Nicky

— ¡Nicky, por aquí!

Siguiendo la voz de su hermana mayor, Nicky corrió por en medio de los arbustos que se alzaban de lado y lado del camino.

Vuelta a la derecha, vuelta a la izquierda, encrucijadas… Lora y Nicky prácticamente habían crecido dentro de aquel laberinto que se encontraba en el jardín de la mansión de sus padres y ya se lo sabían de memoria. Pero tras algunos giros en aquella ocasión, las paredes del laberinto parecían cambiar sus posiciones, deformándose la forma del laberinto. Ya no era más el laberinto que las chicas conocían y como si el mundo se empecinara en hacer la situación más aterradora para la pequeña Nicky, la voz risueña de su hermana mayor Lora, sonaba cada vez más lejos.

— Lo… ¡Lora, por favor espérame!

La voz de la niña era algo quebradiza, se encontraba demasiado aterrada por la extraña situación, pero aun así logro juntar suficiente valor en su pequeño pecho para hacer que sus piernecitas corrieran a través del laberinto hasta que finalmente logro encontrar la salida, pero lo que le esperaba afuera no era nada agradable.

Era una ciudad desconocida, con arquitectura desconocida y un montón de personas desconocidas que eran masacradas por terribles monstruos. Muy aterrada, la pequeña sentía que de algún modo eso era su culpa y que debía haber hecho algo para evitarlo, pero ella no poseía fuerza o poder alguno para hacerlo.

Dándose media vuelta se disponía a correr de vuelta al laberinto con la esperanza de que al volver a cruzarlo todo estaría de vuelta a la normalidad. Pero en ese momento una mano tibia y húmeda por la sangre, le agarro del tobillo, congelándole cada articulación en el cuerpo.

La niña giro su rostro y una mujer desconocida, estaba tirada en el suelo con su mirada levantada para hacer contacto visual. La mujer tenía una expresión de desesperación que se caló en la mente de la pequeña y con una voz de agonía y nostalgia pregunto…

— ¿Capitán? ¿Por qué…?

Dando un salto fuera de sus sabanas, la pequeña Nicky despertó llena de terror. So respiración era muy agitada y sus manos sudaban frio. Ella miro a su alrededor conociendo en medio de la oscuridad su propia habitación, luego miro a un lado en su cama y encontró su propio rostro… no, ese era el rostro de su hermana mayor Lora, quien dormía plácidamente.

Al ver la tranquilidad en el rostro de Lora, Nicky logro calmarse a sí misma de aquella terrorífica pesadilla. Aun así la oscuridad de la noche seguía dando mucho miedo y se apresuró a meterse debajo de las cobijas abrazando a su hermana.

— ¿Eh qué? —Lora estaba un poco confundida por despertarse cuando aún estaba tan oscuro, pero enseguida se percató de lo que ocurría, después de todo eso era algo que pasaba frecuentemente desde que tenía memoria y probablemente incluso antes— Tu… ¿otra vez tuviste una pesadilla?

— Si… lo siento.

— Ya, ya… buena chica.

Aunque ser despertada en medio de la noche no era muy agradable, tener a su pequeña hermana, como un sumiso cachorrito buscando protección, sí que era una sensación encantadora. Después de todo, durante el día Nicky era una chica muy hiperactiva, resultando difícil seguirle el ritmo incluso a los sirvientes que ya eran adultos en su mayoría.

Cuando el sol finalmente salió, una mucama entro a la habitación de las hermanas, luciendo un poco apurada.

— ¡Jóvenes señoritas, es hora de levantarse!

Su voz era alta, no demasiado como para que se confundiera con un grito, pero si lo suficiente para que se reconociera una firme orden. Después de todo era su deber que aquellas dos se mantuvieran al día con sus tareas diariamente.

— ¿Ya es de día? —Pregunto Lora tratando de incorporarse. Viéndose incapaz de separar sus parpados, para ella aún estaba todo muy oscuro.

