Todo parecía tan irreal para mí, Alejandro ahora veía un futuro de los dos; parecía como si estuviera en una película romántica y fuéramos los personajes principales.
Al irse Alejandro, mi mamá se sentó a hablar conmigo, y me repitió que era mi decisión que ella no se iba a negar, pero que si las cosas no salían bien ella estaría con los brazos abiertos para mí.
Al día siguiente acordamos que buscaríamos una casa para los dos y me dispuse a comenzar a empacar mis cosas. Me daba nostalgia de saber que no viviría más con mi madre, pero a la vez sentía emoción de vivir algo nuevo.
Por la tarde, Alejandro me comentó que también había hablado con su madre y que ella le insistió que nos fuéramos a vivir a su casa en lo que encontramos algo adecuado para nosotros; y claro Alejandro accedió sin consultarme antes.
Así que al final de la semana llegó a mi casa y subió mis cosas al coche de su familia. Yo me despedí de mi mamá con un fuerte abrazo, que hasta ese momento no sabía que lo iba a necesitar más a menudo en el futuro.
Cuando llegamos a su casa, sus padres y hermano me recibieron muy contentos; aunque no sabía que solo eran lobos disfrazados de ovejas.
Los días transcurrieron yo quería ser la mejor ama de casa para Alejandro, pero no me salían las cosas como quería, y comencé a notar diversas cosas que al principio parecían solo coincidencias. Al querer preparar comida para Alejandro la estufa no se encontraba disponible, ya que mi querida suegra la ocupaba por completo. Cuando quería lavar ropa, el cuarto de lavado se encontraba todos los días lleno de la ropa de sus padres. Cuando compraba despensa, desaparecía algunas cosas que necesitaba.
Un día llegó Alejandro del trabajo y buscaba unos pantalones para cambiarse, pero ¡ho sorpresa! no estaban limpios, pues yo no había podido lavar. Muy enojado comenzó a reclamar, pero yo con toda la serenidad que me permitía mi mente en ese momento le comenté que su familia lavaba diario y no había espacio disponible para mí.
Muy molesto salió de la habitación y le reclamo a su madre. Gracias a eso pude comenzar a dedicarme a mi pareja como una buena ama de casa. Pero las cosas no pararon ahí. Con forme seguían los días escuchaba a su familia pelear y honestamente no sabía si yo tenía algo que ver.
Antes de cumplir un mes viviendo juntos, comencé a sentirme mal. Pensé que alguna comida no estaba en buen estado, o que iba a enfermar. Alejandro muy preocupado me llevo al médico y cuál fue nuestra sorpresa; había quedado embarazada.
Según las cuentas del doctor y según la ecografía había quedado embarazada aquel día que Alejandro mencionó aquello de que ya me había embarazado.
Al salir de la consulta yo claramente le reclamé aquello. Le pregunté que si estoy lo tenía planeado o que esperaba de mí.
Alejandro trató de tranquilizarme, me dijo que él no había planeado nada. Qué simplemente ese día lo menciono como un presentimiento, pero que no esperaba que fuera real.
Pero ahí estaba un embarazo. Y yo aún no estaba lista para cuidar de alguien más.
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