La pérdida

Niki lo miró con una mezcla de incredulidad y amargura, como si aún no lograra procesar lo que acababa de escuchar. Sus ojos, vidriosos y perdidos, reflejaban una angustia profunda. ¿Por qué él, de entre todos lo pudieron ofrecerle alguna ayuda, le ofrecía ahora las herramientas para enfrentarse al que alguna vez fue su amor?, era un amo cruel.

Killian se inclinó más hacia ella, susurrándole al oído con una voz suave pero cargada de veneno, mientras la lluvia, implacable, escurría sobre su piel de porcelana, haciéndola brillar de forma inquietante en medio de la tormenta.

—Sé que no tienes razones para confiar en mí… —Dijo en un tono calculador, con una sonrisa apenas insinuada—. Pero usa la cabeza, Niki. Si de verdad te ha traicionado y ahora es uno de los míos, en cuanto le des el ajo se debilitará, y quizás podamos tener un respiro… —Hizo una pausa deliberada, y su voz descendió aún más, casi como un susurro que le acariciaba el alma con una frialdad inhumana—. Si te demoras, terminarás otra vez en la mansión, bajo su control.

La lógica de Killian era indiscutible, aunque la oscuridad que envolvía sus palabras la hacía sentir como una trampa. Aquel ajo, completo y con múltiples dientes, representaba ahora un arma. Un elemento de último recurso contra el hombre al que alguna vez había querido, y contra cualquier otro vampiro que pudiera cruzarse en su camino, incluido él, ¿Por qué le daba un arma de doble filo?, sin dudas era un misterio.

Pero las dudas no tenían espacio en su mente ahora, porque el peso de la traición aún golpeaba su pecho, cada latido era un eco de incredulidad que la consumía dolorosamente. Después de todo, Niki trataba de entender cómo habían llegado a este punto, cómo aquel que una vez había sido Fiole, la representación más pura de un cuervo, había caído tan bajo, no entendía cómo su mundo se había desmoronado en un instante, y cómo el universo seguía adelante, indiferente, sin detenerse a sus lamentos.

—Cállarte… —Murmuró con voz quebrada, sin mirar a Killian y aún así aferrándose desesperadamente al rubio que Nikolay le había confiado, tratando de no desmoronarse.

Killian esbozó una sonrisa perversa, viendo cómo el miedo y la duda se reflejaban en sus ojos. Señaló con calma la forma en que Marcos la miraba, una mirada enloquecida por el hambre y la obsesión.

—Te mira así por tu sangre… Solo quiere usarte otra vez. —Las palabras de Killian eran un veneno dulce, pronunciadas con una suavidad que intensificaba el dolor de su significado.

Y, en el fondo, ella sabía que era cierto. Pero admitirlo, aceptar que Killian tenía razón, era un golpe que no podía soportar. No quería creer que la traición de Marcos fuera tan profunda, y mucho menos que Killian disfrutara revelándoselo con esa crueldad gélida.

Killian inclinó su cabeza, con un tono burlón que parecía deleitarse con cada palabra hiriente que le lanzaba.

—Awww~ ¿te gusta que te usen, Niki? Cuando ya no le sirvas, te volverá a tirar… —Le susurró, con una sonrisa desdeñosa que se hundía en sus inseguridades, como un cuchillo girando en una herida—. ¿Eso quieres?~

El ambiente se teñía de sombras, los relámpagos y truenos retumbaban como los ecos de oscuros propósitos. Las gotas de lluvia caían sin tregua, cada una helada, calando hasta sus huesos y empapando todo a su alrededor. Las nubes densas y el cielo enfurecido parecían reflejar el tormento que ebullía dentro de ella.

Pero la calma tensa no duró mucho. El rostro de Niki palideció cuando, de entre las sombras, vio surgir la figura de su antigua pareja, su prometido, ahora transformado en un vampiro sediento y despiadado que volaba hacia ellos, surcando el aire con una expresión desquiciada, con sus ojos fijos en ella, rebosando una intensidad asesina y salvaje. La lluvia caía con tal fuerza que apenas se oía nada más que el retumbar de sus propios pensamientos, y el suelo, convertido en un lodo resbaladizo, reflejaba la miseria y el deseo insaciable que había consumido el alma de Marcos.

