SU IMPERIO

Luego de confirmarle a Matthew que aún aceptaría el trabajo, Mina se sintió un poco más tranquila. Al menos ahora sabía a qué se enfrentaba, y Salvo la tía a la que no conocía, seguramente podría manejar todo lo demás. Como aún quedaba tiempo para el almuerzo Matthew se llevó a la joven al corporativo, de todos modos tenían que gestionar su carnet de identificación puesto que seguramente visitaría el lugar más de una vez. Cuando llegaron un guardia se apresuró a recibirlos pero Matthew se encargó personalmente de bajar del auto y abrir la puerta para ella.

-buenos días Sr. Hoo Suin.

-buen día. -entregó sus llaves al joven- llévalo al estacionamiento. Lucca no viene hoy, que alguien tome el turno.

-me encargo con gusto jefe.

-gracias. Venga Mina, sígame.

Nuevamente la joven fue el centro de atención al entrar al edificio esta vez no en compañía del hijo del jefe, sino del brazo del propio dueño. Las recepcionistas le miraron con envidia al pasar, al grado de que al dar los buenos días la chica, ellas ni siquiera contestaron. Matthew se detuvo de inmediato y giró el rostro con mirada fría

-ella ha dicho "Buenos días", ¿acaso permito esa clase de descortesía en mi edificio?

-¿Eh? ¡N-no, no, claro que no! ¡Discúlpenos señor Hoo Suin! -dijo nerviosa una de las recepcionistas

-¡Buenos días, señorita! Perdón, estábamos distraídas...

-no hay problema. -contestó amable Mina

-que no se repita. -demandó Matthew con voz firme- La señorita Graham es la tutora de mi hija Lilly, así que se le trata con el mismo respeto que a cualquier miembro de la familia Hoo Suin... ¿Quedó claro?

-si señor... -respondieron al mismo tiempo las dos mujeres, hechas un manojo de nervios, porque rara vez Matthew Hoo Suin se mostraba severo por algo tan simple.

-bien. Por favor Mina, venga conmigo.-el rubio le cogió del brazo nuevamente y siguieron su camino hacia la oficina Ante la atónita mirada de las recepcionistas y todo el personal que estaba ahí laborando.

-esto... no era necesario hacer eso sr. Matthew -la pelirroja le miró con las mejillas rosadas.

-si, claro que sí. No permito faltas de respeto en mi edificio, ni con mi gente. Además esas chicas trabajan aquí hace ya tiempo, me sorprende su actitud. Las puse ahí precisamente porque se que son amables y tratan al visitante con cortesía.

-entiendo. A propósito, ¿exactamente qué hace usted?

-¿Que hago? -Matthew le observó un segundo, la genuina mirada de curiosidad en el rostro de la chica le indicó que no le estaba tomando el pelo. Entonces sonrió un poco. Vaya, no esperaba que alguien realmente no conociera de él o de la existencia de D.O.M.E. "pecaste de soberbia, amigo" se dijo mentalmente. Olvidó que había gente, muchísima gente, en la ciudad y en todo el globo, que estaba más ocupada ganándose la vida día a día que en ver qué hace el vecino o enterarse de las noticias en la farándula y la alta sociedad.

-si, digo, ¿A qué se dedica? Lilly me dijo que usted protege personas, pero francamente no le entendí mucho...

-ah bueno, pues entonces que tal si le enseño el corporativo mientras le explico. Tenemos tiempo, Mina. Con gusto le enseñaré el lugar.

-¡Si! ¡Me encantaría! -ella le sonrió, con una de esas sonrisas que te iluminan el mundo y el rubio tuvo que obligarse a desviar la vista para no volverse loco con ese simple gesto.

-verá, mi compañía está en el ramo de la seguridad privada. -decía con cierto orgullo el magnate mientras caminaba por el corredor de las oficinas, la joven iba de su brazo, prestando atención a cada palabra del rubio. -en las oficinas atendemos las llamadas de todo cliente que requiere nuestros servicios. Desde guardias para algún banco o cadena comercial, hasta seguridad personalizada.

-¿Como para algun artista o algo así?

-correcto. -sonrió de medio lado- en efecto grandes nombres de la farándula y de empresas multinacionales solicitan nuestro servicio para sus eventos especiales.

-ah, usted maneja una policía privada- dijo ella meditando un poco. Ahora sí entendió lo que quiso decir la pequeña Lilly.

-más o menos. Aquí es donde manejamos los trámites y los contactos. El cliente nos solicita lo que necesita y nosotros le damos algo que se ajuste a lo que requiere. En la parte trasera del edificio esta la academia. Ahí entrenan a los custodios que trabajan conmigo.

-¿Entrenan? ¿A,que se refiere?

-verá, son personal capacitado. Conocen desde primeros auxilios hasta el manejo de armas y distintas clases de defensa personal. Por eso le digo que cubrimos muchos aspectos.

-es increíble, No tenía idea de que existía algo asi. -Mina se mostró realmente admirada con el concepto, cosa que a Matthew no le pasó por alto.- entonces ¿todos sus guardias tienen tantos conocimientos?

