Usurpando un tono

Zhavan había visto antes al niño usar esa cosa para crear un escudo lo suficientemente fuerte como para aguantar la explosión de uno de sus virotes y justo ahora parecía ser que lo había vuelto a usar deteniendo una oleada de rocas flotantes que de otro modo los habría aplastado a todos.

En juntas ocasiones el niño había terminado en una condición crítica, la respuesta más obvia para ella es que el escudo ponía toda la carga del impacto sobre el usuario.

La tarea de parar aquella segunda oleada que era más grande que la anterior no podía dejársela a Frey. Si bien la orco era la más fuerte entre las dos o incluso más fuerte que cualquiera presente, si se trataba de resistencia y aguante el cuerpo de Zhavan era más apropiado.

— ¿Niño, como utilizas esto? —Pregunto la pequeña mujer llena de determinación.

— ¿Vez el cristal azul en el centro? Solo tienes que poner mucho mana en el… luego giras los transmisores de derecha a izquierda, y cuando conductor mágico brille…

Frey no podía estar más contenta de que su compañera decidiera tomar esa tarea mientras escuchaba la detallada y complicada explicación que el niño le daba.

No fue muy difícil para Zhavan absorber aquel conocimiento y hacerlo suyo, algo que logro sorprender a Ferd. El mismo solo sabía manipular esas cosas porque estaban entre los recuerdos de Arman que se lograban filtrar dentro de su cabeza. Como tal, se había dispuesto a tener que explicarlo más de una vez cuando pensó en dejarle la tarea de levantar el escudo a Frey, y aunque al tomar la labor Zhavan pensó que sería más fácil pues ella parecía tener un gran conocimiento en maquinaria  su funcionamiento, no espera que llegara a tal punto.

Con suficiente tiempo de antelación Zhavan levanto el escudo de energía que era producido por la media esfera metálica que absorbía su mana, eso le produjo una extraña sensación a su cuerpo, una que podía reconocer, era como si estuviese usando magia, solo que no había tenido que conjurar o utilizar un círculo mágico para hacerlo, la magia simplemente era forzada fuera de ella.

La segunda ola de rocas flotantes llego  la pequeña mujer se preparó para aguantar el retroceso del impacto sobre su cuerpo, pero este nunca llego. Las rocas golpearon el escudo incesantemente por varios minutos y el escudo por momentos parecía fracturarse, pero la mujer solo debía alimentarlo con más mana para que se recuperara.

Varias olas de rocas más vinieron hasta que finalmente lograron ponerse a una distancia segura de aquel lugar y redirigir la navegación de las capsulas en busca de una roca los suficientemente grande para estacionarse allí hasta encontrar un método con el cual escapar de vuelta a la civilización.

— Toma esto… —Zhavan dudo por un momento si dar otra poción a Ferd, pero aunque ya hubieran logrado escapar de la nave con vida, no significaba que la emergencia hubiese terminado, decidiendo hacer que la bebiera con una advertencia— No es bueno abusar del poder de las pociones, esto podría traer grabes consecuencias a tu cuerpo en el futuro, pero esta vez necesitamos estar al 100 en cada momento para sobrevivir. Solo, procura no volver a herirte de ese modo.

— Intentare no hacerlo —Respondió el chico mientras bebía el contenido del pequeño frasco de cerámica.

— Sobre todo… ¡No intentes hacer locuras como esa! ¡Si no eres un mago no utilices to mana así!

Al ver que el escudo logro absorver todo el impacto sin causarle ningún daño a su cuerpo Zhavan había llegado a una nueva conclusión. Prestarle su mana a aquella máquina para que activara el escudo e sentía muy parecido a usar magia, solo que de forma forzada, entonces las secuelas sobre el cuerpo del chico no eran producto del impacto, eran producto de forzar su cuerpo a usar magia sin que este fuera apto para dicha acción.

— Pero si lo soy… —Respondió Ferd con un tono de frustración bastante profundo— Al menos solía serlo.

La respuesta fue algo inquietante y a Zhavan le tomo algunos segundos procesarla para llegar a entenderlo. Bueno, eso podría significar muchas cosas viniendo de un adulto o un anciano, pero que un niño hablara de algo en pasado reducía bastante el campo de posibilidades y en este tema en particular no debería haber muchas posibilidades para un “Solía serlo” y menos aun cuando este estaba fuera de casa por su cuenta.

Si fuera algo como una prohibición de sus padres o algo por el estilo, para alguien tan valiente como él había demostrado ser, ahora que no tenía supervisión alguna, seguro no le importaría intentar seguir siéndolo.

Pero si se tratara de alguna clase de complejo o trauma… no, en ese caso no habría motivo para intentar hacerlo con medios externos, sería igual de estimulante para su psique.