Niki apenas pudo procesar el horror que se avecinaba, sintiendo que el vuelo, el aire, y su propio ser se volvían inestables, mientras la tormenta arrasaba y sus esperanzas parecían diluirse entre las gotas de lluvia.

Marcos dejó escapar un rugido de furia que resonó entre los relámpagos y la lluvia, sus ojos destellando con una mezcla de odio y dolor, un torbellino de emociones que él mismo no lograba comprender. La lanza en su mano temblaba, reflejando la lucha interna que lo consumía, esa mezcla de desprecio y añoranza que le hacían odiarse a sí mismo por no poder olvidarla.

Con los ojos enrojecidos por la rabia, blandía la lanza robada como si el peso del arma fuese insignificante comparado con el de su ira. Sus ataques se volvían cada vez más caóticos y feroces, como si estuviera librando una batalla no solo contra Niki, sino contra los restos de quien alguna vez fue. Cada golpe era un intento desesperado de borrar su propio pasado, su propio nombre. Sus manos temblaban, y en cada movimiento quedaba claro que este enfrentamiento no era solo físico, sino una manifestación de su desgarrada alma.

—¡Estoy cansado! ¡De que siempre! ¡Te metas en mi vida! —Gritó Marcos, con los músculos tensos mientras lanzaba la lanza con una violencia irracional, tratando de romper lo que quedaba entre ambos.

Sin embargo, Niki lo esquivaba, con una mezcla de agilidad y duda. Había algo en su mirada, en la suavidad con la que se movía, que sugería que no estaba dispuesta a cruzar esa línea y devolverle el golpe.

Pero la escena en el cielo no era la única batalla librándose bajo la tormenta. Abajo, Rick se deleitaba en su propio juego macabro, arrastrando a Nikolay como un cazador que ya tiene a su presa entre sus garras. Cada trueno y relámpago parecía sincronizado con las crueles intenciones del vampiro, iluminando su expresión burlona mientras mantenía a Nikolay agarrado del cuello.

—¿Soltarte? —Preguntó Rick con una sonrisa que helaba la sangre, sus dedos apretándose alrededor de la garganta de Nikolay, impedían cualquier intento de resistencia—. ¿De verdad crees que tienes opción? Qué pajarito tan ingenuo… —Se inclinó hacia él, sus palabras cargadas de un desprecio que se volvía casi divertido, causaba escalofríos —. Soltarte sería un premio, y TÚ —Cambió abruptamente a un tono perverso y venenoso—. mereces un castigo.

Nikolay, con el poco aire que le quedaba, intentó agitar sus alas para alejarse de la fuerza que lo sofocaba, pero cada intento era en vano. La brutalidad de Rick se le hacía sentir en cada fibra de su ser, y aún así, podía oír los gritos de Niki arriba, sintiendo en su pecho la urgencia de ayudarla, pero sabiendo que estaba tan atrapado como ella en ese infierno.

El cielo lloraba y Niki se movía esquivando cada embate de Marcos, su mente aún estaba tratando de comprender cómo habían llegado a ese punto. Sus palabras se le escaparon, casi sin querer, mientras intentaba razonar con él, incluso ahora, cuando su vida estaba en peligro.

—¿Por qué tener algo así en primer lugar? —Preguntó, su voz llena de genuina confusión.

La pregunta solo logró encender más la furia de Marcos. Ciego de celos y de amargura, le lanzó un nuevo golpe, esta vez cortando algunas de sus plumas. Su expresión denotaba más que rabia; era dolor. Dolor por verla con otro, por verla sostener a alguien más como alguna vez lo había hecho con él, y quizás también, aunque él no lo admitiera, porque ella parecía seguir adelante mientras él se hundía, porque ella sigue manteniendose fiel a sus ideales cuando el ya los abandonó.

—¡Dejen de murmurar! —Bramó Marcos, descargando otro golpe, pero ahora, su lanza rozó la piel de Niki, dejando un tajo profundo en su rostro, atravesando el párpado y haciendo que un chorro de sangre se mezclara con la lluvia, cayendo al suelo como una declaración de guerra. Su grito de dolor rasgó el aire, pero sus manos, firmes, seguían sosteniendo a Killian.

El dolor la obligó a apretar el ajo en su mano hasta convertirlo en una pasta, el fuerte olor terminó penetrando sus sentidos. Sin embargo, sus ojos, con ahora uno herido, se mantenían fijos en Marcos, que jadeaba de rabia contenida. La sangre y el agua se mezclaban, resbalando por su piel, y en medio del dolor y la lluvia, se irguió como una guerrera que estaba dispuesta a dar su última batalla.