— 5 minutos más… o mejor 5 año. —Por parte de Nicky, no parecía haber esfuerzo alguno por despegarse del colchón.

— ¡Cielos, ustedes dos, nomás mírense! ¿Otra vez se han estado develando?

— No se puede evitar, Nicky volvió a tener una pesadilla.

— ¿Pesadillas de nuevo? ¿Debería llamar a la doctora Lu?

Al escuchar el nombre de aquella doctora un frio recorrió el cuerpo de las pequeñas, logrando que el sueño se espantara por completo. Esa extraña mujer era aterradora de muchas formas y nadie en su sano juicio quería ser visitado por ella. Aun así tras pasar saliva y con una mirada desamparada, Nicky asintió con la cabeza un par de veces.

— Por favor… llámala.

— Pe… pero Nicky… esa mujer es… —Lora no le parecía buena idea, incluso si no era a ella a quien iban a revisar.

— Lo se… pero son más aterradoras las cosas de mis pesadillas.

La mucama en un principio pensó que aquel asunto solo era una excusa de sus jóvenes señoritas y menciono a la doctora Lu queriendo asustarlas, pero tras escuchar la corta conversación comenzó a preocuparse. La pequeña Nicky o mentía muy bien o se sentía muy mal.

— Entonces hablare con los señores para que concreten una cita con la doctora. En cuanto al evento de hoy…

Ya que sus mentes aún se encontraban en letargo, las niñas solo podían pensar en el momento y en lo que las tenía tan agotadas,  pero a la mención de aquel evento por parte de la mucama, comenzaron a respirar ánimos renovados.

Con un fuerte salto, Nicky salió de la cama y se escabullo rápidamente hacia el cuarto de baño, Lora por su parte actuó de forma más tranquila y apropiada para una pequeña señorita, poniéndose en pie mientras levantaba sus brazos para que su sirviente se ocupara de prepararla para el nuevo día.

— Por favor Naella, elije algo elegante y recatado para mí.

— Si, m señorita.

Para la mucama era muy satisfactorio que Lora tuviese un adecuado comportamiento que le indicara que estaba haciendo bien su trabajo, después de todo el comportamiento de Nicky era…

— ¡Kyaaaa! ¡No señorita, por favor no juegue con ellas!

La voz que se quejaba y gemía en el salón de baños era la de otra criada cuyo deber era el aseo de las dos jovencitas.

— Parece que la señorita Nicky vuelve a ser la de siempre. Después de todo su sueño no fue un asunto grave. —Concluyo Naella al escuchar tal bochornoso escándalo.

— No es así. —La corrigió Lora con una expresión de preocupación y angustia— Justo ahora esta tan asustada que olvida que necesita contenerse. Cuando esta así se vuelve más insoportable que nunca.

— ¡Lora, te estoy escuchando!

La enfadada Nicky corrió fuera del baño, con tan solo una pequeña prenda bombacha de encajes cubriendo la parte inferior de su cuerpo, y una barra de jabón en su mano, la cual arrojo con la intención de golpear a su hermana, pero dicho ataque fue bloqueado por la mucama que permanecía estoica ante la situación.

— Señorita Nicky no debería correr por ahí desnuda aunque se encuentre en su propia habitación.

— No hay problema, todas aquí somos chicas —Se excusó Nicky.

— ¡No importa si solo hay chicas aquí, mostrar tu cuerpo desudo sigue siendo algo indecoroso!

La queja de Lora parecía entrarle a nicky por un oído y salirle por el otro, junto a una respuesta desdeñaste.

— ¿Tan indecoroso como pararte desnuda frente al espejo del baño y alabarte a ti misma?

— ¿Eh? ¡Eso no es lo que yo…! ¡Eso en realidad era…!

Lora no lograba que una explicación saliera de sus labios, principalmente porque no quería que nadie supiera lo que en realidad estaba haciendo y con el nerviosismo de sentirse casi descubierta, le resulto muy difícil pensar en alguna excusa.

