Mina Graham miró su habitación por última vez, solo en caso de que olvidara meter algo en la maleta. Su abuela Sally sentada en la cama sonreía, aunque con cierta tristeza. La anciana sabía muy bien que el no tener a su niña en casa sería algo difícil de sobrellevar, pero también sabía que era lo mejor para ella. Mina necesitaba empezar a hacer su vida, trabajar, enamorarse otra vez y construir un futuro. Sally sabía que no era eterna, le quedaba poco tiempo, por eso necesitaba saber que Mina estaría bien antes de poder irse tranquila.
-creo que tengo todo.
-que bueno hija. No te preocupes si olvidas algo te avisaré.
-gracias abuelita ¿Seguro que vas a estar bien?
-oh si, muy bien mi niña, tu tranquila -Por la ventana Sally vio aparcar un elegante auto frente a la casa y sonrió de nuevo-ya llegaron por ti, querida.
-¿Tan pronto? Un poco más y no acabo. Que bueno que el sr. Matthew me avisó antes...
Las dos mujeres bajaron a recibir al chófer para que ayudara a Mina a llevar su maleta al auto, grande fue su sorpresa al encontrar que quien fue por la chica era Matthew. La joven no pudo evitar sentir esa alegría al ver al apuesto rubio parado en el umbral de su puerta... Y vistiendo algo más casual.
-se... señor Matthew, buenos días. -dijo casi atorando las palabras. ¡Dios es que se veía guapísimo! Un pantalón casual de mezclilla y una camisa negra de manga larga, mocasines y el cabello algo más desordenado, aunque sin salirse de su estilo. Por un momento pudo haberlo confundido con Nicholai pero esa mirada gris perlada que le robaba el aliento era inconfundible...
-buen día Mina, espero no haberle cambiado los planes al venir más temprano. -saludó algo distraído viendo su reloj de pulso.
-eh, no, bueno... Ya he acabado. Además me avisó antes.
-señora Sally, muy buenos días. ¿Cómo se siente hoy? -Mina arqueó las cejas asombrada al ver cómo su jefe sonrió y sujetó las manos de su abuelita como si la conociera de siempre en un saludo tan cariñoso que parecían familia.
-ay, muy bien hijito, contenta. Sé que vas a cuidar a mi niña así que estoy tranquila.
-¡Abuela! -chilló la joven apenada al ver la familiaridad con la que le hablaba la anciana a su multimillonario jefe.
-traje a alguien que le va a hacer compañía en lo que su nieta está conmigo. -Mina hasta ahora reparó en que en efecto había alguien en el auto, la puerta seguía abierta así que podía ver muy bien y cuando esa persona bajó del vehículo para entrar a la casa la pelirroja no pudo estar más tranquila.
-¡Chloe!
-Hola Mina. -la joven enfermera saludó contenta.
-¿Ya se conocían? -Matthew pareció sorprenderse.
-si señor Matthew, yo fui la enfermera que atendió a la señorita Graham.
-ya veo... Supongo que Nico omitió el asunto, en fin. Mina ella es Chloe Henderson, atendió mucho tiempo a Lilly así que es de mi confianza. Pensé que sería la indicada para hacerse cargo de su abuela, claro, si a usted le parece.
-¡perfecto! Así la veré más seguido. Nos hicimos amigas en el hospital, ¿verdad Chloe?
-si. A mí también me da gusto. Entonces nos vamos a ver más ahora que voy a trabajar en tu casa.
-bueno, supongo que todo está bien. -Matthew se encogió de hombros- Chloe te encargo mucho a la señora Sally, ve que tome sus medicamentos y coma como debe ser.
-descuide sr. Matthew, así lo haré.
-gracias Chloe. Mi número está pegado n el refrigerador, márcame luego, ¿si? -Mina sonrió una última vez a su amiga.
-te lo aseguro.
-bien entonces nos tenemos que retirar, vamos Mina, deme su valija.
-oh, pero...-con sorpresa la chica vio como el guapo rubio levantó su maleta como si no pesara nada. No pudo evitar pensar que no solamente lucía más joven de lo que era sino que también debía ser alguien que hacía ejercicio, ¡esos pantalones le quedaban de infarto! Dejó de poner atención en las posaderas de su jefe y mejor se despidió de su abuela con un beso en la mejilla para después apresurarse al auto.
Luego de acomodar la maleta en la cajuela ambos subieron al vehículo. Mina suspiró un poco nerviosa y se echó un mechón de cabello tras la oreja. Ya llevaban un rato manejando en silencio, y aunque no era algo incómodo, la chica comenzaba a sentirse abrumada con semejante hombre tan cerca suyo. El aroma a sándalo y ámbar de la colonia del guapo magnate poco a poco empezaba a envolver sus sentidos y eso le inquietaba sobremanera, en especial porque ya comenzaba a notar cosas de el que le parecían sumamente atrayentes, y eso era peligroso. Matthew le miró de soslayo y sonrió un poco, ajeno a lo que empezaba a provocar en la pobre chica.
