Una blanca Limosina estacionaba a las puertas de un magnífico edificio. Los guardias en la entrada se apresuraron a abrir la puerta y ayudar a bajar a una linda muchacha pelirroja quien venía en compañía del hijo mayor del dueño. Nicholai saludó con una inclinación de cabeza a los hombres y caminó a paso ligero hacia la entrada. Mina a su lado le siguió sin decir palabra.
-informen a mi padre que ya llegué. -dijo al guardia en la entrada que abrió la puerta para ellos.
-su saco Joven Nico.
-Gracias Lucca, me salvaste. -el muchacho sonrió un poco. Frente a el un hombre apenas mayor que él, de tez bronceada y ojos verdes le entregaba un saco blanco que llevaba en el brazo
-ni lo mencione. Suba, le esperan en la sala de juntas...-el apuesto moreno echó un vistazo a la joven que venía detrás y sonrió con picardía- ¡Aleluya! El joven Nico tiene novia al fin...
-¡Ci-cierra el pico tonto! -replicó algo acalorado- no es mi novia, es la invitada de mi padre...
-ah, vaya. Mil perdones jefe... -dijo risueño. Nicholai se apartó el mechón de la cara echándolo tras su oreja y suspiró.
-S-sígame, Señorita Graham...
-si, claro. -Mina apuró el paso, tratando de ignorar la pequeña discusión del muchacho con uno de los guardias. Cuando ella pasó junto al moreno este le sonrió coqueto y Nico tiró ligeramente de su brazo para que apurara el paso y subieran al ascensor.
-Lo lamento... -susurró con voz suave. Siempre evitando mirar a la linda muchacha. -Es, es Lucca, de la guardia de mi padre. Es algo entrometido...
-no hay cuidado -respondió con una pequeña sonrisa. -parece una buena persona
-lo es. Un gran amigo de mi familia, en realidad...
-se nota, se llevan muy bien parecía uno más de sus hermanos...
-es verdad y lo aprecio mucho, crecimos juntos, es apenas mayor que yo...-Dijo entre risas el muchacho, luego cayó en cuenta que estuvo hablando con ella al rededor de 5 minutos sin morderse la lengua o decir alguna tontería y esto lo dejó estupefacto.
Mina arqueó las cejas mirando que de pronto Nicholai volvió al silencio sepulcral de antes y se sintió algo incómoda ¿Acaso dijo algo que lo molestó? Bueno, es verdad que de pronto comenzaron a charlar muy en confianza pero no recordaba haber dicho algo tan inapropiado... Estuvo a punto de preguntar pero el timbre del ascensor anunció que habían llegado al piso deseado.
-por aquí, por favor... -dijo antes de salir nuevamente a prisa. Ahora quien suspiró fue Mina. No teniendo eleccion siguió al muchacho por un largo corredor hasta unas puertas negras, a un lado una linda chica de cabello negro y corto con lentes de armazón rojos aguardaba en el escritorio a un lado.
-joven Nico, buen día -saludó con su mejor sonrisa. El asintió solamente.
-mi padre, Elena.
-si, desde luego, le está esperando Adelante...
Nicholai abrió la puerta para que Mina entrara, ante la atónita mirada de la asistente que hasta ahora reparaba en la hermosa muchacha que venía con él. ¿El joven Nico tenía novia? Vaya, siendo tan reservado no esperaba algo así. La asistente suspiró viendo cerrarse la puerta y volvió a su asiento a terminar esas facturas. ¡Que de decepción! Y ella que pensaba que estaba soltero... Aunque siendo el hijo de un magnate como Mr. Matthew hubiera pensado que su novia sería una chica de esas finas y ricachonas, no una muchachita tan sencilla, aunque muy hermosa eso sí. La secretaria rodó los ojos y volvió a lo suyo.
