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Esa noche cuando Mina llegó a casa se sorprendió de ver a su abuela Sally esperándole en la sala. La ancianita tenía sobre la mesa un café a medio tomar y un plato con galletas de mantequilla, veía en el televisor infomerciales de una batería de cocina que supuestamente no aportaba grasa a los alimentos. Aunque seguro solo era para no aburrirse pues ya no le prestaba atención sino que dormitaba en el sillón cómodamente. La pelirroja sonrió un poco y se acercó a su abuelita para despertarle pues seguro el pobre presentador de la tv. llevaba rato hablándole solo al gato que estaba echado en el sillón junto a Sally.

-abuela, ya estoy en casa, despierta... Vamos a tu cama.

-¿Mina? -la señora bostezó un poco y se incorporó para ver la cara de su nieta- hola hija, hoy si llegaste tarde ¿Cómo te fue?

-bien abuelita. Ya hasta tengo un nuevo trabajo...

-¡Gracias a Dios! Sabía que el sr. Matthew era un buen hombre... Y muy guapo también. -dijo sonriendo con ese brillo en los ojitos que tiene toda mamá cuando dice algo coqueto a su hija.

-¡Ay abuelita! No es eso, nada que ver.

la muchacha se ruborizó un poco, claro que no era ciega ella ya había notado que Matthew era un sujeto guapo hasta decir basta, de sobra estaba mencionar sus otras cualidades, como que era un hombre íntegro, inteligente y muy hábil para los negocios, entre otras muchas que el rubio tenía. No obstante Mina sabía muy bien que se estaba metiendo en terreno peligroso, Matthew era su jefe y de ahí no iba a pasar. La abuela solo volvió a sonreír y dejó que su nieta le lleve a su recámara mientras le contaba a grandes rasgos lo que pasó en la cena. Mina tuvo mucho cuidado en omitir detalles como lo del productor descarado que la confundió con una escort o la parte donde casi deja plantado a Matthew cuando el le confesó que la había investigado. Al final la anciana estuvo contenta de que al fin la suerte empezara a sonreírle a su nieta, aunque eso significara que ya no la vería tan seguido. Sabía que Mina estaría bien, y la conocía demasiado como para saber también que jamás la dejaría sola.

-no te preocupes hijita, yo voy a estar muy bien, además seguro que vamos a vernos todos los días...

-es que, me vas a hacer falta abuela -la joven limpió un par de lágrimas, tomar la decisión ahí fue complicado pero despedirse de su abuela era todavía más difícil. Aunque parte de eso fue precisamente el que ella esté bien, con un trabajo así a su abuelita no le faltaría nada.

-no Mina, no llores, vas a ir mañana con los ojos hinchados a tu primer día de trabajo. ¿Que va a decir el sr. Hoo Suin si llegas con cara de sapo?

-gracias abuelita -rió la muchacha entre lágrimas. -por cierto, ¿dónde está el recibo de la hipoteca de la casa? Lo necesito.

-todavia no es día primero de mes hija, además ni te han pagado, ¿Cómo vas a pagar el mes?

-no el mes abuela ¡La deuda completa! Fue parte del trato ¡La casa será tuya de nuevo abuelita!

-¡No lo puedo creer! Pero hija, ¿qué le prometiste dar a ese hombre?

Mina volvió a explicarle a la alterada anciana cómo fueron los términos de su contrato porque la pobre Sally ya andaba pensando que su nieta vendió su alma al diablo o algo así. Finalmente las dos mujeres se fueron a dormir porque mañana sería un gran día para la pelirroja.

...****************...

Matthew llegó a casa como hace muchos años no lo hacía. Con una sonrisa. El día de hoy fue todo menos normal, y todo gracias a "Ella". No pudo evitar pensar que además de hermosa esa chica tenía muchas otras virtudes. Tal vez Mina Graham no tuviera muchos títulos ni maestrías en educación pero estaba convencido que era mejor para Lilly que cualquier otra profesora, tutora o institutriz que pudiera pagar.

Como siempre las luces de la casa ya se habían apagado, salvo las lámparas de la espaciosa sala y las de afuera en el jardín. Matthew dejó el auto en el garaje en su sitio habitual y entró a su hogar. En el recibidor junto a la escalera había un cuadro muy grande en el que aparecía sentada en una butaca roja una bella mujer, ojos azules y claros, muy semejantes a los de Nicholai, cabello rubio cenizo y largo hasta la espalda, sonrisa encantadora y porte distinguido. Matthew esbozó una fugaz sonrisa al verla. Lauren. La mujer que fue dueña de su corazón y lo seguía siendo. luego de ella jamás había vuelto a sentir nada por otra mujer. Matthew se preguntaba a menudo si El amor solo llegaba una vez en la vida, o si perder a Lauren había Sido tan doloroso que el mismo se había obligado a no volver a sentir nada de nuevo. lo cierto era que desde que ella murió a su cama y a su vida no había entrado otra mujer. si alguna vez tenía una aventura era en la suite del Royal, pero su habitación solo fue para Lauren. El hombre dejó sus llaves en la mesa de madera pulida debajo del cuadro, a un lado de aquel jarrón blanco adornado con lirios frescos y se fue a dormir.

Por la mañana se levantó como siempre y bajó ya listo para irse a la oficina, lo esperaban sus hijos como de costumbre desayunando animadamente. Pudo escuchar las risas de sus dos princesas y eso le alegró el día. Lo recibieron en el amplio comedor sus tres hijos, Lucy y Lilly comiendo hotcakes con miel y frutilla y su hijo mayor Nico un café con leche y una omelette con champiñones. Matthew se sentó a la cabeza del comedor y le sirvieron un plato similar al de Nicholai pero con café Negro. En el centro había una canasta con panecillos, distintas mermeladas, mantequilla, una jarra de jugo de naranja, otra de leche y un platón con fruta, yogurt y granola.

