CHARLAS DE MEDIA NOCHE

El cielo iluminado por una luna amarilla menguante y algunas estrellas escrachando su negrura infinita se veía de lo más hermoso desde el balcón donde la muchacha se encontraba parada. Hace apenas unos instantes había vuelto a su habitación. Fue un día muy ajetreado, desde la visita improvisada al corporativo hasta su recibimiento en la mansión, que si bien no empezó con el pie derecho al menos no estuvo tan mal. Al final acabó llevándose bien con los chicos, aunque al principio Lucy no tuviera la misma idea. Mina descubrió que la rubia no era mala, solo estaba un poco enojada por la manera en que se estuvieron haciendo las cosas en su casa. Además era muy joven, había cosas que todavía no comprendía bien... Como el que su padre la protegiera tanto. Lucy quería ser más independiente... O eso le contó en la tarde...

-uff que día. -la chica se dió la vuelta para entrar a la habitación pero algo captó su atención y la hizo volver sobre sus pasos. En la terraza del jardín donde ellas tomaron te esa tarde un joven descalzo sin camisa de piel canela y cabello oscuro salió a sentarse a tomar el fresco. Llevaba solamente unos pants oscuros, desde donde se encontraba Mina podía apreciar muy bien su semblante. El muchacho se dió vuelta y sonrió al ver a la pelirroja en el balcón del segundo piso.

-hey... -saludó.

-hola. ¿Eres Lucca verdad? -el moreno asintió

-que tal.

-¿vives aquí? -la muchacha arqueó las cejas curiosa

-casi. Tengo mi departamento, pero el Tío Matthew también me asignó una habitación en la casa. -explicó- me quedo más aquí que en la mía, supongo...

-ah. Es que no te vi en todo el día...

-Fui por la diva a la escuela y luego me retiré. Era el aniversario de mi madre y... No me sentí bien. -la sonrisa triste del muchacho le dió suficiente explicación a la pelirroja.

-te entiendo... Mis padres fallecieron hace cinco años.

-lo lamento, no tenía idea. ¿Por qué no bajas? Platicar así es complicado, ¿no crees?

Mina sonrió y asintió. Entró a su alcoba y cogió la bata que habían dejado para ella. ¡No iba a salir en pijama por dios santo! Abrió la puerta y bajó de prisa las escaleras. Hermosas por cierto, mármol blanco con una alfombra en tono vino, con escalones anchos como si fueran de un palacio. En realidad la casa entera era preciosa. Se sentía en el castillo de la Cenicienta, tendría que contarle todo a su abuela cuando la viera el Sábado... Encontró a Lucca al pie de la escalera, ya usando una playera negra pegada al cuerpo. El moreno le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera y los dos salieron al jardín, donde minutos antes estaba sentado él disfrutando del fresco aire nocturno.

-¿Que tal tu día? ¿Difícil?...-el chico sonrió

-algo...

-seh, me imagino que la princesa te hizo sudar la gota gorda ¿o no? -Mina rió

-te refieres a Lucy -Luca también echó una risita al aire

-¿A quién más?

-pues si, al principio. Pero terminamos llevándonos bien... -comentó balanceando los pies. La cerca de cemento que flanqueaba los rosales y que ellos usaban de asiento ahora le quedaba un poco alta.

-discúlpala, Lucy no es mala...

-lo se. Son buenos chicos..

-si. Los conozco de hace mucho...-Lucca sonrió con los recuerdos que tenía de los hermanos.

-algo me comentó el sr. Matthew... Sobre que estás con ellos desde muy joven, y... Que eres de los buenos en D.O.M.E

-bueno, no me gusta presumir pero si. -Lucca rió ufanamente.- Dime algo Mina...

-¿Si?

-tengo curiosidad. ¿Por qué te fuiste esa tarde en la oficina de mi tío? -Lucca le miró directamente. Desde aquel momento el moreno tenía curiosidad por saber la razón, no iba a perder esa oportunidad.

-¿Que quieres decir? -la joven miró al piso algo avergonzada. Si, se vio muy mal esa vez.

-te hablaré honestamente. No conozco una mujer en el mundo que haya salido corriendo como si la persiguiera el diablo de la oficina de mi tío Matthew, es más, ellas matarían por entrar ahí... -Mina rió un poco- pero tú saliste huyendo... ¿Por qué? ¿Te hizo algo, o te faltó al respeto?

-no, no. ¡Nada de eso! Verás el asunto es que...

Y así la muchacha le contó a Lucca DiMarco toda la historia detrás del infame cheque de un millón de dólares que casi le provocaba un infarto. Y claro el muchacho acabó riendo como enano y preguntándose de qué planeta era esta chica, porque fijo, que uno tenía que estar loco para no aceptarlo. Aunque bueno, también su tío Matthew se vio muy drástico haciendo algo así. Pero así era él. Con algunas cosas no tenía mucho tacto. Lucca conocía bien a Matthew a pesar de todo, y sabía también que a veces podía ser algo cabezota para resolver cosas sentimentales.

-ya entiendo... Pero chica ¿Estás loca? Te resolvió la vida y tu dijiste que no...

-apuesto a qué tú también lo hiciste en un principio. -Mina le miró con esos ojos castaños y brillantes y Lucca tuvo que darle la razón. En un principio el también se mostró renuente a aceptar la ayuda del Magnate.

-más o menos... Yo no tuve elección. Mi madre murió cuando era un niño, no tengo más familiares aquí... Tenía miedo, pero el único en quien pude confíar fue Matthew.

-supongo que tienes razón.

