Luego de aquella plática de negocios el ambiente de la cena se tornó un poco denso. Mina tenía todo un mar de ideas golpeado las costas de su mente, a todo esto le sumaba esa inquietante fuerza que ejercía sobre ella la mirada gris perlada de Matthew Hoo Suin. Era como alguna clase de embrujo o algo así. Aunque admitía que su presencia ya no era tan abrumadora, la primera vez que lovio no pudo ni hablar y hace un momento él hasta se rió de una de sus bromas. Podía decir que se sintió en confianza.
-¿que le parece la comida, Mina? -preguntó de pronto el rubio haciendo volver su atención al momento.
-deliciosa, me encanta el fetuccini pero esto es otra cosa.
-a Lilly también le gusta mucho...
-que coincidencia -ella sonrió- no recuerdo que me haya dicho algo, pero me comentó que le encantan las hamburguesas con queso.
-¿Hamburguesas? Pues... No debería comer eso -Matthew arrugó un poco las cejas- el médico dice que es malo para ella
-oh, bueno, no sabía... Lilly me dijo que le fascina ir con su hermano Nico a "Royal Burguer" y su favorita es la de queso... Ay dios, creo que cometí una indiscreción...
-¿Que? Oh no, descuide. Sé que esos dos le traen golosinas a escondidas a su hermana, solo me preocupa un poco, su salud es frágil y empeora si no se cuida.
-entiendo. Bueno, si me permite decirlo, creo que ellos están concientes de que su hermanita debe cuidarse, tal vez solo tratan de animarla un poco.
-eso ya lo he pensado pero es difícil estar pendiente de ellos y la compañía, y la fábrica y...
Matthew enmudeció de un momento a otro. Se dió cuenta que apenas y conocía a esta chica, pero ya hablaba con ella de su vida y su familia como si se conocieran de toda una vida. Era tan sencillo y natural, no tenía que esforzarse. Normalmente con las personas a su alrededor era muy reservado, muy discreto. Poco sabía la prensa o los medios de su vida privada, mucho menos ir por ahí contándole a cualquiera sobre sus hijos y las situaciones familiares. Incluso las mujeres que habían salido con él no tenían ese beneficio, además tampoco les interesaba, muchas solo buscaban colgarse de su dinero. Y es que Matthew Hoo Suin había salido con mujeres muy bellas de todo el mundo, a veces por negocios a veces por placer, pero ninguna que realmente le hubiera interesado antes. La única para el siempre fue su amada Lauren. Perderla fue lo más doloroso que jamás había experimentado. La vio marchitsrse con el cáncer y ni con todo su dinero y su poder pudo hacer nada para ayudarla... Desde entonces cualquier romance fugaz del magnate era nada más superficial, como el alba y el ocaso, cosa de una noche o poco más. La única que había tenido cierta continuidad era Sabinne, y era más merito de ella que suyo porque quién lo buscó fue la modelo. Pero aún a ella, aunque no lo dijera por supuesto, sus hijos le eran una gran molestia, siempre decía que Matthew debería "dejarlos ser libres" que Nico ya estaba grande para vivir solo en un departamento, que Lucy era muy rebelde y necesitaba un internado o que Lilly era muy frágil y sería mejor que la cuidaran en un buen hospital. A todas luces era obvio que no tenía pensado incluirlos en su vida, si es que alguna vez se daba algo entre ellos.
-sr. Hoo Suin ¿Está usted bien? -Matthew miró a la joven, ella parecía algo inquieta, probablemente por el súbito silencio en el que se sumió por breves instantes, el rubio sonrió un poco y asintió
-si, no se preocupe, solo me quedé pensando un momento, disculpe.
-usted me dijo que podía responderle mañana, pero...
-¿Pero? -dijo algo intrigado
-creo que aceptaré su oferta, ahora mismo -contestó decidida y mirándole a los ojos sin titubear por primera vez.
