ALMUERZO

Las rejas del gran portón se cerraron tras el auto mientras esté se dirigía rumbo a la entrada de la casa. Mina Graham observaba encantada el interior, con los jardines cubiertos de rosas de distintos colores y la hermosa fuente de la entrada. Si visto de fuera era lindo por dentro todavía mejor. Matthew sonrió un poco.

-¡que casa tan linda! -exclamó la joven

-gracias, me alegra que sea de su agrado.

-los rosales son preciosos! Nunca había visto tantos...

-eh, si bueno. No soy fan de las rosas, pero a mi difunta esposa le encantaban.-confesó con voz algo triste.

-ah, pues tenía muy buen gusto si ella los eligió así, el jardín parece salido de un cuento...

-mi hija Lucy dice lo mismo.

Matthew detuvo el auto en la entrada y ambos bajaron. Mina se halló delante de dos lindas puertas de madera labrada color blanco con las chapas doradas. El rubio abrió la puerta para que pudieran entrar y ella se encontró con una casa de ensueño. Grande. Grandísima. El cuadro de la dama rubia empotrado en la pared les daba la bienvenida y la joven no pudo evitar posar los ojos en el retrato.

-que mujer tan bella...

-Lauren, Mi difunta esposa. -explicó Matthew- falleció hace cinco años víctima del cáncer...

-oh, lamento mucho oír eso sr. Matthew.

-gracias. Lauren lo fue todo para mí... Le confieso que me hace mucha falta.

-debió ser muy difícil. -La chica sostuvo sus manos y Matthew de nuevo sintió ese escalofrío recorrer su espina- usted es un gran hombre Matthew, y un buen padre, ella debe estar orgullosa dónde quiera que esté...

-¿Huh? -una pequeña sonrisa afloró en los labios del guapo magnate. Hace mucho tiempo que alguien no le decía esa clase de cosas. A veces aunque uno parezca muy fuerte hace falta que alguien te diga "buen trabajo" y en ese momento Matthew Hoo Suin lo necesitaba mucho. Desde que Lauren falleció y con todo lo que sucedía a su alrededor cada vez iba sintiendo que algo iba muy mal. Con sus hijos, con el corporativo, con su propia vida. Las palabras de esta chica le devolvieron un poco la fe en si mismo- agradezco sus palabras Mina. En... En verdad las agradezco. Venga, vamos al comedor.

Matthew avisó que el almuerzo podía servirse y solo algunos minutos después las empleadas habían dispuesto todo para los comensales. El guió a la muchacha al gran comedor de la mansión y cuando entraron sus hijos ya se encontraban ahí.

-¡Mina! -exclamó la pequeña Lilly con una gran sonrisa

-hola Lilly, ¿Cómo has estado?

-¡Si veniste a visitarme! Cumpliste tu promesa ¡viva! Te enseñaré mi cuarto y todas mis muñecas...

-¿Que significa esto, papá? -Lucy frunció un poco el seño ante la curiosa expresión de su padre.

-bueno. Lilly, la señorita Mina no ha venido a jugar. Ella es tu nueva tutora.

-¿Ella es mi nueva maestra?

-¿Estás de broma? -Lucy se sorprendió bastante, mientras Nicholai solo suspiró y no dijo ni pío.

-no, hablo muy en serio. Ella se encargará de enseñar a tu hermana.

-pero ¿Estás seguro? -su padre asintió sin cambiar su expresión- bueno, como tú quieras papi, pero no creo que dure ni dos días con la tía Meredith...

-Mina le presento a mis hijos, Lilly y Nico que ya usted había visto antes, y ella es mi reina, Lucy...

-encantada. -la linda rubia sonrió- y dime, Mina, ¿Puedo llamarte Mina no? Dime, ¿Que se siente ser la siguiente oportunista en la lista de las que quieren seducir a mi papá?

-¡Lucy! - rugió colérico Matthew

-¡Es la verdad! ¿Cómo se te ocurre que una chica de la edad de mi hermano pueda ser maestra de Lilly? Además, ¡seguro es la tipa a la que me pediste que le escoja el vestidito y por la que le cancelaste a mi representante! ¿No ves papito? ¡Es una oportunista trepadora!

-¡Cállate Lucy! -la muchacha enmudeció al instante y todos en el comedor voltearon al lugar donde la grave voz de Nicholai se hizo escuchar- no te permito que la insultes... Ella es quien salvó a Lilly esa noche. ¡Sin su ayuda mi hermana hubiera Muerto!

-oh...-Lucy no encontró que decir en el momento. Por supuesto que no tenía ni idea porque ella y Mina jamás se habían visto, y francamente ni se molestó en averiguar siquiera el nombre de esa muchacha. grave error, tal vez debió haberlo hecho, era lo menos que ella se merecía. Matthew estaba igual de sorprendido que su hija. Nicholai se levantó de su asiento y se acercó a la pelirroja haciendo una ligera reverencia

-perdone a mi hermana Lucy por favor, es un gusto tenerla en casa, señorita. Le encargo mucho a Lilly...

El propio Nico fue quien jaló el asiento para ella y con elegante cortesía la invitó a sentarse. Matthew observaba cada gesto de su hijo sin poder creerlo. Lilly sonrió de oreja a oreja. Sin más el muchacho volvió a su lugar en la mesa y se quedó mirando sus cubiertos como si fueran lo más interesante del mundo. Matthew tomó también su lugar en la cabecera del comedor y de inmediato fueron servidos los platos.

