Otro nuevo día de trabajo comenzaba para Mina. Ayer no pudo ir a ver a su abuela porque tenía que hacer la planeación de tutorías de Lilly y arreglar algunas cosas pero hoy temprano dejó los deberes que la niña tenía que realizar y luego del desayuno decidió ir a la universidad a terminar el papeleo de su matrícula y pasar a verla un rato. Bajó al comedor como a las seis treinta y el desayuno estaba siendo servido. Una mujer regordeta de cara amable y cabello teñido de morado recogido en un enorme moño ponía los platos y todo en su lugar.
-buenos días Selene -saludó la joven.
-buenos dias Miss Graham.
-oh no, por favor dígame Mina, como todos, siento raro eso de Miss...
-como quieras mi niña, es que mejor no me confío hay gente muy pesada en el círculo de mi señor Matthew... Cómo la tal sabrinne, Sarine o sabe Dios cómo se llama esa mujer... ¡Uff esa si que es un higado! Tu eres diferente, niña Mina.
-¿Sardina? Perdóname Selene pero no te entiendo...-dijo confundida
-esa otra tipa... La morena. Una mujer guapa y con curvas pronunciadas. ¿Cómo era su nombre....? ¡Ah, si! Sabinne...
-¿Y que tiene esa mujer?
-era la anterior novia de mi Matthew... Una mujer muy hermosa si, pero hueca del chetto, no tenía nadita de nada en la cabeza. Tu eres de otro material niña...
-¡Ay Selene! Estás equivocada yo no soy novia del señor Matthew ni nada... Vine por Lilly. Soy su maestra...
La señora le miró y sonrió asentando los cubiertos, Mina sintió algo un poco extraño. Era la primera vez que cruzaba más de un par de palabras con esta mujer pero ella parecía conocerla muy bien. La forma en que le miraba era muy curiosa. La pelirroja no supo bien que hacer así que pensó no darle importancia al asunto.
-¿Le ayudo en algo?
-no es necesario querida. Es mi trabajo...
-no me molesta, en casa siempre que podía ayudaba a la abuela con el desayuno...
-oh bueno, si insistes, esta vieja espalda a veces si me mata. Gracias hija...
Mina ayudó a la señora a poner la mesa e incluso hacer café y picar la fruta. Selene le miró contenta y sonrió. Era una chica sencilla y acostumbrada al trabajo, nada mejor que eso para un hombre ocupado, perdido y herido como "su Matthew" como ella llamaba de cariño a su patrón... Había estado a su servicio desde muy joven y tenía un gran cariño por la familia. ella vio crecer a Matthew y lo vio sufrir cuando perdió a la señora Lauren, cuidó a cada uno de sus hijos, y los conocía tan bien como si fueran propios. Selene sabía de sobra que Matthew sufría aún ahora, y tal vez algo de compañía podía ahuyentar la soledad de su corazón.
-¿Que hace en la estufa?
-los "hotkeis" para los niños, a ellos les gusta mucho casi diario los comen.
-si quiere yo los termino.
la chica le sonrió, Selene aceptó contenta y le pidió entonces que terminara y los llevara al comedor ya que solo eso hacía falta, en lo que ella salía a dar de comer a los perros del niño Nico. Mina siguió en lo suyo, preparando los hotcakes, tan ensimismada que no se dió cuenta que Matthew entró en la cocina. estaba somniolento todavía, no tenía la parte superior del pijama por lo que su torso de hierro y su perfecta espalda estaban al descubierto, los flequillos de su cabello revuelto cubriendo un poco su rostro... Mina se dió vuelta para dejar la bandeja lista sobre la meseta y no pudo decir nada. La vista de su jefe abriendo el refrigerador y sacando una botella de agua medio llena para después llevarla a sus labios, la dejó a su vez a ella con la garganta seca...
"Oh, por dios"
Pensó la pobre chica sintiendo como los colores se le subieron al rostro. Matthew todavía no se daba cuenta que ella estaba ahí, dio un trago largo al agua para luego acercarse al fregadero y echar el resto sobre su cabeza, probablemente para terminar de despertarse. Cerró la botella de agua con algo de pereza al tiempo que un bostezo ligero escapaba de sus labios, se pasó los dedos entre sus cabellos mojados y los alineó como de costumbre. Rayos no debió beber esos vasos de whisky antes de dormir, hoy si le pasaron factura. Mina no podía apartar la mirada, era demasiado perfecto ¡Jesús! Una podía rallar queso en ese abdomen! Parecía la estatua de un coloso griego esculpida en mármol blanco, el Hércules o el David, o cualquiera de esos, ¡este hombre bien podía estar en un museo!
Finalmente el rubio volteó y su mirada ya más despierta, gracias al agua fría que pasó por su garganta, se encontró un par de ojos almendrados que le miraban perplejos. Mina no podía hacer otra cosa, pero era demasiado para ella. Sintió su corazón acelerarse ante la figura escultural de Matthew Hoo Suin medio vestido y con el cabello húmedo delante de sus ojos, la mirada afilada del hombre la hizo temblar de nuevo, y hoy ni siquiera pudo levantar sus defensas a tiempo.
-¿Mina? ¿Que hace despierta tan temprano, y en la cocina además?
-yo... Eh... estaba, ayudando al desayuno. ¡Ah, no! Quiero decir... Estaba cocinando a Selene... ¡No, perdón! Yo... Ummm...