Mientras Matthew se perdía en sus cavilaciones Mina también tuvo unos minutos para pensar, en este momento de su vida no podía arriesgarse a tomar decisiones arbitrarias, y al principio pensó que ese cheque por un millón de dólares era una trampa, pero después de hablar con este hombre se dió cuenta de que estaba tratando de ayudarla. Además no era lo mismo aceptar dinero así nada más que trabajar por ello, y no importa donde buscara jamás iba a encontrar una oferta laboral como esa, menos sin tener experiencia o su título. Se lo debia a su abuela que se había sacrificado tanto por ella, seguro lo entendería. Matthew sonrió complacido con la respuesta, no esperó que fuera tan rápido pero igual tenía el presentimiento de que iba a aceptar.
-estupendo, pues bien, Señorita Graham esta se ha convertido en una cena de celebración, ¡bienvenida! Brindemos por eso entonces ¡Salud!
-¡Salud! -el tintineo de las copas al chocar cerraba aquella noche un trato jamás antes visto para Mina Graham. Y a Matthew le daba cierta tranquilidad saber que Lilly no estaría tan sola ahora que Mina sería su tutora -entonces creo que ya debería retirarme, debo preparar algunas cosas...
-¿Tan pronto? La noche es joven, Mina. Mañana tendrá todo el día para ocuparse de eso mientras preparan su alcoba en la casa, terminemos de cenar y la llevaré a otro lado.
-pero... Bueno, usted es el jefe. -ella sonrió contenta y continuaron brindando y charlando.
Cerca de la medianoche ya la botella de champagne estaba casi vacía y ellos dos habían charlado de cuanta cosa se les ocurrió. de sus familias, del tiempo esa semana, del evento en el estadio que Matthew estaba a cargo de asegurar, de todos los sabores de ramen instantáneo que había en el mercado y hasta de Billy Joel, que era un artista que ambos tenían en su repertorio musical del teléfono. Matthew estaba tan a gusto que no vio como pasaba el tiempo hasta que el reloj del restaurante sonó marcando las doce. El rubio miró su reloj de pulso y se sorprendió mucho.
-cielos, vaya que ha pasado el tiempo.
-es verdad... Creo que ya deberíamos irnos.
-si. En seguida pediré la cuenta...
Una vez pagado todo Matthew y Mina salieron del restaurante, y en esta ocasión las miradas que la chica recibía por parte de otras mujeres no eran de desprecio sino de envidia, pues no cualquier mujer va del brazo del "Magnate blindado" como lo conocían en el círculo en el que se movía Matthew. Estando afuera mientras esperaban que el valet parking trajera el vehículo del rubio se acercó a ellos un hombre ya entrado en años, su cabello gris contaba con algunas hileras plateadas que le sentaban bastante bien, un bigote bien recortado y elegantemente vestido con un sobrio traje beige, este saludó efusivamente al millonario cuando lo vio afuera, sin embargo el gusto no fue mutuo al parecer pues Matthew se mostró algo incómodo con el repentino encuentro
-¡Eh, Matt, que sorpresa!
-Fausto, Que tal...
-saliendo de cenar, ¿Eh? ¿Y los niños? ¿Dónde está esa encantadora hija tuya?
-Estan en casa, vine acompañado. -respondió secamente.
-es verdad... Y vaya que muy bien acompañado... -el señor posó los ojos en la exquisita joven que venía con el rubio, que si bien no tenía la facha de ser una niña de alta sociedad, su belleza compensaba el resto- ¿Quien es esta preciosidad Matty? No me habías presentado a tu nueva conquista...
-yo no soy conquista de nadie, caballero, es por trabajo que acompaño al sr. Hoo Suin- contestó altiva la pelirroja antes que Matthew pudiera decir algo, el hombre pareció sorprenderse con la respuesta de la chica mientras una sonrisa tiraba de los labios del magnate "la niña tiene carácter"
-Asi es Fausto -Matthew rió suavemente- ella es la nueva tutora de mi hija Lilly, la señorita Mina Graham.
-oh, oh, vaya... Mil perdones querida, es que conociendo a este muchacho no deja una libre, y menos siendo tan hermosa...- el anciano guiñó el ojo y Matthew puso los suyos en blanco, cosa que a Mina le pareció graciosa pero se mantuvo muy bien de reír o hacer algún comentario.