Naella, que no se esperaba algo así por parte de la mayor entre las dos pequeñas señoritas, no pudo evitar el desconcierto. Pero eso no debía significar ningún problema si Lora sabía mantener ese tipo de cosas en privado.

— Se… señorita Lora, todos tenemos algunas cosas con las cuales mitigar el estrés, siempre y cuando no deje que nadie más lo vea y mantenga su imagen pulcra ante la sociedad, no hay nada de qué preocuparse. Y usted señorita Nicky será mejor que no mencione nada de eso en público, de lo contrario podría…

Cuando la mirada de la mucama volvió sobre la pequeña Nicky, se encontró con ella desechando el hermoso vestido rosa, con volantes y flecos blancos y rubíes encajados, que había sido preparado para ella especialmente para esta ocasión, y vistiendo en su lugar unos pantaloncitos cortos bombachos y una camisa blanca de mangas largas, junto con un par de tirantes que se sostenían sobre sus hombros y se cruzaban en su espalda.

Aunque no eran ropas de mala calidad como para decir que es lo que usarían los plebeyos comunes, tampoco era algo que se le viera a usar a una noble señorita. ¿Tal vez los hijos de comerciantes? No, las niñas de un comerciante probablemente usarían algo más notorio a fin de llamar la atención de los nobles, eso probablemente era lo que usarían los hijos de la servidumbre de una familia rica. De hecho Naella tenía un hermano pequeño que solía vestir ropas similares.

— se… Señorita Nicky, su vestido…

— ¿Bromeas? ¡Si me pongo esa cosa no podre moverme libremente, eso sería un desperdicio en un día tan importante como hoy!

— Señorita ¿Qué rayos piensa que se hace en una fiesta de tea?

— ¡Jugar, por supuesto!

Naella y Lora palmearon sus frentes  ante la respuesta despreocupada de Nicky, casi sintiendo la necesidad de cancelar su asistencia al evento al que las dos pequeñas habían sido  invitadas y esperar a que aquella hiperactiva chica se encontrase más estable. Pero es solo debía ser su último recurso, después de todo la anfitriona de aquel evento era la quinta princesa del reino Artamma.

Por otra parte esa princesa era también una pequeña niña que aún no había sido presentada a la sociedad, al igual que aquellas dos jóvenes señoritas, por ende, a los ojos de los adultos esa “fiesta de tea ” podría ser vista como poco más que un juego de niños.

Al hallarse a si misma pensando de ese modo, Naella uso las palmas de sus manos para golpearse en ambas mejillas y prosiguió negando con fuerza al menear su cabeza a ambos lados.

— ¡Eso no está bien, señorita Nicky! ¡Incluso si no es un evento formal, necesita vestirse y comportarse a la altura! ¡Esto va a ayudarle en el futuro cunado deba a asistir a los eventos reales de la alta sociedad!

— ¡No quiero! ¡Ni loca salgo con toda esa ropa encima en un día tan caluroso!

Antes que Naella pudiera reaccionar, Nicky ya había corrido fuera de la habitación y tan solo pudieron escuchar las pisadas apresuradas sobre los pisos de roble, alejándose.

— ¡Que mal! ¿Qué se supone que les diga ahora a los señores? ¡Ya se, mejor cancelemos la asistencia de las señoritas por esta vez!

— Naella, estoy segura que su alteza Chloe estará muy decepcionada si mi tonta hermana pequeña llegase a faltar a su fiesta de tea. Solo diles a mis padres que Nicky sufrió un ataque la noche anterior y por eso estaba incontrolable esta mañana. Ellos sabrán comprender.

— Comprendido, entonces iré a informarles de inmediato.

Una vez que las mucamas asistentes terminaron de asistir a Lora con cada detalle de su vestimenta, la pequeña hizo un suave ademan con su mano, indicándoles que salieran de la habitación.

Al quedarse sola, Lora se acercó a su ventana desde la cual podía tomar una vista de una gran torre que se alzaba hacia el centro de la ciudad, con un enorme reloj en la parte superior, el cual se alcanzaba a ver en un radio de 10 km.

