y ella cayó de rodillas con la cara enrojecida por las feromonas y la fiebre. No había probado bocado en todo este tiempo porque la última vez que lo hizo, Rick la drogó para traerla a este lugar. Era un trauma más que agregar a la lista de Rick y una traba más para su inexperta existencia.
— "Desgraciado..."—Comentó Niki, agarrándose el cuello con rencor.
Pero a Killian no podía importale menos sus insultos, su mente estaba siendo vonsumida por el hambre y sin pensarlo mucho, le volvió a poner la cadena en el pie rápidamente mientras suspiraba.
Estaba tan hambriento y se sentía confundido por aquel sabor tan... Adictivo que tenía, que le era difícil estar cerca de ella.
Pero decidió ignorar a la chica y fue al baño a lavarse la cara. Antes se mordió los labios para intentar calmarse, pero solo lo calmó temporalmente y ahora se estaba sintiendo ansioso de nuevo.
Cerró los ojos, respirando y exhalando lo más calmado que pudo. Sus colmillos seguían largos, lo que hacía que se vieran muy filosos y lo eran.
La cuervo en cambio se quedó en el piso, más pálida de lo que su albinismo le permitía pero con un deseo de venganza que ardía como el sol.
Algo le había quedado claro: Los vampiros no son criaturas en las que se deba confiar, y menos en aquel rubio del que poco y nada sabía.
Se lamentaba de haberlo subestimado solo porque parecía más ingenuo que los "chupa-todo" que había conocido antes.
Pero tenía que reconocerlo, estaba en desventaja: Si a ese chico no le apetecía, se quedaría ahí sin poder conocer a la misteriosa persona de su tribu, sin poder despejar la incertidumbre de quién era. No se lo perdonaría si esta era su única oportunidad y la había desperdiciado por su falta de paciencia.
— Tengo hambre... Tengo hambre...—Repetía Killian en el baño y lamió sus propios labios.
Aquellos labios que estaban manchados de su sangre y de la de Niki, a quien había mordido anteriormente y por quien se sentía más hambriento sin entender el porqué.
A veces odiaba ser un vampiro, ya que tenía que tomar sangre, y el hecho es que a Killian no le gustaba la sangre, por muy contradictorio que sonara tenía que tomarla; Era necesario para su supervivencia, aunque no le encantara.
Se miró en el espejo por un rato, teniendo una mini crisis existencial hasta que, por fin, pensó:
— Qué guapo me veo.—Comentó y sonrió al espejo, admirando su propia belleza, olvidando la crisis anterior.
Niki trataba una y otra vez de agarrar la manija de la puerta mientras cubría su cuello mordido, esperando lograrlo antes de que su agresor saliera del baño.
Su cuerpo se sentía muy caliente, muy distinto a lo que era normalmente. Como si no pudiera controlarse para nada, su cuerpo intentó soltar un olor para mantener alejadas a las amenazas, pero no fue más que un patético intento que terminó teniendo el efecto contrario.
Un olor dulce y fresco como la menta se arremolinaba a su alrededor mientras se estiraba tanto como podía inútilmente.
— Tengo que encontrarlos... —Concluyó determinada en un suspiro sin fuerzas.
El aroma de la mujer cuervo llegó a las fosas nasales de Killian, a través de la puerta, intoxicándolo de una manera tentadora.
El vampiro era un Omega; Era una verdad innegable y, por consecuencia, era obvio que el aroma de los Alfas ponía a los de su clase a su merced, y más si no tenían Alfa ni estaban marcados por nadie, como él.
— Para... Te llevaré con tu amigo de la tribu, pero para de emitir ese olor.—Comentó en alto mientras salía del baño y miraba a Niki con las pupilas dilatadas.
Al oír su voz, ella trató de alejarse de él tanto como pudo. Para ser un Alfa, era muy débil en comparación con un vampiro, y más considerando que no tenía garras, pero no podía irse, su pie la mantenía atada a esa habitación.
— Eres malo...—Dijo con un hilo de voz, tan lamentable que parecía que iba a llorar otra vez.
Trataba de alejarse porque la mínima confianza que había comenzado a tenerle se había esfumado y por mucho que quisiera, no podía controlar sus olores.
Pero Killian no se molestó en fingir sentirse mal por ello, el aroma era más tentador que cualquier intento de culpa.
— Tú también eres mala... Así que, por favor, para ese olor... No quiero ...Hacer algo ....De lo que me terminaré arrepintiendo...—Su voz salía entrecortada.
La intensidad del aroma de la mujer era sorprendente, nunca había sentido nada igual. A Killian, esto le estaba debilitando mucho; El temblor de sus piernas comenzo con suavidad, mientras su cara se ponía rojiza.
Se estaba conteniendo lo mejor que podía, pero la chica cuervo no contribuía. Necesitaba su cooperación, sino, podría pasar cualquier cosa. Las feromonas de Killian empezaron a competir con las de ella mientras su expresion se frunció con molestia.
— Solo para.—Dictaminó el vampiro sintiendo un cosquilleo cálido esparcirse por su cuerpo.
Niki soltó un suspiro entrecortado sintiendose mareada. Pero no era consciente de que el aroma que soltaba, acompañado de su sangre, era demasiado seductor.
—¿Olor?—Preguntó confundida, ya que no podía oler su propio aroma, solo aquel olor a sandía que aumentaba su hambre.— No entender...—Comentó confundida mientras las cadenas atadas a su pie sonaban con cada movimiento.
— Soy un Omega, idiota...—Respondió Killian con obviedad mordiéndose los labios sin querer moverse.