Bueno, cualquier cosa a pensar seria en realidad un intento de distracción en la mente de Zhavan para alejar sus pensamientos de la respuesta obvia a la que llego desde el comienzo. Habían dos hechos clave que harían que la respuesta fuera inconfundible, el niño decía haber sido mago y su cuerpo padecía efectos adversos al usar su mana.

Pasando saliva para tomar valor de ver lo que necesitaba para confirmar lo que pensaba, cerro la poca distancia que había entre ella y el chico, y tomo ligeramente el bordillo de la camisa de este para levantarla obteniendo una vista de su vientre.

Incluso si se había preparado de antemano, los ojos de la chica verde se horrorizaron al encontrar la prueba de lo que buscaba. Una cicatriz de aproximadamente 15 cm de longitud bajaba a través de su costado derecho.

Esta no era el área en que se especializaba Zhavan, pero al haber vivido poco más de 100 años, ella sabía bien de que se trataba eso y no podía creer que aun siguiese practicándose un acto tan despiadado y cruel como ese.

Lo siguiente que supo ella es que se encontraba a si misma abrazando al chico para mostrarle simpatía, acto que en un principio incomodo a Ferd, pero al saber de qué se trataba solo lo acepto sin oponer resistencia.

Reino N’ras. Castillo real.

— ¿Los preparativos para eso están listos?

— Si, su majestad. Todos los soldados están en su lugar podemos proceder en cuanto comience la audiencia real.

— Muy bien, muy bien. Todo debería comenzar a mejorar a partir de hoy. Por ahora ve a tu lugar, tengo asuntos de que ocuparme antes de comenzar.

— ¡Si seño!

En cuanto el guardia que estaba hablando con él se marchó, el viejo rey empujo suavemente la puerta a un lado del pasillo abriéndose paso a la habitación que esta resguardaba. En su interior, figuras de mármol labradas cuidadosa y delicadamente decoraban las paredes magenta. Tales figuras en tamaños más grandes podrían ser consideradas obras de arte de calibre nacional, pero estas habían sido hechas a una medida que cupieran en la pequeña mano de una niña con la intención de que ella pudiera jugar con dichas figuras. Estas eran simples juguetes.

La dueña de la habitación era la princesa Chloe. Ella ahora mismo se encontraba acostada en la cama roja con volantes dorados que había en el centro de la habitación y junto a ella un par de sirvientas que le vigilaban y le atendían. Ninguna de ellas era la chica habitual que siempre estaba a su lado.

— Nana… quiero ver a Nana ¿Dónde está? —La voz de la niña era débil y somnolienta, se encontraba en proceso de recuperación pues recientemente un médico de tierras lejanas había venido para darle tratamiento a una extraña enfermedad que la pequeña padecía. Esa era la versión que aquel viejo rey había dicho a todos.

El anciano médico que apenas si veía con sus propios ojos, había hecho un procedimiento quirúrgico en la pequeña princesa mediante el cual le implantaba una glándula mágica perteneciente a alguien más, pues la suya propia era tan minúscula como una lenteja, haciéndola no apta para el uso de magia intermedia o superior.

A ella eso último no le importaba realmente, ella soñaba con ser una caballera junto a sus amigas. Con respecto a las personas a su alrededor, tampoco pensaban en ello ya que al ser la quinta princesa tenía 4 hermanos mayores que eran mejores candidatos al trono.

Pero había alguien a quien si le importa y mucho, pues ese hecho influía negativamente en sus planes futuros.

— Mi pequeña princesita, tu querida Nana está tomándose unas vacaciones ahora mismo, ella no podrá venirte a verte por un largo tiempo.

— ¿Papi? Me… me duele mi pancita, siento como si me estuviera quemando.

— Descuida mi niña, el dolor ya pasara. El dolor te hará más fuerte. Si eres una buena chica y aguantas papá te hará una gran fiesta en el salón principal.

— ¿De verdad? ¿Y podre invitar a Nicky?

— ¿Nicky? Hmmm… creo que ella no podrá venir, pero ¿Qué tal Lora? Se ve exactamente igual a Nicky, debería funcionar.

— No… No es igual, me agrada Lora y la quiero mucho, pero Nicky es… hmmm… ella es mi persona favorita en el mundo. Eso es porque…

Aquel porque Chloe prefirió no decirlo al recordar que su padre solía ser algo estricto con ella, exigiéndole siempre que fuese mejor que sus hermanos y aprendiera a destacar de buena forma, aunque estar en presencia de los 3 mayores la asustaba mucho. Nicky era igual que ella, una chica asustadiza, pero incluso cuando estaba llena de miedo se mostraba sonriente y activa, afrontando sus temores de una forma que ella misma no podría.