El Magnate rió suavemente y le observó mientras la chica miraba desde el barandal de aquel corredor donde terminaba el edificio y daba al patio trasero. Tal y como dijo Matthew ahí había una especie de explanada y un edificio más pequeño que tenía pinta de un colegio o academia. En la explanada varios grupos de jóvenes realizaban diferentes actividades, algunos rutinas de ejercicios, otros trotando y otros más practicando movimientos, probablemente de judo o Karate, Mina no entendía mucho de eso, pero todo parecía realmente impresionante. Matthew no pudo evitar una sonrisa de satisfacción cuando vio la mirada brillante de la chica.

-¿Le sorprende?

-¡claro que sí! Mire cuántos son, algunos se ven muy jóvenes...

-es verdad. Algunos apenas tienen dieciocho años. Terminan sus estudios en la academia mientras entrenan, así cuando terminan tienen una carrera estable y además están excelentemente preparados como guardias, pueden trabajar tanto como un profesionista o en cualquier lugar que requiera seguridad. Incluso en el ejercito o los Marines...

-apuesto a qué es peligroso también.

-si, tiene cierto riesgo. Cubrimos todo en cuanto a seguro médico. Y también tienen un sueldo acorde con la gravedad del trabajo. Entre más riesgo corre alguno de mis guardias mayor es el sueldo... Hay chicos que se especializan en solo una cosa y quiénes dominan más de una habilidad.

-¿Cómo Lucca?

Mina le miró con una media sonrisa y Matthew no pudo evitar acercarse y cogerle por la cintura. Hermosa y perspicaz además. Era una mujercita sumamente intuitiva, y aparentemente la idea que manejaba su corporativo le parecía, o bien muy emocionante o muy novedosa pero a todas luces a la chica le encantaba el concepto.

-si, algo así. Podemos decir que es mi mejor elemento...

Mina amplió más esa sonrisa al sentir la cercanía del rubio, el calor de su cuerpo tan cerca de la frágil figura de la pelirroja le provocaba a ella un hormigueo delicioso por todo el cuerpo, una sensación que no sabría cómo describir.

-¿el mejor de todo D.O.M.E.? -preguntó mirando directamente al guapo magnate, este le devolvió la sonrisa con una más altiva y arrogante.

-No, me temo que no, señorita Graham, el mejor elemento de todo D.O.M.E lo tiene frente a sus ojos...

Había chispas en ese intercambio de miradas, era innegable la química que comenzaba a surgir entre ellos. Los ojos grises de Matthew que tantos años habían lucido apagados y melancólicos comenzaban a recuperar un poco de ese brillo mágico que poseyeron años atrás. Mina sintió el calor subirsele a las mejillas. ¿Sería posible que debajo de ese fino traje Armanni y esa colonia tan sofisticada se encontrara un super hombre como esos de las películas de acción? Se le secó la garganta de solo pensar en ello, si Matthew decía que así era tenía que ser cierto. podía imaginarse a su guapísimo jefe en pantalones deportivos, entrenando bajo el sol, con su blanca piel al descubierto sin la camisa y ese cuerpo, seguramente pefrecto, salpicado con gotas de sudor... La imagen era tan seductora en la mente de la chica que tuvo que deshacerse de ella de inmediato antes que le provocara taquicardia. Matthew sonrió de medio lado cuando la vio apartarse un poco y echarse un mechón de cabello tras la oreja con cierto nerviosismo.

-U-usted tiene un buen sentido del humor, Matthew -dijo algo acalorada.

-¿Eso cree? No bromeo. No me atrevería a ofrecer algo que yo no pudiera supervisar. Cuando inicié con esto hace quince años yo mismo preparaba a mis chicos, Mina.

-¿Quince años?

-si. La compañía en si pertenecía a mi padre. Él trabajaba con acero. Fue así desde hace generaciones. -Matthew suavemente tiró de su brazo para volver a acercarla y caminaron hacia el elevador que conducía al piso de su oficina principal- cuando el murió y la heredé tenía algo más en mente. Cambié el simple acero que teníamos en las fábricas de mi padre por blindajes para automóviles, reforzando edificios y camiones. Yo fui disciplinado desde muy joven en distintas cosas, entre ellas las artes marciales, ya que mi familia tiene raíces orientales...

-ah, ya comprendo. De ahí surgió la idea.

-algo así. Con algunos socios iniciamos una academia, y fue creciendo hasta convertirse en D.O.M.E.

-Que perseverante es usted entonces. -Mina suspiró sintiéndose más tranquila. Hace rato hubo un instante en el que creyó que algo se salía de su control. Pero cómo no alterarse con un hombre como su jefe tan cerca y hablándole con tanta familiaridad.

-vamos a mi oficina por su tarjeta y luego a casa para presentarla con los muchachos.

-¿Eh? ¿Ya es medio día? -la chica miró su reloj de pulsera y en efecto era un poco más de las doce del medio día.

-el tiempo vuela cuando se disfruta, ¿no es cierto? -una mirada cómplice de esos bellos ojos grises hizo saber a Mina que no solamente ella había disfrutado la charla y la visita al corporativo.

-si. Es... Es muy cierto.

-en otro momento le enseñaré la fábrica, estoy seguro que también le gustará.

-será un placer acompañarle. -Matthew nuevamente le ofreció su brazo y ambos entraron a la oficina del rubio mientras una muy sorprendida Elena observa a su jefe llegar con esa chica nuevamente, y con una de las sonrisas más hermosas que le hubiera visto en muchos años.

"¿Quién será esta chica?" Se preguntaba la joven secretaria al tiempo que veía cerrarse la puerta.

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