—"Puede que yo no tenga la educación de los vampiros como tú" —Dijo con voz firme, sin dejar que el dolor la doblegara aún si sus lágrimas se mezclaban con la lluvia —", y puede que no me haya vendido a una cultura que aplasta todo lo bueno y hermoso que nuestros seres queridos intentaron construir. Pero no soy una tonta por creer que aún podrías salvarte, Fiole. El tonto eres tú por pensar que esta vida te hará feliz."

Su voz temblaba, pero no de miedo, sino de una mezcla de tristeza y furia. Cada palabra era un latido más fuerte que el anterior, cada sílaba un golpe que no necesitaba de armas. Ella no necesitaba atacarlo; sus palabras eran el único filo necesario. En su mirada había una determinación inquebrantable, como una llama que resistía incluso en la tormenta. Frente a ella, Marcos retrocedió apenas, como si esas palabras lo hubieran herido de una forma que ninguna lanza podría lograr.

Killian, con los ojos entrecerrados y una paciencia que se desmoronaba rápidamente, no podía creer la ingenuidad de Niki. ¿Realmente pensaba que su discurso, cargado de nostalgia y palabras nobles, iba a hacer que Marcos recapacitara? Para él, aquello era un espectáculo patético, casi doloroso de presenciar. Era claro que Niki aún veía en Marcos una sombra de la persona que alguna vez amó, sin comprender que ahora era solo un ser hambriento de poder y conveniencia. Un egoísta que solo había usado a otros, comprometiéndose con su primo por interés, sin verdadera lealtad en el corazón. Y ahora, verla suplicante, hablando como si una chispa de bondad pudiera sobrevivir en el alma de Marcos, le resultaba irritante.

—¿Ja! ¿En serio crees que esas palabras le harán algo? —se burló Killian, su voz fría y mordaz—. ¿No te das cuenta de la verdad? Marcos tiene razón en una cosa: eres una tonta ciega, una inútil que sigue aferrada a un pasado que ya no existe. ¡Mira bien! La persona que intentas salvar es la misma que quiere devolverte al infierno del que huiste. Solo tienes que hacer una cosa para liberarte y salvar a Niko. ¿No lo entiendes? Si no reaccionas ahora, te atraparán, y sufrirás una y otra vez, hasta que no quede nada de ti. Gritarás su nombre, lo llamarás con desesperación, pero él estará disfrutando de su vida cómoda, riéndose de lo que una vez fuiste. Así que deja de hablar y actúa de una vez.

Sus dedos se clavaron en su hombro, sacudiéndola con fuerza, intentando que reaccionara, como si sus palabras pudieran arrancarla de esa cadena emocional en la que ella misma se había atado.

—Vamos, Niki. Demuestra que no eres una completa idiota.

El caos en la mente de Niki era casi insoportable. Las palabras de Killian golpeaban con la fuerza de la realidad, una verdad que se negaba a aceptar, pero que resonaba como un eco doloroso en su interior. Su visión de Marcos, la esperanza de una redención, parecía desmoronarse a medida que la crueldad de Killian la sacudía despiadadamente.

—¡Cállate, Killian! ¡Eres una perra desviada y estúpida! ¡Me tienes harto! —Bramó Marcos, su ira estaba alcanzando un punto de ebullición que lo hacía perder toda compostura.

Pero Killian, lejos de amedrentarse, le devolvió una mirada de puro desprecio.

—¡Cállate tú, interesado de mierda! — Replicó sin titubear, su voz cargada de un desprecio genuino que no se molestaba en ocultar—. No finjo respeto por basura como tú.

Los relámpagos iluminaban sus rostros, reflejando la intensidad y el desprecio que cada uno albergaba. Niki, atrapada entre ellos, sintió el peso de cada palabra, el filo de cada insulto. Su corazón latía con fuerza, dividido entre su deseo de salvar y la cruda realidad que se desplegaba frente a ella, revelando el verdadero rostro de aquellos a quienes había amado y confiado.

Más populares

Comments

Loammy Sequeira

Loammy Sequeira

y la pasta ajo de deshizo en la lluvia mientras ella nunca se decida

2024-12-02

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play