-¿Nerviosa?
-un poco. -confesó la joven.
-sabe Mina, hay algo de lo que me gustaría platicar con usted. Algo que no le dije anoche en la cena...
-¿De que se trata? -la pelirroja le miró curiosa.
-de mi familia.
-¿Su familia?...
Matthew hizo un alto en el semáforo y esos breves segundos los tomó para reflexionar una última vez lo que estaba a punto de hacer.
Lo cierto era que anoche por alguna razón no pudo conciliar el sueño. Luego de llegar y ver el retrato de Lauren sintió como si la traicionara al dejar entrar a otra mujer a su vida. Cierto, que Mina Graham estaría ahí por cuestiones laborales, pero nadie además de su familia había vivido en la mansión. Sabinne estuvo de visita muchas ocasiones y jamás pasó una noche bajo su techo... Pero también era cierto que desde hace mucho tiempo no sentía algo como lo que esa chica le provocaba. Sentía algo bueno ahí, era especial. Y el que llegara precisamente al lado de Lilly cuando más necesitaba a alguien cerca le hacía pensar muchas cosas. Pronto siguieron su camino, Matthew aparcó en un parque muy agradable cerca del centro comercial. Un lugar muy lindo, tenía algunos árboles con flores blancas y lilas adornando sus copas, el área de juegos parecía un castillo con sus subidas y bajadas, y esos toboganes en espiral que parecían serpientes multicolor. Los andadores se dispersaban por varios senderos empedrados que pasaban bajo los árboles y algunos rodeaban un pequeño lago en el centro del parque. Mina sonrió, le gustaba ese parque, lo había visto al pasar un par de veces pero nunca se había detenido a pasearlo, ya fuera porque no tenía tiempo o porque no venía seguido por este rumbo.
-acompáñeme, Mina. -ella obedeció. Bajaron del auto y entraron caminando. Inesperadamente el hombre ofreció su brazo a la muchacha y ella no pudo evitar ruborizarse.
-usted dirá....-dijo urgiendo al rubio para que empezara. Tal vez fue algo ruda pero la ansiedad ya empezaba a hacerla su presa.
-me gusta este lugar. Vengo cuando necesito un descanso, o cuando tengo algo de tiempo libre en la oficina.
-es verdad, está muy cerca del corporativo... ¿Pero por qué este lugar?
-es muy tranquilo, no mucha gente viene a esta hora de la mañana. En cualquier otro lugar se armaría un escándalo. Por eso vine vestido así, paso más desaparecido -confesó con una pequeña sonrisa. Mina no tardó en captar la idea, su jefe era un conocido CEO, probablemente verlo andando así en cualquier lado causaría un revuelo en las noticias. Matthew continúo charlando con ella- además si le soy honesto me trae recuerdos... Y no soy el único.
caminaron cerca del área de juegos. Matthew se detuvo frente a un árbol grande con gruesas ramas extendidas, como brazos bien abiertos. Sonrió de medio lado cuando vio echado bajo sus ramas en el césped a un joven de piel canela vestido de traje negro. Mina arqueó las cejas, ese chico...
-Lucca DiMarco, ¿no deberías estar en la oficina? -el susodicho se levantó como resorte al oír la voz de su jefe. Matthew rió un poco al ver la reacción del muchacho
-¡tío Matthew! Yo... Bueno... Estaba esperando a que... Un momento, ¿No debería decir yo lo mismo? -dijo enfurruñandose con los brazos cruzados.
Matthew echó una carcajada, ante la sorpresa de Mina Graham quien esperaba todo menos eso. ¿Acaso este hombre era real? Ningún millonario se comportaba así, bueno no es que conociera a muchos, pero no te decían nada de eso en las revistas o la tv. Según su escaso conocimiento de celebridades, eran gente estirada y petulante que difícilmente mostraban interés en algo más que no fuera gente de su misma clase. Aunque bueno tal vez caía en un estereotipo, pero aunque así fuera, por dios que Matthew Hoo Suin estaba fuera de todo eso.
-si pero yo soy el jefe. -dijo todavía riendo
-ya, lo olvidé un momento. -el moreno devolvió la sonrisa con otra un poco más pícara. Sobre todo porque vio lo bien acompañado que estaba su tío. Hala, entonces por eso le dijo esta mañana que se "adelantara" pero ¿Ella otra vez?- lo siento tío, vine a visitar a mamá. Tenía un rato libre...