No estaba seguro si Niki conocía esos términos, pero había una gran posibilidad de que así se enterara de lo que estaba pasando. Aunque claro, para eso debía entender lo que había dicho.
— El olor que desprendes me hace débil.—Explicó con simpleza, en su estado no deseaba hablar demasiado.
De vez en cuando, se le nublaba la vista por todo ese aroma exquisito y pedía al cielo que ella entendiera a qué se refería.
Sin embargo la realidad era distinta a lo que él esperaba, porque para ella la palabra "débil" le pareció algo bueno, porque si él estaba débil, no podría atacarla, y por ende, le sería más fácil escapar.
Entonces, cautivada por aquel deseo de huir, intentó concentrarse para soltar más de ese aroma que emitía inconscientemente.
Para cualquiera, los aromas combinados eran demasiado relajantes, demasiado tentadores para que los hiciera una simple cuervo que apenas podía moverse del piso. Era como una fruta prohibida que todos los vampiros matarían por probar.
— Mierda...—Murmuró Killian al darse cuenta de que había perdido.
No pasó mucho hasta que Killian cayó al suelo. Sus piernas seguían temblando como flanes. Odiaba esta sensación. Pero mas odiaba como respondía al olor de la mujer cuervo, odiaba como su cuerpo queria competir sin su consentimiento con aquel olor tan fuerte y como sus feromonas se esparcian por el aire. Estaba perdido, había perdido todo el poco autocontrol que podía tener, había perdido ante una esclava. Que humillante.
— ¿Ves cómo eres mala? MHMG...—Reclamó Killian en un intento de resistir los gemidos de necesidad que lo inundaban.
Se mordió el labio inferior, quedándose completamente quieto en el piso, sin moverse para nada. Tenía mucho calor, demasiado, ¿Era su cuerpo respondiendo a lo prohibido?¿La vergüenza de perder ante una esclava salvaje?, no lo sabía, ni siquiera podía pensar en una respuesta.
— Calor... Calor...—Murmuró Killian a duras penas mientras miraba el techo rendido.
Niki por su parte tomó la caída de su atacante como algo bueno, aunque se sentía extraña. Un cosquilleo inminente la inundaba desde adentro, como un calor que la hacía sentir ansiosa. Pero en su inexperta experiencia, creía que eso era hambre, un hambre producto de su obstinación. Un hambre autoprovocada.
Corrigió su postura con la debilidad que el calor le producía y trató de quitarse de alguna manera la cadena.
— Yo no ser mala... tú atacar...—Respondió sonrojada y débil entre jadeos acalorados de una angustia desconocida.
— Tú casi te escapas...Hugh....Si lo haces....Ah... Mi familia me mata.— Respondió en un gesto de molestia entrecortada.
Tener esclavos era muy importante para los vampiros, era un signo de superioridad, de poder, de riqueza, pero cuando se te escapaba, no le hacía mucha gracia a los ojos de la sociedad. A fin de cuentas le encantaría liberar a la mujer cuervo, pero sería peor para ella, todo estaba repleto de vampiros y seguramente le esperaba un destino mucho peor, pues, la familia de Killian no se tomaría para nada bien la falta de disciplina del rubio con su esclava. Sería una humillación pública.
Por ello al final, decidió darle una oportunidad a la chica en contra de todo su buen juicio; No sabía si su cambio de opinión repentina se debía a las feromonas de Niki o por qué sentía pena por ella, pero se sentía tan débil jadeando tan patéticamente, que se decidió por lo mas arriesgado y se arrastró hacia la albina, sacándole la cadena.
— Vete si quieres...—Dijo en el piso respirando con dificultad—Pero date cuenta de que gracias a eso... Ah~... Podrían matar a tu amigo de la tribu...Humm~... Y seguramente... Alguno te intentaría castigar... Volverías en manos de Rick, pero tú misma... Ya verás lo que haces...Hugh~... Luego no vuelvas llorando por qué te salvé de Rick…. Ah..~—Advirtió con dificultad sin poder moverse demasiado.
Niki sabia que el tenia razon, pero le irritaba demasiado los argumentos que daba, el poder que tenía sobre ella incluso si la liberaba. Era una impotencia que surgía desde adentro con una ola de emociones.
— Maldito...—Exclamó molesta, abalanzándose sobre el rubio, mirándolo con rencor, pálida y con la cara enrojecida por la fiebre. — Ser tan cruel....Malos... Chupa-todo robar vida y morder como perros...
Aquello parecía una confesión de odio, pero había quedado sobre él, se sentía tan impotente, tan caliente, era un calor que al contacto de la piel empapada de feromonas del omega despertó sus bajos instintos. Unos instintos que no sabía que tenía.
Él era tan malditamente molesto, como lo odiaba, como los odiaba a todos, como odiaba todo lo que le han hecho al mundo desde que los humanos de antaño buscaron la inmortalidad, ¿Y se suponía que la salvaje era ella?, los vampiros solo tomaban lo que les gustaba, lo arrancaban de las manos ajenas solo por capricho, codeándose entre lujos inútiles por lo vacío de sus vidas.
Algo era seguro, lo haría pagar, haría que se arrepienta de haber nacido, de haber sido participe de aquella horrible camada de monstruos que se encargaban de extinguir la felicidad del mundo.
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Comments
Rata de pared
no me acuerdo el nombre
pero había como un "universo" como el omegavers donde los vampiros necesitaban de la sangre de su alma gemela destinada si no querían morir o para tener mejoradas todas sus habilidades de vampiro.
2024-11-26
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Rata de pared
JAJAJAJJAJAJ
2024-11-26
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