— Si ella no puede venir, yo iré a verla.

— Claro… después iremos a verla juntos.

“A su tumba”, pensaba el viejo en su interior, muy seguro que a estas alturas el cadáver de la niña se estaría pudriendo en algún lugar en el espeso bosque.

Sosteniendo un paño humedecido con  alguna sustancia de dudosa procedencia sobre la nariz de la pequeña, el viejo rey hizo que esta se durmiera y su fachada de buen padre se desvaneció al retorcerse su ceño y labios en una mueca de disgusto.

— ¿Esa mocosa Nana aun no aparece? —gruño a las dos sirvientas que vigilaban el reposo de la pequeña princesa.

— No señor. Parece como si la tierra e la hubiera tragado. —Respondió una de ellas manteniéndose estoica ante su rey.

— Es probable que no la encontramos nunca bajo la descripción que su majestad nos ha dado —Añadió la segunda extrayendo de la bolsa de su delantal un pequeño frasco cuyo contenido eran pequeñas capsulas moradas— Encontré esto en su habitación cuando fui a investigar.

El  rey tomo el pequeño frasco entre sus dedos y lo acerco curioso a su nariz para olerlo— ¿Qué es?— Pregunto

— Se trata de una medicina que sirve para cambiar la apariencia externa de forma temporal. Normalmente lo usa la gente bestia y otras razas para pasar por humanos, pero también puede ser usado del modo opuesto.

—  ¿Eso quiere decir que ella podría ser cualquiera? Joder, la hemos perdido por completo, si quisiera ya podría estar cruzando la frontera y nadie se daría cuenta.

— En cuanto a eso, hemos ordenado puestos de control en todas las puertas fronterizas, cualquiera que no tenga una identificación adecuada será detenido y procesado para verificar si es quien aparenta ser o no.

— Oh, Bien hecho. Ustedes dos son muy listas. ¿No les interesaría gobernar este país junto a este viejo?

Tal atrevida pregunta logro que una de las sirvientas se pusiera un poco nerviosa al no saber cómo negarse sin ser grosera. Por suerte su compañera era más versada en lidiar con ese tipo de situaciones en que los contratistas intentaban pasarse de listos, pes llevaba trabajando más tiempo en su compañía.

— Esa es una oferta muy tentadora su majestad, pero ha de saber que el pago mínimo por cada trabajo en nuestra agencia es del 30% de las ganancias. ¿Planea usted darnos un territorio tan grande en este reino?

— Caug… caug… —El viejo rey fingió algo de tos para desentenderse del tema— Cierto, aun no soy dueño de este reino. Por ahora sigan cuidando de Chloe, yo iré a la audiencia real.

— ¡Si señor! —Contestaron a una voz las dos mujeres para despedir al rey que se marchaba tras dejar su orden.

La sala del trono estaba completamente llena, todos los nobles del país se había reunido con el pretexto de una audiencia con la reina. Todos esperaban con ansia lo que la mujer más importante de la nación tendría para decirles.

El sonido de pasos procedentes del pasillo que conectaba al salón justo a un lado del trono silencio el sonido de muchas voces hablando al mismo tiempo, pues se intuyó que la reina estaba por entrar.

La monarca, escoltada por un par de guardias cuyo tamaño duplicaba el de un humano promedio, camino hasta su trono luciendo un poco fatigada y molesta. Con s rostro descansando sobre una de sus manos extendió su mano libre a su audiencia, indicándoles a los representantes de las diferentes facciones de nobles pasar adelante.

Ellos se miraron unos a otros algo confundidos, pero aun así obedecieron, caminando delante de sus compañeros nobles. Todos menos uno.

Seridan Balanc, representante de la facción renacentista, opto por quedarse en su posición entre la multitud, junto a su esposa, quien además era la hermana de esta reina.

— ¿Algo esa mal? —Pregunto ella confundida, sabiendo que su esposo era el tipo de persona que tomaría cualquier oportunidad de beneficio.

— Todo bien, cariño. Solo, no estoy de humor el día de hoy.

Una vez que los representantes se encontraban inclinando sus cabezas delante del trono, la reina, quien masticaba un trozo de manzana que acababa de poner en su boca despidió a las doncellas que se reunían a su alrededor para servirla, quedando solo aquellos dos guardias de gran tamaño, provenientes de los clanes barbaros justo como ella y su familia.

— Y bien ¿Qué es eso que necesitan decirme con tanta urgencia?

La pregunta dejo algo confundidos a todos los oyentes. Ellos estaban allí porque habían recibido una notificación donde se les indicaba que ella necesitaba hablarles asuntos muy importantes.