-lo se. Solo no demores, Lucy casi sale de clases...
-descuide tío, lo tengo en cuenta, ya me pongo en camino. -Mina entonces notó la rosa blanca que el joven tenía en la mano, posó un beso en esta y la dejó al pie del árbol. Luego se despidió de Matthew y se alejó para salir del otro lado del parque.
-Lucca es como otro de mis hijos. -le dijo a la chica.
-la rosa...
-es para su madre. Ella solía vender dulces bajo este árbol cuando Lucca era un niño. Falleció hace tiempo.
-¿Por qué las trae aquí y no al cementerio?
-no puede ir ahí. Es demasiado difícil para él. Lucca vio morir a su madre, como no tenía más familiares estuvo solo en el cementerio antes de su entierro. Cuando me enteré vine lo más rápido que pude, pero estaba de viaje en ese entonces...
-ya veo.
-prefiere este lugar. Le trae buenas memorias, o eso dice él. Cuando Lucca era niño jugaba mucho tiempo aquí, mientras acompañaba a su madre. Conoció a Nico en este parque, mi hijo solía escaparse de la escuela y venir a comprar dulces con ella... -Matthew señaló un edificio blanco a un costado del parque- esa fue la escuela de Nicholai cuando era pequeño, como ve está muy cerca de aquí.
-es cierto, vaya si era listo, no creo que sea fácil salirse de ahí sin que te atrapen las maestras
-Mina rió un poco.
-Nico era todo un caso... Bueno, hasta la fecha. No me explico como un niño tan tímido puede ser tan travieso...-Matthew se rascó un poco la cabellera mientras pensaba.
-¿Tímido?
-habla poco con la gente, y nada con las mujeres. -explicó- fuera de la familia Nico rara vez cruza palabra con el sexo opuesto, con otros muchachos le cuesta más socializar pero puede hacerlo, pero las chicas es otra cosa.
"Vaya, eso explica muchas cosas" pensó la joven recordando esa mañana que conoció al hijo del magnate.
-entiendo.
-y luego sigue Lucy, está en esa etapa rebelde que pasan muchas chicas, creo que me odia por no poder hacer nada para salvar a su madre... O yo que sé. Todo lo que le digo le parece mal... siempre acabo discutiendo con ella. Pero es una buena niña -el rubio suspiró y se sentó en la banca detrás de ellos
-sr. Matthew... -Mina le imitó, dudando un poco se atrevió a coger la mano del caballero y este le miró- creo que es un gran padre, Lilly lo adora, sus hijos lo quieren mucho. Lo está haciendo muy bien...
-mi familia es un caos Mina. -dijo con una pequeña sonrisa- pero son mi tesoro, de eso quería hablarle... No son fáciles. Lilly necesita mucha atención, Lucy es difícil y Nico tal vez ni siquiera le dirija la palabra... Y falta que conozca a mi tía Meredith... Lo que quiero decir, es que está a tiempo de decir No.
-¿A tiempo? -ella le miró sin entender.
-le propuse esto sin pensar en lo que podría suponer para usted una situación así, -confesó un poco apenado- y mientras más lo pienso, menos quiero ponerla en apuros, aunque sigo creyendo que usted es perfecta para el trabajo...
Mina dudó un poco. Agradeció la honestidad de Matthew, al menos le advertía de las cosas que podían pasar. Luego pensó que con una paga tan generosa el trabajo no podía ser demasiado sencillo, algo de difícil debía tener, además el sr. Matthew era un hombre gentil y generoso, hace muchísimo tiempo que no conocía a alguien así. Pensándolo bien quizá nunca se había cruzado con alguien como él. Dicen que las grandes oportunidades solo se presentan una vez en la vida, y esta vez Mina podía oír una voz que le decía a gritos que esta tenía que ser la suya, así que no pensaba echarse para atrás, por muy difícil que fuera. Por su abuela, por ella misma y también por Matthew...
-sr. Matthew no se preocupe. No pienso decir que no. -la chica le mostró una encantadora sonrisa y el rubio sintió que algo le golpeó el pecho, justo como la noche en el restaurante - además ningún trabajo es fácil ¿O si? Lilly se pondrá triste si no tiene una tutora.
-supongo... Que eso está bien -Matthew también sonrió apretando con suavidad esa blanca mano que comenzaba a llenar con su calidez las suyas frías por tanto tiempo- aunque no diga que no se lo advertí...
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Comments
Anonymous
mmmm Ellis necesitan calor de hogar y se lo van a empezar a sentir con Mina/Heart/
2023-10-06
8
ALCIRA CASAS
ojalá los hijos la acepten
2023-10-01
0
Rita García
cuando menos ya va a estar advertida de lo que le pueden haser esos muchachos
2023-09-30
0