-discúlpenme, yo me retiro. -Lucy se levantó de la mesa.

-espera. No es necesario -Mina la detuvo y la muchacha le miró con las mejillas rojas de vergüenza.

-no yo... Perdón. No tenía idea... Es que...

-vamos, no importa. -la joven le sonrió quitando importancia al asunto- yo también me pondría mal si mi papá trajera a casa a una chica sin avisar...

-por favor, perdóneme señorita Mina, no sabía que usted... Bueno, yo también tendría que darle las gracias. Salvó a mi hermanita.

-en serio no hay problema, además aunque no lo creas, si soy maestra. Bueno, me recibo este año, estudié educación especial.

-¿Tan joven?

-si.

-¿Que edad tiene? -Lucy se mostró bastante interesada luego de pasar el mal momento.

-25 años.

-Eres mayor que Nico. -dijo Lilly tratando de alcanzar el aderezo para ponérselo a su comida.

- ten -el rubio le dió a la niña lo que quería y siguió comiendo sin decir nada más.

-gracias... Oye Mina, y también vamos a jugar o solo vas a ser mi maestra?

-no, también vamos a jugar, y a ir al parque y lo que tú quieras Lilly.

-¡Viva! Gracias Papá -Matthew rió con suavidad al ver la sonrisa brillante en la carita de su pequeña hija y hasta ese momento notó lo sola y triste que la niña de Io haberse sentido. También reparó en la fugaz sonrisa que se dibujó en los labios de su primogénito al ver a su hermana menor tan feliz.

-que bueno que estés contenta, cariño.

-a mí si que me sigue preocupando la tía Meredith. -comentó Lucy cortando su filete- ella vuelve en unas semanas y quién sabe que va a decir.

-lo que diga no importa si es decisión de mi Padre -cortó Nico sin levantar la vista de su plato.

Mina le observó con curiosidad. Comía con elegancia, algunos mechones de su cabello rubio caían sobre el costado acariciando sus blancas mejillas. Era muy parecido físicamente a Matthew, aunque sus rasgos un poco más finos y unos ojos azules, hermosos y expresivos a diferencia de los írises grices e implacables y melancólicos que poseía su padre. Sus dedos finos y largos se deslizaron hacia su copa de vino suave, ella distinguió en uno de ellos un anillo de plata grueso que sentaba muy bien en el muchacho. Recordó que la primera vez que lo vio usaba una cruz al cuello del mismo material. Nicholai se sintió observado y levantó un poco la vista, solo para encontrar a la joven Graham muy interesada en su persona. De inmediato sus mejillas se pintaron de un delicado tono rojo y el pobre chico se atragantó con su bocado.

- ¿Estás bien, Nico? -Lilly comenzó a darle golpecitos en la espalda para que el chico pudiera tragar y dejar de ahogarse, Matthew suspiró y Lucy casi se ahogaba pero de risa

-uh... Ya, ya estoy bien, gracias Lilly -dijo agitado el pobre muchacho

-casi te mueres -dijo la rubia menor dando a su hermano un vaso de jugo que sirvió de la mesa. El dió unos sorbos y se aclaró la garganta mientras Lucy seguía riendo

-no tienes remedio -Matthew volvió a suspirar y Mina rió, Nico también comenzó a reírse algo apenado de la situación y pronto todo el comedor se llenó de risas. Matthew Hoo Suin no recordaba cuando fue la última vez que su gran casa se escuchó tan alegre...

Luego de terminar la comida el guapo magnate dijo que tenía que volver Val corporativo para firmar unos papeles, pero encargó a Lucy que le mostrara la casa y su habitación a Mina. Una vez habiendo aclarado las cosas la joven rubia no tuvo ningún problema en hacer lo que su padre le indicó y con gusto pidió a las mucamas que prepararan todo en la alcoba de la señorita Graham, hasta ordenó que sirvieran un poco de té en el jardín para después...

-espérame aquí Mina, voy a buscar algo a la cocina. -leo dijo sonriente Lucy, ella asintió y la muchacha se apresuró a buscar lo que necesitaba.

La pelirroja vio que Nicholai se dirigía rumbo al lobby y lo siguió. Quería agradecerle por haber intervenido hace rato. Al principio creía que no le agradaba al muchacho pero luego de que Matthew le contara de su problema entendió que Nico era simplemente un chico tímido. Tal vez podían ser amigos un día.

-Nicholai, espera...-el pobre se congeló en su sitio.

-¿S-si?... Umm... ¿Ne-necesita algo señorita Graham?

-pues, quería darte las gracias por lo de hace rato... -ella le sonrió.

-oh, eso... No fue n-nada. N-nosotros le debemos mucho, señorita Graham. -en todo momento Nico evitó mirarla a los ojos. Aún así a Mina no pareció importarle.

-bueno, auna así Muchas gracias Nico. Ah, y si prefieres puedes llamarme Mina, no me molesta...

-N-no... Yo... No podría...

-puedes al menos tratar. -Nico asintió robóticamente- gracias, Me gustaría que un día lleguemos a ser buenos amigos Nico.

La franqueza de ella hizo que Nicholai sonriera un poco. Luego Se escucharon las voces de sus hermanas llamando a la muchacha y ella se dió prisa para volver al recibidor no sin antes despedirse del chico. Nico la vio alejarse y se rascó un poco la cabeza. Bueno, todo fue muy problemático pero bastante divertido también. Al parecer la chica nueva en casa traería algunas cosas agradables. Y sin darse cuenta Nicholai Hoo Suin volvió a sonreír...

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