Mina se encontró en un despacho sencillo pero elegante. Los muebles minimalistas pero seguramente muy costosos en tono negro con las losas de mármol blanco inmaculado en el suelo, formando un contraste perfecto de luz y sombra, dos amplios ventanales detrás de un escritorio de madera pulida en tono negro, a un lado un par de sillones de piel con una mesa de centro y un librero lleno de diversos volúmenes y enciclopedias. Ella no podía imaginar que clase de títulos albergaba aquel estante pero sonrió un poco ante la idea. Habían otros muebles propios de una oficina, repisas o gabinetes, ella no prestó más atención al asunto ya que aquella cautivante voz que escuchó la noche del accidente resonó en la habitación pronunciando su nombre y dirigiendo toda su atención al dueño de la misma.
-Mina Graham... gracias por haber venido...
-yo... No, al contrario. Gracias por la invitación... -dijo con timidez. Aquellos ojos grises la pusieron a temblar con solo una mirada.
-Nico, te esperan en la sala de juntas.
-en seguida Padre... Me retiro. -el muchacho se despidió de Mina con una inclinación de cabeza y salió de la oficina.
Ella le siguió con la mirada hasta que la puerta se hubo cerrado. Y por fin quedó a solas con aquel hombre.
Matthew le observó un par de segundos antes de volver a hablarle. Sonrió ligeramente al ver que el atuendo le sentaba, le sentaba muy bien de hecho. Lucía de lo más encantadora con el vestido, aunque no dudaba de eso pues su hija Lucy lo había escogido. Le pidió el favor que lo comprara ella pues parecían más o menos de la misma talla, el era todo un caso con la ropa de chicas, nunca supo que comprar para sus hijas. Lucy en cambio tenía gusto para eso, no en vano era modelo, claro.
-Tome asiento, señorita Graham. -indicó el hombre haciendo lo mismo y llamando de nuevo la atención de ella.
Mina suspiró ligeramente y obedeció. Estaba muy nerviosa, no creyó que esto fuera necesario. El sujeto ya había pagado la factura del hospital, ella no podía pedir nada más y tampoco tenía intenciones de hacerlo.
-lo lamento, estuve algo ocupado en la mañana, por eso no pude ir a verle... -empezó mientras miraba unos papeles, Mina no podía mirar a otro lado. Ahora viendolo detenidamente y desde más cerca, el parecido con Nicholai era en verdad asombroso, y también era cierto que apenas y aparentaba ser mayor que su hijo. Claro, era un poco más alto y su complexión algo más formada pero por lo demás podía jurar que no pasaba de los treinta y tantos. - debieron darle de alta al día siguiente pero yo pedí que le dejarán unos días más, no quise correr ningún riesgo. Espero que eso no le haya afectado...
-eh, pues... En realidad no lo sé. -dijo con sinceridad ella. Matthew por fin levantó la vista de los papeles y la posó en esa frágil figura- apenas si hablé con mi abuela, me preocupa cómo está ella...
-me encargué de informarle lo sucedido, y claro, darle mi palabra de cabellero de que yo me encargaría de todo. Al final logré que su abuela esté tranquila... Era lo menos que podía hacer por usted, Mina...
-se lo agradezco mucho en verdad. -por primera vez en ese despacho ella sonrió. Matthew no perdió la compostura, pero admitió que esa sonrisa podía iluminarle el día a cualquiera.- temía que ella sufriera un colapso o algo, está muy delicada de salud...
-si, algo me contó al respecto.
-¿Le contó? ¿Usted en persona fue a verla?... -Mina arqueó las cejas con sorpresa. ¿De verdad un sujeto tan ocupado y con una agenda tan apretada se tomó la molestia de visitar a su pobre abuela?
-¿Por qué le asombra? -Matthew se permitió sonreír directamente. Apoyando el mentón en el dorso de su mano y el codo en el escritorio. A ella le pareció una imagen sobrecogedora. La luz del sol entrando por los ventanales iluminando la silueta del apuesto hombre. Por un momento no supo que decir, esto pareció hacerle gracia Matthew "¿Te comió la lengua el gato?"
-bueno, siendo sincera no esperaba que alguien de su posición y tan ocupado como usted se tome el tiempo para visitar mi domicilio. Además no soy nadie importante como para merecerlo.
Hala. Esa respuesta no la esperaba. Normalmente las mujeres no eran tan directas col él. Eso le gustó bastante.
-permitame decirle que todo lo contrario, Mina, usted es muy importante, es la persona que salvó la vida de mi hija... Le debo todo, Mina Graham...