— ¡Su majestad, nosotros atendemos a su llamado! —Respondió quien encabezaba al grupo muy confundido y nervioso.

El brazo derecho del trono fue aplastado y destrozado por un golpe de la mujer que ahora se veía muy furiosa. Sus súbditos dieron un paso atrás muy asustados, pero su furia no iba dirigía a ellos, ellos más bien la preocupaban.

— ¡Todos, en guardia! ¡Es una trampa!

*¡Bom!*

Tan pronto como la reina emitió aquella advertencia, una gran explosión sucedió a su respaldo enviando a volar a uno de sus guardias contra el muro trasero del salón.

Eso claramente había sido un ataque con intensión de matar, aun así el hombre un poco tembloroso volvió a ponerse en pie.

— Jaajajajajaj ¡Increíble! ¡Tal como se esperaría de los legendarios clanes barbaros!

El viejo rey que recién llegaba por la puerta principal, reía histérico junto a él un grupo de soldados armados entro a la sala del trono y rápidamente rodearon a todos los nobles apuntándoles con lanzas y espadas.

— Pero aún más sorprendente eres tu Rayelia. Siempre tuviste un gran instinto para el campo de batalla. Tu talento se desperdicia ocupando el trono real.

— Oswald… ¿Qué mierda significa esto?

Aunque preguntara eso, ella ya estaba muy segura de lo que las acciones de su esposo significaban, al punto que empuñaba su espada lasa para la batalla. Sin embargo se tomó la molestia de preguntar dándole la oportunidad de que se retractara de aquel plan de traición, algo que él no estaba dispuesto a hacer.

— Es tal como vez. Me he hartado de la gestión que le ha dado tu familia a este reino y he decidido corregir algunas cosas. Pero para eso hace falta que el antiguo régimen caiga y uno nuevo se levante. Solo espero que no pongas resistencia innecesaria, sería una pena tener que prescindir de tu gran poder militar.

La sangre bárbara de la mujer hirvió ante aquella sugerencia ¿Rendirse sin dar una apropiada batalla? Ella era la más fuerte allí ¿Por qué habría de hacer tal cosa?

O al menos así sería su reacción ideal pensada, pero antes que pudiera mover un solo musculo la cabeza de los 5 representantes de facciones caerían rodando a sus pies.

— Ahora bien, sé que lo tuyo no es sentarte pacientemente mientras miras como suceden las cosas, pero por el bien del resto de tus súbditos esperemos que puedas comportarte.

Contenerse no era algo que su familia supiera hacer muy bien, menos cuando su adversario estaba tan cerca que todo lo que tenía que hacer era extender su mano para acabar con la vida de este. De hecho eso fue lo que ella hizo, en un pestañeo el cuello de aquel hombre se había quebrado entre las manos de Rayelia, la rebelión había acabado tan pronto como había visto la luz del día, o al menos eso creyó ella en el momento, pero su pensamiento fue derribado al instante.

— ¡Ah, mi dulce Rayelia! ¡Siempre tan lista pero a la vez tan inocente!

La mujer regreso su mirada hacia el cadáver del hombre que acababa de matar, pero la realidad fue distinta a la que esperaba ver. Oswald se estaba poniendo en pie, con su cuello retorciéndose mientras volvía a acomodarse en su forma original.

— De verdad esperaba que pudiéramos hacer esto de modo pacífico. Tu decisión te saldrá muy cara.

— ¿Qué? ¡No, espera!

En tan solo un pestañeo de la mujer la mitad de sus súbditos de más alto rango habían sido eliminados, logrando quebrantar su espíritu de pelea.

SI tan solo hubiera actuado de modo más prudente, todos ellos estarían vivos, era el pensamiento en su cabeza. Pero aún quedaba la otra mitad de ellos que debía proteger.

Todo había sido fríamente calculado por el viejo rey Oswald.

Dos de los soldados que lo acompañaban patearon la parte traerá de las rodillas Rayelia para hacerla caer de rodillas ante el hombre, acción que los guardias de ella no tomaron muy bien y estamparon a aquellos soldados contra la pared. El par de soldados no volvieron a levantarse y a través de las rendijas de sus armaduras salían ríos de sangre. El golpe los había estallado.

Eso no pudo importar menos a Oswald, él se encontraba disfrutando de la imagen de aquella férrea dama, de rodillas ante él, con una expresión de impotencia en su rostro.

Acercándose le acaricio el rostro hasta llegar a su corona, la cual arrebato para juguetear un poco con ella haciéndola girar en sus dedos.

— Venga, quita esa cara larga. Al menos te dejare conservar tu título como reina, solo que la autoridad desde ahora recaerá sobre mis hombros.

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