— Aun queda algo de tiempo. —Murmuro la pequeña dama, cerrando las cortinas, de modo que el sol no podía mirar al interior de la habitación.

Con un ligero y juguetón paso la niña se acercó a un espejo ubicado en frente de su cama y al llegar a este tomo un vistazo de su reflejo, posando y modelando las  finas ropas que traía encima.

— ¡Eres tan hermosa! ¡Deberías vestir más seguido este tipo de ropas, te quedan muy bien! ¡Si tan solo siempre estuvieras así de calmada!

En ese momento Lora recordó el suceso de aquella noche anterior, al despertarse entre los brazos de su hermanita Nicky quien buscaba algo de seguridad… — Si, justo como en ese momento —

A través de los muros de piedra que rodeaban los pasillos en el castillo real, una pequeña señorita  de rubios cabellos cortados a la altura de sus hombros y hermosas vestiduras de lino y seda, decoradas con encajes de oro, intentaba escabullirse para llegar a uno de los tres grandes salones. Ella había separado uno de estos a fin de recibir a sus dos mejores amigas para tomar el tea, aunque como se supondría para alguien de su estatus en estos caso, invitar solamente a  las hijas del marquesado, incluso si no era un evento oficial, ya que no tenía la edad suficiente para auspiciar uno, podría ser desconsiderado para otras familias nobles.

Al final la joven princesa termino invitando a las hijas de 5 familias más, por ende, haciendo necesario usar uno de los grandes salones para recibirlas.

Al llegar junto a una gran puerta, que en fechas importantes estaría custodiada por dos miembros de la guardia real, la princesita empujo con todas sus fuerzas para lograr moverla un poco y así mirar al interior, donde una gran mesa soportaba todos los preparativos para su evento.

Una sonrisa llena de ilusión brillo en el rostro de la chica, quería entrar ahora mismo allí, pero antes que pudiera dar un solo pasó  alguien la sujeto por la muñeca trayéndola afuera del salón.

— No está bien, su alteza. Incluso si es la anfitriona, ya que es miembro de la realeza, ningún invitado puede llegar después de usted al lugar del evento. Necesita ser paciente y esperar a que sus invitados se hayan reunido antes de hacer su entrada.

— Yo… solo quería echar un vistazo, nada más.

Se quejó la pequeña princesa, siguiendo obedientemente a su sirvienta personal, la cual solo sería unos 5 o 6 años mayor que ella.

— No tiene por qué preocuparse, su alteza, yo personalmente supervise los preparativos, estoy segura que serán del agrado de sus invitadas.

— ¿De verdad? ¿Crees que a Lora y a Nicky va a gustarles?

— ¿Eh? Bueno… —la sirvienta rasco su mejilla con nerviosismo al no estar segura de su respuesta, ya que una de las personas mencionadas era algo problemática— La señorita Lora estoy segura que estará satisfecha, pero la señorita Nicky… ella es un caso aparte.

La pequeña princesa Chloe espero pacientemente hasta que la torre del reloj marco la novena campana. Quería salir corriendo al salón inmediatamente cuando fue la hora, pero noto de inmediato la seria mirada de su sirvienta y se contuvo, respirando profundamente.

Caminado con calma fue hasta el tercer gran salón, esta vez un guardia procedió a abrirle la puerta y así finalmente podría iniciar el evento con sus amigas, o así se esperaba que fuese, pero al ingresar al tercer gran salón, todas sus invitadas se encontraban de pie en una esquina. La mayoría de ellas parecían intimidadas.

En cambión, sentadas a la mesa, en los lugares que debían estar ocupando aquellas chicas se encontraban algunas señoritas junto a la tercera princesa. Ellas bebían el tea y comían las galletas que habían sido preparadas para las amigas de Chloe, mientras reían y discutían asuntos triviales como si fueran los temas de más alta importancia.

La pequeña se sintió muy frustrada al punto que quería gritar. Para alguien de su edad una pataleta y un berrinche sería algo normal al tener a uno de sus hermanos mayores arruinando algo que le había costado tanto. Pero siendo una princesa eso sería inapropiado.