-aun así en un principio también lo dudé. Por eso no te culpo... Te debiste llevar un susto muy grande.

-¡nunca había visto tantos ceros en mi cheque! -Mina bromeó y Lucca echó una sonora carcajada. -shhhht!! vas a despertar a alguien...

-oops, es cierto.

-a propósito Lucca ¿Cómo sabes mi nombre? No recuerdo haber platicado contigo...-él se rascó la negra cabellera contrariado.

-pero no te enojes conmigo, ¿Vale? -la pelirroja asintió y el siguió hablando- fue cuando mi tío te llevó al hospital esa noche. Te registró con la ID en tu cartera y luego me llamó por teléfono, me pidió que averiguara todo sobre alguien llamada Mina Graham... Luego supe que eras tú.

-ah, entiendo.

-oye, sobre el tipo del café...

-¿Que tipo? -Mina le miró raro, luego las palabras de Matthew resonaron en la mente del muchacho "que no se entere que fui al café MontBlanc"

-¿Ah? Noo, no nada, olvídalo...-rió nervioso y negando con las manos.

-¿Que hacías sentado aquí? ¿es que no podías dormir? -preguntó cambiando de tema ella. El anterior seguramente sería problemático y estaba de lo más a gusto platicando con el muchacho.

-no. La verdad no. Hoy fue el aniversario de mi madre... La extraño muchísimo... cómo no podía dormir salí a entrenar un poco en el dojo, luego vine a refrescarme.

-¿Dojo? -ella le miró curiosa.

-es el lugar donde suelo entrenar...-se escuchó la voz de Matthew detrás de ambos jóvenes. Lucca se puso de pie como resorte y Mina sonrió al ver al apuesto rubio con una pijama negra igual que la bata que usaba.

-¡Tío! ¡No me espante así por dios! ¿Cuánto lleva ahí?

-lo suficiente. -la mirada seria de Matthew se suavizó- fui a buscarte en tu alcoba y no te hallé Lucca, por eso pensé que estarías aquí... Pero no imaginé que tuvieras compañía.

-oh, eso... -el moreno sonrió algo apenado

-ya hablaremos de eso. -Matthew sonrió un poco haciendo enrojecer de pena al chico.- quería hablar contigo... ¿Todo bien hoy?

-si, estoy bien, Tío. Gracias. -el se mostró un poco triste.

-sabes que puedes contarme cualquier cosa Lucca.

-la extraño...-los ojos de Lucca se empañaron un poco- pero, se que siempre está conmigo...

-eso es. Venga el ánimo. - Matthew le palmeó el hombro.

-gracias Tío.

-ve a dormir, mañana hay trabajo.

-buenas noches, -Se volvió hacia la joven y sonrió un poco- hasta mañana Mina, gracias por charlar conmigo...

-que descanses Lucca. -el muchacho entró de prisa dejando solos a ambos en la terraza del jardín. Ella se sintió un poco abrumada con la hermosa mirada gris de Matthew sobre su fragil figura.

-es usted una caja de sorpresas Mina.-El Rubió sonrió de medio lado

-¿Por qué? -la chica le miró sin entender.

-cuando me fui por la tarde, dejé las cosas algo inestables, con Lucy y Nico discutiendo... la dejé con un problema encima -dijo con honestidad- en la cena me encuentro con que todo está perfecto, Lucy está encantada con su llegada y Nicholai bastante tranquilo. Y ahora también Lucca está contento con usted... Francamente no me esperaba esto.

-bueno, no hice nada en realidad...- Mina le miro a los ojos- solo... No sé, supongo que solo fui yo y ya.

-a eso me refiero, Mina Graham... Usted es especial -Matthew sonrió y se tomó el atrevimiento de acariciar esa blanca mejilla. Mina tembló ante ese dulce roce en su piel- gracias por haber venido, Mina.

-N-no...no diga eso, usted fue quien me ayudó.

Matthew se sintió raro, hacía mucho tiempo que algo o alguien no le provocaba esa sensación. Esa necesidad de estar cerca, de conocerla, de protegerla, de descubrir todo lo que ella era capaz de hacer y alcanzar. De repente como si la piel de ella fuera de fuego Matthew retiró su mano cual si se hubiera quemado. ¿De dónde vino eso? Su asombro fue el mismo que reflejaron los ojos castaños de Mina, quien por un instante quiso saber qué se sentiría que él la envolviera en un cálido abrazo, sentir ese torso de hierro tan cerca de su cuerpo, embriagarse de su aroma a sándalo... Solo de pensarlo se puso colorada.

-uh, lo siento... Creo que yo ya debería ir a acostarme...-dijo de prisa el rubio.

-eh si, yo, yo también...

-a partir de mañana maneje las cosas como mejor considere Mina, lo dejo en sus manos.

-si. Buenas noches sr. Matthew.

La muchacha entró de prisa por la puerta que antes usó Lucca y el guapo magnate se quedó ahí de pie pensando. Necesitaba poner en orden sus ideas, pero por dios que esa niña no ayudaba mucho al caso. Toda la tarde estuvo en la oficina pensando y la mayoría del tiempo ella estaba presente. Tal vez se deslumbró un poco con la facilidad que tenía Mina para adaptarse, además de que era una mujercita muy bella, a pesar de contar con solo 25 años. El mismo Leo volvió a preguntar por ella, seguramente quedó enganchado con la chica.

-y eso que apenas la conoce -dijo más para si que nada.

Bostezó un poco y decidió irse a la cama, de todos modos ya era casi de madrugada, mejor parovechaba dormir un par de horas. Además ya estaba más tranquilo de saber que Lucca estaba bien.

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