-buen día Padre. -saludó Nico

-buen día niños.

-papi ¿me vas a llevar a mi clase de piano? -preguntó Lilly mordisqueando una fresa

-hoy no cariño, almorzaremos juntos en casa al Medio día.

-¿Qué? ¿Vendrás a comer en serio? -la pequeña rubia sonrió de oreja a oreja y aplaudió feliz

-no hagas eso papá. Siempre que le prometes a Lilly que vienes a comer pasa algo y jamás llegas, no es justo. -protestó Lucy haciendo un gesto

-cierto. Luego se deprime mucho y tengo que llevarla al parque -terminó Nico- no sabes lo que es ir con este par de niñas...

-ay si señor maduro, tu eres el niño que no puede hablar con una sola chica porque tiene miedo-Lucy rió

-¡No es miedo, soy tímido! ¡Y no me da la gana hablar con tus amigas, son un montón de niñas bobas...

-Charlotte me cae bien - Lilly tomó algo de mermelada del jarrito y la untó en su pan

-ya, es suficiente. -Matthew cortó de raíz la discusión- Lucy no molestes a tu hermano, es mayor que tú, respétalo.

-gracias papá.

-lambiscón... -gruñó la jovencita.

-¿Que es un lambiscón, Nico? -preguntó Lilly curiosa

-ay, no le hagas caso a Lucy ya te dije que está loca.

-Nicholai, respeta a tu hermana -Matthew suspiró agotado. Si... y todavía estaba empezando el día.

-gracias Papi -la chica sonrió contenta.

-señor Matthew, el chófer ya llegó por los muchachos...- anunció una de las mucamas.

-bien. Pueden irse, Lucy, Nico, no lo olviden, en casa a la una en punto. Tenemos almuerzo familiar.

-y por qué tanto misterio, ¿si se puede saber? -dijo Lucy cogiendo su bolso de clases.

-les presentaré a la nueva tutora de Lilly.

-¿Otra maestra? ¿La señora Douglas ya no va a venir? -Lilly se mostró preocupada.

-genial, ¿ahora tendremos niñera? -Lucy rodó los ojos fastidiada- ¡papá no hagas esto, no necesitamos una Nana!

-no es una Nana Lucy, es una Maestra, y es para tu hermana. Lilly ya tiene edad para tomar clases pero no puede ir al colegio todavía, así que traeré a alguien para que le enseñe aquí...

-¿En serio? -Nicholai se mostró interesado

-si. Si Lilly puede adaptarse entonces podrá ir al Colegio normalmente muy pronto. -Matthew sonrió un poco.

-oye, es una buena idea papá. Pero, ¿seguro que quieres que una extraña venga a la casa? Todavía falta que lo escuche la tía Meredith...-Nico se encogió un poco pensando en lo que diría su tía abuela.

Meredith era hermana de la madre de Matthew, era una mujer muy "imponente y estricta" según su padre, pero para ellos era una vieja amargada y gruñona, aunque quería muchísimo a Lilly y se encargaba de cuidarla desde que su mamá falleció. Ese era uno de los motivos por los que siempre estaban buscando tutores para la niña. Meredith no aprobaba a ninguno y no muchos aguantaban su carácter dominante, o terminaban siendo despedidos o bien renunciaban al poco tiempo de empezar el trabajo. Y es que más de uno le había dicho al millonario que ni por todo el dinero del mundo aguantarían los gritos de una vieja momia como su tía. Esperaba que la señorita Mina pudiera con eso, además esta vez no dejaría a Meredith hacer su voluntad, el pondría un alto... si era necesario, claro.

-de su tía abuela me encargo yo, además creo que Lilly va a estar contenta con su nueva maestra... -Matthew cogió su portafolios listo también para irse al corporativo.

-bueno, como tú digas papá. Pero ya me imagino que va a hacer la tía Meredith cuando llegue de viaje y vea este circo. -Lucy besó la mejilla de su padre antes de echarse la mochila al hombro y salir.

-esta vez estoy de acuerdo con mi hermana, pero bueno, tu sabes lo que haces papá. - Nico siguió a la rubia no sin antes coger su saco del perchero, tenía que ir a la oficina luego de clases y siempre lo dejaba olvidado- te veo en la oficina.

Matthew vio irse a los muchachos y dejó a Lilly a cargo de las amas de llaves, la tía Meredith estaba fuera de compras en París y volvía en un par de días más, así que tenía tiempo de organizar todo antes de su regreso. por suerte no estuvo la noche del accidente porque seguro le hubiera montado un verdadero circo, como decía Lucy. Y es que siempre le críticó que desde que Lauren murió no se hubiera vuelto a casar, decía que los hombres no sabían educar niños y que a Lilly le hacía falta una madre. No quería imaginar lo que hubiera hecho esa noche. Ordenó a las mucamas que prepararan una alcoba en el ala principal de los dormitorios para la nueva tutora de Lilly y después de dejar a su hija jugando en su recámara se apresuró a la oficina a atender unos pendientes. Aunque no quisiera admitirlo sentía un extraño hueco en el estómago, algo que hace tiempo no había vuelto a sentir. Tal vez estaba ansioso, o nervioso, o quizá emocionado. Y nuevamente esa sensación era por culpa de "Ella".

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