— ¡Ah! ¡Es Chloe!

La primera en notar la presencia de la pequeña princesa fue Nicky, saliendo a su encuentro de inmediato, sorprendiendo a todas las presentes con su irrespetuosa personalidad y falta de modales. Todo el ambiente que se había gestado, fue completamente quebrado por aquella pequeña acción.

¿El ambiente que se gestaba?

Bueno, básicamente la tercera princesa, quien era hija de la quinta reina intentaba suprimir y provocar a la quinta princesa que era hija de la reina consorte. Menospreciando a sus invitadas y tomando los preparativos del esfuerzo de su sirvienta sí misma, la tercera princesa esperaba que la pequeña e inmadura Chloe terminase humillándose a sí misma, pro en su lugar había aparecido una variable inesperada.

El asunto es que cualquier intervención por parte de cualquiera de aquellas niñas intentando interceder de cualquier forma posible podría ser interpretada como la falta de competencia de la quinta princesa para arreglar sus propios asuntos. Pero Nicky no había actuado de ninguna forma que pudiera ser esperada, ella tan solo saludo a su amiga, sin darle la más mínima importancia a cualquier otra cosa sucediendo alrededor.

SI eso fuera posible tenerlo en poco, la chiquilla mal vestida para la ocasión, al punto de ser posible confundirla con la servidumbre, había hablado de forma tan casual a un miembro de la realeza en frente de todas aquellas señoritas nobles.

Tal comportamiento requería ser corregido pero Chloe claramente no tenía ninguna intención de hacerlo. Ya que ella era solo una niña aun, al no defender de forma adecuada el honor de la familia real probablemente se lo pasarían con un par de palmadas en las manos. El problema aquí es que Chloe no era la única miembro de la familia real presente y para la tercera princesa si habría un castigo ejemplar si no tomaba las medidas correctivas adecuadas.

Eso era algo que ella sinceramente consideraba Humillante. Había llegado hasta este punto a fin de suprimir a su hermana menor, pero ahora se vería forzada en salir en su defensa por culpa de la imprudencia de esa pequeña pelirroja.  ¿Una apropiada medida correctiva? La tercera princesa simplemente quería golpearla, azotarla contra el suelo y romperé uno de sus brazos. Pero tal cosa no se vería nada elegante de su parte.

¿Tal vez una humillación pública? Eso era algo más plausible, y era algo que no tenía que hacer por su propia cuenta, así no saldría en defensa de su molesta hermanita, pero si alguien llegaba a preguntar después, podría jurar que si lo había hecho. Un corto intercambio de miradas con una de sus compinches y esta supo de inmediato lo que debía hacer.

La copa en la mano de aquella joven noble se meció un poco, mientras la mujer esbozaba una ligera y sutil sonrisa. Chloe, quien al haber crecido en medio del competitivo ambiente que tenían sus hermanos mayores, pudo reconocer el gesto y sabía lo que pretendían.

La pequeña princesa sabía soportar las muchas cosas que le lanzaban sus hermanos, pero si algo de eso podría salpicar a una de sus preciadas amigas, no estaba dispuesta a tolerarlo. Armándose de valor dio un paso al frente, poniéndose en medio de Nicky y aquella joven noble y lanzo una fiera mirada a su hermana mayor.

— ¡Alteza Francy! ¿Podríamos hablar un momento a solas?

Esa fue la gota que reboso el vaso, logrando que Francy, la tercera princesa, sintiera un profundo odio a la pequeña mocosa que había interrumpido sus planes. Ahora Chloe había logrado controlar sus emociones y mediar la situación de la mejor forma posible y sin perder el control.

Si aceptaba aquella improvisada audiencia, tendría que soportar las quejas y reclamos de su hermana pequeña, pero si al contrario no lo hacía, ella seria libre de arrojarle toda su basura en frente de todas ellas, sin que eso se considerara inapropiado. Su mejor opción era aceptar.

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