-vamos, que eso no es verdad. -replicó hosco el rubio.
-yo soy Fausto Pierrot, preciosa, productor y director. La hija de Matty trabaja conmigo en la agencia...
-ya veo. Mucho gusto sr. Pierrot.
-entonces ¿vinieron en plan de "negocios"?
El tono sugerente en que ocupó la palabra hizo que la chica frunciera el seño. Vaya si este tipo era desagradable, ahora entendía la reacción del sr. Matthew cuando lo vio. Mientras el rubio hacía uso de todo lo que quedaba de su paciencia para no romperle la nariz al tipo, que no solo era un chismoso de primera sino que no dejaba de comerse con la mirada a la señorita Mina, y eso ya empezaba a molestarle.
-pues si. -dijo ella sin más respondiendo a esa pregunta formulada con segundas intenciones
-que bien, una lastima que ya se estén retirando me hubiera gustado cenar con ustedes.
-si, que pena... Si nos disculpas Fausto, mi auto ya está aquí.
-oh claro, claro Matthew, deben tener cosas importantes que arreglar... Por cierto Mina querida, ven a la agencia con Lucy un día de estos, me encantaría hacer "negocios" contigo, princesa...
antes que ella pudiera decir algo el sujeto sonrió ladino y entró al restaurante, tanto Mina como Matthew tenían ganas de matarlo, uno por metiche y la otra por ofenderla, ¿Es que pensó que era una escort acaso? ¡Vaya tipo más odioso!
-cretino... -dijo entre dientes la muchacha olvidando por un segundo que se encontraba acompañada, la risa suave de Matthew le recordó que venía con su nuevo y flamante jefe- ¡Lo siento! Es que ese tipo es un....
-no le haga caso, Mina. Tiene toda la razón, Fausto nació siendo un cretino... Me disculpo por eso.
-no es su culpa sr. Hoo Suin.
-¿Ve por qué no quiero que mi hija vaya a esa mentada agencia? Un día le romperé los dientes a ese tipo si sigue así...
-no sería el primero, se lo aseguro.
por mucho que trataba no podía quitarse ese enojo. Cierto que a leguas se veía que ella no era de las personas que frecuentaba un lugar tan costoso y exclusivo como LeNoir pero de eso a que creyera que era alguna de esas "acompañantes" ya iba demasiado lojos. ¿Será que el sr. Matthew tuviera esa costumbre? No, claro que no, lo conocía poco pero el parecía un hombre de principios, un cabellero. La respuesta le llegó sola cuando sintió como sujetaban su mano con delicadeza, Mina sintió las piernas de gelatina cuando Matthew se llevó su mano a los labios y posó un delicado beso en sus nudillos.
-le pido que perdone todo este bochornoso momento, Mina, le aseguro que ni usted tiene pinta de dama de compañía ni tengo esos gustos...
-¿Que?... No, yo no pensaría tal cosa... -dijo ruborizada la muchacha. El rubio tuvo que admitir que ese color en las mejillas la favorecía bastante, cosa que también se obligó a ignorar.
-le llevaré a casa. Mañana Lucca pasará por usted al medio día, para que almuerce nosotros en casa y le presente a los muchachos como es debido.
-si, como usted diga, sr. Hoo Suin. -ella sonrió un poco. Antes de entrar al auto el magnate la sostuvo por el brazo y la chica volteó confundida a mirarle
-una cosa más Mina... Llámeme Matthew, por favor. -esa seductora media sonrisa volvió a hacer que los colores se le subieran al rostro y ella no pudo hacer otra cosa que tartamudear una tímida afirmación. Después los dos subieron al vehículo.
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Comments
yudith del carmen betancourrt abanes
me gusta mucho es muy linda té felicito hautora sigue así
2024-08-13
0
Magdalena Petrazzini
Hermosa novela, me gusta la historia, muy distinta a todas las que he leído. Felicitaciones escritora 🌹😘🤗🫶👏👏👏👏👏👏
2024-05-21
3
Eli Suano
me encanta!!! 😍😍
2024-02-27
0