Matthew no parecía entender el nerviosismo de la joven, mientras ella no buscaba dónde meter la cara de lo roja que la traía,no sabía si por el bochorno o por la vergüenza. De un momento a otro Matthew echó a reír y ella seguía ahogándose en su angustia. ¿Qué le parecía tan divertido? ¡Sinvergüenza! Todavía tenía el descaro de hacerle pasar por esto y encima se reía...
-¿De qué se ríe? -protestó la chica encontrando su voz, tal vez gracias al coraje que estaba sintiendo ahora.
-perdóneme, pero no le entendí nada y me causó mucha risa... -confesó el guapo magnate.- ¿Que me decía?
-dije que estaba... -ésta vez escogió palabra por palabra para evitar decir alguna idiotez, y fue difícil considerando que tenía al hombre enfrente y era difícil concentrarse con semejante distracción- estaba ayudando a Selene con el desayuno...
-¿A Selene? -Matthew se sorprendió. Eso
tampoco lo esperaba. -le agradezco eso, pero no está en sus labores, descuide Mina.
-bueno no me molesta. Me encantaba hacer el desayuno con mi abuela. -contestó ella sintiendo como los nervios parecían irse poco a poco. -además trabajé en un café, se hacer un par de cosas sin ocasionar un desastre...
-¿Cómo la sopa instantánea con estrella Michelin? -Matthew sonrió ladino y ella rió recordando aquella charla en el restaurante.
-¡Vaya, un hombre que escucha! Eso es algo nuevo...
-saber escuchar es parte de ser bueno en los negocios, señorita.
-supongo. Es otra de sus muchas virtudes, Matthew... -dijo ella sin darse cuenta. El rubio arqueó una ceja y Mina sintió como si la escaneara con solo una simple mirada.
-¿De mis muchas virtudes? ¿Que quiso decir, Mina?...- interrogó con ese sensual ronroneo que hacía a la chica perder el control.
-¿Ah? Pues... No, nada en particular...
-¿Nada? - Matthew la vio desviar la mirada y no pudo evitar pensar que ese gesto era adorable. Su timidez, su sencillez, su frescura. Se permitió sonreír un poco más y acercarse a ella hasta dejarla contra la loza de la meseta. Mina de nuevo sintió como su corazón pegaba una carrera desenfrenada sobre todo cuando lo tuvo tan cerca- sabe Mina, no le he preguntado qué piensa usted de Mi...
-¿Yo?
-si, usted... ¿Que piensa de Mí, Mina?
El metro ochenta de su guapísimo jefe suponía un reto considerable para el 1.72m de altura de la chica. Matthew estaba tan cerca que podía sentir el delicado aroma a vainilla del cabello rojo encendido de la joven, Mina bajó un poco la mirada y el rubio con suavidad tomó su barbilla e hizo que le mirara
-quiero oírle, Mina...-demandó nuevamente con esa voz dulce y ronca de hace un instante
-yo... Pienso que... Usted es... Un hombre inteligente...gentil, y educado... con principios... Y muy hábil...-empezó ella con algo de temor, no porque se sintiera en peligro ni nada parecido, pero sabía que nada bueno podía salir de ese pequeño momento.
-¿Eso cree? -ella asintió. Matthew pensó que tal vez se excedió un poco, aunque tampoco supo bien que lo orilló a hacer eso, solo que de repente un deseo inmenso de saber lo que ella pensaba lo invadió por dentro... Se dió por bien servido, si, pero no esperaba para nada lo que ella dijo a continuación...
-pero también pienso... que usted... está solo... Se siente solo... Y ya no quiere estarlo, solo que no encuentra cómo...
Como si ella fuera un imán el rubio la tomó por la cintura justo igual que aquella vez en DOME. no entendía que le atraía tanto, pero cada vez le costaba más trabajo controlarse. La joven tembló de nuevo al sentir la cercanía extrema con su jefe y la fuerza de esos brazos apresando su cintura, ¡era como para perder la cordura!
-Dígame cómo... Mina...-Matthew fue acortando la distancia entre sus rostros hasta quedar a escasos milímetros de sus labios, Mina sintió que moriría ahí mismo, un dulce roce entre ellos...
que murió al momento porque Selene entró por la puerta de servicio que daba al patio cargando una enorme bolsa de croquetas que golpeó con las ollas y tiró todo al suelo, haciendo que ambos se separaran a la velocidad de un rayo. Matthew corrió a ayudar a la pobre sirvienta mientras Mina recuperaba un poco el aliento y volvía al planeta tierra.
-pero Selene, ¿Que haces ahora mujer? Mira este desastre... -el rubio le miró algo frustrado, aunque parte de él también agradecía haber vuelto a sus cabales.
-le daba su comida a lo perros, patroncito, nada más. No sé fije ahora recojo este tiradero ¿Oiga y su camisa?
-¿mi camisa?
Entonces el se dió cuenta que no traía nada encima y pareció captar el por qué del comportamiento de la pelirroja hace un rato. Los colores se le subieron al rostro solo de pensar en lo que pasó hace un instante y en menos de dos segundos salió de la cocina rumbo a su habitación.
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Comments
Margen Rojas
Que bonito me gustó
2025-02-20
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Magdalena Petrazzini
Autora, soñada tu novela, anoche me quedé leyendo hasta las 3 de la mañana noche hora 🇦🇷, hoy alas 7,30 de la mañana leyendo, cuando son lindas las historias soy adicta, no puedo dejar de leer, me va llevar al divorcio. jaja. Felicitaciones🌹😘🫶🇦🇷👏👏👏👏
2024-05-21
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Amanda Cardona
Jajajaja me encanta, felicitaciones autora
2024-04-08
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