-pero yo... No fue nada, en serio. Solo reaccioné. Cualquiera...
-no Mina, no me diga eso. -cortó tajante- no cualquiera arriesga su vida por un extraño. Aunque sea una niña pequeña. Usted es especial.
-¿Eso cree?
-lo creo. Por eso quisiera darle las gracias por lo que ha hecho.
Mina lo observó sacar de un cajón una elegante chequera negra, tomar su bolígrafo y escribir algunas cifras en el papel, luego firmó el cheque, lo tomó y se lo entregó a la joven. Ella después de verlo tragó saliva. Esos... Eran muchos ceros...
-es para usted Mina.
-¿Como dice?
ella volvió a leer la cifra. ¿Estaba correcta? Tenía que ser una broma. ¿Un millón de dólares? Inaudito. ¿Quien te da así sin pedirlo un millón de dólares? Aquí había gato encerrado. Ella salvó a su hija así que el cubrió los gastos hospitalarios y repuso su ropa estropeada con un lindo atuendo, ok, hasta ahí lo entendía. ¿Pero esto? Era muchísimo dinero, no podía ser así de fácil. Seguro había algo más, y ella no se sentía capaz de meterse en aguas tan turbias en ese momento de su vida. Su abuela estaba mal, todavía tenía deudas que pagar y la hipoteca de la casa estaba por vencerse. Cierto, que con esto podía muy bien solucionar sus problemas, pero ¿y si era una trampa más de la vida? ¿Y si había algo que ella no sabía? No. No podía arriesgarse. Era demasiado bueno.
Matthew aguzó la vista, fijándose detenidamente en cada gesto de la chica, vio relampaguear la duda en esos ojos castaños, la vio apretar los labios con angustia y esto lo hizo prender los focos rojos. ¿Y ahora que? Creyó que con eso la ayudaría, que estaría feliz, pero aparentemente no. Pidió a Lucca que investigará todo sobre ella. Sabía de sus problemas económicos, de la delicada salud de su abuela y que estaba por terminar la escuela, que el cerdo maldito que tenía por jefe intentó abusar de ella y que no tenía empleo... Con esa cantidad prácticamente le resolvió la vida... ¿Entonces por qué Mina Graham no sonreía?...
-perdón. Pero no puedo aceptarlo...
Por primera vez en muchos años Matthew Hoo Suin estaba realmente asombrado. La joven puso el cheque sobre el escritorio y se levantó de prisa dejando al millonario sin habla y con los ojos bien abiertos.
-perdón, es que realmente no puedo yo... Esto es demasiado... Le agradezco la intención.
-Mina espere...
-fue un placer conocerlo, disculpe.
-¡Mina no se vaya! ¡Mina!
Tarde. La chica había salido casi corriendo de la oficina, dejando a Matthew boquiabierto y a la secretaria confundida. ¿Que pasó ahí? ¡Pero que chica tan grosera! Mira que salir corriendo de una respetable oficina como esa? La sorpresa fue mayor cuando vio al propio Matthew salir detrás de ella.
Mina llegó al elevador y de prisa accionó el botón para la primera planta, la puerta se cerró mucho antes que Matthew logrará alcanzarla por lo que el hombre no pudo hacer nada más. Regresó de prisa a su oficina por su saco y sus llaves y volvió a salir
-Elena me surgió algo, cancela mis pendientes y discúlpame con Dianne para el almuerzo.
-sr. Hoo Suin ¿Que le digo al joven Nico? ¡Sr. Hoo Suin!
No hubo otra respuesta. Helena solo pudo ver a su jefe alejarse de prisa ¡Por las escaleras! Para ver si tomaba el ascensor en plantas inferiores. Ahora sí la duda le picó con ganas. ¿Que habría sucedido en esa oficina? Porque en su vida había visto a su jefe así.
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Comments
Yadi Flores
aveces a alguien le pasan tantas cosas que ya no confían en la buena fe de las personas
2024-08-03
0
Blanca Guzman
una en un millón
2023-10-20
3
Daniela Hidalgo
JAJAJA debió ser algo gracioso de ver
2023-10-08
1